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Chapter 12 - Lichaam, mijn lichaam

Después de lo que pasó el día de la borrachera, Paula y yo no somos capaces de mirarnos a la cara y cada vez que estoy cerca de ella, mis mejillas se vuelven color carmesí y me pongo muy nerviosa, como si ella me gustará y presiento que a ella le pasa lo mismo.

Ángela y Paco presienten que paso algo y yo solo me hago la loca, aunque ellos intentan sacarnos la información, las dos nos hacemos las locas, y esos bastardos no son brutos como para no presentirlo.

— ¿Qué pasó con ustedes?— pregunta Paco y nosotras dos nos ponemos nerviosas— Oh, vamos, somos amigos.

— No pasó nada— digo yo intentando sonar tranquila aunque me siento nerviosa— Solo que así somos.

— Si, así somos— me apoya Paula con una gran sonrisa.

— Mentirosas— dice Paco, y Paula y yo nos ponemos nerviosas.

Ni siquiera nosotras sabemos lo que está pasando.

— Paco— lo regaña Ángela para que nos deje tranquilas y se lo estoy agradeciendo mentalmente— Cuando se sientan cómodas, nos lo contarán.

Paula y yo la pasamos incómodas el resto de la jornada de clases y nos vamos por aparte a nuestras casas, aunque de camino la veo hablando con Nicol en el parque, y aunque sé que no debería escuchar pero la curiosidad me gana y busco un escondite en el que pueda escucharlas. Me siento en una banca y me pongo la capota de mi sudadera escolar mientras finjo ver la pantalla de mi celular, aunque para mí desgracia no alcanzó a escuchar nada, y antes de ponerme en pie, alguien jala la capota hacia atrás.

— Chismosa— dice Paula, sentándose a mi lado.

— Ya me conoces— le respondo y ella ríe.

— Hablamos de nuestra relación— me dice Paula y por algún motivo, me siento un poco decepcionada, aunque no debería ser así porque ella y yo no somos nada.

— ¿Y van a volver?— preguntó con curiosidad.

— No— siento una enorme calma cuando Paula me da esa respuesta y se que no debería ser así— Ella ya no me gusta.

— Ah— suspiro y Paula me mira.

— Me voy a casa— dice Paula poniéndose en pie y empezando a caminar. Yo me resigno a que eso sería todo, no sé qué estaba esperando, y me pongo en pie; Paula se detiene y se devuelve hacia mí y acuna mi rostro entre sus manos, puedo sentir su cálido aliento acariciar mi rostro de manera suave y eso me marea— Enserio te odio, Martina— y me besa.

Sus labios se mueven con suavidad sobre los míos y la calidez de sus manos en mis mejillas se siente demasiado bien, la abrazo por la cintura y le devuelvo el beso con ganas.

Siento una bonita sensación cada vez que Paula me besa, es un beso tierno y tranquilo, me consume todos los pensamientos que me transporta a un mundo lleno de calma; cuando Paula me besa, siento que el peso en mi cuerpo desaparece y puedo volar.

Estamos tan absortas en el beso, que cuando Paco y Ángela nos interrumpen, siento que el cuerpo me tiembla y Paula pega un pequeño brinco.

— Así que era eso— murmura Ángela con una sonrisa, con su mano agarrada a la de Paco.

— Esto si que es impresionante— acepta Paco mientras yo me pongo roja como una manzana— Ustedes sí que nos dieron una gran sorpresa.

— Oigan— intentó hablar pero soy interrumpida por Paco.

— ¿Son novias?— nos preguntan, y Paula y yo decimos al tiempo "¿Qué?"

— Paco— lo llama Ángela— Déjalas tranquilas, parece que sus almas abandonaron sus cuerpos.