Un par de horas transcurrieron sin incidentes. El refugio subterráneo estaba en silencio, interrumpido solo por la respiración acompasada de los miembros del equipo. El primero en despertar fue Drake. Se levantó despacio, estirándose para aliviar la tensión acumulada en sus músculos.
—Capitán, descanse un poco también, yo me haré cargo de vigilar —Dijo un poco preocupado al ver a Einar despierto.
Einar, que estaba sentado en un rincón del refugio, giró la cabeza hacia él y esbozó una leve sonrisa—No te preocupes todavía no estoy cansado, puedes dormir un poco más si lo deseas.
Drake negó con la cabeza, decidido. —No, déjeme acompañarle en todo caso.
—Está bien — asintió Einar
Se sentaron juntos en silencio, observando la quietud del entorno. La oscuridad del refugio proporcionaba una sensación de seguridad, pero ambos sabían que no podían bajar la guardia.
—Parece que todo está tranquilo—comentó Drake, tratando de romper el silencio incómodo que se había instalado.
En ese momento, un fuerte ronquido resonó en el refugio, interrumpiendo su conversación. Ambos giraron la cabeza hacia la fuente del sonido y no pudieron evitar reírse.
—Ja, ja, ja, esa enana ni siquiera dormida puede dejar de hacer ruido —dijo Drake, tratando de contener su risa.
—Ja, ja, ja tienes razón— respondió Einar
—Bueno cuanto menos así no está molestando a todo el mundo. Me pregunto qué clase de padres educaron a una niña tan molesta. Usted sabe algo capitán, en varias ocasiones le hemos preguntado acerca de su familia, pero siempre se escapa o cambia de tema cuando alguien intenta tratar el asunto— preguntó Drake, con una curiosidad que había estado acumulando desde hacía tiempo.
Einar hizo una pausa en la que parecía estar reflexionando acerca de una decisión importante. Luego de unos segundos suspiró y dijo—bueno supongo que también deberías saberlo al pertenecer al mismo equipo.
Luego se acomodó en el suelo mientras decía — Cuando vi por primera vez su expediente me llevé una gran sorpresa.
Drake lo miró con atención, notando la seriedad en el rostro de su capitán.
—Normalmente uno pensaría que una persona tan alegre y curiosa, habría crecido siendo mimada por alguna familia rica, pero el caso de Élis es especial —comenzó Einar, con un tono grave.
—Como sabrás antes de reclutar a cualquier integrante, soy muy cuidadoso investigando sus antecedentes. Fue así que llegué a hablar con la tía de Élis.
Drake se inclinó un poco hacia adelante, interesado en escuchar más.
—Según lo que me contó, ella era hija de dos exploradores espaciales que siempre la trataron con todo el cariño y amor posible. Debido a su trabajo, realizaban viajes largos y dejaban a Élis con su tía a menudo. Cada vez que regresaban de sus viajes, Élis los recibía con mucha alegría, pegándose a ellos como un chicle mientras les pedía que les contaran sus aventuras.
—Nada le gustaba más que escucharlos y siempre decía que algún día sería la mejor exploradora espacial, pero sus padres no se sentían bien al pasar tanto tiempo sin verla, por lo que cuando Élis cumplió 6 años, le prometieron que después de su último viaje renunciarían a su trabajo y pasarían todo su tiempo con ella.
—Según su tía, su sonrisa en ese momento era más brillante que todas las estrellas del cielo. Sus palabras de despedida a sus padres fueron una promesa de que en el futuro se volvería la mejor exploradora espacial de todos los tiempos y viajaría con ellos en sus aventuras.
Einar hizo una pausa para tomar aire, sus palabras cargadas de emoción. —Luego de eso, comenzó a esperar con ansias el día de su regreso.
—Pero lamentablemente ese día nunca llegaría—Dijo Einar en tono triste recordando la expresión desconsolada de la tía de Élis mientras le contaba está historia.
Drake sintió un nudo en el estómago, anticipando lo que venía a continuación. —No me digas que...
—Sí, es tal como te imaginas. Sus padres nunca volvieron. Según mi investigación, estaban tratando de evacuar a los habitantes de un planeta al borde de la destrucción luego de ser impactado por uno de sus satélites. Lamentablemente no pudieron escapar a tiempo y perecieron — dijo Einar, con una expresión de profundo pesar.
—Ante su inminente muerte, solo tuvieron tiempo para transmitir un último mensaje —continuó Einar.
—¿Qué decía el mensaje? —interrumpió Drake, con curiosidad.
—No lo sé, el archivo estaba protegido por una contraseña, es probable que solo Élis conozca su contenido —respondió Einar, antes de hacer una breve pausa y continuar con su relato.
—La tía de Élis me contó cómo ella no aceptó la muerte de sus padres. Siempre permanecía en casa mirando por el cristal, esperando a que ellos volvieran. Pero al pasar los meses, sus esperanzas se desvanecieron poco a poco y la depresión comenzó a reemplazarlas. Pronto, la niña que le encantaba sonreír y jugar a ser una exploradora espacial se volvió taciturna, y cualquier rastro de alegría se desvaneció.
Einar suspiró, recordando las palabras de la tía de Élis. —Fue después de dos años que al fin pareció aceptarlo y, tal vez movida por la última promesa hecha a sus padres, comenzó a estudiar incansablemente. Desde entonces, aunque ya no se le veía tan deprimida como antes, aún cargaba un aire de melancolía que la acompañaba en todo momento.
—Drake tú debes saber que convertirse en explorador espacial, no es nada fácil, no solo es muy exigente con los estudios, sino que también es muy cara.
Drake asintió de nuevo, recordando todos los requisitos que se le pedía a un explorador espacial. Primeramente, tenían que pagar la vacuna universal para las enfermedades y los sueros para mejorar las capacidades del cuerpo. El costo de estos no era para bromear. Una familia de clase media tendría que ahorrar al menos cinco años para poder pagarlos. Si bien es cierto que el gobierno podría ayudar a financiar estos beneficios, no lo hacían debido a que era la profesión preferida de los curiosos Humes. Hasta el punto que, si no ponían estas dificultades, habría una sobrepoblación de exploradores espaciales, causando que la mano de obra de otros sectores disminuyera de manera significativa.
—Pero el seguro de los padres de Élis debió haber cubierto el costo con creces —dijo Drake, tratando de entender.
Einar suspiró y respondió: —Correcto así debió haber sido, pero Élis donó todo el dinero al orfanato para las razas de otros mundos.
—¿Qué? ¿Por qué hizo eso? — preguntó anonadado.
—Al parecer, sus padres solían visitar mucho ese lugar, siempre llevando a Élis con ellos para que jugara con niños de otras razas. Élis se divertía mucho jugando con ellos y, en una de sus visitas, había escuchado cómo sus padres les habían prometido a los huérfanos crear un fondo que los ayudara a ser exploradores espaciales. Entonces, Élis decidió donar todo el dinero para cumplir esa promesa —dijo Einar, sin disimular la admiración que sentía.
Drake tragó saliva mientras pensaba en si él sería capaz de hacer lo mismo. Pronto llegó a una respuesta y era que definitivamente no lo haría.
—Luego de esto, apenas cumplió la mayoría de edad, buscó varios trabajos mientras simultáneamente estudiaba todo lo que podía, y después de varios amargos años, logró ahorrar lo suficiente para todo lo que necesitaba. Los años pasaron y Élis se gradúo con honores como bióloga espacial. Poco después, solicitó unirse a mi equipo.
—Aunque tú no lo sabes porque te uniste un año después. Élis al principio era sumamente taciturna y melancólica— dijo Einar con una expresión de pesar recordando lo infeliz que parecía cuando la vio por primera vez.
— Pero cuando realizamos nuestro primer viaje, algo dentro de ella pareció cambiar poco a poco, su curiosidad pareció vencer a su tristeza y melancolía. Pronto una chispa pareció encenderse en ella y su exuberancia natural se desató rápidamente — dijo Einar mientras sonreía
—Creó que al fin, no se sentía tan sola al ver que tenía compañeros que compartían las mismas aflicciones y sueños— cuando Einar terminó de decir esa frase, hizo una pequeña pausa y miro a su acompañante a los ojos con expresión seria.
—Drake, sé que a veces Élis puede ser molesta, pero para Élis somos muy importantes, estoy seguro de que ella nos ve como su nueva familia. Además es muy considerada con los demás a su manera, siempre tratando de mejorar para no causar problemas al resto.
—Difiero en ese aspecto —dijo Drake recordando todos los problemas que le causaba la hiperactiva Élis.
Einar sonrió, sabiendo que estaba a punto de sorprender a Drake. —¿Estás seguro? No te has preguntado nunca porque cada vez que Élis rompe algo, siempre aparece una caja misteriosa con más repuestos de los que necesitas.
Drake abrió los ojos con sorpresa. —No me digas que...
—Exacto, es porque Élis anónimamente los manda, debido a que siente culpa cuando te causa problemas. Además a pesar de que a veces actúa como una tonta irresponsable, la verdad es que es todo lo contrario, es la que más se preocupa por no ser una carga —explicó Einar.
—La he visto entrenar con su arma en secreto cuando todos se van a dormir. ¿De otra forma crees que sería capaz de dividir un chorro de agua a presión exactamente por la mitad para proteger a su compañera?
—Además, aunque parece que siempre está jugando, en realidad siempre está alerta por la seguridad de sus compañeros. Sé que no te diste cuenta, pero cuando te atrapó el tentáculo del Kraken, Élis ya había sacado su arma y si Aren hubiera tardado una fracción de segundo más, hubiera sido Élis quien te hubiera rescatado.
Einar hizo una pausa para dejar que las palabras calaran en Drake. —En conclusión, te cuento esto porque quiero que entiendas que, aunque Élis te molesta mucho a veces, eres un importante amigó para ella.
Drake sintió su corazón calentarse, ya no creía que podría ver con los mismos ojos a esa pequeña Hume que lo molestaba a diario.