Después de decir esto, miro en dirección a donde estaba Álvaro. Al ver esto, Samara se quedó aturdida instantáneamente.
-Eres un niño, ¿por qué te importa si creo que un hombre es bonito o no? Vamos. -dijo ella. Luego se inclinó y lo cogió en brazos.
Al ver que ella obviamente no estaba dispuesta a hablar con él, Eduardo estaba angustiado. Extendió su pequeño brazo y lo envolvió al rededor del cuello de Samara, diciendo con una sonrisa:
-Solo quiero encontrarte una buena pareja, mama. -Al oír sus palabras, ella le dijo:
-Pequeño, no te preocupes por asuntos de adultos. Le pediré a Mayra que te registre en la escuela, estudia tranquilamente. De todas formas, estoy segura de que Mayra te cuidara bien. -Después abrazo a Eduardo y salió, pero sus manos temblaban un poco.
Ella no entendía por qué Eduardo creía que Álvaro era guapo. Su hijo se parecía mucho a su padre, Eduardo tenía una buena impresión de el por su apariencia, eso hizo que Samara se preocupara un poco.
Pero Eduardo era su hijo y ella había sufrido mucho para traerlo al mundo, no tenía nada que ver con Álvaro. Ella nunca le permitiría que él le arrebatara al niño.
La expresión de Samara estaba llena de determinación. No obstante, ella no se dio cuenta de que Eduardo la miraba con preocupación y angustia. Aunque era pequeño, sabía que su madre se despertaba por sus pesadillas. Él no sabía lo que Álvaro le había hecho, pero si ella no dijo nada y no quería que él lo supiera, el fingiría no saberlo. Sin embargo, ya tenía un plan para conseguir justicia por su madre.
Después de salir del aeropuerto, perdida en sus propios pensamientos. Samara cogió un taxi y se fueron directamente a la casa de Mayra. Habían pasado cinco años, pero ella todavía vivía en el mismo sitio, hasta las llaves estaban escondidas en el mismo sitio.
Ella saco la llave y abrió la puerta, después llevo a Eduardo a dentro. Este era un apartamento que tenía tres habitaciones. El piso no era grande, pero la decoración era acogedora. Eduardo miro brevemente y pregunto en voz baja:
-Mama, ¿Dónde está tu habitación?
-La segunda a la derecha. -contesto ella, luego sonrió ligeramente.
Ella y Mayra Murillo eran compañeras de clase en la universidad y buenas amigas. Cuando fue intimidada por sus padres, Mayra la acogió, así que, vivía aquí como si fuera su propia casa. Después de saber dónde estaba su habitación, Eduardo arrastro la maleta y se dirigió allí. Había varias fotos de Samara cuando era joven, pero él no la reconoció. Desde que abrió los ojos, lo que vio fue su apariencia actual. Pero cuando ella las vio, sus ojos se volvieron rojos. Era una cara menos hermosa que la de ahora, pero llena de alegría y juventud. Ahora, esta cara nunca se iba a parecer a la de antes.
Samara extendió su mano y acaricio suavemente su vieja foto, sintiéndose extremadamente incomoda. Al darse cuenta de las acciones de su madre, pregunto confundido:
-Mama, ¿Quién es esa mujer? ¿Mayra?
-No, esta soy yo -ella sollozaba, haciendo todo lo posible para contener la emoción. Todo su cuerpo estaba envuelto en tristeza, pero no quería que Eduardo lo descubriera. Sin embargo, él era un chico susceptible y podía sentir claramente sus emociones. De repente, agarro la mano de Samara y dijo:
-Mama, tengo hambre. Ve a ver si hay algo de comer en la cocina. -Mientras hablaba la empujo. Inmediatamente la tristeza de Samara fue borrada.
Él no comió mucho en el avión, cuando pensó en esto, se quitó el abrigo y se arremango las mangas, diciendo:
-Vale, voy a cocinar para ti. Juega un poco y no entres en la habitación de Mayra, ¿de acuerdo?
-Si, lo sé -Eduardo hizo una mueca y se encerró en la habitación. Después miro la foto original de Samara en la pared, saco su teléfono e hizo una foto rápida. Después encendió el ordenador, subió la foto al sistema y rápidamente encontró toda su información.
El encontró todo, incluso el matrimonio entre Samara y Álvaro hace ocho años y la noticia de que ella murió en un incendio hace cinco años debido a una cita privada con su amante. Al ver esto, se quedó atónito. ¿Una cita con un amante? ¡No podía ser! Desde su nacimiento, sabía que solo había un hombre en el corazón de su madre y ese era Álvaro. Aunque ella no dijo nada, él podía sentir el odio en su corazón.
Él estaba seguro de que Álvaro le había hecho algo malo a su madre. Después busco rápidamente información sobre Álvaro, pues al haberlo escuchado muchas veces cuando su madre lo decía cuando tenía pesadillas, se le quedo guardado. El sabia todos sus antecedentes, su influencia y su estado. De repente, Eduardo encontró una foto donde Álvaro estaba con un niño en sus brazos.
El niño parecía tener la misma edad que él y se parecía mucho a Álvaro. Además, la mirada de Álvaro hacia él era especialmente tierna y cariñosa. ¿Quién era ese niño?
A pesar de eso, Eduardo entrecerró los ojos de repente. No tardó mucho en investigar y descubrir que el chico era el nieto mayor de la familia Ayala, Adriano Ayala, ¡Ahora tenía cuatro años y diez meses! ¡Era que el!
Eduardo calculo el tiempo, sus ojos se pusieron sombríos al instante. Él pensaba, que si Adriano era mayor que él. Álvaro Ayala era su padre, pero tiene otro hijo mayor, además, no fue engendrado por su madre. ¿Qué significaba esto? ¡Significa que Álvaro había engañado a su madre!
Los ojos bonitos de Eduardo ardían de furia de furia. El deseaba quemar a Álvaro a través de la pantalla. "Parece que el castigo que le di en el aeropuerto es insignificante", pensó Eduardo.
El saco la micro camera de su bolsillo y la conecto a su ordenador. Cambio rápidamente la dirección IP y publico el video, después de terminar su tarea se rio. Él pensó: "Culpo a mi madre de tener un amante, ¿no? ¡Entonces voy a dejarle tener la misma sensación de ser una noticia destacada!"
Al acabar investigo la situación de Adriano y descubrió que en realidad estaba estudiando en la guardería donde trabajaba Mayra. Viendo eso, le pareció una buena idea volver a estudiar.
Sonrió astutamente, después de eliminar sus rastros en internet, apago el ordenador y se levantó para ayudar a Samara a deshacer la maleta. De hecho, era un poco difícil para el colgar la ropa en el armario con un cuerpo tan pequeño. Eduardo miro sus cortas piernas con frustración y juro en secreto que iba a comer más y crecer más rápido para proteger a su madre.
Puso un taburete ante el armario y colgó su ropa y la de su madre en él. Se oyó el sonido de Mayra llegando desde fuera.
-Samara, ¿has vuelto? Déjame ver si estas más delgada -dijo Mayra. Ella dio un paso adelante y abrazo a Samara, sus ojos se pusieron un poco rojos.
-Tonta, estoy bien, ¿Por qué lloras? -pregunto Samara, aunque también estuviera muy emocionada.
- ¿Estas bien? ¿Crees que estas bien? Bueno, no te vuelvas a ir. Vive conmigo, me encargare de mantenerte. -dijo Mayra.
-Vale, no me iré por ahora. Tengo un proyecto de colaboración por hacer aquí, así que podre quedarme por lo menos medio año. Ahora deja de llorar y te presentare a mi hijo. - Dijo Samara mientras llevaba a Mayra de la mano a la habitación.
-Eduardo, saluda a tía Mayra. -indico Samara.
Cuando Samara abrió la puerta de la habitación, Eduardo estaba de puntillas para colgar su ropa. Cuando escucho el grito de Samara, se dio la vuelta de repente y se cayó del taburete.
- ¡Ten cuidado! -grito Samara. Ella dio un paso adelante en un intento de cogerlo, pero Mayra dio un paso más rápido. Ella abrazo a Eduardo, pero debido a la inercia, los dos cayeron al suelo.
Mayra era profesora, por eso protegió a Eduardo inconscientemente. Su cuerpo blando hizo que Mayra no quisiera soltarlo. Especialmente cuando vio la cara bonita de Eduardo, ella no pudo evitar gritar:
-Dios mío, Samara, ¡tu hijo es precioso! -al terminar la frase, dio un beso a Eduardo, que por su vez se quedó avergonzado.
- ¿Por qué me besaste, vieja? ¡Levántate! -grito él. Mayra se sintió herida por la palabra vieja.
-Mocoso, solo tengo veintiocho años. ¿Soy vieja?
-Tengo cuatro años, para mí, eres vieja. ¡Vieja! -grito el niño. Eduardo no era un niño grosero, incluso se desdeñó de discutir con las niñas. Pero no aceptaba que lo besaran. Era insoportable para él.
-Samara, ¿estas segura de que es tu hijo? -pregunto Mayra. Al ver a los dos así, Samara no pudo evitar reír.
-Basta, Mayra, levántate rápido. A Eduardo no le gusta que le besen. -dijo Samara. Mientras hablaba, Samara estaba a punto de ayudar a Mayra, pero ella no quería soltar a Eduardo.
-No dejaras que nadie te bese, ¿verdad? Insisto en besarte. ¡Un beso, un beso! - dijo ella. Mayra sostuvo la cara de Eduardo y lo beso varias veces de manera traviesa. Eduardo cambio su expresión, saco algo de dentro de la maleta y lo choco directamente contra Mayra.
- ¡Ay! -Mayra salto directamente por el ataque. Solo entonces vio a Eduardo sujetando una máquina de descarga eléctrica en su mano.
-Mocoso, ¿es que quieres matarme? -grito Mayra.
-Prepare esto para que mi madre se protegiera e los hombres. No esperaba tener que usarlo contra ti, pervertida. -dijo Eduardo. Se levanto con rabia y entro en el baño. Quería lavarse la cara.
Samara se rio a carcajadas, pero Mayra estaba triste.
-Parece una muñeca de porcelana, ¿por qué es tan malo? -pregunto Mayra.
-Eduardo tiene un sentido de precaución muy fuerte. No pasara nada siempre y cuando no lo toques. -contesto Samara. Ella conocía a su hijo y se disculpó apresuradamente con su amiga. Mayra se sentía triste, fue rechazada por un niño de cuatro años. Mayra apoyo su cintura y salió de la habitación de Samara.
Samara fue a la cocina para apagar el fuego, Mayra estaba un poco aburrida tomo su teléfono y miro las noticias. De repente, se sintió atraída por una noticia y estallo en carcajadas.
-Samara, ¡date prisa! ¡que gracioso! ¡esto realmente vale la pena! -dijo Mayra. Su risa exagerada hizo que Eduardo frunciera el ceño al salir del baño.
-Por favor, ¿puedes reír en voz baja? No eres una dama. No solo eres vieja, tampoco eres cortes. ¡No me extraña que aún no te hayas casado! -dijo Eduardo, lo cual estímulo a Mayra.
- ¿Que has dicho, mocoso? Dilo otra vez, ¡te pegare! -mientras hablaba, se arremango las mangas, amenazante.
Eduardo la miro con desdén y camino directamente hacia Samara, pero su expresión cambio de inmediato.
-Mama, te ayudo. Siéntate y descansa un rato. -Eduardo se arremango las mangas y llevo los platos que Samara había preparado a la mesa, incluso separo los palillos para cada persona. Viendo lo sensible que era Eduardo, la ira de Mayra desaparecido.
-Eres tan considerado, no voy a discutir contigo -dijo Mayra.
-Vieja, ¿es que no sabes ayudar? ¿Eres profesora de verdad? -pregunto Eduardo provocando a Mayra.
- ¡Oye, esta es mi casa! -dijo Mayra.
-Si te pagamos por la habitación, ¿nos darás dinero para la comida? -pregunto, mirando a Mayra con desdén, y Mayra estaba tan enfadada que se quedó sin palabras. Al ver a Eduardo así, Samara tosió y dijo:
-Eduardo, no puedes hablarle así a Mayra. Tienes que saber que vas a estudiar con ella. ¿Cómo puedes no respetar a tu profesora? -Eduardo se entristeció instantáneamente. Realmente no quería estudiar en la clase de Mayra, pero al pensar en Adriano y Álvaro, guardo silencio.
Cuando Mayra oyó que Eduardo iba a estudiar en su guardería, se animó inmediatamente.
-Samara, ¿de veras lo vas a enviar a mi guardería?
-Si, necesito trabajar, así que no puedo quedarme con él en casa. He oído que la guardería donde trabajas es bastante buena, así que por favor ayúdame a cuidarlo.
-No hay problemas -contesto Mayra y se rio entre dientes, pero Eduardo resoplo con desdén y no dijo nada.
-Por cierto, ¿de qué te reías? -pregunto Samara después de poner la comida sobre la mesa. Solo entonces Mayra se acordó de la noticia que acababa de leer, le entrego el teléfono a Samara y rápidamente se rio en voz alta.
-Samara, mira, a Álvaro le orino en la cara un niño. Es genial, ese desgraciado por fin fue castigado. -Las palabras de Mayra hicieron que Samara echara un vistazo inconscientemente. En el video, un chico hacia pis en la cara de Álvaro. No se veía muy bien la cara del niño, pero la cara de Álvaro se veía muy bien, especialmente su expresión enfadada. Pero Samara reconoció quien era el niño y no pudo evitar mirar a Eduardo.
Eduardo bajo la cabeza de prisa. Mayra de repente grito:
-Oye, mocoso, ese chico eres tú, ¿verdad? ¡Lleváis la misma ropa! Uy, no pienso que tu pilila sea grande -dijo Mayra. Estas palabras hicieron que Eduardo se sonrojara.
- ¡Vieja, pervertida! -grito Eduardo. Se puso de pie de repente y corrió de regreso a la habitación. Cuando Samara vio la reacción de Eduardo y la sonrisa de Mayra, un rastro de impotencia paso por sus ojos.
Aunque no sabía por qué Eduardo se comportó así con Álvaro, Samara se sentía feliz por el resultado. Que su propio hijo le meara encima no debería ser gran cosa, ¿verdad? Pero según la personalidad de Álvaro, probablemente se volvería loco de ira.
-Samara, ¿Quién crees que este tan aburrido como para publicar este video? -Mayra pregunto casualmente.
-No importa quien sea, es genial.
-Exacto, esa basura se encontró con el mocoso. Si fuera yo, derramaría acido en su cara. Por cierto, el hijo que tiene con Rebeca Villa, Adriano, también está en la guardería. ¿Estas segura de que quieres que tu hijo vaya allí también? -pregunto Mayra. La mano de Samara de detuvo en el aire. Su hijo... Samara respiro profundamente y dijo con indiferencia:
-Eduardo no hará nada. No te preocupes.
-Exacto, lo admito -contesto Mayra. Las dos continuaron charlando, pero Álvaro estaba muy enfadado en la oficina, se preguntaba quien había publicado el video.
- ¿Acaso el departamento de relaciones ha muerto? ¿Qué hacían cuando el video apareció en lineal? -grito Álvaro. El lanzo el teléfono directamente en la cara de Josué, quien estaba sudando frio por el miedo.
También descubrió este video hace poco y el video ya se había extendido cuando quería detenerlo.
-Señor, estamos tratando de solucionarlo, pero la otra parte parece haber añadido un programa de troll. Nuestros ordenadores fueron atacados por un virus informático y los técnicos los están reparando. ¿Acaso hemos ofendido a alguien? -dijo Josué.
Las palabras de Josué hicieron que los ojos de Álvaro se estrecharan repentinamente.
Álvaro recordó que en ese momento en el baño del aeropuerto solo había dos personas, él y ese niño. No creía que un niño de cuatro años fuera capaz de hacer eso, pero aparte de ese mocoso, ¿Quién más sabia de esto? ¿O habría alguien más en el baño y él no lo había notado? Álvaro frunció seriamente le entrecejo.
Josué sintió que la atmosfera en la oficina era un poco sofocante. Involuntariamente desabotono el cuello de la camisa, como si así se pudiera sentir mejor. De repente Álvaro hablo:
- ¿Han recogido a Catalina? -pregunto. Había ido al aeropuerto especialmente por Catalina, pero no la había encontrado. Como no sabían cómo era, Álvaro pidió a Josué que sostuviera el cartel identificativo. Desafortunadamente nadie apareció al final. Al ver a Álvaro cambiar de tema, Josué dijo de prisa:
-La noticia fue enviada desde Estados Unidos dice que Catalina ha llegado. Tal vez llegamos tarde o ella no cogió el vuelo. Señor, esta diseñadora es de hecho alguien arrogante e irrespetuosa. De todos modos, es solo una diseñadora y le has mostrado suficiente respeto al recogerla personalmente. Ahora que no ha aparecido sin aviso previo, esto es demasiado...
-Resuelve el problema del video inmediatamente. Si en cinco minutos aun lo encuentro en internet, puedes ir buscándote una buena tumba porque te la regalare. ¡Fuera! -Álvaro interrumpió de repente. Se sintió triste. Josué se calló y salió corriendo al instante.
No sabía que programa troyano había instalado el hacker y cinco minutos no fueron suficientes para descifrar el programa. Álvaro encendió su ordenador inmediatamente y descubrió que el sistema de seguridad de la compañía había sido completamente atacado y estaba totalmente paralizado. ¿Quién era? ¿Quién quería irritarle con esto? Álvaro frunció estrechamente el ceño y empezó a teclear. Filas de códigos destellaron la pantalla y en poco tiempo consiguió quebrantar un cortafuegos.
Para no ver a Mayra, Eduardo se encerró en su habitación y encendió su ordenador. Al ver el colapso del sistema de seguridad del Grupo Ayala, sonrió ligeramente. Esta vez con el programa troyano podía hacer que Álvaro se preocupara por cierto tiempo. De repente, la
pantalla destello, su primer cortafuegos fue quebrantado. Se le frunció el entrecejo al instante. No sabía que el Grupo Ayala poseía un maestro informático. Instantáneamente Eduardo coloco sus manos en el teclado y continúo plantando virus.
Álvaro descubrió la pista de Eduardo y rápidamente lo localizo.
-No importa quien seas, ¡te encontrare hoy! - no se había sentido así ni tratado tales asuntos personalmente desde hacía mucho tiempo. Tenía que reconocer que este hacker tenía cierta habilidad, pero todavía no era suficientemente bueno para él.
Al ver su pantalla completamente paralizada, Eduardo supo que había sido bloqueado. Quería salir, pero ahora la pantalla estaba fuera de su control. Se le ocurrió una idea e inmediatamente conecto un conector externo al ordenador.
Con un sonido emitido por el ordenador de Álvaro, el programa troyano fue completamente descifrado y al mismo tiempo logro localizar la dirección IP. Al ver la dirección IP en la pantalla, Álvaro frunció el ceño aún más.
-Josué, ¡ven aquí! -lo llamo con furia. al escucharlo Josué entro corriendo.
-Señor.
-Averigua de donde es esta dirección IP -Álvaro le presento su descubrimiento. Al verlo, Josué se quedó atónito.
- ¿Qué pasa?
-Señor, esta dirección IP corresponde a la antigua mansión de la familia Ayala. -Josué tembló de miedo.
- ¿De que estas hablando? -Álvaro se deprimió al instante. La atmosfera opresiva hizo que Josué se empapara en sudor frio.
-Es verdad, señor. Esta es la dirección antigua de la mansión de la familia Ayala, yo la había instalado en persona -dijo Josué. Los ojos de Álvaro se oscurecieron.
-Es astuto, parece que ha instalado un dispositivo externo en el último momento, lo que ha cambiado la dirección IP. ¿Pero quién puede ser que este tan familiarizado conmigo y mi familia?
- ¡Investígalo! No importa que método uses, ¡tengo que conseguir la fuente del video y la información sobre este hacker! -Ordeno Álvaro.
- ¡Entendido! -sintiendo que era una carga pesada e importante, Josué se fue con rapidez.
Eduardo se desplomo en la silla, casi había agotado toda su fuerza. Parecía que su padre no era un torpe, justo ahora estuvo a punto de ser expuesto, de ahora en adelante tenía que ser más precavido.
-Eduardo, a cenar -Samara llamo a la puerta de la habitación, asusto tanto a Eduardo que salió al instante de la página web y abrió la interfaz del videojuego.
-Vale, ya voy -dijo perezosamente. En el segundo en que abrió la puerta, Samara miro hacia dentro, al ver la imagen del videojuego, meneo la cabeza ligeramente.
- ¿Cuantas veces te he dicho que gastes menos tiempo en los videojuegos? No me escuchas nunca. Además, tienes que pedirle perdón a Mayra, ¿Lo entiendes? -Eduardo frunció el ceño otra vez.
-Ella fue quien me fastidio primero -dijo Eduardo con resentimiento. Clavo la mirada en Samara haciéndose sentir más adorable.
Aunque sabía que Eduardo estaba fingiendo, Samara no era capaz de ignorarle. Meneo la cabeza y le dijo:
-Es que le gustas, pero no te has comportado como un caballero, ¿o sí?
-Bueno, le pediré perdón -Eduardo dejo de fingir que era inocente y salió con un suspiro. A Mayra en verdad le gustaba el chico. Después de todo, era tan guapo que sería difícil enfadarse con él. Eduardo lo tolero por su madre, pero hizo todo lo posible por alejarse de ella. Así los tres pasaron la noche en un ambiente armonioso.
Cuando Samara se despertó al amanecer, Eduardo ya había vuelto a casa con el desayuno y lo había colocado en la mesa del comedor.
-Buenos días mama -le dirigió una sonrisa encantadora a Samara, con aquella cara que se parecía tanto a la de su padre. Sin embargo, Álvaro nunca le había sonreído y Eduardo era su ángel.
-Buenos días -Samara le acaricio la cabeza felizmente. Al oír los sonidos, Mayra también salió de la habitación. Cuando vio el desayuno en la mesa, inmediatamente dijo con alegría:
-Samara, ¡tú eres mi ángel! Por fin puedo ir a clase después de desayunar.
-Lo compro Eduardo, acabo de levantarme. -Samara estaba acostumbrada, pero Eduardo frunció el ceño.
-Mama, ¿de verdad tengo que ir a la guardería de tía Mayra? -Su tono estaba lleno de desdén. Inmediatamente Mayra se puso seria.
-Chiquitín, ¿de qué hablas? Oye, soy la mejor maestra de nuestra guardería -dijo Mayra, Eduardo le respondió con un gruñido. Se sentó directamente y cogió los palillos y el tazón para comer. Mayra no sabía qué hacer con él y Samara huyo rápidamente de este campo de batalla.
-Voy a incorporarme en el Grupo Ayala hoy. Me voy a la ducha.
- ¡Samara, no eres justa! -mientras Mayra pisoteaba el suelo, Samara ya había entrado en el baño. Después del alboroto de la mañana, Eduardo fue a la guardería acompañado por Mayra y Samara camino hacia el Grupo Ayala.
Se había casado hace ocho años y hacia cinco se vio obligada a marcharse de este lugar. Siendo la nuera de la familia Ayala y la esposa de Álvaro, nunca había entrado en el Grupo Ayala. Ahora que había vuelto con una cara extraña, no sabía si Álvaro había dormido por la noche
después de ver su nombre. Samara sonrió ligeramente mientras un rastro de odio pasaba por sus ojos. Ella ajusto sus emociones y entro en el edificio.
-Disculpe señora, ¿A quién busca? -La recepcionista descubrió rápidamente a Samara y la detuvo. Samara miro hacia el vestíbulo del Grupo Ayala. Era realmente impresionante, no era raro que se hubiera convertido en la empresa líder de la ciudad. Pero dado a que había vuelto, era difícil que el grupo se mantuviera en primer lugar en la ciudad en el futuro.
-Quiero ver a Álvaro Ayala. Soy Catalina, diseñadora enviada por la empresa HJ de Estados Unidos. Estoy aquí para incorporarme. -Samara respondió con una ligera sonrisa. Al escucharlo, la recepcionista se puso bastante reverente:
-Señorita Catalina, por favor espere un momento. Hablare con el señor Álvaro ahora -dijo apresuradamente, sonriendo.
-Vale. -Samara no se lo puso difícil y esperaba de pie en la recepción. Justo en ese momento, una voz familiar vino detrás de ella.
-Señorita Alicia, ¿esta Álvaro aquí? Se fue de prisa esta mañana sin desayunar y le traigo algo de comer. No hay que informarle, subo directamente. -Rebeca se aproximó con un termo en la mano. Después de cinco años, todavía era tan guapa como antes y su figura estaba aún más atractiva.
Samara la miro y no pudo ocultar la ira en sus ojos. Rebeca se dio la vuelta sensiblemente y se encontró con su mirada. A pesar de que Samara había retirado a tiempo su mirada, Rebeca frunció el ceño.
- ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? Con esa cara de zorra... ¿A caso estas aquí por Álvaro? -Rebeca lanzo sus desagradables palabras hacia Samara e incluso se sentía celosa por su belleza. Esta mujer le daba a Rebeca una sensación de peligro en todos los aspectos. Además, era sumamente hermosa, aún más guapa que ella. Esa figura, esa apetencia, por lo que incluso ella perdió el aliento. Pensando en esto, Rebeca inmediatamente se puso alerta.
-Señorita Alicia, ¡quiero que seguridad eche a esta mujer de aquí! -Las palabras de Rebeca pusieron a la recepcionista en un dilema. Antes de explicarle su identidad, Samara se rio. Fue una sonrisa fascinante.
- ¿Y tú quién eres? ¿Qué tienes que ver con el Grupo Ayala? ¿Segura que quieres que me vaya? -dijo Samara e incluso llevaba un rastro de desdén y burla en la mirada. Su expresión despectiva pico a Rebeca, que de repente sintió que Samara la estaba provocando.