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Chapter 13 - Gladio

Venus había llegado nuevamente al mundo de los espíritus, su torre de gran tamaño relucía desde la lejanía, la gran puerta de mármol formaba figuras que relucían a la luz del lugar y la deformación de la estructura daba cierta distinción del resto de edificios. Las losas tejían una entrada y los grabados espirituales y el enorme jardín relucía de fondo con una cantidad de flores moradas. Las puertas se abrieron con un pequeño ademán de manos por parte de Venus y se adentró en la inmensa estructura, su trono era imponente y bello de contemplar y le gustó el volver a estar en su casa, era algo muy cómodo y relajante.

––Por fin llegas mi señora.

––Gladio.

La figura de Gladio era agradable, joven, delgado, de piel blanca, con lindas piernas, ojos color rosa que eran coronados por pestañas tupidas, labios de rojo carmín, un cabello rosa con una flor morada y otra blanca que le lucían bien. Se acercó, sus vestidos blancos se movían lentamente y la gran espada gruesa que llevaba le imponía más a su dulce figura que desprendía un aroma a frutos dulces. Se abrazaron, él se sentía alegre de volver a verla después de estar en el doceavo círculo, lidiando con los demonios más peligrosos que llegaron a darle algunos problemas.

––¿Cómo está tu hermana?

––Bien… supongo. Me dolió ver nuevamente sus alas.

––Venus… sé que te duele, pero… ella creo que ya lo ha superado.

––No lo sé Gladio. A veces me veo en el espejo y observo a un espíritu que no apoya a su hermana.

––Yo observo un espíritu que lucha por proteger a los que ama.

Ambos subieron las gradas por la enorme torre, sus pasos resonaban entre el silencio que era tejido cual araña por el fino cantico de la silenciosa estructura.

––¿Tuviste problemas en el doceavo círculo?

––Algunos demonios me quisieron retar–– Su voz era fina y dulce, con cierta ternura, similar a la de una mujer joven y bella––. Pero, por lo menos podemos decir que pude estirar mis brazos un poco. El ejercicio es fundamental para mantener mi figura.

––Los dañaste… ¿Cierto? ––Hizo una cara cínica con un poco de alegría y malicia en su pregunta.

––Cuando partí a la mitad a los primeros diez, los otros mil se quedaron en silencio y no intentaron hacer otra estupidez. Supongo que podemos decir que hablando todos nos entendemos, no somos animales–– Observó su brazalete, las flores en su cabeza se sacudían junto con sus cabellos, finos y con un dulce aroma que, hacía muy agradable el estar a su lado––. Además, no habría razones para ensuciar mis vestidos con demonios testarudos que tienen más músculos que cerebro.

––No cambiarás–– Dio una leve risa.

––Si no hay algo más que odie es el que se me ensucien mis vestidos sin razones de peso. Aunque creo que debería conseguir uno color negro y algo para adornar mis cabellos, me gustan estas flores, pero creo que me vería mejor con otros artilugios de orfebrería. O algo que me hiciera lucir más…

––¿Sexi?

––No, algo que me hiciera lucir más elegante, quizá una falda me sentaría bien… aunque, verme sexi sería lindo–– Subía sacudiendo sus caderas de manera suave.

––Yo opino lo mismo. ¿Usaste magia de cambio?

––No la necesité, además, los príncipes se portaron muy bien. Aunque creo seguir firme en querer estar alejados de ellos, en especial de Ferneris. Me incomoda mucho que siempre esté desnuda.

––Ella siempre ha sido así. Aunque quizá pueda ser un poco incómodo.

Llegaron a la zona más alta, en donde se encontraban los cuartos de ambos. Anduvieron por el corto pasillo y la tranquilidad de la estructura era hasta agradable, Gladio recordaba cuando tuvieron que criar a Calai hasta cierta edad y todos los días se tornaban ruidosos y desastrosos. La luz entraba por las ventanas y Gladio le platicó a Venus sobre los recuerdos que tenía de Calai. Ella, a diferencia de él, podía medir su paciencia en la misma cantidad de honestidad de algunos políticos de las tierras superiores y fue un alivio el poder deshacerse de ella. Nunca estuvo capacitada para criar a una niña.

––Dejándola a ella de lado ¿Cómo está el quinto círculo de los espíritus?

––Bien. El circulo de los sueños infinitos no ha sufrido nada que pueda afectar a nuestro mundo. Siempre he pensado que aquel lugar es uno de los más bellos y tristes que he visto. Todo es muy confuso y el hecho de pasar por esos senderos me hace sentir incómodo. Infinitas puertas, infinitos pasillos, no existe el día o la noche, la tierra o el cielo, la razón no existe y todo cuanto piensas que es correcto puede no serlo. A veces sencillamente no hay nada más que un espacio en blanco y otras cosas que me hacen dudar de la realidad.

––Si, pero… es para que sean felices. Gladio, los espíritus son seres incomprendidos, no podemos saber cómo van a actuar y el mantenerlos bajo esas libertades es lo mejor, sabes que es así y ese círculo es lo más hermoso y a la vez lo más engañoso que he creado.

––Si, es una trampa… una trampa muy hermosa.

Nota del autor: Si les está gustando la historia no olviden dejar un comentario y su reseña, eso me ayuda bastante. Faernes está entrando de forma oficial en el final de su primer saga