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Chapter 34 - Conviértete en ceniza

Conviértete en ceniza

La gente estaba agonizando por culpa de las llamas, incluso si estaba ahí, muy dentro de mí sabía que no podía hacer mucho, si bien podría acabar con facilidad con los lobos, no tenía ni idea de que podrían hacer las otras bestias acechando.

«¿Dónde demonios están los guardias cuando se les necesita? ¿Cómo se supone que enfrente a todas estas bestias por mi cuenta?».

Alcancé el bastón bo en mi espalda y me preparé para luchar, si escapaba el caos se propagaría por el resto del pueblo, eso era algo que no podía permitirme. Aunque algo dentro de mí gritaba que no valía la pena.

Las bestias permanecieron calmadas, aunque a simple vista eran el mayor peligro actual, tenían la inteligencia necesaria para estudiar la situación. Los observé con cautela sin bajar la guardia en ningún momento, mientras el resto de mi atención se dirigía en formar una runa para atacar.

—Gracias, Shyun. Una explosión rúnica hubiese sido inútil en esta situación.

Formé la runa que me enseño Shyun: Sylph, Aleph, Aión. Añadí la runa de potencia y reuní ether a mi alrededor, recordando el constructo de Shyun, comprendí que si realizaba una acción y me concentraba en unir el ether a ella como si fuese natural, de alguna forma la realización se simplificaba.

Las bestias retrocedieron un poco conforme el aire de los alrededores se volvía lentamente frío. En cuanto abrí la boca para gritar, todo el ether que me rodeaba siguió mi gesto y se condensó dentro del círculo rúnico, liberando un rayo de aire comprimido que se arremolinó atravesando a los débiles lobos, el ether continúo canalizando en mi cuerpo para mantener aquel ataque, antes de cansarme logré matar a las bestias débiles y aunque no logré atravesar al resto si les causé un daño considerable.

Repentinamente perdí el aliento, mi respiración se hizo pesada y mi voz se había desvanecido. No se trataba de una repercusión de ether, o al menos no era la usual.

«Quizá sea porque nunca intenté esto antes, mierda, es una técnica de doble filo...».

Miré de reojo al resto de bestias, quienes se preparaban para atacarme tras ver aquel ataque.

«Tendré que aguantar un poco más si quiero evitar que esto se esparza».

Le ordené a la runa que había usado antes que se moviera a la punta de mis dedos y la atravesé con un golpe mientras el ether era canalizado hasta la punta de estos. El resultado fue una cuchilla con menos rango que consumía ether constantemente. Era inconsistente y oscilaba su tamaño entre el tamaño de una cuchilla y el de una daga.

«Inestable. Bueno, por probar no pierdo nada».

Mientras caminaba le ordené a la runa moverse hasta una de las puntas del bastón, era prácticamente lo mismo, pero ahora lo había atado a un arma de verdad. La cuchilla estaba puesta en el extremo más intacto del bastón, pues en el otro lado estaba torcido.

«Esa maldita serpiente. Al menos es funcional».

Uno de los osos se precipito hacia mí a gran velocidad, sin tener idea de su fuerza decidí retroceder mientras oscilaba el filo de viento, pero su inestabilidad la hacía más mediocre que una espada de hierro sin afilar.

Rápidamente fui abrumado por los constantes ataques de la bestia, incluso si trataba de alejarme con el método usual, la imponente bestia tenía la velocidad necesaria para alcanzarme y evitar que me alejara sin recibir un daño considerable.

Me defendía con las justas de sus zarpazos, pero la estructura del bastón no iba a resistir mucho, detuve la corriente de viento para no desperdiciar fuerzas, mientras mi arma poco a poco era destruida

«La ayuda no viene y no creo que pueda pelear contra esta cosa con una daga. No, ya fue suficiente espera, lo haré yo mismo».

Canalicé un círculo rúnico similar al antiguo, pero esta vez añadí la runa Ifrit a la ecuación. El fuego falso que el ether circulando por la lanza fue impregnado por el fulgor dorado, el oso se asustó y aproveché la apertura para usar mi bastón para asestarle un golpe directo en la cabeza.

Pude sentir como su cráneo se partía, escucharlo, sentir como el metal hacía daño incluso con la gruesa piel de por medio. La bestia aturdida fue finalmente abatida por mis continuos ataques, con quemaduras por todo el cuerpo y su sangre impregnando buena parte del suelo.

«¿Por qué no atacan? Normalmente estaría acorralado y aprovecharían su ventaja numérica para acabar conmigo y luego devorarme».

Repentinamente mi cuerpo fue inundado por un miedo inexplicable acompañado de un escalofrío, todo mi cuerpo temblaba, como si de alguna forma supiese que mi muerte estaba cerca. Un par de aplausos dramáticos se escucharon desde la lejanía, mientras una campana resonaba por todo el pueblo.

—Y yo que me había tomado la molestia de acabar con esos tipos. Me van a regañar. Como siempre mi suerte es horrible—exclamó una aterradora voz sarcástica desde las profundidades del bosque.

Un cuerno dorado se reveló ante la luz, una criatura humanoide de piel pálida y escamosa, sus dientes, uñas e iris también brillaban como el oro, tenía tres ojos, uno de ellos en su frente y cabello plateado. Medía unos dos metros y su mirada era vacía.

—Bueno, los animales son animales y solo eso, aunque es sorprendente que un chiquillo como tú pueda enfrentarse a tanto estando solo—dijo para luego observar la insignia en mi cinturón.

—Ah, sí. Esos tipos tenían cosas como esas, pero en dorado, son bastante bonitas—expresó para luego sacar un hilo dorado lleno de medallas que oscilaban desde el bronce hasta el oro. —Yo también tengo un montón, me pregunto qué significan.

Canalicé la técnica de pasos potencia para alejarme, el extraño se quedó callado mientras me observaba, en cuanto la técnica se activo pude sentir como algo tomaba firmemente mi pierna, un brazo había salido de la capa del aterrador enemigo, deteniendo mi escape.

—Eres inteligente para ser tan pequeño, aunque ya sonó la señal, no tengo ganas de que muchos vengan a este lado, solo usé estas bestias por pura pereza.

Las criaturas contra las que había estado peleando repentinamente se conmocionaron y empezaron a huir. Él las observo de reojo, un poco molesto.

—Supongo que no les di suficiente sangre, pasa de vez en cuando. Ahora, ¿qué debería hacer? No es mi estilo matar niños.

Volteé a ver hacia atrás, esperando alguna clase de ayuda, sabía bien que no podría hacer nada. Me desesperé aun más al sentir que el agarre del monstruoso hombre se hacía más fuerte.

—No quiero matar niños, pero tengo que hacer mi trabajo.

Otros tres brazos salieron de su túnica plateada, mientras guardaba el resto de las insignias con los restantes. Cada uno de ellos me tomó de las extremidades inmovilizándome, desesperado canalicé una runa de fuego enfrente suya, él no pareció darse cuenta o quizá estaba demasiado confiado.

Condensé ether alrededor de la runa y lo activé todo al mismo tiempo en que cerré los ojos. La explosión hizo que su fuerza amainara y me alejé tanto como pude aprovechando los pocos segundos que me había ganado.

«Mierda, ¿qué demonios era ese tipo? Era tan rápido que me inmovilizó en un instante, tuve suerte de que me viera como un niño».

Hay sentir que me había alejado suficiente volteé a ver hacia atrás solo para darme cuenta de que el tipo estaba casi a mi lado y extremadamente molesto.

—Mier...

Antes de que pudiese decir nada me tomó de la pierna y me tiró contra una pared. Escupí sangre y mi pierna derecha se había dislocado, sin contar las costillas rotas y otros huesos que se rompieron durante el impacto.

Con la mente nublada, traté de alejarme, pero no mi cuerpo no tenía fuerza alguna, ni siquiera para concentrarme. Sentí como uno de sus brazos me estrangulaba lentamente, haciendo que mis ojos se tornaran negros poco a poco.

—¿Dónde está ese imbécil cuando lo necesitan?

Reconocía esa voz, era la del padre de Jessica. No tenía sentido que siguiese ahí, pero definitivamente esa era su voz. El agarre que me asfixiaba desapareció, no tenía claro lo que pasaba, pero de alguna forma había sido salvado.

—Nunca esperé encontrarme a uno de ustedes tras mi retiro, estás muy lejos de tu casa chico—expresó la voz familiar.

Mientras trataba de mantenerme en pie, un calor reconfortante acompañado de un brillo recorrió mi cuerpo, devolviéndome lentamente la fuerza y permitiéndome ver la batalla. El hombre aterrador parecía estar ligeramente nervioso, mientras que el imponente aventurero retirado le plantaba frente con una gran espada de acero blanco.

—Así que eres uno de esos peligros de los que advirtió el informante, no importa, ya cometí muchos errores, no me contendré contra un anciano.

Los cuatro brazos del demonio atacaron repetidamente, su dureza parecía ser incluso superior a la del acero de la espada, pero aun así esta no amainaba, el hombre se limitaba a detener sus ataques.

El ritmo aumentó, pero aun así cada intento de ataque o agarre fue repelido con facilidad, la velocidad en las que ambos se movían era anormal, solo la fricción que imponían hacía que el aire se transformará en un viento cortante que destruía los alrededores al ser desviado.

—¿Te encuentras bien?

Una voz femenina reconfortante me habló, ya estaba recuperado completamente. Una mujer algo mayor de cabello café similar al de Jessica estaba agachada a mi lado mientras rezaba.

—Si, muchas gracias. ¿Puedo preguntar quién es usted?

La mujer se sorprendió para luego ponerse algo triste.

—Así que no me recuerdas, soy la tía de Jessica. Supongo que es porque ya no paso tanto tiempo en la tienda.

Sin saber que decir me levanté para ver la batalla, sabiendo que no podría hacer nada. La tía puso una mano sobre mi hombro para luego dirigirse a la zona de batalla.

—No te preocupes, déjales el peso a estos ancianos y ve a refugiarte en la iglesia con el resto—dijo mientras se acercaba cada vez más.

El pálido guerrero con seis brazos se enojó para luego arrancarse dos de ellos y tras emanar un miasma dorado de su boca transformarlos en dos espadas largas doradas con un filo ondulado.

—¡Ya me tienen harto! Me importa una mierda el plan.

Asustado retrocedí para luego salir corriendo a toda velocidad hasta la iglesia del pueblo, con mis fuerzas restauradas llegar sería sencillo.

Mientras corría pude ver a un caballero vestido con una armadura morada de cuerpo completo desmembraba con facilidad a una turda de aventureros de rango bronce que osaban enfrentarlo.

A diferencia del otro, este no parecía tener piedad alguna o ganas de contenerse, era como si estuviese contemplando a la personificación del demonio. Por suerte estaba ocupado y no capté su atención.

Nada más llegar a las puertas de la iglesia noté a cientos de clérigos rezando en los alrededores y en el interior, también había muchos aventureros heridos, con extremidades amputadas que emanaban miasmas de distintos colores y un par de rostros conocidos.

Mientras me adentraba entre la multitud pude ver muchos cadáveres cubiertos por tela en el piso, con clérigos rogando por sus almas, era una escena desesperanzadora. 

«Solo era una tarde como cualquier otra. ¿Cómo es que pasó esto?».

—¡Hayato, por aquí!

Una multitud de voces me llamaron de entre la multitud. Aoi, Gell, Hiyori, Nagisa y el resto estaban reunidos alrededor de una Jessica asustada que temblaba del miedo. Cuando llegué hasta ellos Hiyori fue la primera en hablarme.

—¿Cómo está la situación afuera?

No sabía bien que responder, no tenía idea de quienes eran los responsables o como estaba el resto del pueblo, lo único seguro es que todo estaba relacionado con el trabajo de mi tío y la rebelión en el imperio Acadiano.

—Para serte sincero no puedo saberlo, al menos puedo afirmar que no pude hacer nada por mi cuenta y mi oponente ni siquiera quería matarme.

Las reacciones fueron variadas, Hiyori me observaba indiferente, Gell, Aoi y Kai estaban nerviosos, mientras que Jessica parecía estar tan aterrorizada que no podía hablar.

Repentinamente se escucharon unos ligeros pasos dentro del edificio, toda la conmoción cesó por un momento, como si aquellas pisadas fueran lo único que existía en ese momento.

Los causantes eran el director de la academia Avalon: Merlín, la espada de la araña Yamato Endou y la mano derecha del señor Keisuke Momozono. Los últimos dos parecían estar levemente lastimados, pero en buen estado a pesar de todo.

Ellos caminaron hasta el centro, para luego dejar que mi tío tomase la palabra.

—¡Actualmente la aldea se encuentra bajo asedio! No está en nuestros planes obligarlos a pelear por su bien o ofrecerles la victoria. Nuestro enemigo, viene de un continente lejano lleno de peligros, incluso un niño entre ellos equivale a un aventurero de rango bronce.

Todos permanecieron callados, temblorosos, paralizados. Las palabras de aquel hombre que me había criado tenían semejante poder.

» Este es el mensaje que queremos dar. ¡Qué el cobarde permanezca en su lugar, los valientes que estén dispuestos a darlo todo por sus seres queridos pueden ayudarnos a defender este pueblo y sus habitantes! Quién tomé la espada que esté dispuesto a morir bajo su filo.