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Chapter 28 - El gran festival de la unión. Parte tres

El gran festival de la unión. Parte tres

Ahora con Hiyori como compañía Midori estaba más hiperactiva que nunca, por suerte a Hiyori no parecía molestarle su animosidad, por el contrario, parecía ser que lo disfrutaba. Gasté otra moneda de plata en un pastel de arroz, aunque el sabor no era el mejor no me desagradaba.

Por su parte Hiyori jugaba los distintos juegos de los locales junto a Midori, a mí no me llamaban la atención, así que prefería no involucrarme en ello. Pasado un rato, las chicas se detuvieron a ver un juego en el cual se probaba la puntería con el arco, entre más cerca se impactará la flecha, mejor sería el premio.

La diana estaba a unos treinta metros, era difícil acertar a esa distancia y el arco para darle se veía de mala calidad, aunque el dueño parecía ser un anciano adinerado. Midori le entregó veinte piezas de plata al dueño del local y tomo el arco de madera torpemente, sin cambiar de postura tenso la cuerda, con el arco tambaleándose de un lado a otro, el tiro llevaba poca fuerza y al disparar la flecha cayó en el suelo a metros de su objetivo.

Al verla deprimirse por fallar el tiro Hiyori observo con cuidado el entorno y tras un rato pensando su tiro, le pagó al anciano del local y disparó, aunque por desgracia no logró darle al centro de la diana, sino que le pegó a la esquina de esta.

—Esto es difícil.

Tras recibir un collar de acero con un pedazo de cristal como premio de consolación Hiyori volteó a verme con curiosidad.

—¿Y tú no vas a intentarlo?

Tras pensarlo un poco suspiré y tomando la poca plata que aún tenía en el monedero le pagué al anciano y tomé el arco. El agarre no era firme y no sentía un buen balance, estaba claro que no era más que un arma improvisada.

Tensé la cuerda y centré mi vista en el blanco, el viento estaba en contra de la dirección del blanco. Respiré y con firmeza apunté a la diana, calculando hacia donde tenía que disparar espera al momento adecuado y finalmente disparé.

El centro de la diana fue atravesado nada más impactar la flecha, el anciano se sorprendió y mientras temblaba de asombro fue a registrar un cofre en el cual guardaba un arco compuesto de madera de roble, cuero negro y un hueso de lobo dorado.

El diseño mostraba a dos lobos persiguiendo el sol y la luna en cada lado del marco del arco. Tomé la cuerda del arco y la pase por mi brazo derecho tras la cabeza, así no me molestaría llevarlo al caminar.

Midori parecía estar sorprendida y se dedicó a admirar el arma silenciosamente mientras giraba a mi alrededor. Hiyori por su parte simplemente sonrió en aprobación y posteriormente continuamos con el recorrido.

«¿Cuánto costará este arco? Los materiales parecen caros, no recuerdo la última vez que usé uno en combate real».

Me detuve a pensarlo por un momento, en verdad no recordaba porque no había usado un arco tras tanto tiempo.

«¿En donde dejé mi viejo arco?».

Hiyori y Midori se detuvieron al verme perdido en mis pensamientos, ellas me vieron consternadas por un momento, hasta que finalmente volví a mis cabales y continué siguiéndolas.

Tras un tiempo llegamos hasta una de las entradas del pueblo, bueno, incluso siendo lo que era todo estaba decorado por lámparas de papel e inundado de una multitud de personas comprando, comerciando, paseando o teniendo citas.

De entre la multitud logré avistar un radiante cabello rizado de un tono casi dorado sobresalir de entre la multitud, un par de segundos después pude ver a Livina caminando junto a Ryu mientras comía una manzana. Ella se veía más feliz que nunca, por su parte Ryu se mantenía serio, aunque pude notar un aire diferente en su mirada.

«Parece que les va bien... creo que lo mejor sería movernos a otro lugar».

Hiyori estaba comprando otra brocheta de carne, mientras que Midori jugaba con el pez dorado en el balde.

—Oye Midori, vamos a dejar a tu mascota en la cabaña, te estorbara a la hora de pasar el rato en el festival.

Ella asintió e Hiyori nos siguió pacientemente, no tardamos mucho en llegar o al menos el trayecto se sintió corto, Midori dejó al pez en mi cuarto, evitando a los adultos ebrios que celebraban en la sala.

Tras eso abandonamos la cabaña, por suerte los ebrios no nos prestaron atención y pudimos marcharnos sin ningún inconveniente. Durante el resto del día nos la pasamos comiendo y charlando, aunque extrañamente no había visto a ninguno de los chicos mientras estuve paseando.

«Estarán ocupados con sus asuntos familiares».

Al anochecer los locales finalmente cerraron y nos separamos de Hiyori para regresar a la cabaña, parecía que Midori había disfrutado del día, estaba caminando somnolienta. Al llegar a la cabaña la guíe a su habitación, por suerte los ebrios se habían dormido y parecía que Ryu había llegado ya hace un rato.

Entre a mi habitación y tras colocar el arco junto al resto de mi equipo de aventurero me tiré en la cama para posteriormente quedarme dormido. Ese día extrañamente no tuve ningún sueño, simplemente desperté sintiéndome cansado y me preparé para disfrutar el último día del festival.

Antes de salir miré la esquina donde guardaba mi equipo, por un momento consideré la idea de llevar la daga conmigo, pero tras pensarlo un tiempo decidí no llevarme nada, después de todo la seguridad del festival era sorprendente.

Salí de la casa por mi cuenta, parecía que los demás todavía no despertaban, tras cruzar el camino pude ver como un centenar de personas caminaban hasta la plaza del pueblo. Se podía escuchar la voz del regente de la aldea desde las lejanías.

Curioso me acerqué hasta la zona, Merlín había creado una formulación rúnica en frente del podio, al parecer así es como su voz resonaba por toda la zona.

«No logró reconocer ni un solo carácter del lenguaje rúnico utilizado... aunque puedo ver una runa de unión en el centro».

El anciano continuaba con su discurso sobre el orgullo que sentía por la aldea y sus motivaciones. También hablaba sobre el futuro del pueblo, aunque personalmente solo me parecía un discurso aburrido de un anciano.

También habló sobre un tema relacionado al imperio Acadiano, una de las pocas cosas que me habían llamado la atención. Según lo que escuchaba, el hijo de un conde estaba armando una rebelión contra su padre con la intención de apoderarse de todas sus posiciones. Considerándose un traidor para el imperio.

Cuando el anciano termino su discurso una serie de personas con instrumentos se reunieron en el podio y empezaron a tocar una melodía armoniosa. Aoi subió al escenario con su traje de sacerdotisa tradicional y tras dar una reverencia bailó al ritmo de la música.

«Se me había olvidado de que ella tenía que hacer esto, por eso prefiero no meterme con el mundo de los nobles».

Ella continúo bailando, mientras hacía una coreografía con una espada ceremonial. Pude por su expresión cuanto esfuerzo estaba poniendo en su baile, hasta había sudor impregnando su rostro.

Al terminar su presentación la multitud aplaudió con fervor, muchos de ellos empezaron a hablar sobre la belleza de la coreografía y sobre el discurso del regente de la aldea, aunque también había un par de personas a las que no le gustó nada sobre el acto.

Cuando finalmente se detuvo, hizo una reverencia e inició un discurso.

—¡Qué la diosa de la armonía Lumis se encargue de traer la paz a nuestro pueblo! ¡La diosa traerá bendiciones a las naciones y esperamos cuenten con nuestro pueblo como el lugar de mediación entre los reinos como siempre se ha hecho!

Gente de aspecto noble se reunió para saludar al regente y el resto del clan Momozono, mientras que el resto de la multitud se esparció para continuar con las actividades del festival.

«Ya es el último día. Bueno, ha estado divertido».

Continué explorando el festival por mi cuenta, el torneo de combates empezaría pronto y quería estar en él para probar mi fuerza. Nada más llegar pude ver como un centenar de aventureros se formaba para participar, por suerte había un área de combate diferente para cada rango de aventurero.

Un viejo con una túnica celeste estaba encima de un podio, anunciando el torneo a cuantos pudiese en los alrededores.

—¡Bajo el mandato del señor de la aldea y la potestad del gremio de aventureros Sakura, se le entregará al ganador de su respectiva división, la oportunidad de escalar de rango tras demostrar su fuerza en este torneo!

Al escuchar eso, no pude evitar interesarme aún más en el torneo. Aparte de la emoción del combate, me ahorraría tener que adentrarme nuevamente en la mazmorra para subir de rango convencionalmente.

—No puedo dejar pasar esta oportunidad.

Tras hacer fila un tiempo me inscribí en el torneo de mi rango y esperé pacientemente mi turno, por desgracia no había ningún rostro conocido cerca, apenas y podía reconocer vagamente un par de rostros que había divisado en los campos de entrenamiento.

—¡Participante Hayato Endou! ¡Repórtese en la arena!

Tras el anuncio del juez caminé hasta la zona de combate. Se trataba de un círculo de rocas en un área redonda con un diámetro de unos veinte metros, aunque el resto de las zonas parecían estar más elaboradas, desde pisos de piedra para los rangos bronce y otras con una formulación rúnica tallada a su alrededor para los rangos plata a superior.

Como era costumbre en los torneos, se nos ofreció a elegir una cierta variedad de armas. Decidí tomar una daga de parada, una daga de acero negro, un bastón, un set de armadura ligera y un arco junto a su respectivo carcaj. Al ver esto uno de los supervisores me detuvo.

—¿No crees que vas demasiado cargado chico?

Al escucharlo sonreí con confianza.

—No, esto es completamente necesario.

El hombre me vio raro y luego suspiró.

—Como sea, buena suerte en el combate.

Entré a la zona de combate mientras ajustaba los brazaletes de la armadura ligera, mi oponente parecía ser alguien cercano a mi edad, llevaba una espada larga y una armadura de malla.

«De momento me guardaré mis trucos con el ether».

El chico se movió a grandes velocidades atacando con repetidas estocadas y tajos de su espada, aunque personalmente todos sus movimientos me parecían lentos, los podía esquivar con facilidad.

Con cada paso que mi oponente daba, el suelo se agrietaba por la fuerza que ejercía para poder así acelerar sus pasos, una técnica similar a la de Hiyori, pero claramente menos refinada. No pude evitar mofarme de él, pues dejaba muchas aperturas con cada ataque.

—Te falta coordinación, vamos, concéntrate más.

Tras un tiempo midiendo a mi oponente que ahora estaba enfurecido, detuve un tajo descendente con la daga de parada y luego conecté un golpe a su cabeza con el pomo de mi daga de acero negro. Tras eso encadené una patada para alejarlo y me preparé para su respuesta.

—¡El ganador es Hayato Endou!

Al escuchar al juez decir eso miré extrañado a mi oponente, parecía haber quedado inconsciente.

«Pensé que iba a dar más pelea, eso fue... decepcionante».

Debido al rango no había muchos espectadores viendo los combates de mi división, pero los pocos que había me aplaudieron mientras me marchaba a esperar que terminaran los combates preliminares.

«Faltan tres rondas, honestamente pensé que iba a ser más divertido».

No me moleste en ver el resto de los combates, después de todo no conocía a ninguna de esas personas y quería que sus capacidades fuesen una sorpresa, quería divertirme un rato probando mi fuerza.

Cuando volví a ser llamado me presenté nuevamente en el círculo, ahora me enfrentaría a una chica con una lanza, que extrañamente parecía más fuerte que mi oponente anterior. No había mucho que recalcar sobre ella, una chica de cabello negro trenzado con pecas y ojos rasgados, aunque extrañamente portaba una armadura ligera.

Antes de iniciar el combate ella hizo una reverencia, al ver eso respondí de la misma manera, sin apartarla de mi vista. Una etiqueta básica en los duelos. El Juez hizo sonar una campana y ella empezó a correr hacia mi dirección lista para realizar una estocada. 

«Aún no me encuentro a alguien que sea rápido, quizá mis entrenamientos con Hiyori me mal acostumbraron».

Evadí sus arremetidas con la lanza y por esta vez decidí usar el bastón. Ella no se detuvo e hizo girar su lanza para tratar de darme con el filo de la punta, por desgracia era demasiado lenta para darme.

«Quizá golpearla con todas mis fuerzas sea demasiado».

Continué esquivando mientras le demostraba como podía derribarla con facilidad, pese a eso, su voluntad era lo suficientemente fuerte como para pelear incluso viéndose abrumada y nerviosa.

—¿Como es qué eres tan rápido? No he logrado darte ni un golpe.

Ya que no se detenía usé el bastón para derrumbarla haciéndole perder su equilibrio golpeándola en su pierna izquierda, nada más caer la desarme y luego le apunté al cuello con su propia lanza. Solo en ese momento acepto finalmente su derrota.

—Digamos que tuve un buen maestro.

La ayudé a levantarse y nuevamente pude escuchar como la gente alababa mi nombre.

—¿En serio eres un sin rango? Eres demasiado fuerte—dijo la chica consternada.

Sonreí tenuemente al escucharla.

—Me temo que sí, no he estado en el pueblo en un tiempo y no he hecho muchas misiones.

Tras eso ella se marchó mirándome de reojo, por mi parte espere pacientemente al próximo combate.

«Supongo que es un poco injusto que alguien como yo esté participando en esta división, pero justamente por eso no puedo rendirme con ese premio. Quiero alcanzar un rango cuanto antes».

Nuevamente llamaron mi nombre y me presenté en la arena, esta vez usaría el arco para luchar en su contra.

Mi oponente llevaba un bastón de madera consigo, aunque pude ver que este emanaba un ether tenue a su alrededor.

«Así que un ahora es un mago, tiene sentido que haya llegado hasta las semi finales».

Nada más empezar el combate disparé una flecha directo a su pecho, este no tuvo más remedio que detener el proyectil con una onda expansiva que desvió la flecha, aproveché la oportunidad para rodearlo y atacarlo constantemente, estaba claro que no podría desviar todos los proyectiles.

Cuando su nariz empezó a sangrar, se le dificultaba más desviar las flechas y así la primera impacto en su pierna izquierdo, luego siguió su brazo derecho, para terminar, apunté a la cabeza. Al ver esto suspiró para luego rendirse, por suerte había sacerdotes atendiendo a los heridos y se encargarían de evitar que las cosas pasaran a peor.

«Lo siento, pero en serio quiero ese premio».

Y finalmente el último combate de mi división fue anunciado, al parecer el resto de las divisiones aún permanecían en las rondas preliminares, nadie esperaba que apareciese alguien como yo y venciera con tanta facilidad a sus oponentes. Incluso había organizadores especulando que mentía sobre mi rango, pero no tenían pruebas al respecto.

Esta vez mi oponente era un tipo de cabello plateado que usaba una daga y una espada corta, además claro, una armadura de cuero con cota de malla. Un enfoque ligero que no restringiese sus movimientos.

En cuanto nos encontramos hizo una reverencia para luego entablar una conversación.

—Pude ver tu fuerza en el combate anterior. Daré lo mejor de mi para vencerte.

Tras decir eso me ofreció un apretón de manos en símbolo de respeto, acepté el apretón y me preparé para pelear.

Sin expectativas altas, desenvainé mi set de dagas y esperé a que atacara primero. Para mi sorpresa este se movía a una velocidad decente, suficiente como para tomarme por sorpresa y lastimarme con un corte que originalmente estaba dirigido a mi cuello, cortando así mi mejilla izquierda usando su combinación de armas.

Al darme cuenta de que por fin me había encontrado con un oponente digno empecé a tomarme en serio el combate, pasando a la ofensiva. Detenía su espada con la daga de parada y nuestras dagas chocaban en nuestros intentos de rebanar la carne del otro.

«Casi iguala mi velocidad. Y eso que se ve más joven que yo».

En cuanto noté que su guardia estaba baja decidí arremeter con una patada a su estómago, la cual retuvo tomando mi pierna para luego girar su pie generando un impulso para tratar de patearme a mí en cambio, pero decidí acelerar el ritmo y liberarme de su agarre lanzado la daga de acero negro a su rostro.

—¡Te tengo!

Él apenas y pudo reaccionar, aproveché su descuido para posteriormente atacarlo con el bastón dándole golpes contundentes en todo el cuerpo, terminando mi arremetida blandiendo el bastón como una lanza enviándolo a volar lejos para luego disparar repetidas flechas que lograron lastimarlo, por suerte para él pudo recobrar sus sentidos y evitar heridas fatales en su cuerpo.

Con resiliencia el oponente se enfureció para luego concentrarse y cerrar sus heridas con sus músculos, repentinamente tenía un aura diferente a su alrededor, estaba claro que no se trataba de ether, probablemente se trataba de una técnica de chi. Sus venas se repintaron y sus músculos se acentuaron y ahora se movía una velocidad decente.

—¡Todavía no me he rendido!

Al verlo atacarme con todas sus fuerzas no pude evitar emocionarme.

—Gracias por el combate, ahora yo también usaré mi poder primario.

Formé la runa de potenciación con naturalidad y tras reunir el ether suficiente disparé mi proyectil. El retroceso fue impresionante, pero no era nada a lo que no estuviese acostumbrado, me había anclado a suelo usando distintas capas de plataformas de ether.

Tras el ataque mi oponente cayó al suelo, sus extremidades se habían roto y tocía sangre, por suerte los sacerdotes se podían encargar de ello. Se me entregó un premio, una medalla que me permitiría subir al rango bronce en cuanto el gremio operará con normalidad.

Tras eso me marché del lugar y exhausto me quedé dormido nada más llegar a mi cabaña, aunque tenía curiosidad por los combates del rango plata, lo más seguro era que Hiyori iba a barrer con todo.

El festival terminó tan repentinamente como empezó, el tío Yamato me despertó para despedir al tío Ryouma, quién ya se estaba marchando en su carruaje junto al resto de vasallos del clan de la araña.

Al ver al carruaje desvanecerse entre el bosque suspiré con cierta tristeza y luego regresé a dormir... Al día siguiente encontré una carta sobre la mesa. El tío Yamato se había marchado a cumplir una petición del regente.

«Es extraño que él se despida».

//Fin del volumen 2//