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Chapter 17 - CAPÍTULO 15: ATAQUE

Los siete adolescentes se hallaban en la bodega, con Corni a punto de estallar en una tormenta de emociones, cuando un suave siseo de Theo la detuvo. No podían permitirse ser descubiertos en ese escondite clandestino. Un silencio pesado cayó sobre ellos.

— ¿De verdad? — exclamó Corni, su cabello alborotado reflejando su furia en un estallido de indignación. — ¡No puedo creer que nadie esté hablando de esto! Anna fue lastimada, lo mínimo que podemos hacer es llamar a la policía. ¿No están de acuerdo?

Corni apenas parpadeaba, sus pecas apenas visibles entre el enrojecimiento de la ira, mientras que los demás se sumían en un incómodo silencio, cargado de culpabilidad. 

Los siete sabían que habían perdido.

Theo buscó calma en su respiración, rogando porque ningún oído indiscreto captó el arrebato de su amiga.

— entiendo como te sientes, pero — pauso Bruno al ver la seriedad de la castaña y su ceño fruncido — pero, ya pasó.

— ¡¿cómo puedes decir eso?! — volvió a gritar ella al mover sus piernas y escuchar el siseo de Theo — ¡No quiero que mis amigos sean lastimados! Y tampoco sé por qué mie … rayos — se interrumpió — ese esquizofrénico de mier .. ah, ¡nos molesta!

— Es cierto — interrumpió Kayle, con un tono suave — es terrible lo que le pasó a Anna, pero también lo es no tener ni idea de cómo culpar al fantasma.

— ¿dices que no es la culpa del fantasma? — Corni elevó de nuevo la voz, esta vez con más control, pero con un deje de advertencia — mide bien tus palabras "psycho".

— Escucha bien — ordenó la de ojos verdes desde su asiento, haciendo que los demás contuvieran el aliento por la sorpresa — es obvio que el fantasma la usó, pero ya es demasiado tarde. Tenemos que concentrarnos en descubrir quién es.

— Entonces, ¿por qué no vamos directo a la policía? — propuso Corni.

— No — Bruno la detuvo en seco.

— ¿Por qué no? — preguntaron al unísono los gemelos.

Bruno se tomó un momento, mirando a cada uno de sus compañeros. Dudó antes de ver la desesperación en el rostro de Corni.

— Cuando me inculpo y querían expulsarme del colegio — comenzó él, con un suspiro pesado — el fantasma me dijo "No te preocupes". ¿No les parece extraño?

— Bruno, el fantasma fue quien te culpo, no seas idiota — Andrew se burló.

— Por eso mismo, sería más fácil contárselo todo a la policía — protestó Corni, con un puchero apenas contenido.

— no creo que sea buena idea — detuvo kayle.

— oh, ahí está — exclamó la castaña — los becados apoyándose, qué lindo. Pero, yo tengo asuntos que …

— Cálmate — intervino Theo. Con infinita paciencia — pensemos en otra cosa.

— ¿si le decimos a nuestros padres toda la verdad? — preguntó Corni.

La pregunta resonó en cada uno de los adolescentes, algunos más incómodos que otros, como si hubieran descubierto la solución a un enigma. Sin embargo, no fue así para los ojos verdes que se fundió en el recelo.

— Ja — interrumpió Kayle con un tono desafiante, las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta deportiva — Bien. Dile a la policía, dí que ese loco que ataca a la escuela, te ataca. Lo único que lograrás hacer es que miles de noticieros te busquen y se pregunten, ¿por qué tú?

Corni tragó saliva, sorprendida.

— Y en poco tiempo, surgirán mil teorías sobre tu vida y la de tu familia. ¿Qué crees que pasará cuando los medios empiecen a decir que un criminal está tras de ti? ¿Qué crees que ocurrirá con el negocio de tu familia?

Fue una pregunta contundente, sin ánimo de pelear, ni siquiera ser agresivo. Sin embargo, fue suficiente para hacer que todos se preocuparan; tenía sentido. Los padres de cada uno, desde figuras públicas hasta adinerados empresarios, no querrían ver arruinados sus negocios.

Corni, hirviendo de rabia, tomó su mochila y salió de la bodega.

— Fuiste muy dura — comentó Bruno, viendo cómo Kayle inclinaba la cabeza resignada.

— Pero tienes razón — susurró Andrew al tomar su mochila, mientras Theo permanecía callado, recostado contra la pared — ¿entonces qué deberíamos hacer? 

El chico suspiró, también sin tener una respuesta clara, y en poco tiempo rodó los ojos.

— Perdón, tengo entrenamiento.

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Después de unas horas, en pleno entrenamiento del grupo de básquet inició en el coliseo. A los ojos del entrenador, parecía un partido amistoso entre el capitán Theo y Esteban, pero, había algo más que no podía deducir.

Una pelea de dos grupos o tal vez, una pelea unilateral en contra de Theo que solo Esteban veía. Era un odio oculto, que crecía cada vez que escuchaba como los demás le decían a theo "capitán".

Con buenos reflejos, Theo se movía por el estadio, con una gran facilidad de encestar. En esos últimos cinco minutos, Esteban encontró un punto fuera de su periferia y en segundos, su enojo se envolvió en una sed de sangre con solo una pregunta.

"¿cómo es que siempre era el capitán?"

En el preciso momento que el entrenador estaba ocupado escribiendo en su celular, Esteban movió su pie lo suficiente para desconcentrar al pelirrojo y empujarlo al suelo. 

— ah lo siento — se escuchó de Esteban al acercar su mano a su amigo.

— ¡Ok! prepárense para sus clases — gritó con aplausos el entrenador..

Después de eso, los chicos se encerraron en los baños, entre conversaciones y con música de fondo, Esteban llegó a su casillero, cuando vio un pequeño pedazo de papel salir de la puerta. La sacó con esfuerzo, era una hoja negra.

Por un segundo creyó que era una broma, pero nadie lo volvió a ver. Su expresión se tornó en confusión, arrugó su nariz con desagrado y sus manos apretaron la hoja. Estaba por quejarse cuando una conversación se interpuso.

— oye, ¿Qué sabes sobre la amiga de Corni? — escuchó de uno de los chicos, saliendo con una toalla al lado de Theo.

— me dijo que no es nada grave — dijo el pelirrojo.

Esteban no se esperó, guardó la carta en su bolsillo y empaco sus cosas.

— Esteban, hagamos un grupo de estudio. Los exámenes se acercan.

— Perdón, ya estoy yendo a una academia — respondió él y tomó con fuerza su mochila — Adiós.

Esteban se fue casi corriendo del vestidor, afuera del estadio y apurado en alejarse del camino que todos los equipos deportivos tomaban después de las seis de la tarde. Hacia la puerta de rejas, ese mismo lugar por donde aquel criminal saltó.

Vio al equipo de atletismo en un descanso, más animados de lo que podría creer al punto de aplaudir su emoción. Sin embargo, en algún momento se detuvo frente al ingreso, cambiando sus pensamientos por una plena curiosidad por esa hoja negra.

Solo contó unos segundos cuando la abrio y leyo:

°"Tú nerviosísimo solo te llevara a la derrota, tu velocidad como el agua desordenara el orden y debilitará a tu oponente. Su fuerza se va a doblegar contra tu precisión. ¿Quieres saber que lo hace ganar los campeonatos? ¿Quieres saber cómo sigue siendo el capitán? … La verdad se mostrará desde los lugares menos probables."

Cuando terminó de leer, su rostro se estrujo con una extraña presión pulsante sobre su pecho, como si algo lo impulsará a buscar la verdad de esa pregunta que siempre tuvo. 

Encerrado en sus pensamientos, trago saliva sopesando aquella idea y que seguía afilando a una imaginaria escena donde ganará el liderazgo del equipo. Hasta que, de repente, una notificación en su celular llamó su atención.

°"Cobarde " 

leyó, no dudo ni un segundo, estaba por bloquear el chat cuando miles de fotos de él mismo aparecieron en la conversación. Esta vez se preocupó y salió corriendo con todas sus fuerzas.

Dejando atrás a una persona bajo las sombras, quieto mientras lo veía correr.