Chereads / Renací como un vampiro en otro mundo capaz de controlar la mente / Chapter 18 - Capítulo 18 – Una noche ajetreada parte 2 (R-18)

Chapter 18 - Capítulo 18 – Una noche ajetreada parte 2 (R-18)

El estar empapado en sus jugos me éxito en un nuevo nivel. Mi pena palpitaba y mi mente estaba borrosa. Solo quería sentirme bien. 

Hoy usaré a Camila hasta estar satisfecho.

La punta de mi pene rosaba el agujero de Camila. La Camila que antes se resistía tanto ahora suplica por mi pene mientras sacudía sus caderas.

Sin dudarlo introduje mi pene de golpe y empecé a follar salvajemente a Camila. Sus gemidos fueron ahogados por la almohada la cual comenzó a morder. Bajé un poco la almohada de la cara de Camila y mirándola a los ojos dije.

-  Hoy debo de castigarte por hacer cosas indebidas en la cama de tu señor.

Camila ya intoxicada se puso aún más roja. Mi mano se movió hacia su mejilla acariciándola levemente. En este momento solo existíamos nosotros dos en este espacio. 

Tímidamente Camila bajó la almohada mostrándome sus tiernos y dulces labios. Sabía lo que quería y claramente no se lo iba a negar. Mi rostro se movió y nuestras lenguas empezaron a bailar por tercera vez hoy.

*PAH *PAH *PAH *PAH

Todo este tiempo mis caderas no se detuvieron. Mi polla revolvía el coño de Camila mientras que las gotas que salían de su vagina salpicaban la cama. El ruido era obsceno y un olor era embriagador.

Sin darse cuenta Olivia y Doménica empezaron a acariciar sus pechos y tocarse sus partes privadas en busca de placer.

Las piernas de Camila me ataron a ella y me acercaron más. Ella estaba por venirse y yo estaba en la misma situación. Aun besándonos ambos nos corrimos. Mi semen volvió a llenar su útero pintando cada rincón. 

Me separé de su rostro solo para ver que se había desmayado por el placer. Sus ojos estaban volteados hacia arriba y sus piernas se aflojaron.

Solo me corrí una vez y mi deseo era demasiado intenso. Volteándome vi a Olivia y Doménica dándose placer a ellas misma. 

-  Tú ven acá. 

Apunté a Doménica. La cual retrocedió con claro miedo en su rostro. Si ella recibía esa cosa dentro de ella estaba segura que se rompería.

Al contrario de lo que quería hacer, que era huir de mí, su cuerpo se puso de pie y fue a la cama.

-  ¡No! Espera… No yo… es mi primera vez.

Ignoré por completo sus palabras y destrocé su ropa con mis garras a una velocidad a la cual no pudo reaccionar. 

Su cuerpo desnudo quedó completamente expuesto. Doménica intentó cubrir sus pechos con sus brazos mientras su coño fue oculto por sus piernas. 

Esta vista era demasiado erótica. Su respiración errática junto a sus labios rojos la hacían una trampa de miel ideal. No existía ningún rasgo de su personalidad poco femenina en este momento. 

-  No te resistas a mí.

Esas palabras fueron una sentencia hacia ella. Sin preámbulos metí mi polla en su agujero. Una cálida sensación recorrió mi cuerpo. Parecía que había metido mi polla en lava. Su coño estaba mucho más caliente que el de Camila, aunque perdía en estrechez. 

-  ¡AHHHHHH! ¡Duele!

Sus gritos de dolor solo me alentaban a seguir perforándola como una máquina. Mis caderas se movían rápidamente y sonidos lascivos ya habían empezado a salir mientras lágrimas de dolor salían del rostro de Doménica. Intentó alejarse de mí, pero mi comando lo impedía. 

La sangre, producto de la destrucción de su himen, llegó a mi nariz. Tenía un olor picante y dulce capturando por completo mi atención. 

Queriendo tener una probado de eso me acerqué a su cuello y sin vacilación enterré mis colmillos.

-  La resistencia ha sido restaurada. 

-  Felicitaciones al usuario por obtener un punto de estadística.

Los anuncios del sistema me molestaron por lo que las apagué y me concentré en este sabor adictivo. Su sabor era idéntico al del mapo tofu. 

Simplemente exquisito. Mi mordida fue larga y la sangre ya había subido a la cabeza de Doménica. Olivia por otro lado estaba aterrada. Su excitación desapareció al instante y el miedo lo remplazó. 

No había visto a ninguna persona chupando sangre y con la capacidad de hacer crecer sus dientes. Intentó huir, pero cuando llegó a la puerta no pudo guiar la perilla y regresó en silencio. 

Tenía la orden de seguirme por lo que era natural que no pueda alejarse de mí. Viendo su reacción pude concentrarme completamente en Doménica quien comenzó a respirar fuertemente. 

El afrodisiaco trabajaba rápido y sus efectos ya eran obvios. Curioso por ello pude notar que su dolor ya no estaba y al contrario el placer la obligó a voltear sus ojos hacia arriba. El placer estaba escrito en su mirada. 

Doménica me abrazó fuerte y me mordió el hombro. No sabía por qué hizo eso, pero me encendió aún más. 

Mi pene ya había comenzado a palpitar entre los pliegues de la vagina de Doménica. Al mismo tiempo ambos acabamos. Una cálida sensación lleno el vientre de Doménica mientras que ella caía completamente tendida en la cama. Su cuerpo temblaba levemente cada cierto tiempo.