Chereads / Infinitus: Tomo 2 / Chapter 8 - Capítulo 8: El sacrificio contra el tiempo

Chapter 8 - Capítulo 8: El sacrificio contra el tiempo

Aiden avanzaba solo por el bosque, sintiéndose agotado. Sus ojos pesaban y recordó que no había dormido mucho últimamente. Se sentó bajo un árbol, dispuesto a descansar, pero algo lo despertó: un grito de dolor.

–¡Me cago en la puta! –Exclamó Aiden furioso.

No muy lejos de donde se encontraba Aiden, Ágata estaba siendo golpeada por dos personas que intentaban quitarle tres gemas que llevaba consigo: grandes gemas, cada una de un color diferente: rojo, verde y amarillo. Las gemas no tenían una forma definida, pero irradiaban una energía extraña.

–¡Entrega las tempostontes y puede que nuestro señor te perdone la vida! –exclamó uno de los dos hombres que golpeaban a Ágata repetidamente. Aiden se presentó tras ellos y los miró furioso.

–Hijos de puta... – Con una simple patada, Aiden se deshizo de ambos enemigos al mismo tiempo. Luego se giró hacia Ágata para revisar su estado y se dio cuenta de que sus heridas no eran graves. Cuando Ágata se percató de la presencia de Aiden, se quedó paralizada por un momento, pero luego saltó para abrazarlo al borde de las lágrimas.

–Aiden… Lo siento mucho, intenté mejorar de verdad, intenté ser una mejor persona, pero parece que no puedo… –Dijo la joven ladrona herida, escondiendo su cara en el pecho de Aiden. –Robé, pero lo hice por una razón, esa cosa iba a hacerle daño a mucha gente.

Ágata caminaba sola, sin rumbo fijo, intentando encontrar la manera de redimirse cuando, de pronto, vio a dos personas sospechosas, así que decidió seguirles.

No tardó mucho en ver que las dos personas llegaron al lugar donde lo que parecía un ente estaba meditando. Su rostro era el de una bestia roja, con un musculoso cuerpo humano pero cuatro brazos, en cuyos antebrazos portaba afilados aguijones negros. Sus piernas estaban recubiertas de pelo negro y de sus caderas sobresalían dos cabezas de serpiente, una hacia delante y otra hacia atrás. Sus pies eran normales, pero llevaba plataformas de madera que aumentaban su altura.

–Señor, por fin encontramos todas las tempostones, pero ¿Qué hará con ellas? –Preguntó una de las personas extrañas.

–Con estas, se puede retroceder, adelantar o detener el tiempo en un lapso relativo de cinco segundos. Las usaré para aumentar el control de mi habilidad y cumplir mi venganza. –Anunció el ente.

–¿Su venganza? –Preguntó la segunda persona extraña.

–Yo creé el estilo de pelea de los soldados y ahora busco exterminar a todos los que lo hayan dominado. Aunque en la guerra han muerto cientos de soldados, aún quedan personas que lo han dominado, así que yo mismo me encargaré de acabar con ellos. –Explicó el ente. –Creé el estilo de soldado para que incluso el más débil pudiera defenderse, pero ahora lo utilizan para asestar golpes directos con la intención de matar.

Al escuchar esto, Ágata recordó todo lo que había pasado, todo el daño que le habían hecho los soldados de la guardia real, a quienes siempre había aborrecido. Sin embargo, no deseaba la muerte como castigo para ellos. Decidió actuar. Cuando cayó la noche, Ágata se acercó al ente con cuidado para robar las gemas lo más sigilosamente posible, logrando llevárselas sin mucho problema.

«Parece que sirvo para algo», pensó Ágata para sí misma. Pero de repente...

–¡Oye, niña! –Exclamó el ente detrás de Ágata. Ella intentó girarse por la sorpresa, pero en ese momento recibió un potente golpe que la lanzó por los aires junto con las tempostones que había agarrado con fuerza. –Maldita sea, creía que las soltaría. Tendré que enviar a esos inútiles a por ella.

Aiden comprendió la situación y sacó un trapo de su bolsillo para limpiar las heridas de Ágata. Mientras lo hacía, un recuerdo le llegó: cómo Maya solía cuidar y curar sus heridas después de entrenar, lo que le arrancó una leve sonrisa.

«Me está sonriendo mientras limpia mi rostro... ¿Quizás piensa que soy bonita?» pensó Ágata mientras observaba a Aiden sonreír.

–Quédate junto a mí, haré que pague por haberte hecho daño –afirmó Aiden. Al escucharlo, Ágata lo miró con ilusión, mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

No muy lejos de allí, los hombres extraños llegaron donde se encontraba el ente, quien seguía meditando.

–¿Y bien? –Preguntó el ente al notar la presencia de sus seguidores. –¿Han encontrado las gemas?

–Lo sentimos mucho, señor. Cuando la teníamos acorralada, apareció alguien y nos derrotó. –Respondió uno de los seguidores del ente. –Pero podemos guiarlo hasta donde se encontraban, está por todo el sendero este.

–No será necesario. –Respondió el ente, poniéndose en pie y acercándose a sus seguidores. –Iré solo. –Anunció el ente antes de acabar con la vida de sus seguidores con una serie de golpes certeros. –Durante años he tenido que ver cómo usaban mi estilo para matar. Un estilo que creé para que hasta el más débil pudiera defenderse. Ahora seré yo quien lo use para matar.

Aiden y Ágata continuaban avanzando por su camino cuando el ente de cuatro brazos se abalanzó sobre ellos. No tuvieron mucho tiempo para escapar de su ataque directo, pero de repente aparecieron sin ningún daño a una distancia segura del ente.

–Aiden, acabas de usar inconscientemente el poder de las tempostones. –Comentó Ágata.

–Este poder me resulta familiar. –Mencionó Aiden.

–Acabas de saltar cinco segundos en el tiempo. ¡Eso es imperdonable, solo yo puedo dominar el tiempo! –Exclamó el ente al comprender lo que había pasado.

–Aiden, él es el ente que me atacó. –Dijo Ágata con cierta seguridad al estar junto a Aiden. El ente solo se giró hacia Aiden y le miró a los ojos.

–Mi nombre es Aim. –Dijo el ente justo antes de comenzar su monólogo malvado, pero Aiden lo interrumpió al notar la serpiente en la parte delantera de sus caderas.

–Qué asco… –Exclamó Aiden, transformándose sin dudarlo en su modo ira y lanzándose con gran fuerza contra Aim.

–Patético. –Comentó el ente, asestándole una serie de rápidos golpes que enviaron a Aiden volando contra una roca. –Entrega las tempostones. –Dijo el ente, pateando la cara de Ágata y luego apoyando su pie sobre la cabeza de la chica indefensa. –Suéltalas de una vez, no me obligues a tocarte.

Aiden se lanzó de nuevo contra el ente con aún más furia en su mirada, pero el ente no mostró preocupación al notarlo.

–Aún no lo comprendes, ¿verdad? –Comentó el ente antes de enviar a Aiden por los aires nuevamente. Aim se giró hacia Ágata y la sujetó con una de las serpientes de sus caderas, comenzando a golpearla repetidamente. Una vez más, Aiden se abalanzó contra Aim, pero una vez más fue arrojado por los aires sin dificultad. El ente agarró el cabello de Ágata y la levantó sin esfuerzo.

–Ríete mientras puedas, pero pronto Aiden te derrotará… –Dijo Ágata con dificultad debido a los golpes que había recibido.

–¿Ese idiota? –Preguntó el ente con cierta repulsión. –Ese desgraciado ni siquiera está consciente, solo me ataca porque se dirigió hacia mí antes de activar el aura. –Justo cuando terminó de hablar, Aiden se lanzó de nuevo contra el ente de cuatro brazos, pero después de dejar caer a Ágata, el ente volvió a asestar un golpe certero que alejó a Aiden nuevamente. –Nunca podrás derrotarme, yo domino el arte del combate, mientras que tú solo eres fuerza bruta.

Ágata se dio cuenta de que se le había caído una de las tempostones, así que se apresuró en cogerla, pero el ente se dio cuenta de esto y pisó el brazo de Ágata con la intención de romperlo.

–Suéltala. –Dijo el ente sin alterar su rostro. Ágata insistía en agarrar la tempostone, y cada vez Aim pisaba con más fuerza, hasta que de tanto insistir su brazo cedió por completo, separándolo desde su codo del resto de su cuerpo. Ágata soltó un desgarrador grito de dolor, acompañado de enormes lágrimas.

Aim agarró la tempostone que se había alejado y se percató de que era la que permitía detener el tiempo.

–Es inútil intentar detenerme. –Comentó Aim. De pronto, una enorme explosión de aura ocurrió cerca; Aiden estaba liberando una enorme cantidad de aura, tanta que por un momento el rojo intenso del aura de la ira comenzaba a volverse verde. Sus ojos mostraban una ira mucho mayor, su gabardina empezó a brillar en color rojo y en su espalda sobresalían dos rayos de aura. –Eso parece peligroso. –Comentó Aim de nuevo, sin cambiar su expresión. Aiden se lanzó con gran velocidad hasta donde se encontraba el ente, dispuesto a lanzar un golpe devastador. Aim se apartó, logrando evitar el golpe, y se fue del lugar caminando. –Lo dejaremos por aquí, pero la próxima vez me llevaré todas las tempostones.

Aiden se percató del estado de Ágata y se calmó rápidamente, desactivando su modo ira. Una vez en su forma base, Aiden corrió hacia ella y, utilizando el atributo fuego, empezó a cauterizar la herida para evitar que se desangrase.

Muy lejos del lugar donde se encontraban Aiden y Ágata, las princesas Kaira y Kuymi estaban en medio de una conversación.

–Ya veo, Aiden ya porta el aura de la soledad, él ya tiene sus dos auras. Jade es la responsable de que Aiden haya despertado esas auras. –Comentó la princesa Kaira.

–¿No puedes ver qué está tramando con tus ojos? –Preguntó la princesa Kuymi.

–Me temo que no. Los ojos del infinito se basan en probabilidades, como no comprendo la forma de pensar de Jade, no puedo ver qué trama. Cuanta más información tenga el usuario, más exactas serán sus visiones. –Respondió Kaira.

–Kaira, puedo afirmar con seguridad que Aiden no es un peligro para nosotros. –Dijo la princesa Kuymi, dejando sin palabras a la princesa Kaira.

Mucho más lejos de estos eventos, en un rincón distante del universo, en el mundo que Aiden dejó atrás, Elea avanzaba sola por los oscuros rincones de la ciudad.

«Debo apresurarme, cada vez me queda menos tiempo», pensó Elea mientras notaba cómo su cuerpo había cambiado y se sentía más debilitada. Al girarse, vio a Raiden correr rápidamente, alejándose, ya que solo quería desconectar.

–Aún te afecta lo que te dijo, ¿verdad? –Comentó Calibur, notando la expresión diferente de Raiden desde su última pelea.

–¿Es así como pretendes ganar tus batallas, valiéndote de la fuerza de los demás? –Preguntó la extraña chica con tono de desprecio. Todos miraron asombrados al enorme poder de Elea. –Tienes un largo camino por delante si deseas cumplir tu misión.

–Solo los hechos demuestran la verdad –respondió Raiden.

Aiden se encontraba devastado por lo sucedido. La noche había caído y él había preparado una hoguera para que no pasaran frío.

–Ha sido culpa mía, lo siento –dijo Aiden con expresión dolida–. Si hubiera sido más fuerte, esto no habría pasado...

–No ha sido culpa tuya, fue decisión mía no soltar la tempostone –respondió Ágata con una leve sonrisa. Hubo un breve silencio que Ágata rompió poco después–. Me asusta la idea de morir sin vivir la vida que Enko quería para mí, pero solo piénsalo, ¿quién querría casarse con una mujer tan impura como yo? –dijo Ágata mientras abrazaba sus piernas contra su pecho–. Me gustaría tener un hogar, una familia...

Aiden permaneció en silencio mientras escuchaba a Ágata.

–Lo siento... –fue lo único que logró decir.

–¿Cuál es el plan ahora? –preguntó Ágata, saliendo de su momento de tristeza.

–Iremos a Ciudad Aster. Allí podré encontrar a alguien que me ayude a volverme más fuerte –respondió Aiden. Ágata asintió con una sonrisa confiada.

A la mañana siguiente, los amigos se dirigieron directamente a Ciudad Aster. Sin embargo, lo que encontraron no fue más que un vasto desierto con las ruinas de lo que en su momento fue una ciudad.

–Así que los rumores eran ciertos, Ciudad Aster fue destruida... –Dijo Ágata, anonadada por la impactante visión de una ciudad tan importante reducida a unos pocos escombros que apenas indicaban que allí alguna vez hubo una pared.

–¿Sabes lo que pasó exactamente? –Preguntó Aiden, extrañado.

–No sé mucho. Todo lo que sé es que dicen que la princesa se obsesionó con el poder hasta el punto de cometer tabú. Cuando una princesa da la espalda a su pueblo, es castigada por las leyes. –Explicó Ágata mientras Aiden apretaba los puños, frustrado por no poder volverse más fuerte–. Venir aquí no ha servido para nada ¿Verdad?

–Eso me temo –Respondió Aiden rápidamente, recordando una frase que le dijo su gran amiga y maestra.

Aria y Aiden estaban en pleno combate de entrenamiento, y la diferencia entre ambos era evidente: Aiden estaba exhausto, mientras que Aria apenas sudaba.

–Dominar el estilo de soldado suele llevar unos cuatro años. Mi objetivo es que tú lo domines en un año –Dijo Aria, con cierto tono de superioridad.

–Eso es demasiado tiempo. Tiene que haber otra forma en la que pueda vencerte –Respondió Aiden, con la respiración agitada.

–Nunca podrás ganarme –Replicó Aria, con una sonrisa burlona, antes de girarse para buscar más material de entrenamiento. Aiden vio su oportunidad y saltó para agarrar la cola de Aria, que quedó desprotegida. Esto tomó por sorpresa a Aria, cuya respiración se agitó y se sonrojó rápidamente.

–E-está bien... Tú ganas –Exclamó Aria nerviosa por lo sucedido, y Aiden soltó su cola mientras soltaba una suave risa. –Hacer las cosas a tu manera es una buena opción. Cuando las cosas están en tu contra, no olvides confiar en tu propio juicio.

–¿Qué piensas hacer? –Preguntó Ágata preocupada.

–Lucharemos contra él. Tengo un plan –Respondió Aiden.

En ese momento, ambos sintieron una extraña alteración en el aire y se giraron para mirarse el uno al otro.

–¿También sentiste eso? Alguien está alterando el tiempo –Dijo Ágata rápidamente.

–Nos está llamando –Respondió Aiden.

Ambos siguieron la extraña sensación hasta llegar a un gran terreno llano con restos de la ciudad mejor mantenidos; las paredes podían distinguirse como parte de casas. Aim estaba frente a ellos, mirando al horizonte.

–Hace tiempo, cuando acabó la guerra de los entes, había una pequeña y mugrosa niña, sin familia, sin hogar, no era nadie, a la cual decidí darle el castigo que destruyó la primera era, solo por mero capricho. Soy el deiak, y tengo el derecho para hacer lo que yo quiera. Traeré la cuarta era para crear un mundo a mi imagen y semejanza, y vosotros os habéis convertido en un obstáculo molesto para llevar a cabo mi cometido –declaró Aim. Aiden y Ágata escuchaban horrorizados la historia del ente. Aiden abrió un círculo mágico y sacó a Vind Blomst para usar dos espadas a la vez.

–Ágata, quédate detrás de mí. Yo soy el deiak y traeré la cuarta era –Dijo Aiden. Ágata obedeció y con enorme facilidad saltó en el tiempo, logrando asestar una potente patada al torso de Aim, un golpe que resultó en dolor para el ente.

«Logró saltar en el tiempo antes de que pudiera pararlo...» Pensó Aim, pero rápidamente se recompuso, logrando detener el tiempo y asestando un potente golpe que alejó a Aiden una gran distancia. Aprovechó su habilidad de detener el tiempo y corrió hasta donde estaba Aiden para lanzarlo contra el suelo.

–¿Cómo piensas traer la cuarta era con ese poder? –Exclamó el ente, intentando golpear a Aiden, pero Ágata aprovechó la tercera timestone para retroceder el tiempo y llevarse a Aiden de la zona de peligro.

–¡Imperdonable! ¡No solo retrocedió cinco segundos, sino que se llevó a alguien! ¡Solo yo puedo controlar el tiempo! –Exclamó Aim mientras corría hacia ellos.

Aiden pudo anticipar el ataque de Aim y bloquearlo, lo que llevó a un potente intercambio de golpes donde Aiden parecía moverse al mismo nivel que el ente. Ante sus problemas, Aim intentó activar su habilidad de detener el tiempo, pero Aiden se adelantó, saltando en el tiempo para asestar una potente patada en el costado que lo dejó momentáneamente inmóvil, tiempo suficiente para que Aiden tomara la delantera en el intercambio de golpes y pudiera atacar con mayor precisión.

«¿Acaso está aprendiendo mi estilo de pelea?» se preguntó Aim al notar la ventaja que Aiden estaba tomando, anticipándose cada vez más a sus ataques. «No, no es eso, se está adaptando, aprende cómo contrarrestar mi estilo a una velocidad apabullante.» Aiden se movía con cada vez más soltura y determinación, decidido a acabar con el ente, hasta que de pronto Aim activó su habilidad junto con la timestone, deteniendo el tiempo con enorme precisión. 

–Desde ahora empieza tu castigo. –anunció el ente, asestando múltiples golpes que lanzaron a Aiden contra una de las paredes.

Aiden intentó aprovechar su salto en el tiempo, pero Aim se adelantó para detenerlo y volver a asestar múltiples golpes.

–Entregadme las tempostones, son una ofensa a mi habilidad. –Ordenó el ente, pero Aiden seguía intentando atacar. Ágata observaba el combate desde la distancia, aterrada por lo que veía.

«Sé que te preocupas mucho por mí, pero tú también necesitas que te protejan, no estás solo en tu camino…» dijo Ágata para sí misma mientras posaba su mano sobre el mango de su espada. Aim había arrinconado a Aiden contra una pared, sin darle la capacidad de moverse.

–Tendrás que hacerlo mejor para matarme. –Dijo Aiden, pero Aim estaba muy confiado.

–Veamos si esto está a tu altura. –Respondió el ente, lanzando múltiples ataques continuos a gran velocidad. Sin embargo, de pronto, una de las serpientes de la cintura de Aim fue separada del resto de su cuerpo. El ente se giró furioso para ver a Ágata con su espada aún en mano.

–Eso no era una cola. –Dijo el ente, mostrando una cierta furia incontrolable.

–Vaya, qué pena. –Respondió Ágata con cierto tono de burla. Aim dejó a Aiden donde estaba y salió corriendo para atacar a Ágata con gran desprecio.

Aiden aprovechó su momento de respiro para activar los Ojos del Infinito, haciendo que el brillo infinito en sus ojos se intensificara. Con extrema precisión, lanzó Dyrnwyn y aprovechó el salto temporal de la tempostone para que la espada llegara antes a donde estaría el brazo de Aim, separándolo desde el codo. Aim se giró hacia Aiden anonadado por lo que acababa de presenciar.

–¡¿Cómo has podido hacer eso?! ¡Es imposible! ¡Yo soy el mejor…! –Antes de que el ente siguiera desvariando, Aiden aprovechó el salto en el tiempo para propinar una potente patada al ente en la cara, alejándolo de Ágata.

–Tu camino a la ruina es más corto de lo que crees –Respondió Aiden, aplicando posteriormente el atributo fuego a Dyrnwyn y el atributo viento a Vind Blomst. Aprovechó el salto en el tiempo mientras Aim intentaba detenerlo, pero se dio cuenta de que Aiden seguía moviéndose en el tiempo detenido. Aiden asestó un poderoso golpe de viento y luego rodeó al ente con llamas.

«Debo esperar a que se acerque lo suficiente para combinar mi habilidad con la timestone, así no podrá moverse.» Pensó el ente, pero Aiden se acercó rápidamente dando múltiples saltos en el tiempo y asestando golpes en el mismo instante.

«Al saltar cinco segundos en el futuro, deja atrás un doble que puede usar para combatir. Solo a Aiden se le ocurriría llevar al máximo potencial las tempostones.» Ágata se había percatado de lo que estaba sucediendo y cuál era el plan de Aiden.

Aiden continuaba con una serie de ataques consecutivos, y con el último golpe empujó a Aim hacia una zona donde tenía un muro de llamas detrás. Lanzó entonces un ataque de viento, pero en cuanto se percató de que el ente lo había detenido, saltó para rematarlo. Justo en ese momento, Aim detuvo el tiempo aprovechándose de la tempostone.

–¡Se acabó! ¡Un inútil como tú no podrá derrotarme! –Exclamó el ente. Sin embargo, al dar un paso, se percató de algo: las llamas ahora lo rodeaban. –Imposible… Ese último ataque de viento avivó las llamas… Estoy atrapado, caí en su trampa. – En ese momento se agotó el tiempo para Aim. Aiden cayó y con una serie de ataques múltiples acabó de una vez por todas con el ente.

La tempostone que portaba Aim cayó al suelo en cuanto su cuerpo se desvaneció. Ágata se acercó para recogerla y luego miró a Aiden con una sonrisa alegre.

–Lo has hecho genial, Aiden. Le has enseñado quién es el auténtico deiak. –Anunció Ágata, para luego girarse y notar cómo todo a su alrededor actuaba de forma extraña: las rocas se erosionaban y regeneraban de manera irregular, el viento se movía a distintas velocidades. –Pero en la batalla se ha descompuesto el ciclo del tiempo. –Aiden cayó al suelo por el agotamiento, dejando caer la tempostone de su bolsillo. Ágata tomó la tempostone de Aiden y adoptó una postura de confianza. –Me usaré a mí misma como sello para restaurar el tiempo. –Al escucharla, Aiden intentó levantarse, alterado y tenso. –En toda mi vida no pude hacer nada bueno por los demás, es ahora que tengo la oportunidad de salvarlos a todos. –Aiden utilizó los ojos del infinito, pero su expresión cambió a una de completa tristeza. –Ya has visto todas las posibilidades, ¿verdad? –Ágata se percató de la expresión de Aiden y supo lo que había visto. –Es entre tú y yo, y tú tienes una misión que cumplir. Yo estoy en paz conmigo misma. –Aiden volvió a derrumbarse, dejando caer lágrimas sobre el cambiante suelo. Perdería de nuevo a alguien que le importaba y le apoyaba.

–Ha sido culpa mía, lo siento… –Dijo Aiden, su voz temblaba al intentar ocultar que estaba llorando.

–Tranquilo, no había otra forma de vencerlo. –Respondió Ágata. –Me voy con una sonrisa, sin arrepentimientos.

–Te juro que en cuanto sepa cómo revertir esto, volveré por ti. –La voz de Aiden temblaba, no mostraba su determinación característica, no estaba del todo seguro de sus palabras.

–Nos volveremos a ver entonces, Aiden Astross. –Respondió Ágata, segura de que cumpliría su promesa.

Tras esto, un enorme destello de luz cegó todo el área. Al disiparse esta luz, Ágata se encontraba paralizada en el aire con las tempostones girando a su alrededor. Todo había vuelto a la normalidad: las rocas dejaron de erosionar, el suelo dejó de variar su regularidad y todo lo demás había vuelto a la normalidad.

Aiden se levantó, recuperando el equilibrio y la fuerza en las piernas. Al volver a abrir los ojos, estos volvían a ser esos ojos vacíos de color amarillo apagado con pupila de felino. Aiden estaba en la primera etapa del aura de la soledad. Lo único que Aiden hizo fue soltar una risa sádica, capaz de hacer temblar a cualquier persona que guardara un mínimo de cordura, pues él ya no la tenía.