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Chapter 26 - El gran festival de la unión - Parte uno

El gran festival de la unión - Parte uno

Fui despertado al escuchar el traqueteo de personas moviéndose por la cabaña, en cuanto abrí los ojos, tomé mi equipamiento y luego de asegurarme de tener todo en orden abrí la puerta, solo para ver a un montón de personas con un traje negro y una máscara hannya colgando al lado de sus rostros; caminar por los alrededores de la casa. Limpiando y haciendo preparativos.

«¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Quiénes son estos tipos?

El tío Yamato caminó por el pasillo coordinando a todos aquellos enmascarados para darle mantenimiento a la vieja cabaña de madera, había tantos adornos y muebles nuevos que me costaba creer estaba en mi hogar.

—¿Qué está pasando tío? ¿Quiénes son estas personas?

—Mira quien despertó. Son sirvientes del clan Endou que tu tío Ryouma mandó a retocar la cabaña, ayer estuve ocupado escoltando su carruaje hasta el pueblo, pero estaré por acá durante el gran festival, por si quieres... hablar.

Al escuchar eso sonreí mientras observaba como los trabajadores del clan se encargaban de darle un nuevo aire a la cabaña, mi tío por su parte estaba coordinándose como nunca, eran raras las veces que podía verlo sobrio.

—Por cierto, tío. ¿A que se refería con lo de gran festival?

El hombre se detuvo a pensar por un momento, llevó su mano derecha hacia su barbilla y trató de recordar.

—Oh cierto, no te diste cuenta porque estabas entrenando con Hideaki. Verás, hace poco al viejo de los Momozono se le ocurrió celebrar un festival como ningún otro en conmemoración de que el pueblo ha sido autorizado para expandirse como una ciudad, ya que con todas las reformas se ha convertido en un lugar central para la economía entre las regiones, o algo así fue lo que escuche.

«¿Así que ahora el pueblo pasará a ser una ciudad? No sé si me guste la idea, pero... supongo que será algo bueno si merece tanta celebración».

» Ese anciano está tirando la casa por la ventana, escuché que organizará un minitorneo durante uno de los días y el festival será extendido a tres días enteros. Por eso Ryouma mando a alistar la cabaña para quedarse durante esos días y monitorear todo lo que sucede mientras el festival transcurre.

Cansado me despedí del tío Yamato y salí de la cabaña, estar dentro con tanta gente me hacía sentir incomodo. Nada más salir respire profundamente para luego exhalar y tomar rumbo hacia el pueblo, el camino de siempre ahora estaba plagado por decoraciones luminosas que lo hacían sentir más reconfortante, hasta el punto en el que se sintió relajante caminar por ahí. Incluso si solo se trataba del mismo camino de tierra al que solía estar acostumbrado.

Antes de que me diese cuenta estaba pisando el piso de piedra de la aldea, al ver delante pude ver a muchos de los ciudadanos cargando cosas de un lado a otro con prisa, también se podía ver como llegaban carruajes de las diferentes naciones que rodeaban el pueblo.

Desde carruajes de jade siendo llevados por pequeños dragkos escarlata hasta los más finos carruajes de los acadianos, aunque eran muy similares al que usaba la aventurera que me encontré en la mazmorra.

«Ahora que lo pienso... ya me la encontré un par de veces y todavía no me sé su nombre».

Caminé cerca de uno de los carruajes de Jade que estaban reposando cerca del callejón que solía usar como atajo, cuando lo pasé de largo una mano se extendió desde la ventana para tomar mi hombro y retenerme, instintivamente me aparté tan lejos como pude con una explosión rúnica, el suelo donde estaba parado se había roto por la onda expansiva de la explosión.

Del carruaje salieron un par de hombres que parecían ser soldados con lanzas con una larga hoja de acero negro y decoraciones de jade; acompañando a quién parecía ser una señorita de la nobleza, que portaba un vestido de seda y ornamentos de jade con una mascarilla de seda tapando su rostro.

Asustado formé la explosión rúnica en mi mano para distraerlos destruyendo el suelo, en caso de que algo extraño sucediese, de la nada la noble se abalanzo a abrazarme y susurrar en mi oído tenuemente —Gracias por traerlo de vuelta—dijo la chica para luego regresar al carruaje y dejarme seguir mi camino.

«¿Era esa la hermana de Feng? Eso fue... extraño. Por alguna razón, tengo ganas de reír y llorar, no me gusta recordarla, aquella maldita exploración, la recuerdo como si hubiese sido ayer. Quiero dejar atrás la cadena que me ató en la mazmorra, para poder volar libre en el cielo».

Perdido en mis pensamientos continué adentrándome en las calles para llegar a la plaza del pueblo, aunque mi monedero no estaba lo suficientemente lleno como para gozar de todo lo que ofrecían las diferentes naciones que se reunían para compartir su cultura y pasar el tiempo en familia durante el festival.

Por cada parte del pueblo había locales preconstruidos para recibir a cualquier comerciante que quisiese ser partícipe de la celebración, aunque claro, se rentaban a un precio adecuado. En su mayoría se podían ver cosas como comida, ropa y joyería. Aunque también había quienes ofrecían actividades y juegos para disfrutar por un par de monedas de plata.

Incluso los orgullosos Acadianos que normalmente se limitaban a esparcir su fe ofrecieron actividades interesantes durante su festival. Desde niños vistiéndose como si fuesen caballeros luchando con armas talladas con madera, hasta la venta del vino más fino de la capital para los adultos.

Logré avistar uno particularmente llamativo a la distancia, había un centenar de personas reunido a su alrededor, todos salían con cajas decoradas con lazos de seda y papel del mismo material o eso era lo que escuchaba cuando los transeúntes que compraban en ese local pasaban a mi lado en la calle.

«¿Qué habrá dentro de esas cajas? Supongo que tengo tiempo para ver de qué se trata, total no tengo nada mejor que hacer».

Caminé a través de la multitud para poder ver la tienda de cerca, estando más cerca pude notar que a diferencia del resto de los locales, este estaba hecho con una madera fina con grabados tallados cuidadosamente, retratando el ícono de la santa sede Acadiana.

La dependiente llevaba una máscara que tapaba sus ojos con un diseño simple y un par de plumas de color pegadas en su lado izquierdo, su cabello era dorado y mostraba una sonrisa en su rostro en todo momento. Servían dulces extravagantes con cuidado dentro de aquellas cajas, observé cuidadosamente hasta escuchar la voz de la encargada.

—¡Ah! ¡La chica extraña de la mazmorra! 

Al escucharme gritar fue a la parte trasera del local para luego ser reemplazada por otra chica, esta vez una chica de busto pequeño y un ondulado cabello castaño, el traje era el mismo que el de la otra chica.

«Es algo linda...»

Una voz conocida me llamó desde las lejanías, tras traspasar la muchedumbre pude ver que se trataba de la aventurera de la mazmorra.

«Debería preguntarle su nombre».

Al acercarme lo suficiente a ella, intentó golpearme con su bastón, el cual evadí por poco, o eso creí antes de que redirigiese el ataque para darme en todo el rostro. Molesto acumulé una pequeña cantidad de ether para lanzárselo a los pies e implosionarlo para hacerla caer, pero inesperadamente la redirigió hasta mi golpeándome de nuevo.

—Mira que eres molesto, ¿quién es tan estúpido como para molestarme en el trabajo y encima atacar sin transformar el ether a otro mago? Dumme, ¿acaso crees que esta insignia plateada está de adorno?—dijo mientras me veía con desprecio.

Posé mi mano sobre el moretón que me dejó el golpe, la chica continuó observándome, parecía estar esperando una repuesta de mi parte. Tras asimilar la situación me acomodé el fleco y suspiré.

—Simplemente me sorprendió verte trabajando en ese local elegante.

La chica suspiró para luego darme un pañuelo.

—Límpiate el rostro, lo tienes asqueroso.

Con rabia seguí su orden para luego devolverle su fino trozo de trapo, ella sonrío complacientemente para luego caminar dándome la espalda mientras indicaba que la siguiese con su mano izquierda.

Sin nada mejor que hacer, decidí seguirla regañadientes, me era frustrante no conocer su nombre tras encontrarme tan a menudo con ella. Continuamos caminando hasta llegar a un edificio donde vendían té y pasteles de todo tipo, ya había estado en el lugar en mi niñez, personalmente nunca me pareció que los precios estuviesen a la altura de sus productos, quizá por eso no había una sola alma incluso durante el festival.

Una anciana servía en el mostrador, era amable eso era cierto, pero sus viejas manos apenas y podían llevar a cabo su trabajo, era algo doloroso ver como sufría en silencio, pero no podía ir a hablarle de la nada como si la conociese de toda la vida.

Por su parte, la chica simplemente sonreía mientras esperaba su orden, un par de pastelillos de vainilla y un poco de té fino, por mi parte, simplemente pedí algo de pan de vainilla con un poco de té.

Cuando la anciana termino de preparar el té sacó los bocadillos que se aún se mantenían calientes del mostrador, los trajo hasta la mesa cuidadosamente, aunque sus manos temblasen, llegué a preocuparme hasta el punto de estar listo para ayudarla en caso de que algo pasará.

En el momento en el que entregó los productos no pude evitar darle las gracias silenciosamente para luego tomar un sorbo del té, tras hacerlo, inmediatamente le di una mordida al pan y me eché de espaldas a esperar a que la bebida se enfriase un poco.

«Mierda me quemé la lengua, nunca me encantó el sabor del té... Aunque no está tan mal cuando lo acompaño con un bocadillo. ¿Supongo que debería esperar hasta que ella decida iniciar la conversación?».

Y así paso el tiempo, comí lentamente el pan mientras esperaba a qué ella iniciase la conversación, aunque, ella parecía estar más preocupada por devorar sus pasteles que por la reunión que se le ocurrió empezar.

—¿Solo me trajiste aquí para comer postre?

Al escucharme la chica sonrió.

—Te tomó un rato, supongo que en el fondo eres más tímido de lo que aparentas.

Di un sorbo al té, mientras pensaba que decir.

—¿Qué quieres de mí? Espero que el bastonazo haya sido suficiente para que no sigas enojada. 

Ella coquetamente tomó un trozo de pastel con el tenedor, devorándolo con total tranquilidad.

—Escuché por parte de Rin que eres el hijo de una vieja amiga del viejo, ¿no es así Hayato?

Al escucharla no pude evitar cruzar los brazos para demostrar mi enojo y tras pensarlo un par de segundos le respondí.

—Supongo que sí, la verdad es que no he preguntado sobre toda la historia, no sé mucho sobre ella o sobre Merlín, así que no esperes mucho de mi parte.

Ella sonrío con malicia.

—No es nada de eso, simplemente me dio curiosidad, ya que... eso significa que eres del clan Endou, ¿no es así?

Al escuchar eso me exalté un poco.

—Bueno... si, ¿acaso quieres algo de ellos? Temo que tampoco soy muy influyente en eso.

Ella negó con la cabeza.

—No es nada de eso, es que vi a un chico ardiente que decía ser del clan Endou y me gustaría que me lo presentes.

Tras oír su petición empecé a preguntarme muchas cosas.

—Claro... ¿Cómo se veía, si lo conozco quizá pueda presentártelo?

Ella aplaudió con emoción.

—Tranquilo, tengo un dibujo en mi bolso—dijo para luego hurgarlo y sacar un retrato hecho con grafito. Al verlo me tragué el trago de té que había tomado estando al punto de ahogarme en el proceso.

—Esto tiene que ser una broma.

Ella ladeo la cabeza.

—¿A qué te refieres?

Miré el retrato cuidadosamente para asegurarme de estar en lo correcto.

«Ese rostro, ese cabello, esos ojos... No cabe duda, es Ryu». Pensé, mientras la chica esperaba una respuesta de mi parte.

—Bueno, supongo que lo conozco, pero... ¿estás segura de querer hablar con él?

Aún más confundida ella continúo existiendo.

—No entiendo porque te ves tan preocupado.

Llevé mi mano derecha a mi cabeza mientras reclinaba el codo izquierdo en la mesa, tras eso alboroté mi cabello mientras trataba de dar una forma para hablarle a Ryu sobre su repentina admiradora.

—Me cuesta asimilar esto, para empezar, ¿cómo te llamas? Necesito, aunque sea un nombre para trabajar en ello.

Ella se la pensó por un momento antes de finalmente responderme.

—Mi nombre es Livina Becker, una humilde aventurera plateada, es un placer hacer negocios con usted, señor Endou.

Tras decir eso me dio un apretón de manos se marchó tras pagar la cuenta.

«Si Ryu la rechaza estaré en malos términos con ella y si no lo hace podría terminar siendo mi cuñada... el futuro seguro es oscuro».