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Chapter 33 - Volumen 1: Capitulo 34

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Las estandartes avisaron con antelación sobre una gran entrada debido a la atmósfera de este planeta, así que esperaban que eso no causará ningún fallo a las naves de transporte.

Debido a eso último, los dragones de los elfos tuvieron que quedarse hasta que las naves volvieran para llevar las demás cosas al planeta

Las naves de transporte salieron impulsadas hacia abajo a gran velocidad.

A penas salía una, otra también lo hacia.

En tan todo uno o dos minutos ya habían salido más de veinte naves.

Shire, Frieren y los vicealmirantes tenían otra misión, así que optaron por apartarse del grupo y bajar de otra manera.

Frieren, en realidad, no tenía nada que hacer, pero quiso bajar junto a su novio y Shire no vio motivos para negarse.

A diferencia de los otros, estos que quedaron solos en la nave, se lanzaron al planeta en cápsulas de tres personas y no naves de transporte como los demás.

En una de las naves se dirigía Shire y Frieren. En otra estaba Miguel e Izet. Por último, en la tercer capsula, se encontraba Diana, Sasha y Brinzd.

Estas cápsulas podían ser controladas mediante la conexión o simplemente con coordenadas.

Las tres naves tenían distintos destinos así que a penas traspasaran la atmósfera estos se dividirían hacia distintos lugares para cumplir la misión propuesta por su majestad Shire.

-Nuevo Capítulo-

Tras el lanzamiento de las naves civiles al planeta junto con los cazas, Shire le dio la orden a los vicealmirantes para descender también al planeta.

Las cápsulas fueron disparadas a gran velocidad hacia abajo.

En realidad, más que cápsulas se trataba de pequeñas naves.

Desde abajo podía ver como poco a poco se alejaba de su acorazado. Se entristeció al ver eso.

Era un acorazado con el que estuvo la mayor parte de su vida y ahora debía dejarlo durante un tiempo.

"Es triste, pero voy a extrañarte, nos volveremos a ver cuando estemos mejor acomodados en este planeta desconocido."

En tanto pensaba en eso ponía su mano sobre el vidrio, sobre la dirección en la que estaba el acorazado.

Al mismo tiempo se llenaba de un montón de recuerdos.

Estaba a punto de emocionarse, pero hecho un fuerte suspiro y miro a su novia con seriedad.

"No es momento de que me ponga emocional, tengo que prepararme para un montón de cosas cuando lleguemos al planeta."

Eso provoco una sonrisa en su novia la cual se le acercó y lo beso mientras se abrazaban.

Seguido de aquel beso Shire y Frieren se quedaron viendo por la ventana a las naves y cazas descender.

También, veían las demás cápsulas de los vicealmirantes descender a un lado junto con ellos.

Por otra parte, tanto Diana como Sasha estaban felices de no haber ido con Shire, Frieren, Izet y Miguen en sus naves.

Al único al que no le importaba en done ir era a Brinzd ya que mientras pudiera dormir el estaría feliz.

Sin embargo, para su mala suerte, en estos momentos tenía a dos mujeres que no dejaban de gritar y molestarlo durante el descenso de su cápsula.

Todo porque estas dos mujeres no querían sentirse unas molestias para el momento a solas de las dos parejas, así que, para no molestar, decidieron ir con el pobre vampiro.

Los minutos pasaron y las naves civiles junto con los cazas estaban a punto de ingresar a la atmósfera.

Las naves a medida que más cerca estaban, más se llenaban de fuego.

Esos segundos de descenso para entrar al planeta fueron catastróficos para los individuos que se encontraban dentro de las naves civiles, ya que sentían un gran calor y no dejaban de moverse para un lado y para otro debido a los bruscos movimientos de la nave.

Los cazas no sufrían del impacto de la atmósfera debido a que eran bastante resistentes así que ni notaban la diferencia.

Una vez entraron al planeta, todo el mundo se sorprendió de lo que veían

El escuadrón de los estandartes no se sorprendió mucho debido a que ya habían visto esas hermosas vistas, pero de igual manera se maravillaron un poco.

Los demás escuadrones de cazas y naves civiles no podían creer lo que estaban viendo.

Un cielo celeste de fantasía y agua que no era de color rojo marrón.

Estas cosas solo se las imaginaban en cuentos o historias, no en sus propios ojos.

Muchos se emocionaron al ver esto, lloraron y se abrazaron de la felicidad de haber encontrado un planeta de ensueño.

Sin embargo, todo no podía salir tan bien como se esperaba.

Mientras las naves civiles aún seguían descendiendo y se preparaban para seguir hacia donde se les indicó, una de las tantas naves tiene una explosión en la parte trasera y pierde vuelo.

Por suerte, la nave no callo de manera inmediata, pero lo hacía y de manera lenta hacia el agua.

Esto alarmó a los cazas, los cuales debían de proteger estas naves.

Al principio pensaron que se trataba de un ataque, pero los estandartes fueron quienes se encargaron de tranquilizar un poco las memorias de todos diciendo que, esta explosión se debía a la fuerte entrada a la atmósfera.

Por desgracia, esa no fue la única nave, sino que varias se prendieron fuego y empezaron a caer en varios lugares del agua, pero esto no era lo peor, ya que, cinco de las naves explotaron en el momento y ni siquiera cayeron al agua.

Verlas explotar causo mucha conmoción entre todos, los escuadrones de cazas ya sabían la causa, pero no como ayudar o detener esto para que no sucediera.

Entre miedo y preocupaciones las naves civiles se iban alejando del lugar en tanto caían.

No obstante, las naves que habían descendido bien se dirigían a las coordenadas ya indicadas.

Mientras esto sucedía en algún lugar del planeta Shire y los demás entraban por primera vez a este.

Entrar a la atmósfera fue difícil para ellas, daba miedo el movimiento que sufrían por dentro en tanto descendían. Parecía que iban a morir rostizados.

Por suerte, las naves aparentaban no haber recibido ningún daño.

Para cuando entraron al planeta sus ojos se encontraron con algo indescriptible.

Las tres cápsulas se habían dividido hace tiempo y ya ni se veían debido a que se dirigían a lugares diferentes, pero todos sufrieron la misma entrada al planeta y esa emoción indescriptible.

En la única cápsula en la que iban tres personas, Diana no dejaba de gritar como loca en tanto veía ese hermoso celeste que yacía debajo de ella, incluso Brinzd dejó de dormir para presenciar lo que había afuera de su nave.

Por otro lado, en las cápsulas de Miguel e Izet y Shire u Frieren se vivió con la misma emoción.

A pesar de que todos ya habían visto algo similar cuando Shire les mostró la información obtenida del satélite, verlo con su propios ojos fue completamente diferente.

Era imposible creer que tal planeta así existiera.

Sin embargo, en tanto sus ojos no dejaban de observar la belleza del planeta, Shire recibió una llamada urgente por medio del sistema de parte de todos los escuadrones cazas. Eso lo alarmó y preocupo bastante.

Cuando respondió a la llamada conjunta y rara de todos los comandantes, se llevó una sorpresa que lo abrumo.

-CONTINUARA-