Durante una semana, Ángela estuvo en la librería de Pacho ayudándonos gratis, porque Pacho le aclaro que no le iba a pagar (a mi tampoco me paga) y ella estuvo de acuerdo y en este tiempo la note, extrañamente, más apegada a mí, demasiado cerca para confundirme.
Pacho tiene una bodega llena de libros que no podemos exhibir en la parte delantera de la librería porque no caben, entonces nos mandó a Ángela y a mí a hacer inventario de los títulos que hay allí para tenerlo en cuenta si un cliente lo pregunta. La primera cosa que noto, es el mugrero que hay y los pequeños bichos en las repisas de madera, así que me dispongo a limpiar todo porque soy alérgica mentalmente al desorden y ver esta bodega ya me genero taquicardia.
Ángela organiza un lado de la estantería, mientras yo voy anotando los títulos de los libros antes de que ella los acomode en la repisa. Esto es relajante, si me tuvieran que pagar por organizar una bodega llena de libros, no me quejaría en lo absoluto, se que Pacho sabe eso y siempre me deja este trabajo cuando estoy en vacaciones; Pacho lo hace desde que tengo doce años.
— Mira—me enseña un libro de literatura griega, de algún mito sobre los dioses, Ángela sabe que la mitología me gusta casi lo mismo de lo que me vuelve loca la poesía y la música de piano— Es un libro que reúne las hazañas de los dioses griegos—Ángela se sienta a mi lado mientras abre el libro.
— Son interesantes—digo yo, ojeando algunas páginas—Aunque los hombres apestan.
— Siempre lo hacen— murmura Ángela sin poder mirarme— Apestan aquí, en Japón, Italia e incluso en Grecia.
— Lo se— aceptó— Menos Paco.
— Paco también lo hace— se queja Ángela y yo me quedo mirándola, esto es raro— No estuvo para mi cuando mas lo necesite— se intenta victimizar y yo me rio, ganándome de este modo su mirada.
— No te victimices— le pido y ella arquea la ceja— Paco intento estar para ti pero tu lo alejabas siendo grosera.
— Pero me dejo— se intenta excusar.
— Porque tu lo estabas tratando mal— le recuerdo y ella suspiró con frustración— ¿Por qué lo tratabas de ese modo?
— No era intencional— murmura Ángela— Solo estaba confundida.
— ¿Por qué?—
— No puedo decírtelo— murmura ella y yo solo suspiro, ella siempre podía decirme lo que sentía y ahora oculta cosas— No quiero arruinar nuestra amistad.
— ¿De qué forma es que llegaría a pasar?— murmuro yo y ella solo rueda los ojos— Ángela, tuviste que hacer algo ¿No es así?
— No he hecho nada— se excusa ella con rapidez, levantando la voz—Nada que no sea alejarme.
— ¿Y por qué?— sigo con el interrogatorio— ¿Qué es eso que no me estás contando?
— Nada importante— murmura y siento como se me acaba la paciencia, intento tomarlo con calma pero mi curiosidad me está carcomiendo, además la situación es angustiante.
— Nada importante— repito sus palabras— ¿Entonces por qué te alejaste de mi? ¿Este asunto no es sobre tu familia únicamente, verdad? ¿Es por eso que trataste mal a Paco?
— ¡Es porque me gustas!— grita ella dejándome pasmada en mi lugar, eso si no me lo esperaba— Verte junto a ella es lo suficientemente doloroso para aguantarlo. Pero no puedo estar con una mujer, eso no es natural.
— Creo que deberíamos alejarnos por un tiempo— solo puedo decir esto y veo como ella sale de la bodega con rapidez mientras intento asimilar todo.
Mentiría si digo que esto no me dio una pequeña esperanza con respecto a Ángela, y eso me asusta porque también quiero a Paula.