Un nuevo día de clases llego.
La campana de la escuela había sonado y los estudiantes se preparaban para salir.
Era otro día normal.
Luego de que la profesora abandonara el salón, los estudiantes se agrupaban en sus grupos de amigos que se habían estado formando desde el primer día de clases.
Una de las chicas del salón se acercó sin perder el tiempo a una de sus compañeras que aún estaba recogiendo sus cosas.
De una hermosa apariencia, una chica que a pesar de tener un largo cabello rubio, había rastros de estar teñido de negro, mayormente en las puntas, y con varias perforaciones en sus orejas, dándole un semblante más característico.
-¡Hola, Sara!
-¡Oh, hola, Gabi!
La chica saludó a su amiga mientras se expandía una sonrisa mostrando unos ojos azules.
-¿A que no adivinas a donde fui ayer?
-A ver, cuéntame.
-Oye, Gabi, ¿le constaste lo de ayer?
Otra voz animada se unió a las dos chicas incluyéndose a la conversación, pero fue recibida con naturalidad, ya que se conocían desde hace tiempo.
-Estaba a punto de contarle antes de que aparecieras, Lucy.
-Ah, perdón, entonces prosigue, madam.
-¡Ya díganme y no hagan tanto drama!
-Verás, ayer Lucy y yo fuimos a aquella cafetería que hablamos la otra vez, ya sabes, en aquella calle…
Mientras que el ambiente se llenaba de voces animadas, Sara mostraba una sonrisa completa al escuchar las historias de sus amigas.
-Disculpa, Araroza.
-…
Las palabras fueron interrumpidas por un chico, Sara, al ver esto su expresión decayó en un parpadeo.
A pesar de eso, el chico continuo hablando a pesar de ver esa mirada fría.
-¿Podrías ayudarme con la limpieza del salón? Siempre te vas primero y tengo que hacer las cosas todo solo, ¿somos los encargados, verdad? ¿Así que podrías ayudarme?
-Ah, ¿y este quién era? Además de interrumpir las conversaciones ajenas.
-Ummm, creo que es el presidente de la clase, ¿Naruka-algo talvez?
-...
Las chicas empezaron a dialogar entre ellas, algo conflictivas.
Ryuji se había acercado tan pronto las clases terminarán para pedir la ayuda de Sara, ya que también era su responsabilidad. Con una actitud algo nerviosa, porque no sabía cómo llevar la conversación.
Decidió hablar con la verdad intentando ser lo más amistoso posible.
Sin embargo, Sara solamente se quedó mirando fijamente al chico que tenía delante de ella como si lo estuviera analizando.
Un rostro normal, cabello negro despeinado, camisa desabotonada, corbata mal puesta, ojeras en sus ojos… hacia donde sea que miraba, solo podía ver desorden en su apariencia.
-¡Tch!
Desvió su vista de él sintiéndose agobiada de tanto verlo, Ryuji ya no sabía cómo proceder en esta situación, sintiéndose más desesperado hablo rápidamente.
-Verás, estoy en el Club de Ripper y necesito prepararme para las actividades, me meteré en problemas si estoy atrasado, así que…
Que irritante…
Sara estaba molesta, ¿por qué tenía que aguantar estas cosas de este chico?, sus pensamientos se llenaron de odio y concluyo en enfrentarlo.
-¿Así que es mi culpa, eso es lo que quieres decir?
-Bueno, tampoco quiero decir…
-Lo siento, pero no puedo.
Sara se levantó de su asiento tomando su bolso, era varios centímetros más baja que Ryuji, pero al estar parada frente a él con una expresión sólida y enfadada lo hizo retroceder unos pasos.
Ryuji estaba confundido, pero cuando estaba a punto de decir algo, Sara camino lentamente a la salida diciendo unas palabras.
-Tengo que encargarme de unos asuntos familiares muy importantes, como recoger a mi hermano menor en la escuela, así que debo de apresurarme. Adiós.
-...
Solo diciendo eso, abandono el salón con sus amigas que se encontraban riendo, Ryuji se congeló en ese sitio y solo pudo observar como se iban.
En ese momento, se escuchó un ruido en el salón.
-Oops…
-¡¿Ah?! ¡¿Qué están haciendo?! ¡Acababa de limpiar eso!
-Lo siento, presi, fue sin querer.
Uno de los estudiantes había tirado el bote de basura del salón sin querer ensuciando el piso.
Ryuji se enfadó al ver esto y empezó a gritarles a los responsables.
Sara se dio la vuelta, observando el cómo Ryuji intentaba ordenar las cosas, pero únicamente le dio una mirada de desprecio al verlo.
Que patético. ¿Qué no se da cuenta de que nadie lo respeta?
Sara, solo podía despreciarlo en sus pensamientos.
Incluso si era algo como el encargado o cualquier cosa, todos lo miraban como un bufón.
Caminando por los pasillos, sus compañeras parecían no aguantar sus carcajadas con su cara enrojecidas.
-En serio eres mala, Sara. Creí que eras hija única.
-Ajajaja, en serio no puedo creer que dijeras algo así. Aunque me sorprendió el hecho de que te hablara en primer lugar, das mucho miedo cuando te enojas.
-¡¿A quién le importa eso?! ¡No tengo por qué perder mi tiempo con ese perdedor cuatro-ojos!
Indignada, Sara no quería saber nada de Ryuji, y mucho menos alguien que la trato como aquella ocasión. Lo detestaba.
¿Quién se cree ese idiota? Solo no me molestes con tus problemas, perdedor.
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Al día siguiente.
-¡Buenas!
-Hola, Sara, ¿investigaste lo de la cafetería?
-¡Sí! ¡Deberíamos ir la próxima vez que reciba mi mesada!
Nuevamente, otro típico día escolar llego. Sara y sus amigas reanudaron su conversación mientras que los demás estudiantes llegaban.
Aun faltando 1 hora para las clases de la mañana, la mayoría ya había llegado, teniendo un pequeño lapso libre, llenando el ambiente en un animado bullicio.
Pero todo se detuvo al momento en el que las puertas se abrieron.
-Buenos días.
Ya era una costumbre para él anunciarse al entrar al salón, aunque nadie le prestara atención.
Pero esta vez, todos quedaron impactados al ver Ryuji, en su rostro había pequeños moretones y heridas que eran imposibles no notar.
Talvez porque estaba vendado o su actitud indiferente, pero parecía no importarle tener esa apariencia.
Al ver esto, las amigas de Sara mostraron expresiones perplejas.
-Oye, ese chico sí que se ve mal, ¿será un caso de vandalismo?
-Dijo que estaba en el Club de Ripper o algo así. Tal vez sus actividades son muy fuertes.
-Por cierto, Lucy, escuche que el presidente del consejo también está en ese Club, ¿Qué no era tu favorito?
-¿Y-Y que si es así? ¿Qué no lo has visto?
Talvez porque no era de su incumbencia, solo se mantuvieron observando y guardando sus palabras para ellas.
Algunos de los estudiantes que estaban en el aula no pudieron aguantar la curiosidad y se acercaron a preguntar.
Ryuji solo se rio y les dijo que no se preocuparan, ya que era algo que según él lo "merecía".
Algo que dejo aún más confundido a sus compañeros.
Siguió insistiendo que no se preocuparan por un rato hasta que las cosas se calmaron.
Por otro lado, Sara, aunque un poco aturdida, mantuvo la calma en todo momento.
-Pero ese chico, es un Singular, ¿cierto?
-Sí, alguien como él no encaja en algo como eso, es muy extraño.
Ahora que recuerdo, él dijo que quería ser un Ripper, incluso siendo un Singular. No conozco del todo ese trabajo, pero sé que "Singular" y "Ripper" no encajan.
Solo hay que ver el estado tan deprimente en el que estás para saber que eso no es para ti.
Deberías de abandonar esa estupidez, y de vivir tu vida de acuerdo a las capacidades con las que naciste.
Viendo que a pesar de su apariencia seguía actuando de una forma normal y alegre, a Sara no le hizo ninguna gracia, sentía que algo malo pasaba con Ryuji, y nada más desvió su atención de él por el resto del día.
-Ah, Araroza, podrías…
-Lo siento, es mi turno de preparar la cena. Adiós.
Otra vez, Ryuji intento pedirle a Sara que lo ayudara, pero fue rechazado al instante.
A pesar de que Sara no sabe cocinar.
Lo mejor para todos es que olvides esa tontería y me dejes tranquila.
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Otro día pasó…
-Oye, presi… ¿Estás bien?
-¿Por qué lo dices?
-¿Lo dices en serio…?
Cuando parecían haber visto todo.
Ya no era solo el rostro de Ryuji que estaba lastimado, sino también sus manos y cuellos había rastros de vendajes, dando a saber que el daño parece haber aumentado.
Al menos a la vista eso era lo que parecía, nadie quería imaginar que tanto eran sus heridas.
Incluso así, Ryuji seguía diciendo que no era algo porque hacer escándalo.
Pero decir esas cosas con una sonrisa, únicamente lo hacía parecer más extraño.
-Es doloroso de solo verlo…
-Su ojo aún está hinchado, debería ir a un hospital en vez de estar aquí.
Ese perdedor… ¿Hasta cuándo seguirá con eso?
Viendo como Ryuji se comportaba y reía, Sara chasqueo su lengua y miro hacia otro lado, irritada.
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Los días continuaban y la situación eran las mismas.
Ryuji aparecía con heridas más severas todos los días, hasta ya parecía su estado normal y ya casi era extraño no verlo así.
Días con un ojo morado, contusiones en la cabeza, arañazos en el rostro, brazos inflamados y entre muchas otras, parecía no tener fin.
No importaba cuantas veces lo pensaba, Sara estaba en un conflicto interno de tan solo verlo. A pesar de decir que no le importaba, en lo muy profundo de ella sentía que debía hacer algo.
¿Por qué no se da cuenta?
¿Por qué nadie dice nada?
¿Por qué nadie lo detiene?
¿Por qué sigue haciendo esa estupidez?
No importaba que tanto quisiera ignorarlo. Su solo existencia ya era algo que aumentaba su nivel de estrés.
Pero nada cambio.
Los días pasaron hasta ser una semana.
En una mañana tranquila, Sara estaba llegando temprano a la Academia, y estando a punto de llegar al salón.
Apareciendo al mismo tiempo, Ryuji estaba parado en la puerta, hasta que la presencia de Sara llamara su atención.
-Buenos días.
Su apariencia seguía siendo horrible de ver, pero calmadamente dijo eso, sin embargo…
-Oye, tú, ¿por qué no lo dejas ya?
-¿Uh?
Viendo a Sara, quien la miraba con una mirada firme y seria, hicieron que Ryuji colocara una expresión confusa.
-Tú, ¿acaso no notas que es molesto verte? ¿Por qué no solo dejas esa estupidez y te dedicas a otra cosa?
-...
Sara ya no podía soportarlo, en ese momento dijo todo lo que quería decir hace tiempo sin guardarse nada.
No le importaba Ryuji, no le importaba para nada su vida. Pero aun así dijo esas cosas para desahogarse. Y también quería hacerlo entrar en razón.
Sentía que le hacía un favor diciéndoselo. Estaba segura de eso.
Mientras miraba a Ryuji, quien parecía intentar comprender lo que estaba pasando. Simplemente, apunto con su dedo su rostro y diciendo.
-¿Qué? ¿Acaso hablas de esto?
-Por supuesto, ¿Qué no es obvio? Me dan ganas de vomitar de solo verte.
-Oh… ya veo. Lo siento por eso. Pero no tienes de que preocuparte, esto--.
-¡No me salgas con esa tontería! ¡¿Por qué no te das cuenta de que no estás hecho para eso?! ¡Todos los días es lo mismo! ¡Incluso si no sé nada de los Rippers puedo decir que no estás hecho para eso! ¡Has otra cosa, lo que sea! ¡Lo que estás haciendo está mal!
Ante las fuertes palabras de Sara que había perdido la calma, Ryuji, en vez de alterarse, se mantuvo pensando para sí mismo, encontrando la razón del problema, del por qué era regañado por esta chica.
Luego de unos segundos, ignorando la intensa mirada de esos ojos azules, Ryuji se mantuvo firme y le dijo.
-Araroza, ¿sabes cuál es el trabajo de un Ripper?
-¿Eh? ¿Eso qué interesa?
-Verás, un Ripper se encarga de aceptar trabajos que conlleva un alto grado de peligro, por lo que debe de estar preparado hacer herido en muchas ocasiones. Por eso entrenamos, por eso debemos ser fuertes. Si supieras más de este tema no estarías tan enfadada y lo sabrías.
-¿Uh? ¿Saber qué cosa?
Sara no comprendía lo que decía, no sabía a qué quería llegar con todo eso.
Sin embargo, en ese momento, Ryuji con una ligera sonrisa, para después volverla una sonrisa completa, le contesta.
-Que heridas como estas, no son nada.
-¡…!
Al ver la expresión de Ryuji, un escalofrío recorrió la espalda de Sara asustándola.
Viendo que a Ryuji le faltaba uno de sus dientes y había rastro de sangre acumulado en su boca. Era la primera vez en su vida que veía una sonrisa tan espantosa.
Se sentía enferma y quería vomitar.
Cuando Ryuji vio que la conversación no iba a continuar ya que Sara había retrocedido, solamente entro al salón con normalidad.
Sara ya no sabía que pensar, de hecho, ya no quería pensar en más nada.
-¡Oh! ¡Sara, buenos días, sí que llegaste temprano!
-...
-¿Sara? ¿Qué te ocurre?
Aun estando en shock, decidió darse unos momentos para ordenar sus pensamientos y calmarse.
En serio… ¿Qué diablos pasa con él?
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La campana había sonado y las clases terminaron.
Todos empezaron a salir con rapidez, sin excepción de nadie.
-Hoy vamos a ese restaurante, ¿verdad?, vamos rápido.
-Si…
Aunque su respuesta fue asertiva, la actitud animada de Sara ante sus amigas era distinta. Lo que paso en la mañana aún la perturbaba.
Pero eso no cambio sus planes del día, otra vez iba a saltarse sus deberes de encargada y camino a la salida.
Cuando estaba por salir, dio un vistazo en el salón por alguna extraña razón que ella no sabía, y busco a Ryuji en el área.
Sin embargo, le pareció extraño no verlo, no hubo ningún aviso de su salida. Y siempre este era el momento en el que él se acercaba y le pedía que se quedara a ayudarlo, ella lo rechazaría sin duda.
Pero en esta ocasión no paso, y eso la desconcertó.
¿Fue al baño? O tal vez… olvídalo, eso no importa.
Dejando eso de lado, camino hasta la entrada de la Academia con sus amigas. Fue entonces que se encontraron con unos chicos de otras clases, que al parecer eran conocidos de sus compañeras.
Sara no los conocía, así que empezó a jugar con su teléfono mientras que sus amigas hablaban con ellos.
-Hola, ¿van a alguna parte?
-Vamos a ir a una cafetería.
-¿En serio? ¿Podemos ir?
-¿Qué no tienen actividades del Club? ¿Estaban en el de Ripper, no?
¿Ripper?
Los dedos en el teléfono de Sara se paralizaron al oír esas palabras, manteniéndose serena, fingió continuar que estaba ocupada y decidió prestar atención a la conversación.
-Nah, ya es muy tarde y no queremos el "castigo" del entrenador.
-¿Un "castigo"? ¿Qué es eso? Suena aterrador.
-¡No tienes idea! El entrenador te obliga a aguantar un combate con él por 30 minutos completos sin descanso, y si no fuera poco, también debes de hacer los entrenamientos físicos después de esa golpiza, ¡ese tipo es un ogro!
-Whoa, no entiendo mucho, pero puedo imaginar que es una locura, ¿Ustedes también pasaron por ese "castigo"?
-¡Diablos, no! Prefiero faltar a pasar por eso. Por eso todos decidimos faltar si no tenemos tiempo e ir otro día.
Ante la deprimente y dramática atmosfera que flotaba alrededor, Sara no pudo ocultar su expresión desconcertada.
Su mirada se volvía sombría y cada vez decaía más.
Pero la conversación no había terminado.
-Esperen un momento… si nunca han pasado por eso ¿Cómo saben cuál es el "castigo"?
-Es por ese chico, el Singular, solo lo he visto las veces en las que fui, pero los demás me contaron que siempre llega tarde por alguna razón, y en todas las veces recibe el "castigo". Es un sujeto muy extraño, de hecho, estoy seguro de que es castigado en este momento.
Con unas expresiones ligeramente tensas, las dos chicas se miraron por un segundo preguntándose la misma cosa.
Una de ella pregunto por curiosidad.
-¿Ese chico tiene cabello negro y corto?
-¿Uh? Si, así es.
-¿Estaba usando lentes?
-Lo he visto utilizándolos, pero no los usa durante las prácticas, ¿lo conocen?, ¿acaso está en su clase?
Con eso dicho, las chicas habían confirmado que esa persona se trataba de Ryuji. Sus miradas perplejas se encontraron, y a la vez, giraron para observar a la chica que se encontraba en silencio.
-Ah… yo…
Y lo que vieron fue la cara pálida y horrorizada de Sara.
-¡Discúlpenme!
-¡¿Sara?!
Corriendo con todas sus fuerzas por los pasillos de la Academia hasta entrar en el campus, con sus ligeramente rígidas mejillas que se tiñeron de carmesí.
¿Por qué?
Su respiración se hacía pesada y su pecho la oprimía.
¿Por qué no dijiste nada?
Cuando Sara se dio cuenta de todo lo que pasaba, no pudo ignorar la culpa que había caído en ella.
Debiste decir algo, idiota.
Habiendo localizado el gimnasio en donde es habitual las actividades de los Clubes.
Llegando a las puertas del establecimiento, una duda de si entrar o no.
O de que si quería ver lo que había adentro. Solamente abrió la puerta ligeramente en un minúsculo espacio, lo suficiente para ver.
Y entonces…
-¡Agh!
-¡…!
Un ruido sordo que hizo que saltara de la sorpresa por lo repentino que fue, y lo que miro, solo confirmo su preocupación.
-*¡Cough!* *¡Cough!* *¡Cough!*
-Levántate, Narukami, aún faltan 10 minutos.
Ryuji se encontraba en el suelo con heridas en todo su cuerpo mientras que tosía sangre, el piso en donde estaba fue pintado de rojo cuanto más se movía.
Ninguno de las personas presentes decía nada, unos miraban, otros nada más estaban hablando entre sí.
Como si todo fuera algo normal.
Ryuji consiguió levantarse con dificultad, pero casi al instante, el hombre con una espada teñida de negro ataco.
Ryuji intento lo más que pudo en tratar de esquivar sus ataques, pero el simple roce de la espada parecía desgarrar su piel.
Aun así, el continuo pelando.
Soportando el dolor.
Todos los días, sin ninguna falta.
Y a pesar de eso.
¿Heridas como esas no eran nada?
La chica que miraba a la distancia toda esa escena, sus hombros temblaban por alguna razón, tal vez por miedo o frustración.
Ya no sabía cómo sentirse con todo esto.
-Maldito idiota…