"¡Estás despierto!"
—Una avalancha de emociones abrumó a Daphne repentinamente al escuchar la voz de Atticus. No estaba muy segura del por qué, pero sabía que había un dejo de alivio que se filtraba por sus venas, seguido de alegría absoluta y, por último, culpa inmensa. Cuando todo golpeó a Daphne de golpe, estalló el llanto.
Había algo en esa voz presuntuosa y suave como la mantequilla que tenía Atticus. Pensar que hace un rato, era todo lo que enfurecía a Daphne.
«Pensar que podría no haber escuchado su voz nunca más.»
—Estás despierto…
—Los hombros de Daphne empezaron a temblar incontrolablemente. Se sacudían hacia arriba y hacia abajo a medida que su respiración se volvía más agitada, ahogándose con sus lágrimas mientras los pequeños sollozos se intensificaban en un llanto.
—Sol, ¿qué te pasa?