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Chapter 19 - La mano del mar

Velozmente, la capitana Shimizu esquiva la lluvia de rayos.

A continuación, levanta la mirada hacia el cuerpo nuboso del enemigo y lanza otro ataque. "¡Seinaru Hono!" Coge aire y sopla con fuerza, expulsando una gran llamarada hacia el cielo.

El soldado apodado "Zeus" libera con la mano una enorme cantidad de electrones sobre la nube.

En consecuencia, un enorme trueno impacta contra la llamarada de Umiko, que queda neutralizada.

"Te ves muy juvenil por fuera, pero esos ataques que haces con tu maldición del fuego no deben ser muy sanos." Vacila Zeus conociendo la situación de su enemiga.

Umiko tose humo. "Siempre he estado preparada para morir. Y sí, por mucho que me veas cuidada por fuera, por dentro soy un cenicero usado."

Umiko Shimizu no parece ver el ataque frontal de un tercer sujeto. Un puñetazo cargado de energía espiritual la hace barrer la zona de pícnic.

"No puede ser, tú eres..." Dice Zeus.

La capitana Shimizu levanta llena de hierbajos. "No me importa quien demonios seas." Enciende el dedo índice como si fuese una vela y fricciona el césped. El fuego se expande rápidamente.

El tercer sujeto saca una pequeña manguera portátil del bolsillo y extingue las llamas.

'Antes me ha atacado por el punto ciego, vaya precisión.' Piensa Shimizu.

A velocidad sobrehumana, el hombre propina otro brutal golpe a la capitana de la Naicho. "Heh, esta vez has intentado esquivarlo detectando su energía espiritual?"

'Maldito... no ha imbuido este golpe.' Dolorida, Umiko se vuelve a levantar. "Seinaru Hono."

El tercer sujeto desvía la llamarada con la mano como si nada y salta para atacar de nuevo desde el punto ciego.

La presión del puñetazo es tal que el cráneo de Umiko se parte y su cerebro queda espachurrado. La capitana Shimizu muere por desactivación de las funciones vitales.

"Qué mal, realmente me hice demasiado fuerte." Dice el sujeto al aire.

Zeus tartamudea "S-Seong-Jin..."

Durante ese combate, el capitán Barend Kimura había encontrado otra entrada hacia el escondite.

"Damn. ¿Cuánto más se alargará este pasillo?"

"Goleugon nun." Alguien se asoma en una esquina, emite un brillo y se vuelve a esconder.

"¿Medusa, verdad?" Barend se acerca cuidadosamente a la esquina.

Por una trampilla del techo, vuelven a asomar los ojos amarillo muerte de Medusa.

"Hehe, poor delusional... I'm already stone." La piel del capitán Kimura muda en ladrillos y ahora sus brazos se alzan firmes e inertes como dos torreones de un castillo. Su abdomen es un cañón y sus piernas ruedas de oruga (como las de los tanques).

"Oh venga, no te escondas ahora que te he mostrado el poder de mi maldición: Neuschwanstein."

Cri cri, cri cri.

"En ese caso..." Barend alza los brazos en forma de T y empieza a girar como una peonza mientras dispara cañonazos. Abre un paso entre las paredes de acero del pasadizo hasta una sala amplia, mejor iluminada y con distintas celdas de contención maldita.

De pronto, unos dedos fríos tocan la espalda del capitán. En silencio, se miran. "Amaterasu..." Susurra Barend pareciendo comprender la muerte de su compañera.

"Incluso las maldiciones tienen puntos ciegos. Es curioso, ¿verdad?" Por una trampilla aparece Seong-Jin.

"¡Son of a bitch!" Enfurecido, Kimura empieza a rotar de nuevo sobre sí mismo y a disparar pesadas balas de cañón en todas direcciones.

Como si fuesen de papel, Seong-Jin las chuta y despeja. "Qué interesante maldición la tuya."

Sin embargo, los disparos de Barend cumplen su cometido. Las cerraduras de las diez celdas de contención se abren y las maldiciones empiezan a escapar.

"Eres definitivamente idiota." Senog-Jin atrapa a una por el pelo y la mete de nuevo en una jaula. Rápidamente, pulsa un botón que activa unas barreras de cierre hermético.

'Debo encontrar a Suria.' Ambos soldados empiezan a buscar la maldición del tiempo, sin perder ni un segundo peleando contra el otro. Sus cien siluetas veloces saltan de pared a pared.

No obstante, Suria ya se encontraba fuera del refugio, pues para ella, que manipula el tiempo con tanta facilidad, un segundo vale por un minuto si así lo desea. 'Al fin, al fin obtendré la libertad que tanto he deseado.' Alejándose de la ciudad de Seúl, va en dirección al mar.

Sus pies ya tocaban la arena de la playa cuando, de sopetón, una mano gigante de energía espiritual sale del agua y la arrastra bajo el mar. 'Venga ya... ¿Quién esperaría que una mano gigante saliese del agua para llevarte?' Este rapto fue tan insólito que ni siquiera la maldición del tiempo pudo predecirlo.

Agotados por la búsqueda, Barend Kimura y Seong-Jin asimilan que Suria se les ha escapado y acuerdan una tregua personal, pues sin nada que codiciar, no hay motivos para enfrentarse.

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Día 30 de abril, una semana y un día después. Tokio, Japón.

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Falta poco para que la alarma suene, cuando Ryo se despierta súbitamente con un desproporcionado sangrado de nariz.

'Que forma tan desagradable de despertarse. Odio la alarma, pero prefiero antes eso que morir por anemia.' Apaga la alarma y va al baño para tratarse la hemorragia.

Niu lo espera con una sonrisa al salir del baño. "No creerás que eres el único que ha tenido un powerup, ¿verdad?" Con entusiasmo da vueltas alrededor de Ryo. "Yo he logrado completar la técnica secreta del desayuno."

En ese instante Ryo descubre un desayuno perfectamente elaborado y proporcionado en la mesa. "INCREÍBLE." Exclama con un entusiasmo que admite por primera vez en días la existencia de su compañero de piso.

Marcha del piso y sube al autobús, que está extrañamente vacío. Adormilado, mira por la ventana hasta que mira el móvil se da cuenta de la hora que es. '¡¿Las 6:30 aún?! Claro, me he levantado antes y no he perdido tiempo haciendo el desayuno.'

Ryo corre hacia la puerta delantera del bus. "Conductor, deténgase un momento y déjeme bajar por favor."

El conductor del autobús luce distinto al resto de conductores. Lleva la gorra muy baja y en la cara se le ve más bigote marrón que piel. "No, si usted ha subido en el bus, debe hacer el viaje."

"Venga ya, que viaje ni que hostias; el cliente siempre tiene la razón. Además, ¿cómo diantres conduces si tienes los ojos tapados por la gorra?" Ryo aporrea el cristal que separa el asiento del conductor.

"Shokushu." Ordena el conductor mientras pone una mano sobre la gorra.

Del suelo del autobús salen unos tentáculos que agarran a Ryo y lo atan a un asiento.

"Serás mald-" No se oye el final de la frase porque empieza a sonar hard rock a todo trapo.

El conductor saca un micro conectado a los altavoces del bus y dice. "No se preocupe pasajero, llegaremos pronto a su destino."