Después de la larga rehabilitación por la que tuvo que pasar Liam tras autolesionarse con el vidrio del espejo de aquel hospital, la Paranormale Dyp Forsvarets (PDF) noruega intervino para recuperar la custodia del joven agente.
Liam fue enviado de vuelta a la ciudad noruega de Tromsø, donde Nora Larsen, su madre, lo esperaba.
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2 de mayo de 2018 (presente), aeropuerto de Tromsø, Noruega.
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"No sabes cuánto me has tenido preocupada, hijo mío." Al verlo, Nora corre a abrazar a su pequeño.
Liam no dice nada, sus ojos marrones están aún sumergidos en la desgracia.
Cuando salen del aeropuerto, descubren la inmensa ciudad nocturna de Tromsø cubierta por una gran capa nívea. Los copos de nieve no dejan de caer.
Nora Larsen se saca los tacones y queda descalza. "Te quiero enseñar un lugar, Liam." Nora cierra los ojos y agita la cadena con cruz que lleva atada a la mano derecha, haciendo rechinar sus fragmentos metálicos.
A la llamada acude un lobo enorme, de unos cinco metros de largo y dos de alto. Su pelaje es grisáceo claro y tiene un semblante tan sereno que su expresión parece humana.
Nora monta agarra a Liam de la mano y montan los dos de un salto. "Nunca habías visto a mi maldición porque los curse tamer experimentados no necesitamos invocar físicamente a las maldiciones para usar sus poderes o atributos. Con el tiempo de práctica y conexión, parte del espíritu de la maldición queda incrustado en el código genético del invocador."
"Aunque en este caso usaremos a Amarok como transporte." Continúa Nora. "Amarok es la maldición del norte de grado delta, solo está por debajo de aquellas muy destacadas maldiciones de grado épsilon, como Suria."
"Agárrate bien, nos espera un camino largo." Dice Nora acariciando el lomo de su fiel compañero.
Enseguida dejan la ciudad y el enorme lobo cruza corriendo las montañas noruegas. Su fuerza y peso hacen que la ventisca no suponga problema alguno.
Al cabo de unas horas llegan a una recóndita cima. Liam baja de la maldición lobo y se acerca a una de las cinco piedras rúnicas dispuestas en círculo.
Mientras, Nora prepara una hoguera para hacer calor. "Esto era un antiguo asentamiento vikingo. Lo llamaban la cima del renacer. Aquellos guerreros que habían fracasado saliendo malheridos de la guerra venían aquí para sanar sus heridas y tener una segunda oportunidad de ascender al Valhalla."
Liam se sienta reposando su espalda sobre una de las piedras y una lágrima cae sobre la nieve. Al verlo, su madre se sienta a su lado y lo abraza. "No te preocupes Liam, hasta los más grandes guerreros fallaron alguna vez."
Amarok se acerca a la hoguera y se tumba.
Nora acaricia el pelo blanco de Liam. "Te contaré algo. Siento que te debo algún tipo de explicación."
"Yo tenía un hermano pequeño llamado Andor. Como ya te dije, él hizo un contrato con la maldición del tiempo Suria cuando esta pertenecía a las fuerzas noruegas. A cambio de obtener sus servicios, mi hermano ofreció siete octavas partes de su vida. Quedó terriblemente debilitado, solo los fármacos lo mantenían en pie. Andor vio que habría una gran guerra donde las maldiciones serían la "win condition" o mejor dicho "survival condition" de las naciones. Si dejamos que otros países capturen a Suria, no solo ellos tendrán también esta información, sino que además tendrán a una poderosa maldición en sus filas."
Liam le da la mano a su madre. "Lo haré tan bien como pueda, lo prometo."
"No te preocupes, hijo." Nora le da un beso en la frente. "Además... me gustaría contarte algo acerca de tu pasado."
"Antes de la muerte de tus padres, tú solías vivir en Oregon, EEUU. Era 2007 y yo estaba con mi hermano Andor y el resto del equipo de misión por aquella zona. Andábamos buscando a una maldición que posteriormente fue nombrada como Atila, ya que fue este el nombre que le dieron los sismólogos al tsunami que provocó. Aquel tsunami acabó con la vida de tu familia, así como con la de mi hermano Andor, quien ya estaba bastante débil. Es probable que también fuese la causa de tu pérdida de memoria."
Liam se levanta e intenta subir a lomos de la maldición. "Llévame a donde esté Atila, quiero hacer las paces con mi pasado antes de seguir adelante con mi futuro." Amarok mira a Nora extrañado.
Nora Larsen ríe. "No son tan fáciles las cosas. Tardaré un tiempo en ubicar a Atila. Podrías aprovecharlo para entrenar aquí en la montaña. Creo recordar que Atila está catalogada en rango gamma."
Liam se tumba en el lomo de Amarok y mira el cielo estrellado. "Tienes razón. Me haré más fuerte para no perder y así hacer que estés contenta." Dice con una sonrisa.
A la mañana siguiente, madre e hijo entran a lomos del gran lobo, a un poblado cercano. Los habitantes son samis (un poblado indígena autóctono del norte de Europa). Sus vestimentas son de lana gruesa y usan mucho colores como el rojo, el azul, el verde y el amarillo.
Al pasar de unos minutos, sale Nora de una caseta de madera. "Ya he hablado con el chamán del pueblo. No habrá problema en que te quedes aquí entrenando con él unos meses."
Liam baja de Amarok y abraza a su madre. "Supongo que esto es una despedida. Entrenaré duro, mamá."
"Nos volveremos a ver, Liam. En cuanto tenga la ubicación de Atila, entraré en contacto contigo. Te quiero." Estas son las últimas palabras que Nora le dice a su hijo antes de marchar a lomos del Amarok.
Y así fue como Liam empezó a vivir en la caseta del chamán, quien contaba por supuesto con energía espiritual. Se trata de un hombre humilde, con barbas que empezaban a blanquear. Vestía un abrigo de piel de búfalo, un gorro de lana e iba siempre acompañado por sus dos renos.
Durante los cortos días, Liam bajaba a cortar y cargar leña para así incrementar su masa muscular, mientras que durante las largas noches practicaba con su maldición de la oscuridad Erebos y aprendía cualquier hechizo de utilidad que el chamán del pueblo le quisiera enseñar.
Aquellos meses no solo sirvieron para que Liam mejorara en su calidad como guerrero. También pudo fijar de nuevo el rumbo de su vida.