Sin querer perder más tiempo en este lugar asqueroso di mis órdenes a estos dos esclavos.
- Vayan donde el sanador y traten sus brazos. Luego reúnan a los guardias y póngalos a trabajar. También capturen y lleven a mis sirvientes que huyeron de la mansión. Decomisen sus propiedades y tráiganme todo el dinero que tengan esos tipos.
Los dos asintieron y se fueron corriendo a hacer lo que les pedí. Dejé los cadáveres en el suelo y me llevé una espada que estaba junto a una pared.
- Evaluar.
Espada
Una espada común de hierro. +5 en fuerza.
La descripción fue decepcionante. Aun así, me daba un bono leve a mis estadísticas. La enfundé y até a mi cinturón. Dejé el recinto de los guardias y me dirigí a la mansión donde me esperaba mi lindo juguete.
Después de estar con estos tipos solo pude pensar en los enormes senos de Camila. El camino de regreso fue realmente suave. Aunque recibía miradas indiscretas nadie se atrevía a confrontarme.
En cuestión de 30 minutos finalmente llegué a la mansión solo para encontrarme con un espectáculo interesante.
- ¡Amor! ¿¡Por qué me haces esto!? ¡Nos íbamos a casar! ¿¡Por qué de repente me abandonas!?
Un tipo alrededor de los 20 con cabello castaño vestido con una camiseta de tela rustica y gastada color café y pantalones negros estaba en la puerta de mi casa mientras miraba a Camila.
Con lágrimas en sus ojos Camila decía palabras que herían por completo el corazón de su amado.
- Lo siento tengo mis razones. Ya no puedo seguir contigo así que vete. ¡Es peligrosos que estes aquí!
- ¡No! ¡No me voy a ir sin ti!
El tipo se acercó a Camila y la agarró de la mano. El cuerpo de Camila inmediatamente reacciono apartándolo de ella. Al parecer mis comandos funcionaban perfectamente.
- ¡No te alejes de mí! ¡Te amo! ¡En esta vida solo puedo estar contigo! ¡Si algo te ata huyamos de este lugar! ¡Pero hagámoslo juntos!
Sus palabras se clavaban como flechas en el corazón de Camila. Su mente estaba hecha un desastre. Ella quería huir, pero no podía hacerlo sin mi comando. Su lucha era inútil, mi control era fuerte.
Hace poco desperté mi lado sádico y creo que sería divertido si intervengo.
- ¡Vámonos! ¡Seamos felices juntos!
*PLAS *PLAS
Aplaudí varias veces mientras me acercaba. Una sonrisa estaba dibujada en mi rostro.
- ¡Rápido Damián huye de aquí!
Camila de advirtió al tipo, pero el hizo de oídos sordos mientras me miraba con aparente furia.
- ¿¡Qué le hiciste a mi prometida!?
Me detuve abruptamente y lo miré perplejo. Me hice el inocente y empecé un juego mental nuevo.
- JAJAJAJA. Al parecer ella no te lo ha dicho aún. Déjame iluminarte.
Me acerqué a Camila y la tomé en un abrazó. Pegué su cuerpo junto al mío y susurrando le dije.
- Bésame apasionadamente.
Inmediatamente nuestras lenguas empezaron un baile en frente de su prometido mientras una de mis manos apretaba el suave pecho de Camila. El suave y cálido aliento de Camila entraba en mi boca junto a su saliva. Nuestras lenguas se rosaban provocando una sensación diferente de placer.
El cuerpo de Camila se sacudía levemente durante el transcurso del beso. Inocentemente llevó su mirada a su novio quien estaba de rodillas en el piso con una mirada de incredulidad. Una simple acción como un beso fue suficiente para destruir por completo su mundo. Al ver el estado de su novio Camila apartó la mirada sintiéndose culpable.
Ella ya no podría estar con el amor de su vida. Fue manchada y mancillada más de una vez. Su pureza se le arrebatada junto a sus sueños y esperanzas de una vida junto a él. Sabiendo eso no pudo contener más las lágrimas que caían lentamente por sus mejillas.
Me separé de Camila y la puse mirando hacia el frente. Por otro lado, comencé a lamer su cuello blanco mientras una de mis manos levantaba su falda y dejaba a la vista sus prístinas bragas blancas.
Sin contenerme llevé mi mano debajo de sus bragas y jugué con sus labios y clítoris.
- ¡Ah! ~
Camila soltó un gemido el cual sofocó inmediatamente con sus manos.
- Míralo con tus propios ojos. Ella ahora es mi mujer.
Saqué mi mano de la entrepierna de Camila y le mostré a su novio lo mojada que estaba su prometida con solo un beso y una caricia. Mis dedos estaban completamente empapados en un líquido transparente y viscoso. Los jugos de amor de Camila salían de su coño y empapaban sus bragas.
- Observa bien lo mojada que está y como pide mi polla a gritos.
Mis provocación y burlas hicieron que Damián se ponga de pie. Con una mirada determinada en su rostro me dijo.
- ¡Tú! ¡Como te atreves!