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Chapter 13 - Capítulo 13: El sufrimiento de una bruja

La mañana había llegado…

Se podía ver a una mujer acostaba en su cama mientras unas hermosas sabanas envolvían su cuerpo, sus ojos estaban rojos a causa de las lágrimas que había derramado la noche anterior.

Los parpados de la mujer comenzaron a temblar anunciando que estaba a punto de despertar.

Cuando sus ojos se abrieron, rebelaron el vacío que había que, en su interior, aunque sus pupilas se movían, debes en cuando parecía como si la luz y la esperanza se hubieran esfumado de ellos. 

La mujer se sentó perezosamente en su cama mientras atraía sus piernas a su pecho, apoyando su frente sobre sus rodillas, sus ojos comenzaron a volverse vidriosos hasta que las lágrimas comenzaron a brotar de ellos.

"¿Por qué? ¿Será que soy una bruja maldita?"

Estas palabras fueron pronunciadas con una intensa tristeza. 

Tanta intensa era la tristeza que cualquiera que la viera o la escuchara podría ser contagiado por ella, provocando que su corazón se encogiera de lástima al ver el estado de esta mujer. 

Esta mujer era Ángela Primordial. Era la esposa principal de una de las familias más importantes del reino de las brujas.

Después de unos minutos de lamentarse, la mujer limpió sus lágrimas y se levantó de la cama. 

Su mirada se dirigió hacia un ropero donde guardaba sus prendas de vestir mientras un suspiro de resignación y cansancio se escapaba de ella.

"Uuff ~" 

"Otro día más"— dijo ella con cansancio. 

"Debo ser fuerte, no quiero generar más preocupaciones a Baltasar" – dijo finalmente mientras comenzaba a caminar hacia el ropero.

Después de unos minutos, Ángela estaba completamente vestida, miro una vez más hacia su cama, suspirando con tristeza.

"Uuff ~" 

"Volveremos a vernos esta noche" - dijo ella saliendo de la habitación.

Camino por el pasillo de las habitaciones hasta que llego al comedor donde una de las sirvientas del palacio la estaba esperando.

"Mi señora, desea que le traiga el desayuno" – pregunto la sirvienta mientras realizaba su habitual reverencia.

"Sí, por favor Ría" – dijo Ángela mientras caminaba hacia la mesa y buscaba su asiento acostumbrado.

La sirvienta la ayudo a que se acomodará, luego salió del comedor hacia la cocina en busca del desayuno.

Mientras la sirvienta Ría caminaba hacia la cocina, sus pasos se detuvieron cuando una mujer se cruzó en su camino.

"¡Hola Ría! ¿Ya se ha despertado Ángela?" – pregunto la mujer.

Ría dudó por un momento en responder a sus palabras, pero sabía que no tenía elección.

"Si mi señora, Madame Ángela, ya sea despertado, justamente me dirijo hacia la cocina por su desayuno" – dijo la sirvienta mientras suplicaba en su mente que esta mujer no buscara una forma de provocar a su Señora. 

Esta mujer que había detenido a Ría no era otra que Evamora, la segunda esposa de Baltasar.

"¡Oh! Déjame llevarle el desayuno, creo que como segunda esposa es mi deber servir a la primera" – dijo Evamora con sorpresa mientras una sonrisa astuta se formaba en su rostro.

Ría estaba maldiciéndola en su interior por las acciones de esta mujer, pero no dejo que sus pensamientos se reflejaran en su rostro. 

"Está bien mi Señora" – dijo Ría dándose vuelta y alejándose con impotencia mientras se mordía el labio inferior. 

'Déjame atenderte como te lo mereces Ángela' – dijo Evamora en su mente haciendo que su sonrisa se ensanchara cada vez más.

~~ ~~ ~~ ~~

'Ría está tardando demasiado' – pensó Ángela mientras su mente divagaba en las tareas que debía realizar este día.

Las puertas del comedor se abrieron de golpe revelando a una mujer totalmente diferente a la que había salido a buscar su desayuno.

Cuando la mirada de Ángela se posó en esta mujer, no pudo hacer más que sonreír con impotencia, resignándose a su destino. 

Esta mujer traía una bandeja en sus manos mientras una amplia sonrisa podía verse en su rostro.

"¡Buenos días, primera esposa! ¿Cómo has amanecido?" – pregunto Evamora colocando la bandeja en la mesa y comenzando a servir la comida.

'Era de suponerse, ya me parecía extraño que no aparecieras' – reflexionó Ángela observando las acciones de Evamora.

"Muy bien, Evamora y tú, ¿Cómo amaneciste?" – pregunto Ángela juntando sus manos sobre la mesa.

La expresión de Evamora se hacía cada vez más juguetona a medida que escuchaba las palabras de Ángela.

"Muy bien, Ángela encontré a Ría en el pasillo de la cocina y me dijo que iba por tu desayuno, así que decidí pedirle que me diera la oportunidad de servirte, ya que necesitó tu ayuda con un pequeño asunto, espero no estarte incomodando" – dijo Evamora juntando sus manos y mostrando una expresión carismática. 

'Claro que me estás incomodando Evamora no vez que estoy a punto de desayunar' – pensó Ángela con impotencia.

"Claro, dime que necesitas" – respondió Ángela tomando los cubiertos de la mesa tratando de partir la carne.

"He estado considerando darle otro hijo a Baltasar, pero no sé si es apropiado, después de todo hace un año nacieron las gemelas" – dijo Evamora provocando que las manos de Ángela se congelaran.

Durante cuatro años, Ángela había estado luchando por quedar embarazada, pero no lo había logrado. La decepción la había estado carcomiendo durante todos estos años, ella era la primera esposa y era su obligación darle un hijo heredero a Baltasar.

Busco día y noche la causa de su infertilidad, incluso pago grandes cantidades de dinero a brujas expertas en Artes de Hechicería blanca para que la iluminaran sobre la causa, pero todo fue en vano.

Cuando escucho las palabras de Evamora sintió que un puñal atravesaba su corazón, no entendía por qué ella disfrutaba tanto atormentarla con esta clase de preguntas.

No era la primera vez que Evamora tocaba este tipo de temas con el propósito de hacerla sentir mal, se había vuelto un hábito para ella atormentar a Ángela. Su propósito era claro, quería que ella se quebrara emocionalmente y le cediera su estatus de primera esposa. 

"Las gemelas que diste a luz son hermosas Evamora y creo que sería justo preguntarles si ellas quieren otro hermano" – respondió Ángela tratando de no mostrar debilidad. 

Su corazón se sentía pesado, pero sabía que no podía mostrar ninguna clase de debilidad, era consciente de las intenciones de Evamora. 

Evamora aplaudió infantilmente como si la respuesta de Ángela la hubiera hecho feliz. 

"Ría, quiero que llames a mis hijas" – dijo Evamora mientras su mirada se posaba sobre la sirvienta que estaba a las puertas del comedor.

La sirvienta había entrado con ella, pero debido a que Ángela se había centrado en Evamora no había notado su llegada. 

Ría bajo su mirada, mientras sus manos apretaban su vestido, estaba tratando de contener su ira, odiaba ver como Evamora trataba a Ángela.

Cuando las apalabras de Evamora llegaron a sus oídos, ella se giró de inmediato y abandono el comedor sin tener la amabilidad de hacerle una reverencia.

'Esta clase de conversaciones deben ser privadas, no deberías hablar de ello mientras estoy comiendo' – pensó Ángela preparándose para más burlas.

Minutos después, las gemelas Alice y Agnes ingresaron al comedor, pero la sirvienta Ría no regreso con ellas, decidió ir a buscar un lugar tranquilo para calmar su mente hasta que su ira se esfumara.

"¡Madre! Ría dijo que nos estabas llamando" – dijo Alice mientras caminaba hacia su madre ignorando completamente a Ángela.

"Estábamos trabajando en la creación del núcleo para nuestra Arte. Dinos, ¿¡Qué era tan importante para llamarnos!?" – pregunto Agnes cruzándose de brazos, mostrando sin reparos su mal humor. 

Evamora solo les dedico una sonrisa complaciente.

"He estado considerando tener otro bebé y como estaba indecisa consulte con mi gran amiga Ángela y ella me sugirió que debía preguntarles su opinión" – dijo Evamora mientras colocaba sus manos en los hombros de Ángela, quien estaba comiendo con aparente tranquilidad.

La mirada de las gemelas se posó en Ángela mientras su ceño fruncido se enmarcaba en su rostro. 

"No me importa madre, ya que eres la única esposa capaz de darle hijos a nuestro padre" – dijo Agnes dedicando una mirada de desprecio hacia Ángela, quien ignoro su mirada.

Alice solo asintió en acuerdo con la respuesta de Agnes.

"Si eso era todo lo que necesitabas, continuaremos con nuestro entrenamiento, ¡¡Ha!! Solo una cosa más si decides tener otro bebé, espero que esta vez puedas obtener el estatus de primera esposa" – dijo Agnes caminando hacia la salida del comedor seguida por Alice. 

Las palabras de Agnes hicieron que el propósito de Evamora al llamar a sus hijas se cumpliera.

Ángela sintió un nudo en la garganta, sabía que si no salía rápidamente de ese lugar, podría quebrarse en cualquier momento, así que se puso de pie dejando los cubiertos sobre la mesa.

"Creo que perdí el apetito" – dijo Ángela mientras acomodaba la silla una vez más y trataba de salir del comedor.

"¿Por qué no me das el estatus de primera esposa Ángela? 

Sabes cuanto se está quejando nuestra gente por la falta de un hijo heredero. Si me das la posición de primera esposa ese problema se resolvería de inmediato, además pienso que tendrías más tiempo de tratar tu problema de infertilidad, quizá haya algún método que aún no has probado" – dijo Evamora con un rostro diferente del que había estado mostrando. 

Ángela detuvo por un momento sus pasos al escuchar sus palabras.

"Tengo trabajo que hacer Evamora, hablaremos en otro momento" – dijo Ángela mientras reanudaba sus pasos y salía del comedor.

Cuando Ángela salió del comedor, Evamora chasqueo la lengua con frustración.

"¡Tks!"

'Solo un poco más, estoy segura de que pronto te quebraras querida' – dijo Evamora mientras observaba las puertas del comedor por donde Ángela había salido. 

~~ ~~ ~~

En las calles del reino se podía ver a una mujer caminando fuerte e imponente, sus pasos eran firmes, su espalda estaba recta y su rostro erguido, parecía incluso intimidante, pero la realidad era diferente.

Esta mujer era Ángela, a pesar de que sus pasos se veían firmas, ella sentía que caería de rodillas en cualquier momento, aunque su espalda parecía recta, ella sentía que el más mínimo tropiezo la podría hacer caer, su rostro orgulloso y erguido solo ocultaban la tristeza y el deseo de llorar que la estaba envolviendo.

A medida que caminaba su mente repasaba las últimas palabras que Evamora había pronunciado.

'Quizá debería rendirme y ceder mi estatus

He gastado mucho dinero, quizá al final no podré darle un hijo heredero a Baltasar' – pensó ella con un nudo en su garganta mientras veía a la multitud que se cubría la boca para comentar su desgracia en voz baja.

"Ahí va la bruja maldita" – comento una bruja.

"No entiendo como aún no la han repudiado" – dijo otra.

"A este paso la Familia Primordial no tendrá futuro" – dijo un brujo que está cerca del lugar.

"Espero que Baltasar recapacite" – dijo otro.

Estas palabras llegaron a los oídos de Ángela.

Ella sintió como si múltiples dagas perforaran su corazón, se tomó el pecho con su mano derecha mientras aligeraba sus pasos hasta salir corriendo del lugar.

Ángela corrió y corrió. Sus ojos eran vidriosos hasta el punto que amenazaban con liberar un mar de lágrimas ante la mínima provocación.

Cuando Ángela detuvo sus pasos se percató que estaba en la entrada del bosque que estaba junto al reino de las brujas.

Su mirada se posó en un árbol donde podía ver a unas crías de paloma siendo alimentados por su madre, la felicidad que mostraban las crías al ser alimentados detono el mar de lágrimas que se había acumulado en sus ojos.

"No es justo~" – dijo Ángela ahogando sus palabras por el llanto que comenzó a liberar.

"¡¡NO ES JUSTOO!!" – grito con fuerzas mientras caía de rodillas. 

"¿¡Por qué la vida me trata tan injustamente!?" – Pregunto Ángela cubriendo su rostro con sus manos, queriendo detener las lágrimas que se estaban liberando.

Baltasar era un gran esposo, él siempre le dedico tiempo y trato de apoyarla pasando noches con ella con la esperanza que en algún momento su infertilidad acabara, pero no había podido llenar su vacío. 

Ángela lloró por un momento hasta que una voz la interrumpió.

"Qué mal te ha tratado la vida, hija mía" 

La voz del hombre llego a sus oídos paralizándola por un momento. 

Unos brazos la tomaron por la espalda hasta que un abraso la arropo.

Las lágrimas surgieron una vez más.

El tiempo pareció ralentizarse, Ángela libero sus sentimientos reprimidos desencadenando un grito que resonó por todo el bosque.

"¡¡¡HAAAAAAAAAAAAAAAA!!!" – grito con fuerzas.

No sabía quién era esta persona que la estaba abrasando, pero no le importaba el no saberlo. Como si liberaran una presa de agua sus sentimientos se desbordaron sin control alguno.

"Está bien, puedes llorar, hija mía" – la voz no hacía más que provocar que sus sentimientos se volvieran más fuertes e inestables.

"¡¡¡HAAAAAAAAAAAAAAAA!!!" – grito una vez más.

Ángela lloró y lloró por muchos minutos hasta que saco toda la amargura que había estado acumulando.

Después de unos minutos su llanto disminuyo, el hombre soltó su abraso y paso a su lado hasta que estuvo frente a ella.

Ángela sintió la presencia del hombre pasar a su lado y se limpió las lágrimas, rápidamente quería ver quién era la persona que la había abrasado.

Cuando sus ojos se enfocaron en la figura que estaba frente a ella. Pudo ver aún anciano rubio, con una túnica azul de bordes dorados, su edad era aproximadamente unos sesenta años, a pesar de saber que era un anciano, no tenía ninguna arruga en su rostro. Su cuerpo irradiaba una gran cantidad de poder y su mirada la hacía sentir una paz inexplicable. 

"¿Quién eres?" – pregunto Ángela con voz temblorosa mientras veía al hombre que estaba frente a ella.

"Yo soy Jano, pero también soy tu benefactor" – dijo Jano extendiendo su mano derecha hacia Ángela.