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Chapter 24 - Latigazos

Señorita - uno de los hombres de Santoro se había percatado de la presencia de Carol - El Jefe prohíbe que alguien entre en el calabozo.

Y no hay nada que el dinero no pueda hacer se perfectamente que tienes varios problemas económicosy que más allá del dineral que Alex te paga los juegos te llevan a la perdiciónasí que en lugar de que ellos te maten y a tu familia ve aseguralos y vuelve - Carol sonreía entregando una buena cantidad de dinero al hombre - Desaparece el no se dará cuenta de absolutamente nada porque pienso tardarme bastante - Luego de esas palabras el hombre obedeció y se alejó.

La puerta fue abierta para Carol sus ojos deleitan el odio que sentía hacía Amara - Despierta Princesa - Carol Montalvo estaba jugando con Fuego, pero no le importaba correr con los riesgos.

¿Que quieres? - Amara no quería hablar con la mujer.

Amara no dudaba de que Alexander enviará a la mujer para seguir torturandola.

Responde maldita sea - Las manos de Amara recibieron un latigazo logrando que la mujer gritará de dolor - Por cada grito que te atrevas a dar un latigazo más. Amara estaba indefensa y algo que enfureció más a Carol fue la leve fragancia de sexo en el lugar - Ponte de espaldas princesa - Volvio a expresar Carol.

No lo hagas por favor - Suplicó Amara ella antes veía cómo algunos de los socios de su padre trataban a sus esclavos y algo le decía que su destino también era aquel.

No te escuchó, ponte de espaldas - Amara empezó a respirar con dificultad además aquella era la orden de Alexander Santoro nadie la defendería.

Fue así que Amara Mendoza recibió aproximadamente 100 latigazos, sus lágrimas se habían convertido en pequeños suspiros, mientras que Carol disfrutaba ver el sangrado traspasar la prenda de Amara y parecía no querer detenerse, pero debía hacerlo.

La mujer salió mientras que Amara había quedado inconsciente y desangrándose, el silencio en la fría habitación era aterradora, el dolor se había convertido en su compañera perdiendo lentamente la conciencia lo último que había visto fue la cama posteriormente sus ojos se cerraron y en el fondo y con su dolor ella esperaba no volver a abrirlos no quería volver a sentir este calvario.

Era las 3 de la madrugada cuándo Alexander no podía dormir sentia una  opresión rara en el pecho el hombre empezó a dar vueltas innumerables de veces en la enorme cama, hasta que ya no pudo soportarlo y se levantó se paró en la ventana y aunque la suave brisa fresca golpeó su rostro la sensación empeoró conforme pasaron los minutos su inquietud se acrecentó y se decidió a salir.

Subconsciente mente sus pasos se dirigieron al calabozo la puerta estaba cerrada así que se rebusco por la llave lentamente la puerta se abrió y lo que sus ojos azules captaron hicieron que un escalofrío recorriera su espina Dorsal, el oxígeno no llegaba a los pulmones.

Amara- Susurró Santoro llegando rápidamente junto a ella la sangre en el suelo, el rostro de la mujer estaba pálido, Alex la cargó aunque no sabía ni cómo tocarla -¿Quien te hizo esto? Se preguntó el hombre -¡Nana! ¡Nana! Volvió a gritar desesperado entrando en la sala.

¿Que pasa niño? Jesús Bendito ¿pero qué le pasó?

Llama a David y dile que venga que es una maldita emergencia - Alexander inexplicablemente se sentía ansioso y atemorizado, los golpes parecían haber destruido la suave piel de su mujer.

María ya había preparado hierbas medicinales, pero cuándo le quitó la ropa ella misma sintió el dolor que pudo haber sentido Amara - Te dicho que no fueras tan lejos - María no pudo evitar derramar sus lagrimas Alexander sentía que le hervía la sangre sus ojos se encogieron bruscamente al ver la heridas, la marca de los latigazos fue cómo si el mismo hubiera sentido aquel dolor.

No quiero que su piel tenga ninguna marca - Expresó Santoro en voz baja.

¿Y las marcas emocionales? No solo le has destruido el tejido de la piel, la has destruido emocionalmente me imaginó las suplicas que te hizo y aún así no te detuviste.

¿Que pasaría si te digo que no he sido yo?

Fueron tus órdenes nadie mueve un dedo sin una orden tuya - María estaba enojada.

¿Que ha pasado? La voz de David aliviano la tensión, pero cuándo el médico vio a la mujer tendida en la cama le dedicó una mirada a su amigo negando con la cabeza.

Esto es grave la cicatris.

No quiero cicatrices David - Alexander lo había interrumpido rápidamente.

En eso debiste pensar antes- David lo acusó.

Has lo que tengas que hacer volveré en unos minutos - Con aquellas palabras Santoro salió de la habitación.

El hombre solicitó la presencia de todos sus hombres, fue cuestión de segundos para que los encargados de vigilar aquella puerta se presentarán.

¿Quién entró en el calabozo sin mi autorización? - El hombre tenía su arma de fuego encima del escritorio el anillo de bodas brillaba en su dedo.

Nadie señor- Respondió uno de ellos rápidamente sin entender lo que podía estar sucediendo.

¿Nadie? - Alexander Santoro se estaba conteniendo para meterles un tiro a cada uno de ellos.

Fui yo señor - Uno de ellos había tenido las agallas para hablar.

Déjenme a solas con el - El resto había salido mientras Alexander se quedó con quien le había abierto la puerta a Carol.

¿Fuiste tú, quién te autorizó? - Alexander estaba siendo consumido por la ira con ta solo recordar las desagradables heridas de Amara.

Usted la tiene ahí por algo entonces le hice compañía para que no se sintiera sola- El hombre estaba tentando a la muerte.

¿Que hiciste imbecil? Alexander se levantó de la silla si las miradas pudieran matar aquel hombre ya estaría bajo suelo.

La hice mía a la fuerza y le di todos esos latigazos resistirse - Al hombre poco o nada ya le importaba mentir con la cantidad de dinero que le dio Carol su familia a estas alturas ya se habían marchado y estarían lejos del peligro que los acechaba.

Un disparo en la cabeza recibió el hombre cayendo sin signos de vida ante los ojos de Alexander Santoro mientras la impotencia en el Mafioso fue insostenible.