En este instante o en el siguiente,
dentro de un siglo o en un milenio,
aquí, en esta tierra que piso,
o allí, sobre la tierra que te sostiene.
Bajo este cielo estrellado
o aquella luna nueva.
No importa cuándo, ni dónde,
ni siquiera cómo,
tu corazón y el mío laten al compás.
Tu sangre es mi tierra, mi patria eres tú.
A través de los siglos,
de la destrucción,
de la oscuridad y la muerte,
de tierras y montañas,
de vastas aguas,
yo te encontraré donde sea que estés
porque donde tú estás, cariño, está el mundo.