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Chapter 14 - 13: EL HOYO DONDE CAYERON.

Las piernas de Anna tambaleaban en su caminar, como si estuviera dentro de un péndulo, atrapada en un torbellino de pensamientos. Se sentía atrapada entre la espada y la pared, atrapada en un dilema del que no podía escapar.

De repente, chocó con alguien, deteniendo su marcha errática. Levantó la vista y se encontró con un extraño con una presencia imponente.

Una mano firme se posó en su hombro, deteniéndola en seco. Anna sintió el peso de la mirada del desconocido sobre ella mientras le entregaba una fotografía. El corazón de Anna se hundió al reconocer a Sofía y Jack en un abrazo apasionado, una traición capturada en papel.

El desconocido le ofreció un cuchillo, una herramienta que parecía tan afilada como las decisiones que Anna sabía que debía tomar. Las palabras del hombre resonaron en su mente, una advertencia susurrada en la oscuridad de sus propios conflictos internos.

— Solo así te harán caso — susurró él, antes de desaparecer entre la multitud, dejando a Anna sola con sus pensamientos tumultuosos.

Por otro lado, Theo leía cada uno de los mensajes de "paloma", había caminado por donde él dijo a la espera de ese fantasma. Pero se sentía inutil al no encontrar algo.

De hecho, le había enseñado que debía juntarse con un tipo de personas, de las que más tarde pueda usar a conveniencia. Tal como lo hacía su padre.

"Tal vez necesito un descanso" pensó al llegar frente a los puestos de comida. Lo que creyó correcto cuando terminó por ver a Kayle despedir a un joven, un poco más alto que ella.

— oye, ¿estás ayudando o solo buscas pareja? — preguntó con toda la intención de verse intimidante.

— Soy multitareas — aclaró la joven con burla. Para luego voltear hacia un lado de los comedores — ¿sabías que Nicolás está por aquí? lo perdí de vista

— y qué importa si está aquí — siseó el chico pero tras segundos sopesar, silbo sorprendido — ¿entonces si te gusta?

— ¿No parece raro que esté aquí? O ¿hablaste con él sobre esto? — preguntó con una sincera mirada llena de desprecio pero inexplicablemente serenidad.

«Cierto, para ella todos eran sospechosos» se dio cuenta. No la conocía, mucho menos sabía si podía confiar en ella. Más que ser una becada, no podía comprender sus acciones.

— no tengo nada que hablar con Nicolás — contestó él, pero en el momento que volteo su mirada alcanzó a ver a Corni y Jack en la fila de un puesto de hot dogs — Vámonos, Corni está cerca.

En segundos caminaron lejos de ese sector, lo suficiente para no ser vistos y es que se habían ocultado frente a una pizarra "el menú de la noche". Theo se puso un par de gafas oscuras y arregló su sombrero. La verdad, estaba un poco emocionado, se sentía un espía. Y es que en su sonrisa describía a la perfección su sentimiento.

— ¿no me veo genial?

Kayle dudó tras la pregunta pero respondió.

— Ese gorro no te queda para nada bien, Y no, el hecho que tengas gafas no significa que te parezcas al detective Conan.

— ¿Sabes que tus palabras lastiman? — soltó el chico molesto.

Era la primera vez que hablaba por tanto tiempo con ella. Y aún más cuando volvió a ver a los gemelos con un palillo de carne cada uno, además de una sonrisa dibujada en sus mejillas derechas.

— ¿Qué? — se quejó Arthur, una vez que llegó frente a ellos.

Theo estaba por quejarse cuando el sonido de sus celulares llamó su atención, parecía el destino, una interrupción hecha por el mismo número que los conmocionó. El primero que aceptó la llamada fue el gemelo menor, Arthur activó el altavoz mientras los demás dudaban si hacer lo mismo. Poco a poco, mientras la estática sonaba, los cuatro aceptaron la llamada.

Sucedió en pocos segundos y un pitido resonó en ese espacio cerrado por sus cuerpos.

"¿Creen que pueden jugar conmigo?"

Se escuchó primero, un tono rígido y robótico, que a pesar de eso, era tan grosero como una amenaza que prosiguió a reírse entre alaridos grotescos

"Estúpidos peones, nunca busquen a su enemigo en su territorio. Este será su primer aviso de su derrota"

Fue lo último que escucharon cuando terminó la llamada. Ninguno pudo hablar después de eso, se sentían observados y atrapados, como conejillos de indias en pleno experimento.

Fue entonces que el primero en moverse fue Andrew, deslizó un poco su pierna a la izquierda como si estuviera preparado para caminar o tal vez esconderse, pero algo más llamó su atención. Un repentino sonido de las alarmas de incendio y un grito resonaron en toda la fiesta.

Provenía del juego de luces, se habían apagado el agua y había un alto número de personas en un círculo viendo lo que se podría decir "la causa del por qué los policías vendrán". En medio de todo, había dos personas mayores con ligeros cortes en su antebrazo y brazo, sentados a un lado de la plataforma viendo con tristeza a Anna. Quieta y sentada mientras la sangre que caía por su brazo viajaba gracias al agua y sus lágrimas secas ensuciaba su rostro, sin brillo, sin ningún motivo, solo deseando desaparecer.

— ¡Anna! — escucho de repente. Sus amigos gritaron en unísono dándose paso entre la multitud.

Ella ni siquiera se inmuto, los mayores presentes detuvieron a los menores y entre tanto, Anna volteo, hacia Jack abrazando a Corni y en el rostro de Sofía se veía el miedo. Se sintió como en primero de secundaria, cuando todo comenzó, cuando Cornelia Esposito se convirtió en Corni, su amiga. Y que inevitablemente, su opinión sobre la relación secreta tampoco podía salir a la luz.

"No quiero engañar a mis amigos" pensó mientras una sonrisa genuina se dibujaba en su rostro rojo y sus ojos empezaban a cristalizarse al caer rendida por la cantidad de sangre y nerviosa por lo que podría pasar en el futuro.

«A veces vemos todo desde el interior del hoyo, esperando que algo agrandé el hueco»

.

Mientras tanto, en casa de la familia Sandoval, a unas horas de que su hijo o esposo llegarán, Amelia revisaba desde su computador a punto de revisar un documento enviado por un investigador contratado hace más o menos un año para que siguiera su esposo.

Recordó la culpa que sintió cuando dejó de creer en él y la lástima por sí misma por no saber cómo proteger a su hijo. Al principio lo considero como una salida más, para manipularlo ante su agresividad.

Sin embargo, con el paso de los meses, fue más difícil seguir con la investigación. Su esposo salía mucho por la noche.

Podía detenerse en la carátula del documento ante el miedo de descubrirlo, pero si se trataba de su familia, haría cualquier cosa. Amelia lo sabía bien, debía sacar cara por su hijo. Porque su esposo Javier, ya no era el mismo.

En algún momento revoloteo su cabello con su mano y sobo su moretón en plena recuperación. Fue como un ritual para tranquilizarse, una acción que hizo dos y hasta cuatro veces antes de ver las imágenes. Había muchas fotos en la noche, pero podía reconocer esa calle.

— la urbanización el cerro — susurro al ver el carro de Javier estacionado frente a una linda casa de campo.

Frunció el ceño y siguió viendo las fotos, las luces encendidas de la casa, un segundo carro y su salida en la mañana, a lado de la espalda de una mujer.

Gabriella Chang.

Amelia no pudo soltar ni un solo respiro, lo contuvo por unos segundos. Insegura y traicionada, se sentía mareada, tal vez un poco perdida ante los hechos que alguna vez suponía podría ser una mala acción de Javier. Pero nunca pensó en una infidelidad.

Mientras las lágrimas empezaban a viajar por sus mejillas y detenía el rápido movimiento de sus labios ante un llanto. Su mente cubrió rápido lindos momentos con su esposo, desde que lo conoció en la universidad, las flores con las que llegaba después de cada presentación musical, cuando estuvo a su lado en el hospital durante el parto y sus lágrimas cuando cargó a su hijo.

— No ... 

Sus dientes rechinaban, entre la cólera y la indignación de no saber que hacer.

°°°° SECCIÓN EXTRA

Arthur: saben siento que el fantasma si estuvo aquí.

Andrew: si, debimos buscarlo mejor.

Kayle: que hipócritas, ustedes no hicieron nada.

Theo: ¡MIRA QUIEN HABLA! estabas coqueteando.

Kayle: no se de que hablas.

Arthur: Andrew, tomame una foto. Hoy soy el detective Conan.

Theo: ni siquiera lo ves.