Después de lo que pasó el día de la borrachera, Paula y yo no somos capaces de mirarnos a la cara y cada vez que estoy cerca de ella, mis mejillas se vuelven color carmesí y me pongo muy nerviosa, como si ella me gustará y presiento que a ella le pasa lo mismo.
Ángela y Paco presienten que paso algo y yo solo me hago la loca, aunque ellos intentan sacarnos la información, las dos nos hacemos las locas, y esos bastardos no son brutos como para no presentirlo.
— ¿Qué pasó con ustedes?— pregunta Paco y nosotras dos nos ponemos nerviosas— Oh, vamos, somos amigos.
— No pasó nada— digo yo intentando sonar tranquila aunque me siento nerviosa— Solo que así somos.
— Si, así somos— me apoya Paula con una gran sonrisa.
— Mentirosas— dice Paco, y Paula y yo nos ponemos nerviosas.
Ni siquiera nosotras sabemos lo que está pasando.
— Paco— lo regaña Ángela para que nos deje tranquilas y se lo estoy agradeciendo mentalmente— Cuando se sientan cómodas, nos lo contarán.
Paula y yo la pasamos incómodas el resto de la jornada de clases y nos vamos por aparte a nuestras casas, aunque de camino la veo hablando con Nicol en el parque, y aunque sé que no debería escuchar pero la curiosidad me gana y busco un escondite en el que pueda escucharlas. Me siento en una banca y me pongo la capota de mi sudadera escolar mientras finjo ver la pantalla de mi celular, aunque para mí desgracia no alcanzó a escuchar nada, y antes de ponerme en pie, alguien jala la capota hacia atrás.
— Chismosa— dice Paula, sentándose a mi lado.
— Ya me conoces— le respondo y ella ríe.
— Hablamos de nuestra relación— me dice Paula y por algún motivo, me siento un poco decepcionada, aunque no debería ser así porque ella y yo no somos nada.
— ¿Y van a volver?— preguntó con curiosidad.
— No— siento una enorme calma cuando Paula me da esa respuesta y se que no debería ser así— Ella ya no me gusta.
— Ah— suspiro y Paula me mira.
— Me voy a casa— dice Paula poniéndose en pie y empezando a caminar. Yo me resigno a que eso sería todo, no sé qué estaba esperando, y me pongo en pie; Paula se detiene y se devuelve hacia mí y acuna mi rostro entre sus manos, puedo sentir su cálido aliento acariciar mi rostro de manera suave y eso me marea— Enserio te odio, Martina— y me besa.
Sus labios se mueven con suavidad sobre los míos y la calidez de sus manos en mis mejillas se siente demasiado bien, la abrazo por la cintura y le devuelvo el beso con ganas.
Siento una bonita sensación cada vez que Paula me besa, es un beso tierno y tranquilo, me consume todos los pensamientos que me transporta a un mundo lleno de calma; cuando Paula me besa, siento que el peso en mi cuerpo desaparece y puedo volar.
Estamos tan absortas en el beso, que cuando Paco y Ángela nos interrumpen, siento que el cuerpo me tiembla y Paula pega un pequeño brinco.
— Así que era eso— murmura Ángela con una sonrisa, con su mano agarrada a la de Paco.
— Esto si que es impresionante— acepta Paco mientras yo me pongo roja como una manzana— Ustedes sí que nos dieron una gran sorpresa.
— Oigan— intentó hablar pero soy interrumpida por Paco.
— ¿Son novias?— nos preguntan, y Paula y yo decimos al tiempo "¿Qué?"
— Paco— lo llama Ángela— Déjalas tranquilas, parece que sus almas abandonaron sus cuerpos.