Escucho en el intrépido susurrar
de tu falda cayendo al suelo,
el frenesí que te embarga con un toque.
Noto el deseo
cuando me tomas entre tus brazos
y exiges rendición absoluta.
Saboreo el regusto del amor a través de tus labios de fresa, y en tus diamantes azules veo el reflejo del anhelo.
Carne necesitada de otra carne, dedos que se entrelazan y suspiros que se encuentran en un cosmos absoluto de susurros.