—Tinieblas. —una voz profunda asustó a Kuro, dándose la vuelta inmediatamente.
—¿Huh? —preguntó por instinto.
Ahí se encontraba el Emperador Paladín, y a pesar de que Kuro no sabía la significancia de dicho titulo, debía ser importante, pues el poder de aquella persona era cientas, si no miles de veces mayor al suyo.
—¿Qué haces aquí Tinieblas? —preguntó tras esto.
—Si te refieres a... uh, lo que viste, ya no me encuentro bajo el control de... eso. —respondió Kuro.
Con esta explicación Kuro se percató de lo poco que conocía a aquello que el Emperador denominó como "Tinieblas". ¿Acaso se conocían?
—Comprendo... vigile su espalda entonces.
Al terminar de hablar, el Emperador simplemente desapareció por completo, con dejar ni una partícula de rastro.
"¿Lo conocías?"
~Si. No preguntes nada, ya te dije que explicaré cuando sea momento.
"Ugh, bueno... amargado." reprochó Kuro ante esa respuesta.
De la nada, frente a él apareció uno de los portales a los que ya le tenía trauma, pero no pudo escapar de este, entrando al mismo y quedando nuevamente desorientado. Estaba sentado frente a una mesa, Aureus al otro lado mirando al chico.
—Buenas Kuro, ¿le gustó la batalla? —preguntó con una sonrisa.
—Gracias... por casi matarme. —esta última parte la murmuró.
—¿Cómo?
—Nada. ¿Para qué me arrastró hasta acá? —preguntó el chico, algo asqueado de que no haya tenido ni un segundo en soledad desde que había llegado al mundo.
—Querido aventurero de Cuatro Estrellas, le tengo una comisión que encargar.
—No quiero.
—¡Excelente! Me alegra que hayas aceptado.
—¿No piensas dejar que me niegue cierto?
—Nope.
El chico soltaría un largo suspiro al ver como era arrastrado a otra situación, de nuevo.
—Ugh, ¿qué debo hacer? —preguntó con disgusto.
—Destruir un campamento de goblins. Realmente es una misión para un aventurero de una estrella, pero aún así, decido encargartela a ti. —contestó el Gran Maestro.
—¿Y mi recompensa?
—La misión vale usualmente 20 monedas de cobre así que... ¿qué te parecen diez monedas de oro? 100,000 de Reil solamente por esto, no puedes conseguir una oferta similar en todo todo país. —diría Aureus.
~Para tu mente inculta, cien monedas de cobre es una de plata, cien de plata es una de oro, y cien de oro es una de diamante.
"¿Y esto del Reil que es?"
~El nombre de la moneda, uno de cobre equivale a un Reil, así que una de diamante equivale a un 1,000,000 de Reil.
—Por 25 monedas de oro. —comentó Kuro.
—25... es demasiado por algo tan sencillo. —respondió Aureus.
—Bien, entonces por 15.
—Ahh, bien. Trato. —contestó Aureus.
Entonces este dejó en la mesa diez monedas de plata.
—Para tu estadía en una posada, y el carruaje de mañana. Regresa a mí cuando termines. —comentó el hombre.
Entonces se fue por medio de un portal, dejando a Kuro solo en la habitación. Tomó las monedas, y tras guardarlas en su bolsillo salió de allí.
Se encontraba en el Gremio, por lo que el chico más o menos sabía cómo salir del lugar, así que comenzó a caminar hacia la salida.
—¡Espere!
Una voz lo llamó desde la distancia, seguido de varios pasos acelerados que frenaron una vez se encontraba cerca. Kuro se dió la vuelta, percatándose de que aquella mujer que había llegado hasta donde él era la chica que lo había atendido al entrar al Gremio.
—Kuro, ¿cierto? —preguntó la misma.
—Es correcto. —contestó Kuro algo extrañado.
La chica entonces daría un pequeño saltito de emoción, mirándolo fijamente con estrellas en sus ojos.
—Eso, fue, tan, ¡genial! No puedo creer que alguien de nivel uno con rango D haya podido vencer a Alexander Silverini... así que vine a disculparme por mi comportamiento de esta mañana.
La misma haría una pequeña reverencia en forma de disculpa, dejando a un lado su emoción.
—No pasa nada, entiendo por qué habló como lo hizo. —respondió Kuro, sintiéndose algo mal por ella.
—Acepte mis disculpas, ¡tenga! —extendió su mano, con un anillo en esta. El mismo era un anillo completamente negro, aunque reflejaba la luz tal plata, y además tenía un pequeño rubí incrustado en el mismo.
Kuro simplemente suspiró, y decidió aceptar las disculpas de la chica. Si fue tan lejos como para disculparse, debía ser importante para ella.
—¿Qué es? —preguntó Kuro.
—Considéralo como mi regalo por subir a Cuatro Estrellas.
Tras esto la chica se iría corriendo de manera rápida, dejando a Kuro extrañado a mitad del pasillo.
~No digas nada, ya sé que me vas a preguntar. Es un Anillo Dimensional, se usa pa-
"Yaya, ya sé que hace."
Casi todos los animes o historias de fantasía tenian algo similar así que realmente no necesitaba saber nada más.
Una vez el chico se puso el anillo..
Anillo Dimensional Vinculado
En almacenaje:
20 Monedas de Oro
Espada Única
Collar de Protección
Sello del Gremio
"Una vez llegue a la posada veré que es cada cosa." pensó Kuro, y por fin seguiría su camino.
Luego de varios minutos, el chico logró llegar a la posada. A pesar de que el Gremio fue difícil de encontrar, este en su búsqueda ya había encontrado una posada que le pareció interesante, así que llegar a esta no le fue complicado.
Era un edificio cuya arquitectura mostraba ser un poco más moderna que la de las casas, aunque aún así solamente se adelantaba unos cuantos años.
Abriendo la puerta de madera, el chico entró, siendo recibido con un olor increíble a comida.
"Comida..."
Directamente al frente del chico había una mesa que tomaba la pared contraria por completo, estando detrás de la misma, en el centro, una chica con el cabello verde le dedicó una cálida sonrisa a Kuro. La misma llevaba unos lentes que hacían ver sus ojos mucho más grandes, dándole una apariencia algo juvenil, aunque sus cualidades corporales sugerían que era una mujer completamente desarrollada.
El interior de la posada, al menos el primer piso, consistía de varias mesas redondas donde habían muchos clientes sentados, disfrutando de comida o bebidas juntos, o simplemente hablando y jugando entre ellos.
Era un ambiente bastante tranquilo, así que Kuro finalmente podría relajarse un momento. Acercándose al mostrador, el chico comenzaría a buscar las monedas de plata que Aureus le había regalado.
—¡Bienvenido al Gato de la Medianoche! Mi nombre es Crystabel, ¿en qué puedo ayudarle joven Kuro?
—¿Cuánto cuesta una noche? Espera... ¿cómo sabe- ah olvídalo. —preguntó Kuro.
Seguramente lo había visto en la actividad, así que no le extrañó tanto al recordar este detalle.
—Tres monedas de plata es suficiente para ello. —respondió con una sonrisa.
—Bien, entonces quiero una habitación... por cierto, ¿qué comida podría comprar con dos monedas de plata? —preguntaría nuevamente Kuro.
—Si mal no recuerdo, las pechugas de Venezer están a exactamente 200 Reil. —explicó la chica.
"¿Venezer? Tengo hambre, que más da."
—También me gustaría pedir una de esas, si es posible. —informó el chico, y posteriormente puso las cinco monedas totales en la mesa.
—¡Claro! Le traeré la llave de su habitación y su comida en un momento.
Tras agarrar el pago, la chica salió por una pequeña puerta que tenía detrás de ella, y luego de varios minutos regresó al lugar.
—Aquí tiene joven. —llamó a Kuro, dándole la llave que llevaría a su habitación.
Además, dejó en la mesa un plato con una pechuga medianamente cocinada. La misma era de color blanco, y a pesar de no tener especias visibles, el chico no pensó en juzgar la comida de ese mundo bajo los estándares del suyo.
Sentándose en una mesa comió felizmente por primera vez en tanto tiempo, sintiéndose genuinamente feliz desde su llegada al mundo.
A medida que terminaba el sol comenzaba a ponerse, iluminando el cielo con luces tirando al carmesí, y causando que la actividad en aquella posada aumentara paulatinamente.
Al terminar y entregar el plato de vuelta, el chico comenzaría a subir las escaleras que llevaban al primer piso de habitaciones.
"Realmente sabía cómo una pechuga normal... quizás es un animal de la Tierra con otro nombre." pensaría Kuro mientras se dirigía a la habitación asignada.
Tras un tiempo de búsqueda, el chico entró a su habitación, viendo que la misma realmente no era la gran cosa.
—Para ser la más barata... uh, tiene ventana, supongo.
La cama se encontraba directamente frente a la ventana, al lado opuesto de la entrada a la habitación. Justo a su derecha había un baño, y a su izquierda un pequeño espejo.
Sin embargo, el chico simplemente se lanzó sobre la cama, por fin teniendo un lugar donde relajarse y simplemente vaciar su mente.
Horas y horas pasaron, y el chico finalmente despertaría, con los rayos del sol cegando su vista acostumbrada a la oscuridad.
Tras un bostezo, el chico haría sus necesidades, para así sentarse sobre la cama nuevamente.
—Ahhh, bien. ¡que bien dormí! Pero es hora de ver que tengo en este aniño...
Sin más, el chico vació los contenidos del anillo en la cama. Bastaba con imaginar como el objeto salía del rubí, y tras tenerlo todo en la cama, lo primero que hizo fue guardar todo su dinero nuevamente en el anillo.
El chico tenía 200,500 Reil, a pesar de que no había hecho ninguna misión.
—Al menos no empiezo pobre. —habló consigo mismo.
Luego dirigió su mirada al Sello del Gremio. Era un pedazo de metal com una inscripción en uno de sus lados, siendo esta un escudo con una águila en el centro.
—¿De qué sirve este Sello?
~A veces piden evidencia de que eres aventurero.
—Tiene sentido.
Guardó en la misma manera el sello, dirigiendo su atención al collar y a la espada. Tomó el collar en sus manos, notando como este tenía una pequeña joya azul, que emitía un leve brillo.
~La joya tiene una Runa de Protección. Te salvará de un golpe letal.
El chico se pondría el collar por debajo de su ropa, y finalmente concentró su mirada en la espada.
—¿Espada Única? —preguntó Kuro.
~Al igual que muchas cosas, clasifican las armas y armaduras en base a su rareza y fuerza. Común, Raro, Único, Legendario, Mítico, y Divino.
La espada era la cosa con más valor de allí, puesto que las Armas Únicas usualmente se vendían a cincuenta o más monedas de oro.
Esta tenía un mango negro, siendo decorado con diversas líneas horizontales. Finalmente, tras la guarda, la hoja de la espada estaba hecha con un material ligero pero fuerte, tomando un color ligeramente grisáceo. Kuro deslizó su dedo índice levemente por el filo de la misma, evitando cortarse.
Tras inspeccionarla un poco, y atacar al aire un par de veces, guardó la espada en el anillo, y listo para salir, se despidió de su habitación y entregó la llave.
En una de las calles de la ciudad encontró un carruaje parado junto a su jinete en el suelo, posiblemente esperando por algún cliente.
—Buenos días, ¿está libre? —preguntó Kuro.
—Cinco monedas de plata.
"Que pocos amigos debes tener"
—Aquí tiene.
Tras pagar, el chico se montó en el carruaje. Realmente no era nada lujoso, puesto que parecía más una carreta para llevar materiales o prisioneros, más al chico no le importaba tanto eso. Luego de salvarse de caminar durante horas estaría feliz.
—Hacia el Bosque Kalis, por favor.
Aproximadamente dos horas pasarían, y de forma eventual Kuro había quedado dormido en el camino debido a la falta de diversión.
—Llegamos.
—¿Ah? Ah... si, gracias.
El chico se bajaría bajaría carruaje, y aquel jinete continuaría por el camino, dejando a Kuro varado.
—Ah pero que bien, suerte regresando Kuro. —pensó en voz alta mientras comenzaba a adentrarse al bosque.
—Un campamento de goblins huh...