Al paso, tranquilo, se dirigió de vuelta al grupo compuesto por los tres mercenarios que había ofrecido como escudos a Sergius. Rumio en su mente un rato más antes de acercarse de vuelta. Las voces de las almas acalladas en un rincón se habían apagado por completo para este punto. Quedaban las mismas de siempre, aquellas que se ofrecieron a curarlo, a quedarse con él. Los murmullos, como llamaba aquellas voces que se adjudicaron un nombre regresaron a su letargo. El único que quedaba era Alastor quien a veces daba impresión de vigilar cada paso que daba. Él, y más importante su mente se habían calmado como no lo habían hecho desde hace semanas.
Al acercarse lo suficiente para que los ojos de los demás lo advirtiesen, dos figuras se acercaron a él, presurosas. Adelayn la joven de hermosos ojos grises y Eoin el niño que lo había guiado, llevaban con ellos un júbilo impropio de la situación por la que acababan de pasar. Adelayn acarreaba uno de los cachorros en brazos. Mostraba su esfuerzo en el rostro. Lo presentó ante el rostro de Luciel. El cachorro blanco como la como la nieve lo olisqueaba con temor. Los ojos de aquella criatura, profundamente negros tenían un iris de color cambiante con leves brillos que le recordaban al cielo nocturno. La cría chillaba quedamente en las manos de Adelayn. «Débil e indefenso, con la capacidad de convertirse en algo tan grande y peligroso que deben tenerlo encerrado, alejado de la cercanía de cualquiera. No dista de lo que somos los Pacificadores —Pensó sin hallar respuesta de los murmullos»
—Es... el tuyo, tómalo. Lo escogí... Los escogimos para ti, creo que es el que más te queda. —Tartamudeo Adelayn mordiéndose la lengua, pero continuo como si nada hubiese pasado. —¿Puedo llamarte Luciel o es irrespetuoso para ustedes?
—Luciel está bien señorita Adelayn. Ahora que lo menciona debo explicarles que pasará ahora. No puedo aceptarlo como mío además no sé cómo criar uno.
—Pero viento tormenta —interrumpió Eoin —La señorita lo aparto especialmente para ti, quería que llevaras el más agraciado. "Solo este puede ser digno de él" Recuerdo cuando lo dijo y lo aparto de todos.
La ingenuidad de Eoin y su sinceridad daban a Luciel ganas de echarse a reír. Adelayn no era diferente, aunque su porte denotaba su origen noble. Mostraba su enojo con el rostro. Dio con las caderas a Eoin para que callara. Estaba pintada en carmín, avergonzada pero no menos determinada. Recién en ese momento Luciel dio en cuenta que Adelayn no hablaba en Dá'inara como los demás nobles que había conocido en Astyel.
—No le creas al mocoso. Escucharé todo lo que debas decirnos. Pero insisto en que lo tengas, según Eoin y su padre son buenos compañeros estos loop sat —Se trabó intentando decir el nombre
—Lo'óph saepht —Corrigió Eoin
—Te enseñaré lo que debas para criarlo —Insistió Adelayn dejando el cachorro en las manos de Luciel. Se alejo con las manos entre lazadas, dudaba un poco al continuar —Me gustaría ayudarte de alguna forma, como pago por lo de hoy. No soy buena en muchas cosas...Niall dijo que te diriges al puerto, ahí podría ayudarte en algo, mostrarte la ciudad, conseguir cosas para el lobo... ¿algo? Lo que sea que llegues a necesitar.
Adelayn estaba hundida en sus hombros con los ojos bien abiertos. Dando vistazos rápidos hacia él. Una risa sonó desde el fondo de su conciencia. Airan comenzaba a hablar como en muchas ocasiones. Inteligibles palabras que solo querían instarlo a pasar la noche con Adelayn. «Ya me he hecho a una idea. Calla hasta que necesite de ti» Exhaló toda su mente de vuelta, como si estuviera preparado para pelear.
—Repito, no es necesario —Sonrió a la muchacha para que esta no se desanimara con su negativa —Y si aun te sientes con ganas de pagármelo podemos charlar en el camino y encontrar algo. Cuidare del cachorro por ahora. Por ahora es primero es preciso explicar todo cuanto pasara ahora.
Adelayn no respondió más que con un asentimiento. Se hallaba perdida en su propia cabeza, lo admiraba. Luciel para este punto le gustaría haberse acostumbrado lo suficiente a esta clase de reacciones. Aun en la academia donde las personas lo habían visto crecer y lo conocían algunas chicas llegaban a tener esas reacciones. Prendadas y embelesadas por un instante, a veces por más tiempo del que el desearía. Sahely hubo en muchas ocasiones de pararlas con sus acercamientos románticos y amorosos. Pues ellas no aceptaban las negativas de su parte con tanta facilidad. Esperaba que Adelayn tuviera más que cabeza que eso. «¿Porque será que Agony no parece tener el mismo interés? —Pensó para si —¿Y yo para que quisiera que ella lo tuviera? Debo estar aun afectado por las semanas que pase con la urgencia»
Eoin cortó el silencio que había quedado en el pequeño grupo comenzando una explicación acerca de los cachorros. El chiquillo hablaba rápido y repetía explicaciones una y otra vez, pero no daba demasiada información útil. Comenzó hablando de los Lobos y explicando como pronunciar el nombre, además de lo peligrosos que eran. Contó también sobre la vez que su padre y el llegaron a la zona del bosque donde estos se escondían. Llamaban la atención muchas de las cosas que omitió ahondar el chico. Como el pueblo de los gatos, la naturaleza original de las bestias y sobre todo el cómo es que Niall conocía todo aquello. Incluso en el corto periodo que paso con ellos dos el chiquillo explicó con detenimiento que frutas comer y cuales no de los bosques de las estaciones. Las que se le venían a la cabeza en el momento intuyó Luciel. Les advirtió además de las flores pues en esos lugares tienen propiedades muy variadas. El bosque del olvido fue mencionado muchas veces como un lugar que debían evitar. Adelayn lo dejaba parlotear sin control asentía y corregía partes que Eoin había cambiado para hacer el cuento más entretenido. Pero sobre todo lo miraba a él, y Luciel le devolvía la mirada inconsciente de lo que eso podía significar para ella.
La atención de Luciel se compartía entre los dos que hablaban y el cachorro en sus brazos. Sus chillidos habían cesado y se mantenía acurrucado como si siempre hubiese estado con él. Masticaba sus dedos de vez en cuando hasta que en algún punto se quedó dormido.
—Joven pacificador, su mentor ha dicho que nos dirías que haremos con los cachorros. Se ha ido a escuchar la parte de los otros viento tormenta. Por sus caras puedo decir que lo esperan impacientes —Dijo Niall interrumpiendo a Eoin cuando estaban lo suficientemente cerca.
El viejo tenía un semblante apacible y hasta donde Luciel podía comprender amigable. Aun cuando los ojos que se dirigían a él guardaban un rencor profundo, tanto que Eoin se puso nervioso intentando agregar algo a la conversación.
Aprovechando que estaban ellos tres, Luciel les comunico el acuerdo al que había llegado con Sergius, omitiendo todo lo relacionado con invocadores. Aun así, dio parte sobre sus encuentros con Shaeyvah. «Merecen saber por lo menos que puede ser peligroso» Hizo hincapié en que los lobos pertenecen a la iglesia aun cuando ellos tres fueron los que los encontraron. Los pucheros entristecidos de Adelayn y Eoin no pudieron faltar al recibir la noticia. Se disculpo con ellos por aquello, pero Niall lo detuvo a la mitad, lanzando una severa expresión a sus dos pupilos.
—Te ayudaremos igualmente con los lobos viento tormenta, además me encantaría escuchar sobre tus aventuras en otro momento. Padre dice que debo escuchar más —Dijo Eoin cuya tristeza parecía nunca haber existido
—Niall se refiere a que cierres la boca de vez en cuando... —comentó Adelayn como reprimenda. Carraspeo antes de dirigirse a Luciel —Al menos podemos viajar conti... con ustedes también me gustaría escuchar más sobre ti, pero lo dejaremos para el camino entonces. No soy de Ilyberk, pero he vivido ahí desde hace un buen tiempo. Puedo contarte sobre la ciudad.
—Me gustaría mucha señorita Adelayn —Contestó Luciel de forma cortés.
La compañía de ellos en unos pocos minutos había sido refrescante, y si lograba dejarle en claro a Adelayn que ya tenía a alguien. «Si es que aun puedo decir eso cuando nos volvamos a encontrar, Sahely espero que puedas comprender» Podría hacer del viaje más ameno, sobre todo sin la presencia de los invocadores. Tendría tiempo para pensar. Pensar en que haría ahora que sabe cuál es su destino.
—Llámame solo Adelayn —Pidió ella —No soy tan importante como para que me llames así, incluso a ellos les he pedido solo me llamen por mi nombre. Así que Adelayn.
—Adelayn será
Luciel no tenía razones para negarse. Mas importante no quería hacerlo. Era hermosa, no la mujer más hermosa que se hubiese encontrado lo tenía claro, más quería apreciarla durante el tiempo que pasaran juntos. Sintió un acceso de culpa por haberlo contemplado que sacudió junto a sus deseos. Además, seguía comportándose con un claro interés hacia él, cosa que no terminaba de gustarle. Y aun asi sus ojos grises lo llamaban constantemente a verla al rostro, a apreciar su belleza y buscar hablar con ella él debía tener el control para verla solo sin ningún deseo oculto.
Se alejo del grupo de mercenarios para explicar una vez más que había pasado con Sergius y que es lo que harían. Justitia y Agony eran los más interesados en escucharlo. Le daba la impresión de que Agony estaba algo molesta con él. Aunque el semblante malhumorado que ella solía llevar no le daba mucho espacio a distinguir.
Lo sobrecogió ver como ambos se alegraban de poder cuidar de los cachorros de Lobo. Sentía que era la primera vez que los veía felices y sin ningún tipo de restricción. Agony incluso se acercó a preguntarle como le pondría al blanco que llevaba en brazos. Su cercanía lo hizo deslizarse una vez más. Seguía sin comprender porque ella le causaba esos accesos. «Es tan familiar el sentimiento» Ella lo miro apenada al no recibir una respuesta inmediata.
—¿Snow? —Soltó Luciel sin saber muy bien la razón.
Él no quería encargarse del cachorro. No le preocupaba en principio ser el quien cargase con esa responsabilidad. Los mercenarios serian mucha mejor opción para ese trabajo. Pero lo comprendió cuando Agony lo vio de vuelta con una media sonrisa. No quería verla a ella triste. Por alguna razón lo afectaba cuando se mostraba así.
Exhaló una vez más para vaciar su mente. Ya tendría tiempo para pensar en todo lo que hacía falta pensar. Tomó el cachorro y se dirigió a su caballo. No tenía idea de que es lo que haría con el pequeño Snow, solo que debía llevarlo a caballo.