Carne apaleada y amoratada.
Cenizas de un amor violentado.
Lágrimas de madreperla que
surcan los níveos montículos
de tus mejillas, acuchillando
gravemente el nácar de tu tez.
El odio más puro en tus ojos de ámbar.
Veneno en tus labios de rosa.
Supuras maldad por esa lengua viperina.
Digna hija de Lilith.