El esperado viernes inició cuando Theo lanzó con furia un par de balones a una red, su mirada revoloteaba hasta detenerse frente al grupo de béisbol y Kayle. Se veían muy animados, y en su mente cubrió una gran duda por las amistades de esa chica.
Como esa vez en la heladería, como su rara amistad con Nicolas. En verdad, no la conocía.
De repente todos sus pensamientos se rompieron cuando escuchó a dos chicos hablar.
— Tranquilo — dijo un chico con el uniforme de basquetball — solo debes ser amable con el "hijo del abogado".
— No entiendo cómo es que no se enoja con ese apodo
— Es porque nadie lo dice, y será mejor que no te escuche. O si no, te sacarán del equipo.
— No me digas que Theo se cree tan especial.
— ¿Qué esperas de alguien como él? Escuche que solo es el títere de su papá.
La frase resonó en su mente, masculló su propia lengua y apretó sus manos. Sabía lo que los demás pensaban de él, reduciéndolo siempre al "hijo de ÉL".
Y, tal vez por eso había decidido ir en contra del fantasma, que al igual que su padre se burlaba de él como si fuera un insecto.
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Poco a poco, las horas pasaron. Deseando la última campaña, los estudiantes huyeron del calor de primavera, corni se despidió de sus amigos con la promesa de recogerlos antes de ir a la fiesta y por otro lado, a la espera en la línea de buses, Bruno veía su celular leyendo las indirectas de sus compañeros de fútbol.
Ya no tenía cólera, se sentía triste.
— Oye, respondeme — escuchó, era su hermano al tomar su hombro.
Sus ojos se ensancharon, perplejo por el encuentro de su hermano.
— ¿Qué haces tú aquí? — preguntó enfurecido al ver como su hermano empezaba a llamar la atención de muchachas de la escuela.
— Te llevaré a casa, el carro está por aquí — dijo Pablo, empezando a caminar. Aunque no fue seguido por su hermano, por lo que volteo con una sonrisa de lado a lado — te reto.
— No voy a correr aquí.
— Ah es cierto — exclamó y regresó a bruno — mamá y papá dijeron que ya está solucionado. Nadie te podrá molestar — explico, viendo como se dibujaba una sonrisa llena de esperanza en el rostro de su pequeño hermano.
Bruno iba a hablar, estaba por dar un paso cuando el mayor salió corriendo sin esperar al menor, que después de unos segundos, empezó a correr.
«Tal vez solo tenía que esperar, tal vez realmente no podía hacer más que solo ver» pensó mientras corría y veía a su hermano dar pequeños brincos.
Se dice que en malos momentos, se necesitan buenos pensamientos. Se dice que las grandes amenazas ocultan la esperanza de un odio … de un tercero o de tu propio odio — El fantasma.
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Después de un par de horas, uno de los más grandes eventos de la ciudad empezó a las siete de la noche. Miles de luces coloridas alumbraban el camino de cientos de personas, puestos de comida, campos de césped y el mítico juego de agua que lo hacía ver como una gran fogata.
En uno de los tantos comedores, Theo estaba sentado en una pequeña mesa alta, llevaba una mochila, vestido de negro y un sombrero de lana ocultaba su melena roja por obligación de Corni. Poco le importaba todas esas tontas reglas de la castaña, su fastidio era especialmente por la recién llegada de los gemelos y la tardanza de Kayle.
Al igual que él, ambos hermanos hicieron lo imposible para no llamar la atención, con un plato de alitas de pollo, la mitad comida en manos de Arthur y una lata de gaseosa en manos de Andrew.
— ¿qué hacen? no venimos a comer — dictó Theo amargado con sus brazos cruzados — ¿No pueden ser cuidadosos? ¿Y si Corni los ve? Saben lo molesta que puede ser — murmuró él, mientras desde atrás kayle llegaba con una pequeña bolsa de una cafetería cercana — ¿y tú? por lo menos avisa que llegarás tarde, ni siquiera te conocemos.
— llegue a tiempo — argumento enseguida la joven con una coleta y ropa negra — Solo hablaba con Oliver.
— ¿Cómo sabes el nombre de mi hacker? — detuvo el gemelo mayor.
— nos volvimos amigos — bromeó con una sonrisa la joven.
— Ok … — soltó Theo un poco confundido y regresó a los gemelos — ¿ya vieron el lugar? No encontré nada raro.
— busquemos a una mujer — interrumpió Arthur, sorprendiendo al chico — ¿no les dije? Ese dia de la pancarta.
« Recuerdo que la persona que seguí era un chico » pensó Theo, cabizbajo mientras recordaba esa espalda ancha.
— Como sea — raspó y llevó adelante su mochila sacando cuatro walkie talkie.
— ¿Volviste a ver al detective Conan? — preguntó Arthur.
— Tal vez, pero estos nos ayudaran — respondió el pelirrojo más emocionado de lo que debería al sacar su celular — Tenemos cuatro sectores, uno cada uno, Paloma va a avisarnos solo no apaguen su celular.
— y tengan cuidado de que alguien los vea — agregó Kayle al acomodar su casaca hasta el cuello.
— eso dilo por ti — recrimino Theo al acomodar su sombrero y levantarse.
— solo dijo que estamos en desventaja, no conocemos nada del fantasma y vamos a estar divididos por aquí — explicó la ojiverde, mientras los gemelos terminaban sus alitas — es posible que estemos rodeados de personas contratadas para atacarnos o solo asustarnos.
Después de eso, fue vista por unos segundos. Cada uno con una mirada engreída que decía "eres tú quien asusta".
Después de un par de minutos, Theo caminaba seguro, a veces su mirada se posaba sobre las personas, comida, y los regalos que vendían algunos. Sin embargo, no hizo caso, necesitaba concentrarse, de hecho, por varios minutos lo logró, hasta que un par de ojos negros se interpusieron en su camino.
Un par de botones de un muñeco de trapo, colgado en uno de los puestos de artesanía. Lo vio por un largo tiempo, como si estuviera admirando al muñeco de cabellos rojos con traje de marinero, pero en realidad, tenía miedo. Podría palidecer por los recuerdos de su infancia, esos donde en verdad se sentía como un muñeco de trapo.
Fue entonces que siguió su camino, frotó sus pómulos, barbilla y luego rascó su cuello terminando a lado de un basurero. Respiraba con fuerza, como si estuviera botando su angustia, pero fue entonces que un par de risas llamaron su atención, las reconocía. Petulantes, salvajes y en busca de atención, eran los gemelos hablando con un grupo de chicas, parecían más grandes que ellos.
— hipócritas — susurro pero fue notices que el zumbido de su celular lo obligó a voltear.
"El fantasma está a dos puestos de ti" leyó de parte del hacker. Solo basto eso para que empezara a caminar más rápido. Sin hacer caso a la fila de personas en espera del baño o a la pileta que miles veían.
Theo no lo vio, pero Anna estaba junto a Jhonatan sentados justo a un lado de la fila, mientras detrás de los baños públicos, Sofía y Jack se encontraban lo suficientemente cerca en un apasionado beso entre dos adolescentes. Muy cómodos hasta que el zumbido de sus celulares los separó.
Lo leyeron en segundos, los ojos románticos de Sofía cambiaron a una grave expresión llena de miedo, su respiración era pesada, su cuerpo se sentía frío y sus ojos, a punto de saltar de su cuerpo.
En cambio, Jack no esperó al ver el estado de la joven, tomó el celular de Sofía y lo guardó sacándola del trance.
— Vámonos, nadie lo sabrá. No te preocupes — susurro mientras la empujaba. Sin embargo, ella lo detuvo
— Anna, ella siempre estuvo en contra de esto.
No tardó en trotar en busca de su amiga, seguida de Jack terminó frente a Anna, tomó su brazo y jalo.
— oye, ¿qué te pasa?! — gritó la muchacha enfadada frente a la profunda amargura y miedo de Sofía.
— Jack, ve con Corni y Luis — ordenó la chica y empezó a forcejear con Anna fuera de los dos chicos.
— suéltame, ¿que tienes? — exclamó Anna, logrando zafarse del agarre. Fue entonces que su amiga suspiró y bajó la cabeza — no puedes tratar así a las personas. ¿Qué pasó ahora? ¿Jack y tú pelearon? ¿Al fin se enamoró de verdad de corni y estás celosa?
— ¿Le dijiste a alguien lo que hacíamos Jack y yo? — pregunta después de dar un par de giros.
— ¿de qué hablas?
— alguien me envió fotos de nosotros, alguien sabe esto — explico con desesperación al sujetar con fuerza a su amiga — di la verdad ¿hiciste algo?
Anna balbuceo, si bien consideraba a Sofía su mejor amiga no podía dejar de lado a Corni, "todas eran amigas" era lo único que pensó cuando se zafó de Sofía y mostró una sonrisa.
— tengo que ir al baño — susurro, antes de irse caminando.
Ahogó un gran alarido, enojada pero a la vez enojada consigo misma. Dio una vuelta a su propio eje antes de regresar con su amante.