En un desolado páramo envuelto en llamas infernales y una lava ardiente que brota de las entrañas de la tierra, el aire mismo se convierte en una brasa sofocante que llena los pulmones y exhala un olor nauseabundo. En el ominoso silencio que se cierne, el temor palpita en el ambiente, como un presagio inquietante que busca desgarrar el alma. Glegory recostado en el suelo ardiente, levanta la mirada y fija sus ojos en Jarcias, mientras dice con incredulidad: -"¿Cómo diablos sigues con vida, Jarcias? ¡Vi con mis propios ojos tu muerte!"- Glegory se equivoca, y Jarcias responde con determinación: -"Estás equivocado, Glegory. Quien murió ese día fue mi hermano gemelo. Teníamos la misma edad y una apariencia casi idéntica."-
-"¿Pero por qué tus padres hicieron tal atrocidad?",- pregunta Glegory confundido. Jarcias responde con tristeza en su voz: –"Ellos nunca fueron mis padres. Antes de que naciera, mi padre fue convocado para ir a la guerra y murió en combate. Mi madre falleció al dar a luz a mi hermano y a mí. Entonces fuimos adoptados por esas dos personas. Al principio, pensamos que eran amables y generosos, pero a medida que crecíamos, revelaron su verdadera naturaleza. Aún no puedo creerlo, pero eran unos asesinos diabólicos. Realizaban rituales sacrificando a los niños que adoptaban, y mi hermano murió en uno de esos rituales. Al enterarme de lo sucedido, yo escapé a la ciudad y me escondí entre la basura. Pasé hambre y sufrimiento durante estos últimos cuatro años, por eso estoy más delgado ahora."–
Una lágrima escapa por el rostro de Jarcias mientras habla. –"No pude hacer nada para salvar a mi hermano, solo pude huir. Por eso me he entrenado duramente durante estos últimos años, para obtener más poder y proteger a las personas que amo", – dice Jarcias con determinación. Glegory, sintiéndose apenado, responde: -"Lo siento, no sabía todo lo que has tenido que pasar. Pero, ¿cómo has sobrevivido a la gran catástrofe que causé?"-
-"Entonces, ¿tú fuiste el responsable de todo esto?",- dice Jarcias con una risa amarga. -"Eres aterrador, Glegory. Pero no pienses que estuve entrenando solo durante estos años. Conocí a una persona muy poderosa y entrené con él. Cuando todo fue destruido, él me protegió y me pidió que buscara a más sobrevivientes para informar sobre lo ocurrido en este mundo a sus superiores",- relata Jarcias.
-"Entiendo. Lamento mucho lo que hice",- dice Glegory. Jarcias responde: –"No te preocupes, Glegory. No sé por lo que has pasado, pero de alguna manera, causaste todo esto. De todas formas, esta humanidad estaba al borde de la destrucción. Este mundo estaba lleno de maldad y corrupción, donde solo prevalecía la ley del más fuerte. En cierto sentido, supongo que fue mejor destruirlo todo. Aunque mi maestro me contó que este mundo no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que las personas eran bondadosas, alegres y se apoyaban mutuamente. Pero un día, el dios de esta galaxia, algo raro en un planeta como este, apareció y trajo consigo a un ser extremadamente poderoso. Ese ser no reveló su nombre y nos prometió recompensas y prosperidad para este planeta. Todos lo adoraron, pero poco después, todos empezaron a comportarse de manera extraña, como si fueran personas diferentes. Desde ese día, todo cambió. La población se volvió malvada y corrupta. Supongo que él fue quien trajo esa maldad a este mundo. Pero, ¿qué tal si dejamos de hablar y destruimos a esa montaña con patas?", – concluye Jarcias.
Glegory y Jarcias comienzan a luchar contra el gigantesco monstruo y las cadenas que emergen del suelo. Glegory salta con fuerza, creando un cráter en el suelo mientras golpea la cabeza del monstruo. Sin embargo, este se regenera instantáneamente. Mientras tanto, Jarcias congela las cadenas que surgen del suelo y lanza un hechizo que congela los pies del monstruo, haciéndolo caer y destruirse. Pero vuelve a regenerarse mientras continúan luchando contra él.
-"¡Glegory, distráelo un poco mientras busco el origen del poder de este monstruo!",- Grita Jarcias. Glegory se mantiene luchando contra el monstruo mientras Jarcias se dirige a un lugar seguro. Allí, lanza un hechizo para localizar el origen del poder y descubre algo sorprendente: el poder proviene del propio planeta. Llega a la conclusión de que el planeta tiene vida propia y ha despertado debido a la destrucción causada por Glegory.
Jarcias corre hacia Glegory y le advierte: -"¡Para destruir al monstruo, debemos destruir el núcleo del planeta...!"- De repente, emerge de la tierra un esqueleto formado por cadenas de hierro y con una lanza en la mano. El esqueleto empuña la lanza y la tira atravesando el estómago de Jarcias, quien cae al suelo sangrando.
Glegory mira a Jarcias y corre desesperadamente para ayudarlo, pero la montaña humanoide levanta su hacha y le propina un golpe que lanza a Glegory por los aires. Mientras Glegory cae, la desesperación hace que Glegory lanza por primera vez un hechizo, pero no de ataque, sino de sanación y protección para Jarcias. -"¡No perderé a otra persona imponente en mi vida!"- Grita Glegory mientras cae. En ese momento, tiene una visión similar a la que tuvo en el bosque, donde se revela que el planeta era prisionero de la maldad de la humanidad que lo habitaba, ahora ha despertado porque las cadenas de maldad que lo ataban habían sido destruidas por Glegory. Mientras Glegory cae, la montaña humanoide habla con una voz lenta y grave: -"La humanidad que me habitaba no merecía disfrutar de los frutos de estas tierras. Maldigo al ser superior que maldijo y arruinó a esta población. Mi vida y mis tierras ahora no valen nada sin alguien que las proteja. Mi deseo ahora es morir y encontrar un lugar mejor."-
Glegory, al escuchar el deseo del planeta, decide intentar el golpe que le enseñó Beltrán mientras cae. -"¡Golpe Desértico!",- grita Glegory. Desde el cielo, lanza el golpe desértico contra el monstruo, atravesándolo y destruyendo el núcleo del planeta. El planeta entero se convierte en escombros y queda en llamas.
Minutos antes de este suceso, cuando Jarcias cae al suelo sangrando, teme que morirá en ese momento y llora del miedo. Dice: -"¡No quiero morir aún! Necesito pasar más tiempo con la única persona que considero parte de mi familia. ¡No! Sí tan solo pudiera ser más fuerte, ¡Sí tan solo pudiera ser como tú, ! ¡¡Glegory!!. Quizás la vida se encarga de aniquilar al más débil, o tal vez solo necesito un poco más de ayuda".- En ese momento, desciende del cielo una persona, cuya apariencia es similar a la de Yacel, el amigo de Beltrán. Resulta ser Yacel, el maestro de Jarcias durante ese tiempo. Yacel levanta a Jarcias y desaparece.
Luego, el planeta es destruido por Glegory, pero él se queda sin fuerzas y se desmaya, vagando por el espacio sin ayuda. Pasan 100 años en todos los planetas, pero para Glegory solo fueron 5 años de sueño. Esos 5 años pasaron rápido mientras Glegory vagaba por el espacio. Cuando parecía que quedaría vagando en el espacio para siempre, de repente cae en la luna de un enorme planeta.
La luna en la que Glegory cae, es una luna peculiar, sin vida, pero su grandeza rivaliza con la de un planeta entero. ¡Desolación abrumadora y un silencio inquietante se apoderan del lugar! ¡Impresionantes montañas se alzan imponentes ante la mirada atónita!
Glegory despierta debido al golpe contra la superficie lunar. Está confundido y tiene dificultades para recordar lo que sucedió. Le duele la cabeza, así que decide dejar de pensar demasiado y comienza a explorar el lugar en busca de comida. Sin embargo, no encuentra nada. Observa el enorme planeta y decide ir en busca de comida allí. Justo cuando está a punto de saltar, un hombre aparece de la nada. Viste una túnica en llamas negras y sus ojos brillan intensamente de color rojo.
-"Me han ordenado aniquilarte, pero no puedo matar a alguien sin saber su nombre. Así que dime, ¿cuál es tu nombre?",- dice el hombre.
-"Soy Glegory, ¿y tú quién eres?",- responde Glegory.
-"Soy Darius y he venido a eliminar a todas las plagas que amenazan la existencia",- responde Darius de manera dramática.
-"Inténtalo, si puedes, llamitas"-, replica Glegory imitando el tono de Darius.
Ambos fijan la mirada, el uno al otro mientras sonríen de una manera tensa.