Edian salió del casino con un gran alivio al ver que había ganado una cantidad considerable de dinero, pero también sabía que debía ser cuidadosa al salir, ya que no sabía si alguien la estaba vigilando. Caminó hacia una tienda de electrónica y compró un móvil nuevo, asegurándose de que estuviera desbloqueado y sin rastros de GPS. Luego, Edian se dirigió a un lugar donde pudiera descansar y planificar su siguiente movimiento.
Una vez que entró en el departamento, se dio cuenta de que era un poco más pequeño de lo que había esperado. La sala estaba amueblada con un sofá y una pequeña mesa de café, mientras que la cocina era extremadamente básica, con solo una estufa, un fregadero y una pequeña nevera. El dormitorio era lo suficientemente grande para una cama individual y un pequeño armario. Edian suspiró, sabiendo que no tenía muchas opciones y que tendría que adaptarse a las condiciones si quería sobrevivir en este extraño mundo.
Edian caminó por el pequeño departamento que acababa de alquilar. Aunque era modesto y algo anticuado, estaba limpio y bien cuidado. Mientras examinaba el lugar, se preguntaba si era seguro estar ahí. Había estado huyendo del Imperio desde que obtuvo el dispositivo de viaje en el tiempo, y sabía que la búsqueda por ella debía estar en curso.
"¿Realmente es seguro estar aquí?", preguntó Edian a la IA en voz baja. "No quiero ser atrapada y no quiero ser llevada al Imperio".
La IA respondió tranquilamente: "Estamos a salvo aquí. He monitoreado la red y no hemos sido detectados. Además, este departamento se encuentra en una zona poco frecuentada y no hay cámaras de vigilancia cerca".
Aunque Edian quería creer en las palabras de la IA, no podía evitar sentirse inquieta. Había aprendido a ser cautelosa después de tanto tiempo huyendo. Pero sabía que necesitaba un lugar para descansar y planear su próximo movimiento. Además, el alquiler era asequible y no podía permitirse ser exigente.
Después de revisar todo el lugar, Edian se sentó en el sofá y suspiró. Miró a su alrededor y se preguntó cómo había llegado hasta allí. Aunque sabía que su lucha por sobrevivir estaba lejos de terminar -
Y pensaba que ganar dinero en el casino le había dado una pequeña ventaja y ahora tenía un lugar para descansar. Pero también sabía que no podía bajar la guardia. Se levantó del sofá y se dirigió a la ventana, observando la calle vacía. A partir de ese momento, su vida dependía de la prudencia y la astucia.