Después de continuos días de caminata, por fin llegamos a una pequeña laguna que nos serviría para descansar. En sus costas Vera y yo, nos desparramamos como lo hacen las semillas en un saco.
El cansancio y el dolor en los pies era excesivo, los fuerte rayos de Inti parecía que querían derretirnos, sin embargo habíamos continuado sin miedo hasta este oasis.
Remojamos nuestros pies en la laguna y gracias a Vera pudimos atrapar algunos peces y cocinarlos.
Estuvimos en la laguna durante tres días, para mejorar nuestra condición, el clima se puso extraño mientras nos quedábamos ahí, por lo que no nos quedamos mas tiempo, alistamos los suministros y continuamos con nuestro viaje.
Vera y yo trabajamos bien juntas, en ocasiones contábamos los animales que veíamos para no aburrirnos. Ella era muy fuerte, aunque no era mas alta que yo, sin duda era mas resistente, siempre era yo la que pedía parar para descansar. Eso me dio el objetivo de volverme más fuerte, mi cuerpo era flaco y escuálido, pero se disimulaba bien con la ropa colorida que llevaba. En comparación a cuando estaba encerrada, ahora podía comer mejor y mis músculos se estaban desarrollando y mi contextura volvía ser normal. Mi rostro nunca había sido bonito pero ahora tenía un brillo que lo hacía ver mas atractivo o talvez solo era mi imaginación.
Pasaron lo días y llegamos al rio Huapi, un conocido rio que dividía las tierras del Inca de las extranjeras, en un principio se había construido un puente de madera para poder pasarlo, pero ahora no parecía ser posible.
Al observar la ausencia del puente y el rio con colores de barro me deprimí.
— El rio se ha desbordado, no es posible poder pasar —
La cara de la ñusta Vera era muy sólida, esta sin duda era alguna prueba que debíamos pasar.
El rio no se podía pasar, solo quedaba regresar o encontrar otro camino. Pero no podíamos regresar, sería traicionar nuestras convicciones, nuestra voluntad debe ser fuerte en momentos como este.
— Talvez haya alguna forma de rodearlo —
Hablo Vera un poco irritada,
— Les aseguro que no encontrar tal forma, les ahorraré el camino y les diré que debido al desbordamiento la tierra cercana al rio es demasiado inestable para pisarla —
Se oyó una voz vieja que venía detrás nuestra, las dos nos volteamos en sorpresa.
La voz pertenecía a un viejo anciano, era muy mayor, pero a pesar de eso daba una impresión de ser alguien muy fuerte.
— ¿Quién es usted? —
Pregunté con curiosidad.
— Jo, jo, no deben alarmarse. Soy Don Hipo, un viajero de las tierras del este. Suelo viajar continuamente entre la Aldea Mirac y mi Aldea Puerto Alto, debido a eso conozco este viejo rio. Debido a las continuas lluvias, el rio se ha desbordado y pensé en hallar otro camino, tarde me di cuenta que no es posible pasar al otro lado. Escuchen mi consejo, es mejor regresar a una aldea cercana que seguir esperando por aquí —
El anciano fue muy amable y nos contó un poco la situación. Vera y yo decidimos creerle, llevaba un montón de suministros y bolsas que delataban que era un viajero.
— Don Hipo, no podemos regresar. Podría prestarnos su sabiduría, las dos insistimos en cruzar este rio, creemos que es una prueba hecha por los dioses —
El anciano miró a las dos jóvenes y suspiro.
— Esta bien, pero no se diga que no les advertí —
Los tres hicimos una fogata y algunas antorchar para alejar a los Allisupas malignos.
Vera y yo pensamos toda la noche y al final, se nos ocurrió algo.
— Entonces dices, que si te presto mi hacha y la utilizas para talar estos árboles ¿podemos poner nuestro propio puente? —
El anciano habló escéptico, pero al no encontrar algún argumento en contra ayudó en el plan.
El trabajo duró tres días, tres días de arduo trabajo, sudor y sangre, debido a la fuerza que utilizamos nuestras manos se rompieron dejando caer nuestra sangre al suelo, por suerte el anciano tenía algunas hierbas que podía usar para curarnos.
Armado ya el puesto solo se debía ponerlo y esperar que el rio no se lo llevara.
Antes de colocar el puente hice una oración.
< escucha mi pedido mis manos con sangre imploran tranquiliza las aguas la cosecha perdida está misericordia para el hombre implora paz Mama Cocha, escucha mi pedido fiel>> Fue entonces que colocamos el puente, al principio parecía que el rio se lo llevaría pero luego de esperar varios segundos, el rio se tranquilizó y el puente sobrevivió. Tuve un pensamiento y un suspiro. Gracias, Mama Cocha. Los tres pudimos pasar y el problema del rio se ha superado.