Sala de Reuniones 7:45 a.m [ El futuro ]
En una imponente sala de reuniones, los siete generales del Imperio se congregaron en torno a una mesa ovalada de ébano. La atmósfera estaba cargada de tensión mientras discutían el delicado tema del dispositivo de viaje en el tiempo que había caído en manos de Edian, y era una amenaza potencial para la estabilidad del Imperio.
El general Klaus, conocido por su sabiduría y experiencia, tomó la palabra. Explicó las implicaciones del dispositivo en manos equivocadas y los posibles peligros que representaba y la cronología establecida. Los demás generales asintieron solemnemente, conscientes de la gravedad de la situación.
Sin embargo, a pesar de la urgencia, los generales se enfrentaban a una limitación crucial. Según las estrictas leyes del Imperio, cualquier viaje en el tiempo requería un permiso directo del Rey. Sin su autorización, no tenían la libertad de actuar y recuperar el dispositivo por la fuerza.
El general Ryan señaló que, aunque podían solicitar al Rey una audiencia para exponer la situación, el tiempo apremiaba y cada minuto era crucial. La incertidumbre y el temor crecían en su interior, conscientes de que Edian podía desencadenar eventos irreparables en el futuro si continuaba utilizando el dispositivo sin restricciones.
Fue entonces cuando otro general, planteó una alternativa: capturar a Edian cada vez que llegue al futuro. Aunque era una estrategia arriesgada, era su única opción viable en ese momento. Cada viaje de Edian al futuro representaba una oportunidad para capturarla y recuperar el dispositivo antes de que pudiera causar daño irreparable.
El debate se intensificó mientras los generales discutían los detalles de esta misión. Debían coordinar sus esfuerzos y asignar recursos adecuados para garantizar el éxito de la captura. Sabían que la astucia y la paciencia serían sus aliados en esta lucha contra el tiempo.
Sin embargo, la tarea no estaba exenta de riesgos. Cada acción que tomaran podía tener consecuencias imprevistas en el futuro. Los generales debían ser precisos en sus movimientos, evitando perturbar el equilibrio de la línea temporal. La captura de Edian era más que una simple cuestión de recuperar el dispositivo; era una carrera contrarreloj para proteger el futuro del Imperio y preservar la historia tal como se conocía.
El general Klaus tomó el liderazgo, instando a sus compañeros a estar preparados para enfrentar cualquier obstáculo que surgiera en el camino, con sus estrategias trazadas y sus corazones llenos de determinación, los generales se dispersaron, cada uno asumiendo su papel en la captura de Edian.