Chapter 12 - Arco 1.10

Los ojos de Liwen se abrieron lentamente. Debió parpadear varias veces, antes de que su vista pudiera enfocarse.

Liwen observó el lugar en el que se encontraba. Su mente estaba confundida. Yacía extrañamente en una cama, con sábanas blancas, e instrumentos conectados a su brazo izquierdo.

¿Qué estaba sucediendo?, se preguntó desconcertado.

"Por fin despiertas, humano"

Lumie apareció delante de él. Se paró sobre el pecho de Liwen, observándolo con atención. Se sentía complicado. Muchos sentimientos habían invadido su pequeño corazón, luego de ver cómo Liwen perdía el conocimiento.

Por un momento, Lumie se sintió mal. Aunque tampoco entendía de dónde provenía esa emoción.

"Eres un idiota humano. Utilizaste tus poderes en otro mundo y fuiste atacado por la seguridad global"

"¿Seguridad global?"

"No puedes emplear los poderes de otra historia y salir airoso. Las historias tienen un sistema de seguridad automático, que se encarga de eliminar aquellos elementos que no encajan con la trama. Uno de esos aspectos son tus poderes. Este no es un mundo de fantasmas ni energías. Aquí no hay una lógica que respalde tus habilidades, por eso el sistema de seguridad se activó"

Liwen asintió. No había contemplado esa posibilidad. Se confió, creyendo que podría hacer uso de sus poderes sin problema. Ahora no solo había perdido el último rastro de su energía que le quedaba, sino que además, había terminado en el hospital.

"Por eso me descompense, ¿verdad?"

Lumie suspiró.

"Afortunadamente eres un transmigrador. El sistema de seguridad no tiene la potestad como para lastimarte de gravedad. De lo contrario, podrías haber desaparecido. Ya no vuelvas a ser tan estúpido, ¿quienes?"

Liwen sonrió.

Estiró su mano hacia el sistema y acarició suavemente su pelaje. Era la primera vez que tenía una acción tan íntima y sincera hacia él.

"No habrá una próxima vez. Lo prometo"

Aseguró, ganándose un bufido de Lumie. La bola de pelos se apartó fríamente de la mano de Liwen, e inmediatamente desapareció.

Su cuerpo se desvaneció, antes de que la puerta de la habitación se abriera. Liwen contempló a la persona que ingresaba, toda desaliñada y con cansancio retratado en sus ojos. Li´An lucía bastante demacrado.

"Bebé"

Li´An corrió hasta Liwen, y tomó asiento a su lado. Acarició con suavidad su cabeza, mientras sus ojos se detenían en ese rostro sonriente y ahora lleno de vida.

"¿Qué… sucedió?"

Preguntó Liwen con voz ronca. Su garganta estaba seca.

Li´An le alcanzó un vaso con agua y se aseguró de que tomara un par de tragos, antes de responder sus dudas.

"Te desmayaste, con mucha fiebre. Te encontré en las escaleras de la escuela y te traje al hospital"

Liwen asintió. Recordaba haber atacado a Kalisto, antes de descompensarse.

"Dime lo que pasó amor"

Li´An besó la mejilla de Liwen y lo miró con preocupación. Sus hombres habían obtenido información detallada sobre los planes de Kalisto, los cuales, afortunadamente, no habían salido como esperaba. Había resultado con lesiones graves, mientras que su bebé estaba intacto.

"Kalisto y…. sus secuaces me arrastraron hasta… un aula abandonada. Se aprovecharon… del operativo de evacuación de la academia… para atacarme. Querían… romperme las manos"

Li´An presionó su mano en un puño. La intención asesina que emanaba su cuerpo era intensa. El simple hecho de pensar que su bebé, podría haber terminado con las manos destrozadas, lo atormentaba. Sentía que había sido descuidado. No lo había protegido bien.

"Los.. engañé" Dijo Liwen. "Conseguí drogarlos… y escapar. No sé… lo que sucedió entre ellos. Se ve que… algo de ese fármaco me afectó y… por eso me descompense"

Li´An asintió. Los médicos habían revisado a Liwen y detectado ligeros rastros de una droga extraña. Si bien, no la habían podido identificar todavía, sospechaban que era la causante de provocar efectos secundarios en el cuerpo de Liwen. Una reacción adversa.

Coincidentemente, esa misma droga, fue hallada en el cuerpo de Kalisto y sus secuaces. Pero por más que se los interrogó, ninguno pudo explicar lo que era o de donde provino.

Era simplemente extraño. Extraño para todos, menos para Liwen.

Su plan no era complejo. Hacer uso de sus poderes, era una simple cuestión que no requería preparaciones exageradas. De lo único de lo que debía tener cuidado, era sobre cómo justificar el incidente después. Es allí, donde entró la nueva droga Khei, la cual robó fácilmente del bolsillo de Kalisto.

Gracias a ello, pudo ocultar el uso de sus poderes.

"¿Qué…qué pasó… con ellos?"

Los ojos de Li´An se tiñeron de oscuridad.

"No te preocupes por ellos cariño. Ya no podrán hacerte daño"

Li´An dejó caer un tierno beso sobre la frente de Liwen. Liwen se sumergió en esa cálida muestra de afecto, que lo hizo sentir seguro y aliviado. Ya todo debería haber terminado, o al menos, estar bastante cerca de ello.

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"¡Es un monstruo! No es humano. Es una abominación. Hay que eliminarlo"

Kalisto estaba fuera de sí. Sus ojos rojos, cual demonio, observaban a las dos personas dentro de la habitación.

Su boca escupía palabras sin sentido, mientras que su cuerpo se mantenía sujeto contra la cama del hospital. Sus manos estaban envueltas en vendajes gruesos; aunque eso no podía ocultar su apariencia deformada.

Kalisto era consciente de que sus manos no volverían a ser lo que eran. Sus secuaces habían sido adiestrados, para golpear los puntos más delicados e importantes del hueso humano. El objetivo era que Liwen nunca más pudiera recuperarse. Ahora era él, quien viviría como discapacitado por el resto de su vida.

¡No! ¡Esto no puede estar sucediendo!, gritaba para sus adentros. Se suponía que debía ser Liwen quien sufriría y no él.

"¡Atrápalo! Envíalo a una base de investigaciones. No es normal. Tiene poderes y puede controlar a la gente. ¡Es un monstruo!"

"Kalisto, por favor. Tranquilízate cariño"

"No me pidas que me calme, cuando estoy así" Kalisto levantó sus manos heridas. "Estoy así por su culpa. Ese fenómeno me lastimó"

Jeff enarcó una ceja.

"¿Fenómeno?" Infirió con desagrado.

Inmediatamente Cristy acarició el rostro de Kalisto y trató de impedir que siguiera hablando.

Con nerviosismo, trató de justificarse. Inventó una excusa sin sentido, para explicar las expresiones que ya se habían vuelto una costumbre entre ellos. Madre e hijo, solían llamar a Liwen como un "fenómeno" todo el tiempo. Les era una costumbre.

"Kalisto no lo dijo en serio. Solo está trastornado. Todo esto lo afectó tanto…"

Jeff se acercó hasta la cama de Kalisto. Analizó ese rostro enrojecido y distorsionado. Su corazón comenzó a llenarse de hostilidad y vergüenza.

"¡Ya es suficiente Kalisto!"

Tanto madre como hijo quedaron en shock. Ninguno podía creer la forma en la que Jeff había reaccionado. Jamás les había levantado la voz. Siempre había sido un hombre íntegro, serio y sereno.

"Has mancillado el apellido Khei. Tus juegos nos han hecho perder la cara. ¿Creías que ibas a ser capaz de ocultar tus patéticos actos? Todo el mundo sabe que activaste la alarma de la academia a propósito. Desataste un caos en la institución, y por si fuera poco, terminaste herido al consumir esto"

Jeff enseñó el pequeño envoltorio con droga, que había dejado caer Liwen. Era la prueba que había plantado.

"Revelaste la nueva droga Khei. La consumiste, perdiste el control, y ahora has hecho que la empresa pierda millones. Eres una vergüenza"

Jeff suspiró. Dio media vuelta y desapareció de la habitación. Dejó a los dos sumidos en un estado de contemplación y desesperación.

"¿Droga? ¿Consumir? ¿De qué está hablando?"

Cristy se separó de su hijo y lo miró con ansiedad. Al borde de las lágrimas, respondió.

"Encontraron ese envoltorio en la misma aula en la que estaban ustedes. Por si fuera poco, los análisis médicos dieron positivo para drogas. Se confirmó el uso ilegal de sustancias, tanto en ti, como en tus compañeros"

Kalisto negó. No podía ser cierto. Él no había ingerido ningún tipo de sustancia. Por más que estaba vinculado con el bajo mundo, tenía en claro que no podía sumergirse demasiado en ese ambiente. Podía contactar con la oscuridad, pero no permitir que se apoderara de él. Por eso jamás había consumido drogas. Estaba limpio.

"No…no puede ser"

En ese momento, Kalisto recordó la sonrisa diabólica de Liwen. Cuando se dio media vuelta, dejó caer una especie de paquete. A causa de los golpes que estaba recibiendo, no se pudo percatarse de lo que era. Ahora todo parecería tener sentido.

Liwen era el que había plantado la droga. Era el único responsable de su sufrimiento.

"Es su culpa. El fenómeno fue el causante de esto"

"Ya es suficiente. Deja al engendro de lado. Ahora no es momento de centrarse en él, sino en ti. Debes hacer todo lo posible para restaurar la mirada que tu padre tiene sobre ti. No podemos permitir que años de esfuerzo se vayan a la basura"

Cristy hizo a un lado su cabello.

"Encima tu padre descubrió que aceptaron al fenómeno en el festival. No le agradó que intentaras lesionarlo. Será mejor que te comportes por un tiempo"

Kalisto presionó sus dientes. Lo que menos le apetecía, en estos momentos, era escuchar el incesante quejido de su madre. Eso, sumado al nombre de Liwen, el cual no paraba de salir de su boca.

Kalisto la miró con los ojos salidos. Iba a explotar si seguía oyendo su parloteo.

"Vete. ¡Vete! Ya no quiero seguir escuchándote"

"Pero Kalisto…"

"¡Vete! ¡Desaparece de mi vista!"

La mujer lucía consternada y herida. Inmediatamente tomó su bolso, y se encaminó hacia la puerta, antes de que Kalisto volviera a gritar.

Dejó al joven solo, herido, y siendo consumido por la rabia.

"Liwen….Liwen…Liwen…Liwen…"

No podía parar de repetir el nombre de la persona que le había arruinado la vida. Debía destruirlo, fuese como fuese.