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Chapter 14 - Capítulo 3: Muerte (Parte 1) - Encuentro

El rostro del soldado se distorsionó por el intenso miedo que sentía, hasta el punto que al momento siguiente su cuerpo se derrumbó mientras temblaba fuertemente. Unos segundos después su corazón no pudo aguantar tanta presión y murió mientras se retorcía en el suelo.

 

El aura asesina que podía irradiar Tian, era tan intensa, que hizo sentir miedo incluso a Meír que tenía una fuerza clase "SS", por lo cual, definitivamente no era algo que un humano tan débil pudiera aguantar.

 

Meir tragó saliva y dijo —Bueno, aún es muy pronto para decir que están muertos, si ellos se ocultan en su nave aún podrían estar vivos, además no pueden escapar, por qué encargué averiar las baterías para que les fuera imposible hacer el viaje de regreso.

 

Tian permaneció en silencio por unos segundos antes de retraer su aura asesina —Eso espero, si no es así, aunque me ayudaste a escapar de Ifrid, yo tendría que al menos romperte una pierna —dijo con un tono escalofriante.

 

El sudor caía de la frente de Meír. Él no era un cobarde, de hecho, Tian era el único individuo en todo el universo que podía hacerlo sentir miedo. En este momento, se arrepintió de haber incluido a este bastardo en su plan y haberle mostrado el planeta de la evolución.

 

Lo había planeado todo cuidadosamente, si todo salía bien podría controlar a los Humes para completar sus objetivos.

 

«Este es el camino que debo seguir para que dominemos el universo como la especie superior que somos» había sido su pensamiento.

 

Meír no quería ser el emperador supremo del universo ni nada parecido, él solo quería que los Humes dominen el universo, porque a su opinión nadie era mejor para gobernar.

 

En su mente, Meír despreciaba a las otras razas del universo. Las veía como parásitos, desperdiciando los recursos de sus planetas, destruyendo lo que tocaban. En contraste, los Humes, con su intelecto superior y orden, estaban destinados a gobernar, a establecer un nuevo orden perfecto. ¿Cómo no lo veían? ¿Cómo podían conformarse con coexistir?

 

«¡Solo los Humes somos lo suficientemente sabios para gobernar y establecer un orden perfecto!» exclamó en su mente.

 

Meír lamentaba que su especie no pensara igual, ellos eran muy pacíficos y no eran capaces de tomar el control de otras especies por su propia cuenta. Hasta hace un año el pensaba que nunca podría llegar a hacer algo al respecto, pero gracias a un error, encontró algo de esperanza.

 

Un día cuando estaba construyendo un portal de teletransporte, ingresó incorrectamente las coordenadas de su destino haciendo que por error se conectara a un planeta equivocado. Por lo cual al atravesarlo llegó a "El planeta de la evolución" como lo bautizó posteriormente.

 

Al principio no le pareció más que un planeta nuevo, pero cuando se disponía a regresar, un escorpión de dos colas lo siguió, su velocidad era tan alta que apenas le dio tiempo para reaccionar, corriendo rápidamente hacía el portal para regresar.

 

Por su suerte lo logró a tiempo, y cuando cerró el portal la mitad del escorpión ya lo había atravesado también, quedando partido por la mitad.

Poco después, Meír sufrió su primera evolución y después de una racha de intensos dolores, su cuerpo evolucionó mejorando en gran medida su capacidad intelectual y la fuerza de su cuerpo, alcanzando un estado muy superior a lo que era antes. Al principio no entendió muy bien cómo había sucedido, pero luego empezó a mandar pequeños robots espías a ese planeta para investigar.

 

Al poco tiempo reunió bastante información y entendió todo. Se dio cuenta de que podía usar las particularidades de ese planeta a su favor. Pronto ideó un plan para alcanzar sus objetivos en su cabeza.

 

El primer paso de su plan era conseguir más poder. Para esto era indispensable alcanzar la cúspide de la evolución, pero él no era un guerrero y no tenía ninguna clase de entrenamiento en combate, por lo que dudaba que fuera lo suficientemente fuerte para conseguirlo. Lo más probable es que terminara muerto en un santiamén, si tratara de enfrentarse solo a las extremadamente poderosas criaturas de ese planeta, .

 

Es por esto que liberar a los más poderosos criminales de Ifrid para que lo ayudaran era esencial, esto era fácil para el ya que por su trabajo como ingeniero de portales él tenía acceso privilegiado a los recursos para abrir un portal en Ifrid. En cuanto a la ubicación secreta, él la había encontrado mucho antes, debido a algunos informes de cuando realizaban un mantenimiento al portal de Ifrid.

 

Gracias a esto pudo contactar y liberar a ciertos presos para ayudarlo en su objetivo.

 

Es así como había reunido a éste equipo y con su ayuda podría finalmente alcanzar el pináculo de la evolución.

 

Pero ahora ese mismo equipo era el mayor problema en su plan, porque si se descuidaba podría terminar muriendo en sus manos.

 

Aunque Xeltar y Beltseri eran más fuertes que él, Meir tenía la confianza de que al menos podría escapar a salvo si se enfrentaran.

 

El verdadero problema era Tian, cuya fuerza estaba en otra liga, si lo ofendía él no tenía la confianza de siquiera poder escapar y mucho menos de darle pelea.

 

«Maldición, ¿Por qué tuve que liberarlo?» el arrepentimiento lo embargaba, pero en ese entonces no sabía que Tian sería capaz de superar su fuerza tan ampliamente.

 

«Además como iba a predecir que tenía está clase de personalidad» pensó tratando de justificarse así mismo su mala elección.

 

La forma de pensar de ese tipo era extremadamente peligrosa. Él era totalmente egocéntrico mientras que su moral estaba tan retorcida, hasta el punto que preferiría tener 10 Xeltars que a este tipo.

 

Debido a qué por lo menos Xeltar tenía algo de moral, de hecho, la razón por la que fue aprisionado en Ifrid, era por qué había causado miles de muertes accidentales al liberar su poderosa aura. Además, su forma de comportarse era fácil de predecir. El solo buscaría pelear con tipos fuertes adónde fuera.

 

Incluso Beltseri que era despreciada por su raza por practicar magia maldita, tenía una personalidad más estable y fácil de comprender.

 

Pero Tian, simplemente era demasiado inestable, si llegase a estar en malos términos con él, su muerte estaría a la vuelta de la esquina.

 

«Maldición, más les vale seguir con vida» pensó, mientras maldecía.

 

Pero el realmente lo dudaba, después de todo ese planeta era demasiado peligroso.

 

El aún recordaba como hace un mes, en su primera visita habían tenido que abandonar el planeta en varias ocasiones, debido a que se habían encontrado con seres con poderes inimaginables, por lo cual incluso teniendo la ayuda de 3 clases "S" tuvieron que huir.

 

Al final tuvieron que recurrir a hacer incursiones rápidas, cazando a algunos de los organismos más débiles, para poder evolucionar.

 

Ahora, después de haber asimilado toda esa energía, habían aumentado mucho su fuerza, alcanzando un nivel inimaginable.

 

Pero ellos estaban apuntando a un nivel superior, querían algo que nunca antes se había alcanzado. La Clase "SSS", la cuál hasta ahora solo existía en teorías, debido a que nunca se había registrado una existencia que lo haya alcanzado.

 

—Capitán estaremos aterrizando en unos instantes —le informó la voz de otro subordinado.

 

Mientras los pensamientos de Meír divagaban, la nave aterrizaba por fin en su destino.

 

—Tenemos buenas noticias, el dispositivo de localización que instalamos en la nave de los Humes por fin envío una señal, no deberían estar muy lejos —dijo un soldado.

 

—Perfecto, guía el camino — respondió Meír.

 

Pero antes de que salieran, un fuerte sonido que parecía metal siendo retorcido, se escuchó a sus espaldas.

 

«No me digas que» pensó Meír mientras una sensación sombría lo hizo voltear.

 

—Kukuku al fin llegamos, veamos con quién pelearé primero — dijo Xeltar rompiendo una de las paredes de la nave.

 

—¡Idiota por qué no eres capaz de esperar, ahora no podremos partir hasta que reparen la nave! —le gritó Meír a Xeltar.

 

Pero su grito era inútil por qué Xeltar ya había salido corriendo sin rumbo fijo, sin prestar atención alguna.

 

El dolor de cabeza de Meír subió a otro nivel.

 

—Ignóralo lo más importante es que me lleves a dónde está Einar —dijo Tian con un tono que indicaba que no aceptaría un no como respuesta.

 

«Bueno Xeltar es fuerte, no creo que le pase nada si lo dejamos solo» pensó Meír.

 

—Vamos.

 

 

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«Que rara es la muerte» pensó Élis.

 

Hace un momento sentía un intenso dolor en varias partes de su cuerpo, pero ahora mismo solo podía sentir una extraña sensación.

 

Desde hace algunos momentos podía ver cinco luces con diferentes matices, bueno tal vez no estaba bien definirlo como "ver", ya que sus ojos permanecían cerrados. Sería más correcto decir que podía percibir esas luces, como si tuviera un nuevo sentido diferente.

 

No sabía porque le parecían familiares y cálidas, trató de alcanzarlas con su mano, pero antes de que tratara de extenderla, escuchó unas voces.

 

—Ya ha pasado casi un día ¿Por qué aún no despierta? —preguntó Siena, su voz cargada de preocupación.

 

—No lo sé, cuando pasé por lo mismo solo tuve unos intensos dolores de cabeza —respondió Aren, con un tono pensativo.

 

—Talvez es porque recibió demasiado daño durante la pelea —intervino Liam, visiblemente preocupado.

 

—No, según el escáner su cuerpo no tiene ninguna herida, está en óptimas condiciones, pero su sistema nervioso parece estar en un cambio constante, lo más probable es que esté relacionado con los diversos cambios que sufrió su cuerpo —dijo Einar, con su habitual calma.

 

«Estas voces, no puede ser» pensó Élis.

 

Ella las reconocería en cualquier lado, eran las voces de sus amigos. Pero eso no podía ser, ella estaba más que segura que moriría después de activar el modo berseker.

 

Su mente entró en estado caótico mientras trataba de encontrar una explicación. Pero después de unos momentos un pensamiento llegó a su mente.

 

«¡Sobreviví, sobreviví y puedo seguir viajando con todos!» la alegría brotó de ella de manera abrupta.

 

Trató rápidamente de abrir los ojos y decirles a todos que se encontraba bien, pero...

 

«¿Eh, por qué no puedo moverme?», acaso quedé en un estado de coma por el daño que recibí.

 

Lo intentó varias veces, forzando a su cuerpo a moverse, pero no hubo respuesta. El pánico se apoderó de ella, reemplazando rápidamente la alegría inicial.

 

«Tranquilízate Élis, no hay problema de salud que nuestra medicina no pueda solucionar, es solo que necesito más descanso, en el peor de los casos solo debo esperar a que me lleven al planeta madre para que me traten», este pensamiento la calmó y siguió concentrándose.

 

«Parece ser que estás luces están en el mismo lugar en que se encuentran mis amigos» pensó.

 

«Es como si pudiera ver su energía o tal vez sea...» su línea de pensamientos se detuvo cuando un recuerdo llegó a su mente.

 

En el recuerdo estaba ella con su amiga Kuri, una elfa oscura.

 

—Kuri, ¿Por qué estás tan segura de la existencia de las almas, es que acaso los elfos, pueden probar su existencia? —Preguntó Élis con curiosidad.

 

—Ya se que los humes no creen en la existencia de nada que no sea material, pero la existencia de las almas es algo que puede ser probado de diferentes formas —dijo una pequeña elfa que parecía incluso más joven que Élis.

 

—Primero que nada, se dice que los seres más poderosos son capaces de sentirlas levemente, aunque no pueden verlas, hay varios registros de varios testimonios que lo prueban.

 

—Segundo hay ciertas magias que interactúan directamente con las almas. Un ejemplo claro es la magia tabú de los nigromantes, si no existieran las almas, esta magia carecería de sentido y no habría forma de que funcionara.

 

—Y en tercer lugar, existe una historia acerca de un talento llamado "Astral Artificer" que es especialmente afín a las almas, pero es secreto y no se debería de hablar con extraños— continúo diciendo con aire de misterio.

 

—¡Oh!, sabes bien que no puedes guardarme secretos o es que acaso crees que puedas soportar mi ataque especial de cosquillas— dijo Élis moviendo los dedos de forma amenazante.

 

—¡Está bien, está bien, te lo diré mantén alejados tus dedos de mi!— dijo Kuri entrando en pánico.

 

Luego de eso se aclaró la garganta y dijo —Se dice que hace varios milenios, uno de los príncipes de los elfos desarrollo un talento especial

 

—Cierto día cuando despertó descubrió que podía ver los colores del alma de cada individuo. Al principio no entendió muy bien que era lo que pasaba, pero luego de un tiempo de estudio, pudo determinar que estos colores representaban la personalidad y los diversos talentos que tenía cada individuo.

 

—Gracias a esta habilidad cuando ese príncipe asumió el trono, pudo convertirse en uno de los mejores gobernantes de su época.

 

—Cuentan que era muy hábil para detectar traidores, podía detectar las habilidades de su enemigo con solo un vistazo e incluso podía comunicarse con los muertos—

 

—Pero se rumoreaba que tenía una habilidad aún más sorprendente, debido a la cuál era totalmente invencible en batalla, sin embargo aun así murió antes de cumplir siquiera cien años en misteriosas situaciones que nunca fueron dadas a conocer— dijo Kuri completando su relato.

 

— ¿Y qué tipo de habilidad era esa? —preguntó Élis con curiosidad.

 

—Lo siento este es uno de los secretos más grandes de los elfos por lo que incluso yo no lo sé— respondió Kuri encogiéndose de hombros.

 

—¡Cómo te atreves a dejarme colgada así, ahora verás mi nuevo ataque especial! —dijo Élis mientras atacaba a su amiga con sus dedos haciéndole cosquillas hasta que se retorció por el suelo pidiendo piedad.

 

 

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«Podría ser que yo también soy...» Élis se había perdido en sus pensamientos, hasta que escuchó una voz de sus compañeros que la devolvió a la realidad.

 

—¿Cómo vas con las reparaciones de la nave Drake? —

 

—Capitán, descubrí la falla, es solo que hay algo muy raro — dijo Drake con tono serio.

 

—¿Qué es? — preguntó Einar con recelo.

 

—No me lo va a creer, pero parece que... — dudó un poco antes de decir —alguien saboteó de manera intencional las baterías de la nave.

—¿Qué? ¿Por qué alguien haría algo así? —exclamó Siena alarmada.

Drake respondió con recelo —No lo sé, pero también encontré este dispositivo junto a las baterías. Parece ser alguna clase de localizador.

—Eh, parece que está brillando —observó Liam.

—¡Rápido, destrúyelo! —urgió Einar.

—¿Capit...? —Drake se quedó perplejo.

—¡Solo haz lo que te digo! —gritó Einar.

Un sonido de algo quebrándose se escuchó.

 —Tal vez estoy siendo paranoico, pero todo esto parece ser una trampa —dijo mientras hacía una expresión de preocupación.

 

—Pero eso no es posible, no creo que algún hume se atreva a hacer tal cosa —replicó Siena

 

—No el capitán tiene razón, si alguien tratara de matarnos, la mejor forma para hacerlo sin levantar sospechas, sería aislarnos en un lugar peligroso. Todos pensarían que morimos por causa de nuestro viaje, mientras los asesinos saldrían impunes —intervino Aren.

 

—¿Drake de verdad no hay forma de que la nave despegue rápidamente? — preguntó Einar.

 

—Lamentablemente no, las baterías auxiliares también están descargadas por el uso continuo del camuflaje óptico de la nave, por lo que no hay forma de despegar.

 

—Mm, entonces no nos queda otra opción más que enfrentarlos —dijo Einar.

 

Apenas terminó de decir eso, un sonido como de un meteorito cayendo se escuchó no muy lejos.

 

Élis pudo percibir tres luces nuevas. A diferencia de las que vio antes estás tenían varios tonos más oscuros, que le provocaban un sentimiento extraño y la asustaban.

 

El aura que estaba en el medio era la que más la atemorizaba. Era tan oscura como un agujero negro que engullía toda la luz que encontraba.

 

—¿Qué diablos pasa? — exclamó Drake con confusión.

 

Una voz de una mujer desconocida se escuchó afuera de la nave—Vaya tenías razón, parece que aún siguen con vida— dijo Beltseri.

 

«Menos mal, parece que tuvieron suerte de sobrevivir» pensó Meír.

 

Luego volteo a ver atrás de él, mientras un aura amenazante se desplegaba con una intensidad monstruosa.

 

—Jajaja al fin, al fin llegó el momento que tanto estaba esperando —dijo Tian con un tono que estaba en un punto entre la alegría y la demencia.