Ante la pesada atmosfera que flotaba alrededor, Sara no pudo ocultar su expresión desconcertada.
¿De qué quería hablar esta persona?
-Entonces, Araroza. Voy a ir directo al punto, no quiero que Ryuji nos escuche y creo que tú tampoco quisieras ¿cierto?
De forma directa y sin dejar de mirarla, le dice.
-¿Cuánto tiempo vas a seguir mintiéndole, eh?
-¿Qué…? ¿Mintiéndole…?
Cuando Sara escucho esas palabras, su cuerpo se paralizó al instante, haciendo que sus palabras tropezaran.
Estaba aturdida ya que sabía de qué estaba hablando Colette. Sin embargo, estaba más concentrada en intentar saber cómo llego a saberlo.
Colette frunció el ceño por un breve momento, con una voz aguda y fría continua su interrogatorio.
-No te hagas la descerebrada conmigo. Ryuji ha estado viniendo aquí desde hace una semana, y en todas siempre viene lleno de heridas en todo su cuerpo debido a un tal "castigo" que le dan por llegar tarde. Era muy extraño, así que le preguntamos, y solo respondió diciendo que tenía que encargarse de sus responsabilidades de la clase, y por esa razón no llega a tiempo. Por supuesto, no tenía que encargarse de eso por sí solo, pero parece que alguien estaba ocupada en cosas más importantes… ¿Sabes a donde quiero llegar?
- _____
Sara se estremeció.
Cuando Colette ataco directamente al núcleo del problema, sintió que estaba completamente expuesta ante ella.
No había evidencia para probar esas acusaciones. Solo era el punto de vista de Colette al ver el cómo pasaron las cosas y por lo que escuchaba. Y tenía razón.
Aunque ya era algo que ya se estaba cuestionando, Sara, por lo que paso hoy, sintió que podía disculparse cuando tuviera una oportunidad. Pero se equivocó, no era tan fácil, y Colette no se lo iba a permitir.
Como si le hubiera caído un balde de agua fría, despertó de esa diminuta esperanza de que las cosas terminaran sin que saliera perjudicada de alguna manera.
-Será mejor que acabes con esa farsa de una vez. Ese chico lo conozco desde que era un niño, lo he visto crecer y hacerse fuerte. Pero aún es muy ingenuo a pesar de su carácter. Estoy seguro de que se tragó por completo tus mentiras, ya que no tiene ninguna razón para no creerte. Así es él. Y si piensas que puedes aprovecharte de él y divertirte con eso, estás muy equivocada.
-… Yo... la verdad…
El periodo de tiempo de Sara parecía interminable.
Lentamente, desviaba su mirada de Colette con pavor. No sabía cómo contrarrestar esas palabras sin importar lo que pensara.
Mientras se encontraba nerviosa ante la situación, una voz se escuchó a lo lejos.
-¡Está listo!
La voz de Tom se escuchó, la orden que se le había mandado estaba lista.
Colette ignoro a la decaída Sara y fue a buscar la bebida.
Sara aún mantenía una expresión sombría cuando Colette llego y coloco el Té helado en la mesa.
Ya no iba a seguir perdiendo el tiempo.
Todo lo que quería decir ya fue dicho, ahora todo dependerá de lo que haga Sara con eso.
Sin embargo, lo siguiente era casi tan impórtate con lo ya dicho.
Colette tomo un intervalo para respirar, y acercándose lo más cerca para susurrarle.
-Si sigues manteniendo esa mentira a costa de él… por tu bien, espero no verte pasar por aquí de nuevo.
En ese instante, Sara olvido como respirar.
Sus ojos azules crisparon al ver esos profundos ojos anaranjados que perforaron a través de ella. Sara pasó su mirada a la mesa en donde estaba el Té helado, y a su lado el brazo de Colette, que era retirado con lentitud. Notando unos tatuajes de su brazo en la manga larga de su camisa.
Su corazón se agitaba y sus labios temblaban sin poder hablar.
Sara parecía estar a punto de colapsar en la mesa en ese momento, cuando de pronto una puerta cerca de ellas se abrió, saliendo Ryuji masajeando sus hombros con una cara extenuante por el cansancio.
-Ya terminé, Colette. ¿Necesitas que haga algo más?
Mientras que Colette se alejaba de Sara, una sonrisa apareció en su rostro y le dijo.
-Ya veo, gracias Ryuji. Si necesito algo más te avisaré.
-Entendido.
Cuando Ryuji pasaba a su lado. Noto algo extraño y no tarda para decirle.
-Ah, Colette, la manga de tu camisa está desabrochada.
-Oh, cielos. Gracias otra vez.
Después de eso, Ryuji se incorporó, fue a ver como estaba Sara y se llevó la extraña sorpresa de que ella estaba completamente silencio.
-Oye, Araroza… ¿Todo está bien?
-...
Mientras que Ryuji trataba de entender el porqué de esa actitud tan decaída. Decidió apartarse y volver al trabajo.
-Bueno… Aún tengo que encargarme de unas cosas, revisaremos tu pie después y te acompañaré para verte con tus amigas, ¿vale?
-….
Sara asintió levemente.
Ryuji no lo pensó mucho y se alejó. Talvez está cansada, fue lo que paso por sus pensamientos.
Y de cierta manera tenía razón.
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Luego de unos momentos, habían pasado casi una hora desde que se quedaron en el lilium Vallis. El pie de Sara se había recuperado lo suficiente para poder caminar, así que salieron.
En este momento se encontraban caminando Ryuji y Sara por el distrito comercial para encontrarse con las amigas de Sara.
Al parecer, pudo comunicarse con ellas y acordaron verse en uno de los locales cerca de la zona.
Los dos estaban en completo silencio en un ambiente incómodo que hacía preocupar a Ryuji.
No sabía que estaba pasando. Hace unos momentos habían tenido buena relación entre ambos y de un momento a otro parecía que todo había cambiado.
Estaba caminando al lado de Sara, que estaba inexpresiva y poco feliz.
Ryuji sonrió con una expresión gentil y nerviosa.
-Qué bueno que tu pie mejoro, ¿verdad? Podrás llegar a casa por ti misma.
-…Sí.
-....
Ryuji contemplo a Sara con una expresión penosa. Un aura deprimente emanaba de ella, a pesar de eso, Ryuji trato de hablar con más ánimo.
-De todas maneras, solo intenta no forzar mucho la herida y estarás bien. Me sentiría un poco mal si no pudieras cuidar de tu hermano menor solo por esto. Sin embargo, talvez te dificulté hacer tareas de la casa.
-...
La voz de Ryuji era etérea mientras continuaba.
-Te entiendo muy bien, yo también tengo hermanas, dos de hecho, aunque ellas se valen por sí mismo, las ayudo de vez en cuando. Nos dividimos los trabajos, pero casi siempre terminamos haciendo más que el otro, ¿Ridículo, no? ¿… Uh?
Ryuji se percató de que Sara había detenido sus pasos desde hace unos momentos, quedando unos pasos atrás.
Sara se encontraba parada en frente de él, notando un ligero temblor en su cuerpo que le llamo mucho la atención.
Ante la reacción de Sara, Ryuji se acercó y le pregunto.
-¿Qué pasa? ¿Ocurrió algo malo?
-Eso era mentira, Narukami.
-… ¿Qué?
Sara levantó su cabeza con vergüenza a Ryuji y se quedó mirándolo.
-No tengo hermanos… soy hija única… y tampoco hago muchas cosas en casa… Eso solo lo dije como excusa para no ayudarte…
-…...
-Yo, en serio, lo siento… yo solo… no te conocía y… te terminé haciendo algo horrible… Lo siento.
-...
-...
La cara de Ryuji cuando escucho lo que decía Sara. Era una de sorpresa y de incredulidad.
La voz de Sara temblaba y su rostro estaba pálido. No sabía qué esperar ahora que Ryuji sabía la verdad.
Ryuji parecía estar luchando dentro de sí, como si tratara de asimilar lo que escucho.
Mirando al suelo mientras fruncía el ceño. A los locales, a las personas que pasaban a su alrededor, hasta que mirando el cielo, exclamo.
-Entonces era mentira…
-… Si, lo siento…
-Cuando no querías ayudar en los deberes de la clase…
-… Me iba con mis amigas a divertirme, perdóname…
-Entonces fui castigado todo este tiempo… ¿Por qué creí en lo que dijiste? Sobre de tener un hermano. Sobre de ayudar en tu casa… ¿Todo fue una mentira?
-¡En serio lo siento!
-Araroza… tú…
Ryuji se agarraba la cabeza mientras hablaba. No podía creerlo.
Desde un principio, tenía sospechas, pero no quiso pensar en ellas.
Ryuji era alguien que le da a las personas oportunidades. Con un sentimiento genuino de creer en ellas sin importar como fueran.
Ya que si al inicio define a las personas que conoce y conocerá en el futuro por como son. Sentirá que las estaría rechazando sin conocerlos. Talvez porque así evita caer en el egocentrismo o porque no quiere ser ese tipo de persona.
Por supuesto que no será de esa forma.
Por esa razón, le dio el beneficio de la duda a Sara desde un inicio. También tiene mucho que ver, que sus mentiras caían bien en Ryuji, ya que él podía empatizar con ellas, porque sus situaciones eran casi similares.
Por eso creyó en ella.
Por eso no se excusó ni una vez cuando le preguntaban. Esto era algo que había decidido.
Incluso si llegara a salir lastimado.
La mano de Ryuji se deslizaba de su cara para después mirar a Sara con frialdad.
Con todo lo que paso y escucho. Llego a una conclusión.
-Eres una malagradecida.
-¡…!
Ryuji se quedó mirándola fríamente. Los ojos de Sara cayeron ante Ryuji cuando dijo esas palabras. En su corazón, estaba extremadamente dolida.
Hace poco más de una hora. Ryuji le hablaba con cariño y hasta se preocupaba por ella. Incluso hasta la hizo sentir apreciada por lo que dijo cuando descubrió su secreto. Se sentía muy feliz en esos momentos.
Pero ahora solo podía sentir escalofríos al mirarlo. El destello dentro de sus ojos era de temor. Como si estuviera viendo un cadáver.
Se dio cuenta de que se había equivocado al mantener esa mentira por mucho tiempo, el daño que le hizo pasar a Ryuji ya estaba hecho.
Sara sujeto su brazo con fuerza, y con debilidad le dice.
-… Creo que deberías decirle a la profesora lo que paso…
-¿Por qué haría eso?
-¿Eh?
Aun pálida, Sara no pudo evitar tener esa reacción al oír eso. ¿Por qué Ryuji no la acusaría? Esas preguntas pasaban por su mente.
Ryuji dijo con desdén.
-Solo has lo que deberías hacer. Sea lo que quieras que hagas ya me da igual, no te echaré la culpa, ya que esto fue mi error. Yo seguiré haciendo lo que siempre hago. Pero si tratas de meterte en mi camino otra vez, me las pagaras.
Escuchando las palabras de Ryuji, Sara se quedó callada ante su mirada. Sintió que estaba a punto de quebrarse.
Fue en ese entonces, que las voces de dos chicas se escucharon en el camino.
-¡Oye, Sara!
-¡¿En dónde te habías metido?! ¡Te buscamos por todas partes, ¿sabes?!
Las amigas de Sara habían llegado, al acercarse y ver a Ryuji junto a ella, hicieron que colocaran caras de sorpresa y duda.
-¡Ah, es el presidente de la clase, ¿Qué haces aquí?!
-Y con esas ropas, ¿qué está ocurriendo aquí?
Con esas preguntas, Ryuji solo hablo de forma casual y dice.
-Eso no tiene importancia ahora, su amiga está aquí, así que la dejaré con ustedes. Adiós.
Terminando de hablar, Ryuji ignoro las expresiones incrédulas de las chicas y se fue.
Cuando Ryuji se alejó. Ni siquiera tuvo la molestia de mirar a Sara al pasar a su lado. Con sus ánimos hasta los suelos, ni siquiera tenía el valor para decir algo.
Las chicas se acomodaron al lado de Sara y empezaron preguntarle sin perder el tiempo.
-Oye, Sara, cuéntanos, ¿Qué paso? ¿Por qué estabas con el presi?
-Sí, sí, dinos, es muy extraño que ustedes estén juntos… ¿Uh?
Ante las preguntas de sus amigas.
Las lágrimas volvían borrosa la visión de Sara.
-…Ugh… Uuugh…
-Sara… ¿Por qué lloras…?
-...
Todo era tan deprimente. ¿Por qué las cosas terminaron así?
Sentimientos que ya no podía reprimir empezaron a brotar
El sollozo llanto de Sara se hacía más fuerte, haciendo que sus lágrimas cayeran en sus pies.