Chereads / Dulce engaño / Chapter 8 - ¿Nos conocíamos de antes?

Chapter 8 - ¿Nos conocíamos de antes?

-Cariño, lo siento. Te he preocupado. -dijo Samara.

Sujeto la mano de Eduardo, con la mirada llena de sentimientos de culpa.

Cuando Álvaro escucho a Samara llamar cariño a Eduardo, tuvo un sentimiento complicado. Quería confirmar algo, pero tomando en cuenta la situación, al final no pregunto.

Recostado en los brazos de Samara, Eduardo tembló ligeramente, ahora por fin se comportaba como un niño. El medico y las enfermeras que estaban a un lado no se atrevieron a molestarlos, mirando a Álvaro sin saber que hacer.

Álvaro tosió y dijo:

-Pequeño, tu madre acaba de despertarse. ¿Puedes dejar que el medico la examine?

Eduardo frunció un poco el ceño, pero se retiro con obediencia y Álvaro sujeto su mano subconscientemente. Eduardo quería liberarse, pero no lo consiguió por falta de fuerza. Levanto la cabeza y miro a Álvaro con rabia, pero parecía que Álvaro no lo había visto pues tenía la mirada clavada en el medico y en Samara.

Por supuesto Samara también escucho lo que acababa de decir Álvaro, especialmente la frase "tu madre". Un rastro de luz paso por sus ojos. Parecía que su relación con Eduardo se había revelado.

Aunque nunca había pensado en ocultar la identidad de Eduardo, eso era demasiado repentino para ella. En su plan, era mejor que Eduardo apareciera entre todos lo menos posible. Después de todo, era un asunto entre adultos y ella no quería que afectara al niño, pero le había dejado seguirla sin remedios.

Ahora que Álvaro sabía que ella tenia un hijo, definitivamente dudaba mas de ella y también llegaría a ser una de sus preocupaciones si el investigara la identidad de su hijo.

¿Qué pasaría si se enterara de la identidad de Eduardo y quisiera luchar por la custodia con ella? Samara estaba inquieta.

Sabia que talvez Álvaro no disputaria por lá custodia, pero cuando miro a Eduardo, le ataco um sentimento complicado.

El médico le hizo un examen corporal completo y descubrió que su condición era estable y solo entonces se fue.

Justo en ese momento Mayra volvió, y cuando vio a Álvaro, puso muy mala cara.

- ¿Por qué vienes otra vez? ¿No tienes otra cosa que hacer?

Álvaro ignoro su burla.

Puso la mano de Eduardo en la de Mayra y dijo fríamente:

-Es mejor que el niño no pase mas tiempo en el hospital. Hay muchas bacterias aquí, que no lo infecten. Además, es la hora de que se vaya a la guardería. Eres maestra, ¿no? llévalo. Yo me quedo aquí.

Eduardo y Mayra miraron a Álvaro con rabia, pero como si no los hubiera visto, Álvaro camino directamente hacia la ventana y saco el desayuno.

-Le pedí a Anabel que preparara sopa de pollo. Es buena para tu recuperación. Toma. -mientras hablo, vertió la sopa en un tazón.

Samara no pudo entender en que estaba pensando Álvaro, además, había cosas que no quería que Eduardo supiera, por eso se dio la vuelta y sonrió a Mayra.

-Querida, por favor cuida de Eduardo. El señor Álvaro tiene razón. Eduardo tiene que ir a la guardería y el aire aquí no es bueno. No te preocupes, estoy bien. Sea como sea, el señor Álvaro tiene una relación cooperativa conmigo y no me dejara. Además, si no me equivoco, Carlos debe haber recibido la noticia y hará todo lo posible para venir aquí lo antes posible.

- ¿Cuándo viene el padrino?

Al escuchar que Carlos vendría, sus ojos se llenaron de alegría. Su mirada entusiasmada le pareció extremadamente fastidiosa a Álvaro.

¿Le gustaba tanto Carlos?

¿Por qué nunca lo había tratado así?

No se sabia por que, de repente Álvaro dijo descontento:

-Me temo que te decepcionara. El señor Carlos no pudo venir en el ultimo momento, yo me encargare de todo.

- ¿Qué dices? ¿Por qué no puede venir? -Samara se puso nerviosa inmediatamente.

En los últimos años, Carlos los había tratado muy bien. A Carlos no le importaba incluso un contrato insignificante. La única razón por la que no pudiera irse seria Laura.

¿Podría ser que algo le había pasado a Laura?

La expresión nerviosa de Samara le parecía especialmente molesta a Álvaro, e incluso sintió que el fuego estallo en su corazón.

¿Carlos era tan importante para ella?

El niño esperaba su llegada y ahora parecía que Samara también lo estaba esperando, por lo que Álvaro se mostró furioso.

- ¿Cómo lo puedo saber? Su secretaria dijo que no podía venir por asuntos familiares urgentes. Eres solo una diseñadora, ¿Cuánta importancia puedes tener para él? ¿acaso eres mas importante que su familia? -Álvaro no quería decir eso, pero de repente no pudo controlar su boca.

Eduardo frunció el ceño con fuerza y de repente rugió:

-El padrino es mucho mejor que tú. ¡Si el estuviera aquí, definitivamente no hubiera dejado que nada le pasara a mi madre! ¡Además, somos su familia! Mi padrino ha dicho que mientras mi madre este dispuesta, e puede ser mi padre en cualquier momento.

Álvaro se puso aún más furioso.

- ¿Ser tu padre? ¿No tienes padre? Puedes reconocer a cualquiera como tu padre, ¿no?

- ¡Mi padre está muerto! -después de que Eduardo grito, las lagrimas inmediatamente brotaron, y sus ojos que se parecían a los de Álvaro estaban llenos de resentimiento.

Samara se quedo atónita de repente.

-Eduardo -ella nunca había pensado que su hijo tendría tal actitud hacia Álvaro.

Por lo que había pasado, ¿acaso Eduardo se había enterado de algo? Si no, era imposible que hablara así con Álvaro.

El sudor frio empapo a Samara por el asombro. Justo cuando ella quería decir algo, Eduardo empujo a Mayra y salió corriendo como si estuviera loco.

- ¡Eduardo! -Samara quería levantarse, pero por su estado débil no lo consiguió y casi se cae de la cama. Afortunadamente Álvaro la ayudo.

Mayra miro con odio a Álvaro y dijo:

-Señor Álvaro, eres realmente potente. ¡Incluso eres capaz de hacer daño a un niño! -al terminar de hablar, se dio la vuelta y persiguió a Eduardo.

En ese momento, Álvaro tuvo sentimientos mezclados que no sabia como describir. Especialmente cuando Eduardo había dicho que su padre había muerto, se sintió extremadamente triste.

Si realmente era su hijo…

Álvaro no se atrevío a pensar em nada, mas.

-Lo siento. No era mi intención decir eso.

Raras veces Álvaro había pedido perdón a los demás, pero se lo había dicho a Samara dos veces en los últimos días.

Samara sacudió la cabeza y contuvo sus emociones.

-No tiene nada que ver contigo. Su padre esta muerto -Sus palabras sin emoción penetraron profundamente el corazón de Álvaro como una daga afilada.

- ¿Muerto? ¿Cómo murió? -Álvaro no quería preguntar, pero no pudo contenerse.

Si ella realmente era su mujer, entonces la tenía que saber lo que había pasado hace cinco años.

Sin embargo, Samara no quería hablar y cerró los ojos enseguida.

-Señor Álvaro, estoy un poco cansada y quiero descansar. Puedes irte y estará bien si me encuentras una enfermera especial. Ahora por mi estado, probablemente no seré capaz de ir a trabajar.

-No importa, se trata de una lesión laboral y cuidare de ti personalmente. -mientras hablaba, se sentó al lado de la cama de Samara. -Si quieres descansar, debes beber la sopa primero. Es buena para tu cuerpo. No me importa los problemas que tengas conmigo, no puedes ir contra ti misma, ¿verdad? -Hablando trajo la sopa hacia ella.

El fuerte aroma se difundió, pero hizo que Samara tuviera un mareo y ganas de vomitar.

- ¿Qué te pasa? -Álvaro rápidamente le dio una palmadita en la espalda, y se mostró dudoso y preocupado.

Samara se cubrió la nariz y le pidió que se fuera.

Aunque no entendía porque, Álvaro hizo lo que le había pedido.

Después de que el olor de la sopa se disipo, Samara se sintió mejor.

Como no podía verla sufrir por hambre, no le quedo otro remedio que ir al comedor a comprar sopa de miso.

Samara creyó que Álvaro se había ido y estaba pensando en preguntar a Carlos sobre Laura por video, pero no había pensado que Álvaro volvería. Ella rápidamente apago su teléfono y lo puso al lado.

Álvaro echo una mirada rápidamente y le entrego la sopa de miso sin decir nada.

-Come, has sangrado demasiado y tu pierna esta rota. Tienes que recuperar fuerzas. -esta vez no se negó y tomo la sopa inmediatamente.

-Señor Álvaro, ¿se puede ir ahora? Quiero tiempo y espacio personal para descansar sola. Gracias.

Parecía que n quería tener ninguna relación con él en absoluto.

Álvaro puso el tazón y los palillos en la mesa y se sentó en la cama de Samara. Se inclino ligeramente hacia delante y estaba a punto de hacer contacto intimo con ella.

Samara frunció el ceño y un disgusto le paso por los ojos. Apresuradamente extendió su brazo para impedirle.

-Señor Álvaro, ¿Qué está haciendo?

-Parece que me odias mucho. ¿Nos conocíamos de antes?

El olor del cuerpo de Álvaro se precipito hacia ella.

Permanecía tan encantador, pero desafortunadamente ella ya no era la Samara de antes.

-Señor Álvaro, está bromeando. ¿Cómo podría haberte conocido? -Samara quería alejarse de él, pero Álvaro avanzo un punto cada vez que ella se retiraba, y mantuvo su distancia de unos tres centímetros. Parecía que lo hacía a propósito.

- ¿De verdad? Ya que no me conociste antes, ¿de donde viene tu odio hacia mí? No me digas que no lo sientes, no soy tonto. -Álvaro hablo con suavidad.

Samara frunció aún más el ceño.

No había visto al hombre en cinco años, ¿y por que no estaba tan frio e indiferente como antes? ¿Cuándo había sido capaz de acercarse tanto a mujeres extrañas?

-Señor Álvaro, ¿no lo recuerda? Fui humillada por su novia cuando llegué. Entonces vino personalmente a mi casa y casi me quita la ropa. Ahora, por tu culpa, estoy tumbada en esta cama de hospital sin poder moverme. ¿Crees que no debería odiarte? -de repente Samara levanto la cabeza, sin ocultar sus emociones en absoluto. Todos estos años de odio llenaron instantáneamente sus ojos, que parecían escarlatas y aterradores.

Sin embargo, Álvaro no estaba asustado.

Agarro bruscamente la barbilla de Samara y le exhalo alientos cálidos, haciendo que su respiración se volviera tensa.

- ¿Qué quieres hacer Álvaro? Estamos en un hospital. -la voz de Samara tembló y su cuerpo se resistió con toda fuerza.

Este hombre había hecho que ella lo odiara hasta los huesos. ¡Ahora solo sentía asco cuando el la tocaba!

Pero en ese momento, Álvaro de repente bajo la cabeza.