El pasillo estaba sumido en una profunda oscuridad. Nada se alcanzaba a percibir, salvo la respiración agitada de cuatro personas que avanzaban con rumbo desconocido.
Tip tocó lo que parecía ser una puerta. Sus dedos palparon un cerrojo, seguido de los marcos de algunas ventanas interiores. Suponía que estaban atravesando las distintas aulas que componían el pasillo.
Los nervios estaban a flor de piel. No solo debían cargar con el temor de enfrentarse a ese monstruo, sino que además, no contaban con el sentido de la vista. Estaban a merced de lo desconocido. Y no saber que hay a tu alrededor, es simplemente espantoso.
El tenso momento, no tardó en empeorar. Una extraña luz amarilla cubrió los alrededores, de un momento a otro. Le robó el control a la oscuridad, tiñendo el largo pasillo con una luz fluor.
¿Qué está sucediendo?, se preguntaron todos mientras los latidos de su corazón aumentaban su ritmo. Que algo extraño sucediera en el plano fantasmal, no podía ser una buena señal.
Al mismo tiempo, Jen conversaba con el sistema. Tenía en claro que no podían sobrevivir sin una ayuda extra.
"Sistema ¿es posible utilizar la energía acumulada del mundo anterior e intercambiarla por un objeto?"
"Claro. Así funciona normalmente un sistema. En nuestro caso...es un tanto complicado, pero puedo acceder a ciertos beneficios si uso la conexión del sistema de tu hombre"
"¿Cómo es el intercambio? No quiero desperdiciar mucha energía"
Sólo habían completado un mundo. Jen no había podido desbloquear los recuerdos de su hombre, y en cambio, debía seguir acumulando más poder. Era consciente de que la ansiedad no era un buen compañero. Debía ser paciente; aunque no podía evitar las expectativas y los nervios que lo invadían de vez en cuando.
"La energía acumulada se puede intercambiar por objetos, habilidades y poderes. Mientras más extraña, compleja y apartada de la lógica de ese mundo sea lo que buscas, más energía te costará"
Jen dudó por un momento.
Necesitaba la fuerza suficiente como para derrotar a ese monstruo, o poder permanecer debajo de su radar el tiempo suficiente. Siendo ese el caso, un poder era la mejor alternativa; aunque Jen no quería desperdiciar mucha energía.
"Mmmm...¿Hay algo que me permita percibir si hay peligros cerca? ¿Cómo un sexto sentido?"
"Lo hay. Es bastante económico, ya que es un sentimiento que muchas personas poseen de por sí. No afecta a la lógica del mundo, ni puede ser considerado místico o mágico ¿Quieres intercambiarlo?"
"Esta bien. Cámbialo"
Al principio, Jen no percibió nada fuera de lo común. Su cuerpo no parecía haber sido alterado por la energía del sistema. Todo era normal, haciéndole sospechar que había sido estafado.
Sin embargo, su piel no tardó en erizarse, gotas de sudor bajaron por su espalda y su corazón se perdió un latido. Esas señales fueron más que suficientes, para que Jen descubriera que el intercambio había sido todo exitoso. Por desgracia... lo había confirmado de la peor manera posible.
Jen volteó. Al final de la cadena humana, podía observar una sombra negra que le provocaba escalofríos. Si no adivinaba mal, habían sido descubiertos por la niña de rojo.
Jen tomó una rápida decisión. Detuvo sus pasos y presionó la mano de Tip. El hombre dejó de avanzar y le concedió una extraña mirada. No comprendía lo que estaba intentando hacer Jen.
"Cuando de la señal, corre"
Esa simple oración, fue todo lo que Tip necesitó para entender lo que estaba sucediendo. Su rostro se puso tenso, mientras que sus manos se aferraron con mayor intensidad. No quería soltarlo.
Jen sonrió y separó sus dedos con cuidado. Conectó la mano de Tip, con la de Rosé, antes de caminar hacia el final de la fila donde yacía Rey. Su rostro retrataba el terror en su máxima expresión. Estaba pálido y sus ojos clamaban por ayuda.
Jen le dio unas palmaditas en el hombro, para tratar de tranquilizarlo e impedir que sufriera de un paro cardiaco. Agarró su mano y la liberó de esos extraños dedos que lo habían sujetado. Jen podía ser una piel fría y áspera, la cuál ahora, estaba envolviendo su delicada y pequeña mano.
Respiró hondo. Dejó que sus pulmones se llenaran de suficiente oxígeno, antes de gritar con todas sus fuerzas.
"¡Corran!"
El equipo salió huyendo.
Jen se zafó del agarre de la niña e intentó alejarse. Comenzó a correr, pero fue detenido a los pocos pasos. El monstruo tironeó de su peluca, provocando que perdiera estabilidad y cayera bruscamente al suelo.
Su trasero impactó contra el suelo frío y pulcro, mientras su cabeza era firmemente sujeta.
Jen solo podía agradecer. Agradecer por que la niña de rojo hubiera sujetado su peluca y no su cabello real, o de lo contrario, podría haberle arrancado el cuero cabelludo.
Un gruñido aterrador salió desde su boca, antes de que las luces amarillas cambiaran de color. Un rojo tétrico cubrió los alrededores de la escuela, haciendo que el sexto sentido de Jen se activara una vez más. El mal presentimiento que inundaba su corazón, empeoró.
"¡Jen!"
Tip gritó desesperado. Apenas descubrió la terrible situación en la que se encontraba, no dudó en regresar. Sus piernas corrían a toda velocidad, para tratar de llegar cuanto antes a su lado. Fuera peligroso o no, iba a hacer todo lo posible por salvarlo. Aunque Jen no era ninguna damisela en apuros. No iba a permitir que su hombre se hiciera cargo de todo. No estaba en su filosofía esperar a que alguien más viniera en su rescate.
Enseguida se quitó la peluca y aprovechó para atacar. Estando en el suelo, movió sus piernas con fuerza y le pegó una patada. Apuntó hacia los tobillos del monstruo, buscando hacer que cayera. Lastima que su idea, no tuviera la suficiente fuerza como para llevarse a cabo.
Jen subestimó el poder del monstruo. Pese a tener el cuerpo de niño de 8 años, era más resistente que una pared. Sólo logró que la niña de rojo perdiera estabilidad y retrocediera unos pasos, mientras su pierna latía de dolor. Le había hecho daño.
Aún así, Jen no perdió el tiempo. Se puso de pie y salió corriendo, reuniéndose con Tip y tomándolo de la mano. Su destino era el mismo camino por el que habían ido Rosé y Rey.
Doblaron hacia la derecha y contemplaron unas escaleras. Rey y Rosé estaban descendiendo, a toda velocidad, sin siquiera percatarse de que estaba oscuro ahí abajo. La peculiar luz amarilla no parecía extenderse más allá, lo que daba la impresión de unas escaleras conduciendo al mismísimo infierno. Conectaban con un espacio oscuro y tétrico, que a Jen le dio muy mal espina. Algo no parecía estar bien ahí.
Enseguida les indicó que subieran. Rey y Rosé no cuestionaron las indicaciones de Jen, en vista a qué sonaba bastante serio y confiado. Sus cerebros no tenían la suficiente capacidad, en estos momentos, como para preguntarle el porqué de esa decisión.
Subieron los escalones con descuido, tropezando de vez en cuando. Sus pisadas resonaban con intensidad, pero nada parecía poder detenerlos.
Ya en el segundo piso, se encontraron con una serie de aulas distribuidas de manera aleatoria. Había carteles y panfletos pegados en las paredes, que informaban sobre concursos de dibujo y un futuro festival escolar.
El grupo abrió la primera puerta que encontró. Se refugió en la habitación más cercana, bloqueando la entrada con bancos, e implorando por que la niña de rojo no los hubiera seguido.
De repente, la intensa luz roja desapareció. Le devolvió el control a la oscuridad, provocando que los ojos de las cuatro personas perdieran su claridad. Se habían desacostumbrado a la penumbra y les tomaría un tiempo poder dilucidar su entorno.
Rey cayó de rodillas al suelo. No podía dejar de temblar. Sentía como si su corazón fuera a salirse de su pecho en cualquier momento.
"Pensé...pensé que iba a morir"
Lágrimas bajaron por sus mejillas. Todavía recordaba la fea y escalofriante textura de esa mano que lo había sujetado. Si no hubiera sido por Jen, no tenía dudas de que hubiera sido devorado por ese monstruo. Su cuerpo habría sufrido el desgarro de esos dientes, mientras su piel era sumergida en esa saliva putrefacta. Pasaría sus últimos segundos padeciendo de una profunda agonía.
Rosé se acercó hasta él y acarició su espalda. A pesar de que sus manos también temblaban, intentó transmitirle un poco de consuelo y tranquilidad. El sobrevivir depende de una mente estable y fuerte. No pueden desmoronarse ahora; necesitan mantenerse unidos.
Rey y Rosé estaban teniendo un cálido y reconfortante momento, ignorando por completo lo que las dos personas restantes estaban haciendo en una esquina.
Apenas ingresaron en la habitación, Jen no tuvo tiempo de reaccionar antes de que lo empujaran contra la pared y sometieran. Tip lo besó con furia, salvajismo y violencia. Parecía estar intentando descargar todos sus temores, frustraciones y enfados, con un simple ataque.
Tip estaba extremadamente molesto ante la actitud que había adoptado Jen, de descuidar su propia seguridad por la de sus compañeros.
Sus labios mordían, lamían y jugueteaban con su boca. Su lengua se adentró por su paladar, desatando una tormenta de pasión. Sus brazos se aferraron con fuerza, alrededor de esa cintura esbelta y sinuosa, que parecía encajar perfectamente entre sus manos.
Tip quería sentir. Quería sentir el calor de Jen; saber que todavía estaba vivo y no lo había perdido a manos de ese monstruo. Solo Tip sabía lo aterrado que había estado ese momento.
Cuando vio a Jen, enfrentándose contra ese ser, solo un pensamiento se hizo presente en su cabeza. Fue una idea que jamás pensó que iba a tener en su vida, pero no pudo evitar abrazarla cuando llegó.
Tip lo pensó. Mientras Jen batallaba contra la niña de rojo, llegó a la conclusión de que si moría, se iría con él. No volvería vivo, sino que optaría por perecer junto con Jen.
Ese descabellado pensamiento, le hizo percatarse de sus sentimientos. Solo lo había conocido por unos pocos minutos, y en una situación de vida o muerte; no sabía ni siquiera cuál era su verdadero nombre, pero aún así, había desarrollado profundos sentimientos hacia él. Amaba a Jen y estaba claro que no regresaría a su mundo sin él.
Tip soltó los labios de Jen, al notar que le costaba respirar. Llevó su mano hasta su mejilla y la acarició con cariño y delicadeza. Lo trató como si fuese una persona frágil, que podría destruirse ante un simple toque.
Los ojos de Jen estaban cubiertos de lágrimas sin derramar. Su mirada estaba perdida, sumergida en un océano de pasión, y sin tener en cuenta el tiempo ni el lugar en el que se encontraban. Jen solo podía pensar en la persona que tenía delante. Esa misma persona que había amado por milenios, y con la que había compartido toda una vida en el mundo anterior.
Jen se aferró al cuerpo de Tip. Podía sentir cómo las manos de su hombre temblaban y los latidos de su corazón eran salvajes.
Jen lo entendía. Lo había asustado. Ahora lamentaba que su hombre hubiera pasado por el dolor de ver a su ser querido frente al peligro. Parecía que siempre estaba preocupándolo y poniéndolo ansioso.
"No vuelvas a separarte de mí"
Ordenó Tip, mientras sus labios acariciaban los de Jen. Él asintió y enterró su rostro en el hombre de Tip. Inhalo el inconfundible aroma de su hombre, sumergiéndose en la paz que solo él podía transmitirle.
Tip lo abrazó con mayor firmeza. Esto provocó que Jen perdiera cierta estabilidad y su tobillo se doblara ligeramente. Un intenso dolor lo apuñaló, haciéndolo sisar.
Tip inmediatamente lo soltó y miró consternado.
"¿Qué sucede? ¿Dónde te lastimaste?"
"La...la pierna. Cuando le pegué a ese monstruo...era bastante duro y me lastimó"
Sin soltar la cintura de Jen, agarró un banco y lo acercó hacia él. Permitió que tomara asiento, para así poder revisar mejor su herida.
Pese a que no había iluminación, Tip podía percibir lo severa que era la lesión de Jen. Su tobillo estaba hinchado, lo que podría indicar que sus huesos se habían fracturado. Si bien su pierna no estaba rota, el golpe contra ese monstruo, le había ocasionado una fisura o algo similar.
Tip enarcó las cejas. Su corazón estaba siendo invadido por el dolor de ver a Jen sufrir, pero al mismo tiempo, sentía un profundo odio hacia ese ser que lo había lastimado. Tip quería vengar a su amada y provocarle el mismo malestar que estaba sintiendo.
Jen comprendió los sentimientos de su hombre. Él también sentiría lo mismo en su lugar. Ambos eran personas vengativas, si es que se metían con su talón de Aquiles.
Acarició suavemente su mejilla y le transmitió tranquilidad. Mientras estuvieran respirando, todavía tenían una posibilidad de escapar de este lugar. Jen podría ir al hospital y tratar su lesión después. Ahora lo primordial era sobrevivir.