«¿Por qué ofreció ayuda? » pensó Theo, recordando que no podía confiar en ella. Simplemente había algo en esos ojos verdes que no le agradaba.
En algun momento, llego al estacionamiento de profesores, kayle estaba a lado de Nicolás Pardo con varias cajas en su mini van. Se acercó y mientras escuchaba al dúo quejarse sobre la vida escolar de la joven y la vida amorosa del mayor, no pudo evitar abrir las cajas curioso mientras un recuerdo lejano aparece en su mente "alguien roba los instrumentos de oficina".
— Entonces era él — susurró Theo.
— Nicolas, eres increíble. Gracias — exclamó ella emocionada, apretando las manos del adulto para luego ir hacia la puerta del carro.
— Theo, ¿tú qué haces aquí? — preguntó Nicolas, tan arisco como es habitual con los chicos.
— Nicolas no insistas — comentó kayle al abrir la puerta del carro — no está bien meter presión a alguien que no se siente capaz.
Fue un rápido sentimiento incómodo, si bien no se sintió presionado antes, después de escucharla solo se enfureció más.
— Iré — dijo Theo.
Fue tan directo y rápido que los otros dos intercambiaron miradas, Nicolas alzó su mentón y arrugó su frente, culpandola a ella, aunque kayle solo alzo sus hombros incrédula por la elección del pelirrojo.
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Por otro lado, Corni se encontraba en su habitación, muy entretenida con un videojuego, deseando ganar el nivel "matanza al jefe".
En ella crecía una sonrisa, hasta que escuchó tres golpes sobre la puerta de su habitación. Dio un sobresalto y ocultó la pequeña consola entre las sábanas de su cama y se sentó a ver a su abuela entrar. Esa mujer de gran convicción y personalidad de roca, arrugó un poco sus labios esperando no tener que ceder a sus pedidos.
Otra vez.
— ¿Porque aun no te vistes? — preguntó la mujer, viendo alrededor de la habitación — Por cierto, desde que bajaste de peso, te ves mucho más linda.
— Espera abuela, ¿tengo que ir?
— claro — suspiró ella y se sentó a su lado — tienes la oportunidad de acercarte a tres familias poderosas, no la desperdicies.
Ella asintió.
— abuela — dijo Corni un poco angustiada — Pronto será la "fiesta luces" y papá ya me dio permiso de ir con mis amigos.
Su abuela no dijo nada, solo reprocho con una molestia en sus ojos ocultos ante la sonrisa de su única nieta, esperando que acepte.
— Cornelia — susurro en un tono ronco — Ese jack te debe gustar mucho, preparate — afirmó ella al acariciar su barbilla y salió de la habitación.
— ¿Por qué me debería importar verme bien delante de esas personas? — se quejó a lo bajó y volvió a echarse en su cama, buscando su videojuego.
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Después de una hora conduciendo, Theo nunca pensó que iba terminar el día dentro de la minivan del consejero y con la "Psycho" conduciendo entre las calles de un lugar que nunca creyó visitar, se dio cuenta rápido que era de esos lugares que su padre nunca lo dejaría ir.
En un momento, la minivan se detuvo bajo la sombra de un árbol, en un barrio residencial. En segundos, el adulto volteó a los dos chicos con ropas que cubrían su uniforme.
— Realmente prefiero que no vayan — entonó el castaño preocupado, en especial por lo determinada y calmada que se veía la chica.
— Nicolas — detuvo kayle — ¿no dices que es bueno buscar las respuestas?
— Así es — agregó Theo — a mi me dijiste que no debes entregarte tan fácil a una chica.
— Nicolas no te rindas, tienes mucha confianza. Podrías cambiar de trabajo — sugirió kayle al acomodar su falda.
— O mejor busca una vieja que tenga pena por ti — siguió el pelirrojo con una enorme sonrisa.
— Bajense — ordenó delante de ambos y desactivar el seguro.
Justo después de sus palabras, Nicolas los vio alejarse del carro.
Theo estaba un poco confundido, guiado por kayle hacia una heladería. De un piso de marmol y mesas blancas, llegaron al tablero frente a los contenedores de helado.
Por un segundo quiso irse cuando escuchó unas pisadas que erizaron su espalda cuando vio llegar a un joven de cabello negro raspado y con un tatuajes en el brazo derecho.
Leo, un joven de alrededor de los veinte que sonrió en el momento en que vio a Kayle.
— ¿Qué es lo que necesitas? — preguntó Leo.
— información — habló Kayle y dejó sobre la mesa la carta encontrada en la bodega — ¿quien puede acosar a niños de un colegio privado?
Leo frunció el ceño sin entender cuando tuvo la carta en sus manos. La analizo por unos segundos y luego volvió a ella.
— Y, ¿No sabes quien te lo envió? — pregunto. Pero ella se negó.
Inmediatamente Theo escuchó la conversación, se sintió en un mal tercio, con palabras claves "tribu", "omega", "trabajadores", "helados", ¿lo estaba halagando por su emprendimiento o preguntando por un asunto criminal?
— ¿Puedes buscar por mi? conoce mi número del segundo celular — dijo ella, sorprendiendo a Leo.
Leo inmediatamente estiró su mano a kayle.
— Theo, ¿cuánto dinero tienes? — preguntó kayle al pelirrojo.
Desconcertado, se encontró con la mirada expectante del chico y sus tatuajes, a decir verdad, tenía un poco de miedo, por lo que en cuestión de segundos entregó un billete de diez, aunque no fue del gusto de los dos, se enfrentó a la mirada maliciosa del adulto para luego sacar un nuevo billete de veinte.
Esta vez el mayor aclaró su garganta, aceptando de mala gana el dinero, al mismo tiempo que un nuevo cliente entraba al local. Un moreno alto de camison y short negro que dejaba a la vista miles de tatuajes, varios de gatos.
— Bueno, nos vemos Leo — recalcó ella sonriente y con su mano en la muñeca de Theo lo jalo.
Al mismo tiempo que kayle se dedicaba a ver al frente, theo tenía la cabeza gacha, miró de rabillo del ojo a aquel hombre de aura maligna. Ocultó su miedo, aún cuando al fin dejó de ser jalado y llegaron al auto.
— por cierto, mis sospechosos son Aidan y Nicolas — comentó la chica al llegar frente a la minivan y abrir la puerta.
— ¿terminaron? — se escuchó de Nicolas.
— si — respondió la chica al entrar a los asientos traseros.
Theo volteo al adulto, con una suave sonrisa y sus ojos avellanas relucientes. ¿en serio puede ser él? lo creyó en su tiempo, pero simplemente Nicolas era un niño dentro del cuerpo de un adulto.
Una vez que el pelirrojo dio un paso adentro, escuchó una voz muy familiar. Una entrevista sobre la empresa de su padre.
— Vi a un hombre, casi entro por ustedes. No vuelvan a hacer eso — refutó Nicolas.
Theo no hablaba, estaba concentrado en esas voces de la radio. Una mujer y un hombre, no le hubiera sorprendido al principio si no fuera por las palabras. Eran las mismas que su padre usaba para hablar.
"Nosotros somos capaces de ayudarte, podemos resolver tus problemas en segundos — Sin duda era un abogado de la empresa de su padre — Dentro de poco, tendremos nuestro evento "Protección y seguridad pública", todos podrán tener asesorías gratuitas.
"He escuchado de este evento por meses, sé que varios van a asistir. De hecho, conozco a varios que irán solo por el abogado Sandoval, es muy popular" — se escuchó de la mujer.
"Por supuesto, el abogado Sandoval, nuestro CEO y fundador de este evento estará presente"
"¡Eso es grandioso!, en verdad el abogado Sandoval tiene un corazón enorme. De hecho, tuve la oportunidad de conocerlo una vez, él no solo es un profesional, es un padre. Y siempre habla de su familia perfecta".
"Lo es. No creo que pueda decir esto, pero, él haría cualquier cosa por su familia".
— ¡Ja! — se burló Theo con repudio y mucho asco, llamando la atención de los otros dos.
Nicolas y Kayle se voltearon a ver, con una ligera incredulidad y una ceja alzada de parte de la joven.
— Tú lo trajiste — susurró ella.
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Las horas pasaron, casi las ocho de la noche, mientras que una guerra de intereses empezaba en el comedor del departamento de la familia Esposito, en el jardín, Theo estaba frente al par de gemelos y corni.
— Entonces, ella tiene contactos. Debemos tener cuidado — dijo Corni — Oigan, ¿y si es un complot de becados?
— no lo creo — detuvo Andrew — Más bien ¿no fue raro que la psycho se ofreciera por ayuda?
— Entonces sería lo mismo para Nicolas — dijo Corni, con sus brazos cruzados — cómo es que los acompañó, ¿así como así?
Theo estaba por hablar, cuando escucharon la mampara de la terraza abrirse. Con un escalofrío por su espalda, voltearon sorprendidos al ver a Aidan frente a ellos. El hijo de la directora, emocionado solo por ver la sorpresa de ellos por su presencia.
Con sus manos en los bolsillos de un elegante pantalón se deslizó por la terraza, hasta sentarse frente a Theo. Ambos amenazantes, fulminando con asco al otro.
— Sandoval
— Del Águila — terminó el pelirrojo ante la tétrica sonrisa.
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Theo, ¿qué opinas de Aidan?
Theo: ¿Qué opinó de Aidan? — se preguntó Theo — Es un narcisista, egoísta, su ego está por las nubes y ... ¿Qué otros sinónimos hay? espera, buscaré.