Poco a poco la conciencia regresó a mí, el impacto de la explosión me dejó fuera unos instantes pero mi rápida regeneración ya estaba sanando mis heridas.
Cuando abrí los ojos lo primero que ví fue el rostro preocupado de Nephy.
- ¿Estás bien? ¿Estás herido en algún lado? -
Realmente parece estar al borde del llanto.
- No te preocupes, tu esposo es más resistente que una torre -
Al ver que estaba despierto se relajó pero pronto el enojo reemplazo su preocupación.
- ¿Crees que es momento de bromear? Pudiste usar magia para protegerte -
Ciertamente es posible pero Elizabeth y yo medianos nuestras habilidades para saber si era digno de su confianza, si usaba magia entonces corría el riesgo de decepcionarla, el problema es explicarle ésto a ella.
= Señor, los datos recabados de la pelea tienen el potencial de ayudar a mejorar su control de maná =
Si ese es el caso por favor ayudame a catalogarlos y procesarlos Alice.
Mientras pensaba en como explicar el extraño intercambio entre Elizabeth y yo, ella se acercó convenientemente.
- Es bueno que hayas despertado tan rápido, ve a examinar a mi padre en cuanto te recuperes, por favor -
Ella extendió su mano hacia mí así que acepté el apretón y me ayudó a ponerme de pie.
- Fué un duelo exelente, Nathaniel, si es posible me gustaría entrenar contigo ya que tus habilidades están a otro nivel -
Ella parecía muy emocionada pero detrás de mí Nephy me miraba con cierta molestia.
- Realmente aprecio tus palabras, pero eres mejor que yo cuando se trata de habilidades, mientras yo estaba desmayado tu solo recibiste unos rasguños -
Su técnica era verdaderamente monstruosa, a su edad está a un nivel tan alto que solo puedo llamarla un prodigio, en mi mundo sería catalogada como un mutante y adoptada por el gobierno para nutrir su talento.
- Eso solo se debe a la mala calidad de tu espada y armadura, mi coraza disipó toda la energía, si hubiera recibido eso de lleno como tú sin duda desmayarme sería la última de mis preocupaciones, además es obvio que contuviste tu fuerza -
Eso es cierto solo en parte, sin duda su armadura es de extraordinaria calidad, el metal del que está hecha conduce y disipa la energía con casi total libertad pero mi traje de supervivencia también me protegió.
- En cualquier caso, me presentaré de nuevo, mi nombre es Nathaniel Lohken y ella es mi pareja Nephelia -
Mientras decía eso, tomaba a Nephy por los hombros y la ponía frente a mí para que Elizabeth pudiera verla, quiero que puedan llevarse bien.
- Es un gusto Nathaniel, Nephelia, espero que puedan ayudarnos, por mi parte pueden llamarme Liz -
Elizabeth le dió la mano amistosamente a Nephy quien con cierta cautela respondió adecuadamente a su saludo.
- Encantada también de conocerte puedes llamarme Neph -
Una vez terminadas las presentaciones Tara y Joseph se acercaron a nosotros, le pedí al hermano mayor llevarme ante su padre y dejar que las chicas se familiaricen.
Mientras caminábamos a la recamara del Duque le conté a Joseph como conocí a su hermana y algo de nuestro viaja hasta aquí, él por su parte me contó más a cerca del problema con ese otro noble.
Parece ser obra del duque del dominio vecino, un hombre arrogante y codicioso que siempre tuvo envidia de la prosperidad de la casa Blackwood.
Poco después de que el duque cayera enfermo un enviado suyo trajo una carta informando sobre el casual descubrimiento de una hierba capaz de sanarlo pero a cambio de entregarla exigía la mano de Elizabeth en matrimonio para uno de sus hijos.
Obviamente rechazaron con violencia tal petición, la cosa se puso tan mal que Elizabeth trató de matar al mensajero y encabezar un pequeño ejército en contra de esa otra casa.
Afortunadamente o desafortunadamente la desaparición de Tara evitó que hiciera alguna estupidez ya que estuvo muy ocupada tratando de encontrar a su hermana.
- Realmente eres una persona increíble para lidiar con ella solo -
Cómo alguien que tuvo que lidiar con idiotas impulsivos comprendía perfectamente la dificultad que conlleva.
Joseph solo se limitó a mirarme con una sonrisa algo incomoda sin negar nada, pronto llegamos a la recámara del Duque.
- Por favor, has lo que puedas por mi padre -
Dicho eso él abrió las grandes puertas de madera y me permitió la entrada, dentro la habitación era enorme, aproximadamente de 30 metros cuadrados, muebles y decoraciones estaban repartidos por todos lados, frente a mí había una gran cama y sobre ella un hombre de aspecto rudo.
Tal vez tenía entre 30 o 40 años pero su físico altamente cuidado no me permita estimar mejor la edad, su cabello rubio largo como la melena de un león descansaba sobre su almohada, en la mejilla derecha de su rostro estoico decorado con cejas gruesas y una barba frondosa había una cicatriz de cuchilla.
Aunque a primera vista no la noté, tras una inspección más detallada pude ver a una mujer descansando sobre el costado derecho de la gran cama, estaba dormida con un rostro cansado pero por su apariencia podía decir que se trataba de la esposa del Duque.
Un largo y sedoso cabello rosa fluía libremente mientras que su hermoso rostro descansaba sobre la mano de su esposo.
Joseph se acercó ligeramente a su madre y la despertó con gentileza.
- Madre, despierta, hay una persona que tal vez pueda ayudar a padre -
Aunque en un principio los ojos de la mujer parecían vacíos en cuanto oyó que podía ayudar un ligero color volvió a ellos y me miró fijamente.
- ¿De verdad puedes ayudar a mi esposo muchacho? Si eres capaz de hacerlo te juro por mi nombre que serás el benefactor de mi familia para siempre -
La mujer se acercó rápidamente a mí y me tomó de las manos mientras me miraba con una expresión que indicaba una profunda desesperación, probablemente estaba dispuesta a confiar en cualquier esperanza.
- Haré todo lo que pueda Duquesa -
Así sin más me acerqué al paciente, dicen que se trata de veneno pero no hay signo alguno de ello, salvó por una ligera falta de color parece que la condición del paciente es perfecta.
Alice, es hora de intentar lo que hemos planeado.
= Muy bien señor =
Me acerqué a la cama y tomé la muñeca del paciente mientras introducía mi maná en su cuerpo, de forma lenta y calmada cerré los ojos mientras finas hebras de maná más delgadas que un cabello entraban por el cuerpo del Duque.
Con ésta técnica me era posible evaluar el estado interno de una persona sin necesidad de herramientas médicas, tras una rato de revisar el estado de su organismo mis hilos llegaron al área del abdomen.
Dicha área es un desastre, un potente veneno estaba carcomiendo sus tejidos.