—Hace 40 años—
En un lugar más allá de las estrellas, más allá de las galaxias y más allá de nuestro universo observable… Existe un cúmulo de diez galaxias espirales que bailan alrededor de una galaxia primigenia, de estrellas y polvo puramente blancos. Donde, por fuerzas inexplicables, evitaban alejarse o acercarse mucho a la una de las otras. Así desde su concepción hace millas de millones de años.
Disparos e impactos, naves yendo de aquí para allá. El asedio constante entre dos fuerzas, dos razas de gran poder, nacidas de conocimiento antiguo, libran una feroz batalla. Una batalla de un conflicto antiguo y ahora la destrucción, donde solo uno prevalecerá.
Reunidos alrededor de una mega estructura, en algún punto en el borde de la galaxia primigenia, cuya edad es tan antigua que ni puedo mencionar. Una de las razas estaba dándolo todo para defenderla y activar un artefacto milenario que, a cambio de la vida de sus gobernantes, acabaría con el enemigo a sus anchas, en un área poco más grande que la galaxia central y sus congéneres que lo orbitan.
Una nave pequeña, comparada con las que se enfrentaban en el frente de batalla, salía de la estructura a toda prisa.
Rápidamente el crucero ligero fue interceptado por un par de corbetas pesadas, quienes concentraron toda su artillería en debilitar sus escudos.
—Escudos al 50% y bajando. —dijo la IA a bordo.
La nave comandada por un solo hombre comenzó a maniobrar esquivando la ráfaga de disparos que se fijaban en ella.
Las corbetas al percatarse de esto cargaron sus cañones pesados, y dispararon bala tras bala con una cadencia de fuego de 3.4 segundos.
Uno tras otro, rozaban vertiginosamente el escudo y a la nave misma.
Un impacto directo bastaría para perder los escudos y quedar a merced del fuego enemigo.
-¡Estrella nueva! Sácanos de aquí, no queda mucho tiempo… —dijo el hombre que cargaba sobre sus manos dañadas, diez cristales de diversos colores.
Su brillo era cálido y vigoroso como las mismas estrellas.
En ese instante la nave recibió, no uno, sino tres impactos consecutivamente. El escudo cayó.
Había daños en el ala, el blindaje, la batería principal a estribor, y también en el casco a babor.
*WUII WUUM WUII WUUM
Sonaron las alarmas, mientras toda la nave se estremecía.
El hombre apoyó los cristales contra su pecho para evitar que se les escape de las manos. En ese breve instante, notó que su brillo se intensificaba más y más.
—¡Sácanos de aquí ahora!
Ante el tono sobresaltado de su capitán, la nave ejecutó la orden en automático, sin rumbo fijo. Denominada en sus registros como ØRkcH.
—Deslimpulso…. ¡ØRkcH!
Unos segundos antes de efectuar el salto al hiperespacio, el crucero ligero recibió un impacto en el motor de estribor. Una milésima de segundo después, se ejecutó el salto, dejando atrás una explosión de luz que; en un instante, arrasó con todo en una radio de cinco millones de años luz.
A medida que la onda de luz avanzaba cruzando sistemas y el vacío entre las galaxias, se llevaba consigo a la raza enemiga y solo a ella.
En un periodo máximo de dos horas, todo hasta donde pudo lo cubrió.
Tiempo más que suficiente para que el enemigo envíe un reporte a toda su flota y escapar a las profundidades del espacio, perdiéndose entre las estrellas.
Después de ese suceso, los cristales perdieron todo rastro de su brillo característico, incluso como gemas. Ahora solo eran rocas frías y sin gracia.
—Nova, informe de estado. —dijo el capitán, mientras colocaba los cristales en contenedores cilíndricos dentro de celdas electromagnéticas.
—Analizando daños… Iniciando reporte… Casco de proa, babor y delta a babor dañados; segunda y cuarta batería principal imposibilitada, compartimentos 16, 17, 24, 25, 38, 39, inaccesibles. Falla crítica inminente del motor de estribor… fin de reporte. —dijo mostrando un plano holográfico.
— ¿Qué pasaría si el motor llegara a explotar? —dijo mientras cerraba el compartimento.
—Nos desintegraríamos en el hiperespacio.
— ¿Cómo lo evitamos?
—Es posible si se restaurante los escudos.
—¿Los escudos? —preguntó tomando su lugar como capitán de la nave.
—Afirmativo, evitará que nos desintegremos, pero una vez explote el motor, perderemos el reactor principal y no podremos salir del hiperespacio.
Por su experiencia, llegó a un consenso rápidamente y se lo comunicó a la IA.
—Si repara los escudos y sales del hiperespacio segundos antes de que el motor llegue a su punto crítico y explote. Existe la posibilidad de salir vivos de esta o ¿me equivoco?
—Es correcto, Capitán.
—Deja la nave solo con el soporte vital y redirige todos tus esfuerzos a la reparación de los escudos.
—¡Entendido Capitán!
—Nova, pon un contador del tiempo que nos queda hasta que ocurre la falla en el motor y un gráfico sobre el progreso de la reparación, por favor.
En la pantalla holográfica, a la derecha, se visualiza el mapa del motor en color celeste con un contador del mismo color, ya a la izquierda, un círculo con un indicador en porcentaje en color naranja.
Tiempo estimado para las reparaciones 2 horas…
El tiempo transcurrió minuto a minuto hasta completar una hora.
Ahora el mapa y el contador eran de color amarillo, en menos de una hora entraría en zona peligrosa. El progreso de Nova con los escudos era de un 63% hasta ese momento.
Media hora después, el motor llegó a su punto crítico. Las alarmas se dispararon.
—Falla crítica del motor en 60 Misisipi, 59…, 58…
—91%... —dijo el Capitán observando el medidor —. ¡Tch! No queda más opción que dejarlo todo a la suerte…
—30 Misisipi, 29…, 28…
—¡Nova, sal del hiperespacio! —dijo mirando al frente con los ojos bien abiertos, esperando su destino.
—Entendido Capitán. ¡DÏšcharC!
Y así, el crucero ligero salió del hiperespacio a 410 kilómetros de la tierra.
Seis segundos después, el motor explotó tirando escombros por todos lados.
La nave se estremeció, sin energía y sin escudos se plantaba de cara contra el planeta.
—Entrando a la atmósfera. —dijo la IA, acompañada por una alarma de "velocidad de aproximación alta".
—¡Inversores de empuje!
La nave desaceleró de golpe, aun así, esto no fue suficiente como para detenerla completamente. Lentamente el casco de la nave comenzaba a calentarse por la fricción con la atmósfera.
—Redirige los propulsores hacia el planeta lo máximo que puedas y dame todo lo que tengas.
—Entendido. Redirigiendo propulsores…
—Cuando tengas los escudos, actívalos de inmediato. Voy a salir. —dijo levantándose de su silla con determinación.
—Entendido.
Llegados a su punto de inclinación máxima, los propulsores se activaron, desacelerando aún más la nave que se veía envuelta en una bola de fuego atravesando el cielo azul.
El Capitán se envolvió en una esfera de energía verde pálida, caminó por el exterior dañado de la nave, caminó hasta la proa sin inmutarse por el fuego, se paró firmemente y….
*
—En una isla a 1500 km al sureste del centro de Tokio—
El cielo nocturno de pronto se vio iluminado por un flash de luz blanca cegadora que cubrió toda la isla y poco más. Acompañado de un fuerte estruendo hizo retumbar la tierra.
El suceso dejó perplejos a los habitantes, muchos quedaron temerosos de que se tratase de una erupción volcánica. Es uno de los mayores riesgos que se pueden presentar en una isla como esta, en una zona como esta. Pese a que el gobierno declaró que la isla volcánica dejó de estar activa hace ya varios años, la gente aún estaba reacia. También hubo otros que pensaron que debían tratarse de un rayo que cayó a la distancia. Pero nadie estuvo de acuerdo con eso.
La nave terminó por estrellarse en una zona boscosa cercana al puñado de personas de la ciudad emergente.
Un puñado de intrépidos se apresuró al lugar donde creyeron ocurrido el suceso, para verificar con sus propios ojos que es lo que había sucedido realmente. En el lugar, solo encontraron una colina, donde antes todo era bosque, junto con la evidencia del impacto de un rayo. Las llamas en las copas de los árboles y el suelo calcinado.
Ellos nombraron al evento "Impacto fantasma" ya la colina como "Traída del Cielo".
Días después, el gobierno declaró que el evento fue tratado de un terremoto submarino provocado por la erupción de un volcán, que a su vez propició el levantamiento del suelo en la zona. Al mismo tiempo, apareció una misteriosa cabaña sobre la colina. Rumores se esparcieron entre la gente habitada y por haber, y se crearon historias para atemorizar a los niños y mantenerlos lejos de ese lugar al que algunos consideraban sagrado.
La isla poco a poco ganó popularidad por estas historias y su origen particular, captando la atención de los turistas y empresas extranjeras. La migración de la población que venía de distintas partes de Japón y del mundo, que se quedaron a vivir en la isla, permitió el desarrollo de una ciudad portuaria.
La paz y prosperidad acompañaron a la isla ya sus habitantes desde aquel día…