Edian se encontraba en las afueras de la ciudad del futuro, la misma en la que había llegado antes. Sin embargo, algo era diferente: la ciudad seguía vacía. No había nadie caminando por las calles ni se escuchaba el ruido de los autos. Era como si todo el mundo hubiera desaparecido.
Edian le preguntó a la IA qué estaba sucediendo. La IA explicó que la ciudad estaba diseñada para funcionar de forma autónoma, con robots y sistemas de inteligencia artificial encargándose de todos los trabajos necesarios. La gente podía vivir en sus hogares y tener acceso a todo lo que necesitaban, sin necesidad de salir a la calle.
La IA también explicó que había guardias humanos encargados de la vigilancia y el mantenimiento de la paz en la ciudad. Aunque no se veían en ese momento, estaban allí, trabajando detrás de las cámaras y los sistemas de vigilancia.
Edian se sintió un poco inquieta al escuchar todo eso. Era una ciudad llena de tecnología y avances, pero también había un sistema de vigilancia constante. No podía evitar preguntarse si era seguro estar allí o si podría ser descubierta por los guardias.
Con esa incertidumbre en mente, Edian y la IA comenzaron a caminar hacia la ciudad, buscando la forma de ingresar sin ser detectados. Edian se sentía emocionada y temerosa por lo que iba hacer, mientras se mantenían alerta y vigilantes en todo momento.