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Chapter 17 - O Parte XVII: Marcha y Música

El ejército del Imperio se ha reunido para combatir a los rebeldes Chankas que atacan el hemisferio este del Chinchaysuyo escondiéndose más allá de las montañas, directamente en la frondosa y peligrosa selva, como noble Auqui y heredero de la mascapaicha del Inca es mi responsabilidad comandar a los soldados hacia tierras rebeldes y salvajes para restaurar la paz en el Imperio.

Por suerte, vinieron conmigo Uma Taiga y su hermano Pilca Taiga, dos poderosos estrategas en quienes confío mucho.

— Joven señor ¿está seguro que no quiere partir en su plaquín? —

Preguntó Huamanga.

— ¡Ya lo he dicho! Mis tropas caminarán con pie alto ¿Cómo podría yo, no hacer lo mismo? ¡Soy el Gran guerrero que comanda este ejército, debo dar el ejemplo de un buen líder! ¡Utilicen esa cosa para las provisiones! —

Huamanga no parecía muy feliz por mi respuesta, pero no protesto.

Así fue como partimos de Cuzco.

Los caminos del Inca unen estratégicamente a cada Suyo para facilitar el intercambio de información, el intercambio comercial y la marcha del ejército, naturalmente utilizamos estos caminos para llegar a Puna Quana, una ciudad Inca que se encontraba entre las grandes cordilleras.

El camino fue raudo pero cansado, incluso en las noches marchábamos para que los grandes Supays no llevaran y podamos llegar todos a nuestro destino.

Sin embargo, los momentos entre los cerros y la arena me dieron un increíble significado de paz que despejó mi mente de toda preocupación, incluyendo el reciente incidente en el Inti Raymi y la existencia de mi hermana mayor.

Solo estábamos yo y las altas nubes del cielo.

¡Qué gran paz!

Justo en el momento en que respiraba profundamente, de repente, escuché el sonar de una melodía.

Era mi fiel sirviente Huamanga, que tocaba su quena al son del viento en su cabello.

Pronto se llenó el ambiente de música y una letra simple pero poderosa.

Aunque mi tranquilidad fue interrumpida, esta canción me recordó el motivo de mi marcha.

Había una guerra, yo era un soldado.

Y entoné mi voz para hacer eco entre las montañas.

¡Hoy todos somos Incas y marchamos a la batalla!