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Chapter 9 - Cap⁹ Un motivo para vivir

<[Pasado]>

Un hermoso atardecer se extiende. Un hombre elegante, vestido con traje y corbata, pasea por un campo de flores cerca del bosque. Se detiene y se sienta en una roca para contemplar el ocaso. Pero en cuestión de minutos, todo cambia. De entre los arbustos, surge un hombre cargando leña seca sobre sus hombros. El elegante caballero se pone de pie y saluda al forastero: "Buenos días". Pero el forastero responde: -"Diría que son buenas tardes, señor".- El hombre de traje sonríe y le replica: -"Si es tan tarde, ¿qué haces por aquí? ¿No deberías estar en tu hogar a esta hora?".- El forastero responde: -"Tienes razón, pero necesito más leña para nuestra casa. El invierno se acerca y es mejor estar preparado".- El hombre de traje asiente y dice: -"Tienes toda la razón".- Presentándose, añade: -"Mi nombre es Yacel. ¿Y tú, cómo te llamas?".- El forastero responde: -"Soy Beltrán. Un gusto conocerte, Yacel".- Beltrán encuentra a Yacel una persona encantadora y acepta su invitación a tomar un té. Conversan durante unos minutos y luego se despiden.

Al día siguiente, Beltrán se levanta de la cama y se dirige a casa de Yacel. Camina durante dos horas hasta que finalmente llega. Yacel lo recibe con alegría: -"Entra, te estaba esperando".- Beltrán entra y se maravilla al contemplar la hermosa casa, tanto por fuera como por dentro. Sorprendido, pregunta: -"Debes de ser alguien muy importante para tener todo esto, ¿verdad?".- Yacel, sonriendo, responde: -"Soy simplemente el consejero de un conde".- Beltrán pasa todo el día en casa de Yacel, conversando sobre sus familias y ocupaciones. Al atardecer, una mujer hermosa, vestida de azul, entra en la casa interrumpiendo la charla. -"Buenas tardes, tío Yacel. Ya llegué. Ha sido un viaje largo y agotador",- dice la mujer. Beltrán, al escuchar esas palabras, dirige su mirada hacia ella y queda cautivado por su belleza. En su mente, Beltrán piensa: -"Un rostro tan hermoso como mil puestas de sol, un aroma envolvente que agudiza mis sentidos, una vestimenta digna de una reina. Nunca había visto a una mujer como ella".- Yacel, con una sonrisa, comenta: -"Oh, qué bien que llegas justo a tiempo".- Señalando a Beltrán, añade: -"Él es Beltrán, un amigo mío. Por ahora, tengo que atender otros asuntos, así que los dejo para que se conozcan",- mientras guiña el ojo a Beltrán.

Yacel abandona a su sobrina y a Beltrán, dejándolos solos en un encuentro fortuito. -"Hola, soy Beltrán. ¿Cómo te llamas?",- pregunta él. Diana, tímida, responde: -"Soy Diana, un placer conocerte".- La conversación se extiende y rápidamente se enamoran a primera vista, aunque ninguno es consciente de los sentimientos del otro. Beltrán se dirige diariamente hacia la casa de Yacel solo para ver a Diana. Los días transcurren y finalmente ambos confiesan su amor al mismo tiempo. Sin embargo, Beltrán desconoce la enfermedad terminal de Diana, quien guarda en secreto su triste destino para no preocuparlo. El momento crucial llega cuando Diana revela estar embarazada de Beltrán. Él se alegra enormemente, pero también descubre la verdad sobre la enfermedad. Los días pasan y Diana se acerca al momento de dar a luz. Preocupado, Beltrán la lleva en brazos a su casa, donde la madre y la hermana lo asisten en el cuidado de Diana. Lamentablemente, el parto causa una pérdida excesiva de sangre, llevándola a la muerte.

<[Presente]>

El sol ha salido y Glegory yace dormido en el césped del bosque. Los animales se acercan, conscientes de su angustia, y tratan de despertarlo. Glegory abre los ojos al sentir la presencia de los animales cerca de él.

Glegory se levanta y sonríe al ver que los animales le traen frutas. Toma una manzana, la devora y libera su estrés jugando con ellos.

Durante gran parte del día, Glegory se divierte jugando con los animales. Al atardecer, decide regresar a casa para verificar cómo están sus primos. Mientras se acerca, vislumbra una llama de fuego sobre su hogar y escucha gritos de personas congregadas como en un ritual. Glegory corre rápidamente para averiguar qué está ocurriendo. A medida que se acerca a la casa, observa una multitud y unos 200 soldados reunidos alrededor. La casa está en llamas. El impacto de la escena lo paraliza.

Glegory se decide a acercarse más a la casa. De repente, ve salir a su familia con bolsas de cuero en sus cabezas, atados de pies y manos, terriblemente golpeados. Dos comandantes militares los empujan obligándolos a salir. La multitud y los soldados congregados gritan: –"¡MUERTE A LA BESTIA, MUERTE A SU FAMILIA!"– Todos llevan arcos y espadas en las manos. Glegory, al presenciar esa atrocidad, corre desesperadamente para rescatar a su familia. Mientras corre, uno de los comandantes militares que está cerca de su familia lo nota y, en un acto cobarde, toma a la abuela de Glegory por la cabeza y le corta el cuello con la espada, segando su vida de inmediato. –"¡SI DAS UN PASO MÁS, MATARÉ A TODA TU FAMILIA! ¡ENTREGA TUS ARMAS Y RÍNDETE SIN RESISTENCIA!",– grita el comandante militar.

Glegory, al contemplar la atrocidad perpetrada por el soldado, queda atónito, sin saber qué hacer, y se detiene en seco. Instantáneamente, los soldados le atan las manos con una soga. Glegory solo puede mirar a su familia, con una lágrima cayendo por su mejilla.

Los comandantes militares que están cerca de la familia de Glegory se acercan a él. En ese momento, Glegory se libera de los guardias que lo sujetan y corre rápidamente hacia su familia. -"No te preocupes, tío Beltrán, estaré bien. Ahora, ustedes vivan felices sin mí",- dice Glegory mientras intenta abrazar a su tío. Pero algo no está bien, su tío siempre le habla y sonríe, sin importar la situación, pero Beltrán no se mueve. Glegory coloca su cabeza en el pecho de Beltrán y se da cuenta de que no respira y su corazón ha dejado de latir. Rápidamente, Glegory trata de mover a sus primos, abuelo y tía Aina, pero no obtiene respuesta. Se da cuenta de que ya están muertos.

-"Ja, ja, ja, pequeño imbécil, tu familia ya no existe. Me aseguré de envenenarlos para garantizar su muerte",- dice uno de los comandantes burlonamente. -"Creíste que podrías matar a muchos sin que nos diéramos cuenta. En este mundo, todo tiene un precio, pueblerino",- añade el otro comandante.

Glegory se pone de pie y se enfrenta a todos, esperando su propia muerte. -"Ya no tengo nada por lo que luchar y ninguna razón para vivir. Prefiero morir antes que seguir en este mundo plagado de escoria como ustedes",- declara Glegory frente a todos. -"¿Así que quieres morir? Con mucho gusto te daré muerte, rata de alcantarilla"-, provoca uno de los comandantes. –"¡MUERTE A LA BESTIA, MUERTE A SU FAMILIA!"– grita la multitud, y todos comienzan a atacar a Glegory, mientras él es atacado, recuerda a su familia. De repente, una voz resuena en su oído derecho: ‐"¿Te rendirás tan fácilmente a la vida, Gregory? Porque yo aún te espero, querido hijo".- En ese instante, Glegory reconoce la voz de su padre, quien lo espera en algún lugar. Esto lo motiva a intentar escapar, pero rápidamente recuerda a su familia y a aquel que los asesinó, lo que desata nuevamente su ira y, esta vez, libera el 15% de su poder total, convirtiéndose en un asesino que mata a todos los que se encuentran cerca de él, desatando una masacre. Sin embargo, su sed de sangre no se sacia. Moviendo a una velocidad casi igual a la luz, se dirige a la ciudad, lanzando bolas de fuego y generando tormentas de rayos, destruyendo todo el lugar. Aun así, su sed de sangre persiste. Se acerca al suelo de la ciudad y coloca su mano sobre la tierra, pronunciando nuevamente: —"Disaster".— Un gran impacto sacude la tierra, pero esta vez con una potencia 100 veces mayor que antes, aniquilando toda forma de vida en la superficie del planeta y convirtiéndola en un desierto en llamas.

Glegory cae de rodillas en la tierra, calmado su ira y llorando por la muerte de su familia y por lo que ha hecho al no poder controlar su poder. -"Ahora estoy completamente solo. Ya no hay nadie aquí. No existe nadie que me ayude o me aconseje. ¿Qué será de mí ahora?",- dice Glegory, llorando y sintiendo un gran vacío en su pecho. Ya ni siquiera quiere moverse, lamenta la muerte de su familia y rememora todo su pasado.

Pasa un corto momento y de repente, una enorme montaña situada detrás de Glegory comienza a moverse. Mientras Glegory llora, la montaña adopta una forma humanoide y surge un hacha gigante de piedra en su mano. Glegory mira hacia atrás y ve a la imponente montaña acercándose hacia él. De repente, unas enormes y ardientes cadenas de hierro emergen del suelo, con puntas afiladas, y comienzan a atacar a Glegory, envolviendo su cuerpo por completo y dejándolo inmóvil.

Glegory no opone resistencia y se prepara para morir. En ese momento, la montaña levanta el hacha y la dirige hacia Glegory. Cuando el hacha está a punto de partirlo en dos y acabar con su vida, un enorme rayo de luz azul desciende del cielo sobre Glegory. El rayo rompe las cadenas que lo aprisionaban y desvía el hacha con un solo golpe, haciendo que Glegory caiga al suelo. Cuando el polvo se disipa, Glegory levanta la cabeza y ve a un joven de su misma edad, vestido de azul y con cabello blanco. Sin embargo, no puede identificarlo claramente. De repente, el desconocido le habla: -"Hola, Glegory. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, viejo amigo".- Glegory reconoce rápidamente su voz y queda completamente sorprendido al darse cuenta de quién es en realidad.