Edian avanzaba por el oscuro túnel esperando salir de la ciudad. A su lado, la voz de la IA del dispositivo en su brazo le hablaba sobre el futuro que ella había visitado. La IA le explicó que el mundo que ella había visto era un futuro lejano, donde la tecnología había avanzado a niveles nunca antes vistos y donde el imperio había tomado el control absoluto de todo lo que existía.
La IA continuó explicándole a Edian que el dispositivo que ella tenía en su brazo era una tecnología de viaje en el tiempo que solo estaba en manos de los Guardianes del Imperio, una organización secreta de élite que trabajaba para mantener el poder del imperio y para evitar cualquier cambio en la línea del tiempo que pudiera poner en peligro su existencia.
Sin embargo, el dispositivo había sido robado por alguien y, por alguna razón, había terminado en las manos de Edian. La IA le explicó que el imperio estaba buscando el dispositivo y que harían todo lo posible por recuperarlo, incluso si eso significaba poner en peligro la vida de Edian y de las personas que estuvieran a su alrededor.
Mientras caminaban, la IA le contaba a Edian acerca de la importancia del dispositivo y de su función en la línea del tiempo. Según la IA, si el dispositivo caía en manos equivocadas, podría causar cambios irreparables en la historia y en el futuro del imperio.
Edian se dio cuenta de que estaba en una situación peligrosa y que debía tomar medidas para protegerse y proteger el dispositivo. La IA le recomendó que se mantuviera en movimiento, que no se detuviera y que no se confiara de nadie. Le aconsejó que encontrara un lugar seguro para ocultarse y que intentara descubrir quién había robado el dispositivo y por qué.
Edian sabía que la tarea no sería fácil, pero estaba decidida a descubrir la verdad detrás de todo lo que está pasando y a mantenerse alejada del imperio. Continuó caminando por el túnel, escuchando atentamente las palabras de la IA, preparándose para lo que estaba por venir.