Adam le dio el nuevo hechizo a Tarin y juntos bajaron al segundo piso, en donde Carlos les dio la bienvenida junto con Alfred y Han.
—Recibimos el mensaje, en nombre de todos quisiera...
—¿Estás seguro de que todo está en orden? No quiero subir a mi casa y conseguirme con otro zombie —interrumpió Han de improviso. Carlos le miró enojado, pero luego se volteó a mirar a Adam inquisitivamente.
—Si incluso el sistema considera que ya no hay hostiles, entonces no deberías ni dudar.
Han asintió y, sin más preámbulos, desapareció en uno de los apartamentos vecinos de Carlos.
—Así que todo por fin acabó ¿eh? Mi edificio al fin está seguro, por lo que todos los que sobrevivimos podremos relajarnos un poco.
Carlos mentiría si dijera que no se sentía aliviado, su plan había fallado y la mayoría de los apartamentos ahora eran propiedad de Adam, pero el Ambusher le había dado un buen susto y salir con vida de ello era un alivio. Además, las personas que antes le apoyaban ahora no querían volver a tener que enfrentarse a un zombie en sus vidas.
—Estás equivocado. Este es solo el principio, en siete días las cosas van a cambiar y no sabemos si para mejor o peor; y los zombies evolucionan más rápido que nosotros. Tendremos que seguir limpiando los edificios cercanos y esperar que ningún zombie se haya vuelto lo suficientemente fuerte como para exterminarnos con facilidad.
Carlos observó a Adam, todo el alivio que sentía desapareció. Se dio cuenta de que él tenía en parte razón. De nuevo recordó la escena de cuando Adam y su grupo mataron al Ambusher y no pudo evitar un escalofrío.
—Quiero unirme a ustedes —Alfred intervino repentinamente.
—¿Qué Clase eres? Si me permites preguntar —dijo Adam.
—Biólogo.
Adam sintió curiosidad por la Clase. Antes de que pudiera preguntar, Alfred continuó hablando.
—Mi habilidad ofensiva es bastante complicada y creo que necesitaré un tiempo para dominarla.
—Alfred no creo que sea buena…
—No papá, estoy seguro de que esto es mucho más importante de lo que crees. ¿No te sentiste completamente impotente contra el Ambusher?
Carlos dudó unos instante, pero al final asintió. Adam, mientras tanto, se dio cuenta de que entre los supervivientes del superbloque podrían haber más personas con Clases avanzadas que podrían resultar útiles.
—Carlos, una pregunta. ¿Cuántos supervivientes hay en el superbloque?
Carlos miró a Adam con cierta duda, pero al final decidió responder.
—Unos 15, incluyendo a 3 niños, 5 mujeres y 7 hombres; incluyéndome a mí y a mi hijo y sin contar a Noah, que vino de fuera del edificio.
—¿Alguno de ellos tiene alguna Clase avanzada?
—¿Clase avanzada? ¿Te refieres a profesiones? —Carlos no entendió la pregunta al principio, pero pronto captó el significado. Adam asintió.
—Tendría que hablar con algunos de ellos, no conozco muy bien a algunos, pero estoy seguro de que hay un Músico entre ellos, un Arquitecto y Alfred es Biólogo. —Carlos pausó un momento antes de continuar—. Creo que deberías reunir a todos y preguntarles directamente, después de todo fuiste tú el que limpiaste el edificio de zombies y ellos lo saben.
Adam iba a negarse, pero se detuvo antes de hablar. Un poco irritado, se dio cuenta de que sin quererlo, se había vuelto el dueño del refugio y por lo tanto su líder, lo cual traía varias responsabilidades. Si no se reunía y hablaba con los supervivientes ahora, más tarde tendría dificultades con el refugio, de eso estaba seguro.
Adam no estaba acostumbrado a ser el jefe, pero al menos que deseara perder la propiedad, no había otra opción. Por un momento, pensó en ceder el refugio al que lo quisiera y liberarse de toda una montaña de responsabilidades futuras, pero una chispa que había permanecido dormida dentro de él despertó en ese momento.
Adam pensó en todo lo que había pasado hasta ahora, en los zombies que había combatido y en todo el peligro al que se había expuesto. Nunca hubiera creído que él fuera el tipo de persona que pudiera arriesgar su vida de esa manera.
El refugio de Nuevo Sol era el fruto de sus esfuerzos. ¿Por qué debía ceder el control del mismo a alguien que no había luchado para conseguirlo? Por un momento pensó en quizá cederlo a alguien de su grupo, pero nadie parecía estar interesado en ello.
Carlos y Alfred le observaban. Alfred, un poco confundido e impaciente, iba a decir algo, pero su padre le detuvo. Sospechaba lo que pasaba por la mente de Adam.
Adam pensó un rato más hasta que tomó una decisión.
—Reúne a todos, yo llamaré a los del mi edificio también.
Carlos asintió y luego le indicó a Alfred que le siguiera. Adam, por su parte, fue a hablar con su grupo.
Miriam, Marlen y Noah comían algo mientras disfrutaban del descanso. Tarin se encontraba al otro lado de la habitación, apartado, y parecía sumergido en sus pensamientos mientras comía.
—Tengo algo que decirles— dijo Adam. Todos se voltearon y lo miraron con curiosidad.
—Creo que deberíamos informar a todos los supervivientes sobre el refugio y dejar claro quien está al mando.
Marlen asintió sin pensarlo mucho, pero Noah le miró con una ceja levantada.
—¿Crees que vayan a aceptarlo tan fácilmente? He convivido con algunos supervivientes y hay muchos tan tercos como una mula.
—No espero que todos estén contentos, pero me da igual. Según el sistema, yo soy el jefe. Los que no estén de acuerdo deberían encontrar otro lugar donde vivir.
—¿Qué hay de mi hermano? Estoy seguro de que sabes qué tan ambicioso es —Tarin habló desde donde estaba sentado e ignoró la mirada que volvió a lanzarle Marlen. Adam suspiró.
—Sí, lo sé, pero también creo que deberíamos trabajar juntos, pues sinceramente no tengo ni idea de qué hacer con el liderazgo y lo único que parece que se me da bien es matar zombies.
—Una habilidad muy apreciada en esta época, sin duda alguna —dijo Noah en tono algo burlón—. No sé ustedes, pero creo que esa es la habilidad más importante que debe de tener el líder de un refugio, sobre todo en sus comienzos.
Los demás asintieron, apoyando a Noah.
—En fin, le he pedido a Carlos que reúna a los supervivientes del superbloque. Deberíamos avisarles a todos en este edificio y reunirnos todos en el patio.
—Yo puedo avisarles si quieres —dijo Marlen, que salió antes de que Adam pudiera recordarle que no causara problemas con Tracel. Adam miró a Miriam y esta adivinó lo que él pensaba decirle nada más por la expresión de su rostro.
—Me encargaré de que no cause problemas.
—Yo también iré, creo que será difícil convencer a mi madre de que salga de su cuarto —dijo Tarin.
Noah y Adam se quedaron solos. Adam miró a Noah y pronto se dio cuenta de algo importante que debía aclarar.
—¿Qué vas a hacer tú Noah?
—¿A qué te refieres?
—No lo tomes a mal, pero la Guardia Nacional tiene una mala reputación. Además, tu casa no está aquí y dudo poder detenerte si deseas irte y reunirte con los de tu… con tus compañeros —Adam había estado a punto de decir "los de tu calaña", pero se contuvo, no quería que la conversación fuera más agresiva.
Noah dejó su arma sobre la mesa y miró a Adam.
—Yo mismo no estoy muy claro en qué hacer. Es decir, en mi casa me espera, seguramente, todo un maldito infierno, pues vivo en el centro de Katara. Esta ciudad no tiene muchos habitantes y es un puesto tranquilo para ser Guardia Nacional, pero la capital, sin duda alguna, estará inundada de zombies.
Adam asintió. Por un momento se sintió aliviado de vivir en la pequeña ciudad de Vinte.
—En cuanto a la Guardia Nacional, no tengo nada que decir; nuestra reputación está más que merecida. No sé qué estará sucediendo allá afuera, pero si incluso yo actuaría con precaución frente a mis camaradas, no me imagino ustedes.
Noah comenzó a caminar de un lado a otro.
—Eso sí, lo que me preocupa es Manaria, no sé lo que habrá hecho el contingente de guardias allí, ni qué habrá sido de los prisioneros, pero si todos ellos obtuvieron una clase y un paquete especial dentro de sus rejas, no me puedo ni imaginar el desastre.
Adam sintió un escalofrío al escuchar a Noah, se había olvidado por completo de la cárcel de alta seguridad de Manaria. Una famosa prisión ubicada en la ciudad de Vinte, no muy lejos del nuevo refugio de Nuevo Sol. Homicidas, cadenas perpetuas y violadores, además de los numerosos prisioneros políticos que mantenía el gobierno. Una receta para un desastre.
—Creo que por ahora permaneceré aquí. Pienso que tienes la idea correcta, es necesario comenzar a matar zombies y avanzar de nivel rápido antes de que todo el mundo termine de irse a la mierda. Además, hablando aquí con sinceridad. Tengo algunos contactos, que viven en esta urbanización, que podrían sernos útiles a la hora de lidiar con criminales.