La enfermera no se atrevió a desobedecer las instrucciones de Álvaro y entro rápidamente a cuidar de Samara.
Al ver que ella estaba durmiendo profundamente, el rápidamente volvió a casa con el pelo.
Cuando vio que Álvaro había vuelto, Rebeca lo saludo inmediatamente con los ojos llorosos.
-Álvaro, no lo hice intencionalmente. Solo quería castigar a Adriano. No había pensado que el sería tan terco. Lo siento, es culpa mía.
Sin embargo, él se irritó al ver que ella lloraba.
-Vale, sé que tú también estas preocupada. ¿Cómo esta? ¿La ha visto el médico de la familia?
-El médico le está haciendo pruebas. -los ojos de Rebeca se pusieron rojos de tanto llorar. Parecía que estaba realmente preocupada por Adriano.
Después, Álvaro fue directamente a la habitación de Adriano.
Rebeca lo siguió.
La cara de Adriano estaba enrojecida y seguía gritando que tenía frio. Al verlo, Álvaro se sintió angustiado.
-No le pegues si quieres corregirle en un futuro.
-Lo sé, no lo volveré a hacer. Es que la compañía ha perdido tanto dinero por él, pero no ha dicho nada. Así que estaba enfadad. Todo lo que he hecho es por la familia Ayala. -Rebeca nunca había visto que su hijo fuera tan testarudo. Estaba preocupada de que Álvaro la culpara a ella y a su hijo por la perdida. Por eso pensó en darle una lección a Adriano. Pero el niño estaba enfermo por su castigo.
Después, Álvaro toco la frente caliente de Adriano y pregunto:
-Doctor, ¿Cómo esta Adriano?
-Tiene un resfriado e inflamación, por lo que tiene fiebre. Además, parece tener amigdalitis. Es común que los niños a esta edad tengan este problema. No te preocupes la temperatura bajara después de una inyección. Tienen que cuidarlo con atención en el futuro. -después de hablar, el medico comenzó a ponerle la inyección a Adriano.
Pero Rebeca seguía llorando, lo que hizo que Álvaro se sintiera irritado.
-Vuelve a tu habitación, le diré a Anabel que lo cuide. No puedes hacer nada. Además, no puedes culpar a Adriano por los asuntos de la compañía. No lo castigues más en un futuro.
Al escuchar que él estaba insatisfecho, ella tembló más.
-Álvaro, no lo hice a propósito. Deja que me quede aquí. Soy su madre, así que será mejor que lo cuide yo.
-Vale, entonces, ten cuidado. Doctor, venga a mi estudio. Quiero preguntarle sobre su enfermedad. -después Álvaro se fue.
Rebeca todavía quería mantener a Álvaro, pero cuando vio su expresión fría, no se atrevió a hablar.
El médico, Francisco, siguió a Álvaro al estudio.
-Señor, la enfermedad no es tan grave. Puede recuperarse lentamente después. Los niños nos dan preocupaciones durante este periodo. -dijo Francisco con responsabilidad.
Sin embargo, Álvaro no le contesto, sino abrió el cajón del escritorio y saco un pañuelo. En el pañuelo había un peine que encontró en el tocador de Samara después de que ella muriera en el incendio. En el peine todavía había pelo.
En ese momento él no había encontrado su cadáver. Por lo tanto, dejo el peine para recordarla. Y lo puso en el cajón del escritorio, no permitía a nadie tocarlo.
Ahora saco el pañuelo y se lo entrego a Francisco junto al pelo que le había sacado a Samara.
-Francisco, tengo una petición. Ayúdame a ver si esto pertenece a la misma persona. -su voz no era muy fuerte, pero era muy seria.
Francisco se sorprendió por un momento y pregunto en voz baja:
-Señor, ¿quiere hacer una prueba de ADN?
-Si. Creo que la apariencia y la personalidad de una persona pueden ser cambiadas, pero su ADN no cambia con su aspecto, ¿verdad?
-Por supuesto que no. -aunque Francisco no sabía de quien era el pelo, definitivamente era una persona a la que Álvaro apreciaba mucho.
-No quiero que nadie sepa de esto. Si sale el resultado, por favor llámame. Iré a recogerlo yo mismo.
-De acuerdo. -dicho esto, Francisco salió de la habitación.
Rebeca siguió mirando en dirección al estudio. Al ver que Francisco salía, se apresuró en dar un paso adelante para poder detenerlo.
-Francisco, ¿de que habéis hablado? ¿Adriano está bien? ¿Le pasa algo a mi hijo? Si tiene algo, me lo tenéis que decir. ¡Soy su madre!
Al ver los ojos llorosos de Rebeca, Francisco no supo que decir.
-Señorita, Adriano está bien. Solo me ha preguntado sobre la recuperación.
- ¿De verdad? -ella no estaba convencida.
-De verdad. -después de que termino de hablar, se fue. Sin embargo, Rebeca no lo creía.
Ella pensó: 'Si solo preguntara por la recuperación de Adriano, ¿Por qué no lo hizo en mi presencia? ¡definitivamente no me dice la verdad!'
Cuando Rebeca estaba a punto de volver a la habitación, vio que Josué venia con prisa.
-Josué, ¿Por qué tienes tanta prisa? ¿ha pasado algo malo en la empresa? -pregunto ella inconscientemente.
Él estaba aturdido, sacudió la cabeza y dijo:
-La empresa está bien. Señorita, tengo algo que hacer. Hablaremos después. -luego rápidamente entro en el estudio.
Rebeca sintió que actitud era extraña y lo siguió inmediatamente. Al ver que no había nadie alrededor, pego la oreja en la puerta para escuchar lo que estaban diciendo.
-Señor, ya he informado del accidente de la diseñadora Catalina. La policía ya ha empezado la investigación. Algunos testigos dijeron ver a una mujer sospechosa en el garaje ese día, pero la luz era demasiado oscura y ella se cubrió la cara, no pudieron identificarla con claridad.
-Entonces alguien realmente manipulo el coche el día de la prueba. -la voz de Álvaro era fría.
Rebeca tembló de repente. '¡Álvaro llamo a la policía! ¿Cómo ha podido?'
Al pensarlo, su cara estaba pálida y estaba sudando.
Después Josué dijo en voz baja:
-Señor, Catalina acaba de llegar a Ciudad H, no ha ofendido a nadie. ¿Podrían ser otras empresas que no querían que ella trabajara con nosotros? Después de todo, si el Grupo HJ sabe que ella esta herida, nuestra cooperación habrá terminado. En ese momento nuestro grupo perderá la fama en el campo de la automoción.
-Tienes razón. Sin embargo, hay muchas compañías hostiles, ellas no se atreverían a causar problemas en nuestra empresa. Nuestro sistema de seguridad es muy fuerte, lo que más temo es que haya un espía en nuestra compañía. -Álvaro se calló un momento y luego suspiro antes de continuar -Rebeca y yo somos las únicas personas que tienen algún problema con Catalina en Ciudad H. por supuesto que yo no le haría daño. Averigua que estaba haciendo Rebeca el día de la prueba del coche.
Tan pronto como Álvaro dijo esas palabras, Rebeca se tambaleo y casi se cae.
Rápidamente se retiró a la habitación de Adriano, pero estaba en pánico.
'¡Álvaro sospecha de mí! ¿Quién se cree que es Catalina? Ella solo es una zorra que acaba de llegar, pero lo provoca tanto que Álvaro sospecha de mí. ¡Yo, que llevo viviendo cinco años con el! ¡Es imperdonable!' pensó ella.
Sin embargo, Rebeca también tenía miedo. Sabia claramente las capacidades de Josué. Si realmente descubría que ella estaba allí en ese momento, la vida cómoda y el futuro de su hijo serian afectados.
Al pensar en esto, ella rápidamente saco el teléfono e hizo una llamada.
-No me importa que método uses. Necesito encontrar a alguien que demuestre que estaba en la peluquería el día de la prueba de coche del Grupo Ayala.
-No te preocupes.
Después de colgar el teléfono, Rebeca todavía no se sentía segura.
Ella pensó: '¡Maldita sea! Catalina tiene mucha suerte…'
En ese momento, ella quería ir al hospital a matarla, pero también sabía que habían subordinados de Álvaro en el hospital. La encontraría inmediatamente si iba.
Rebeca camino ansiosa por la habitación. Después, miro a Adriano que todavía estaba inconsciente y piso el suelo con rabia.
- ¡Eres un inútil! He sufrido para traerte a este mundo. Todo lo que he hecho no es para que disfrutes de la vida, sino para que me ayudes. -sin embargo, Adriano no pudo oírlo en absoluto. Incluso si lo escuchara, probablemente no podría entender lo que ella quiso decir.
No tardo mucho, Álvaro y Josué salieron del estudio. Rebeca también salió rápidamente.
-Álvaro, ¿no comes en casa? Cuando Adriano estaba despierto esta mañana, te busco muchas veces. Siempre lo cuidas… desde que era pequeño. Si no estás aquí ahora, se sentirá triste. -dijo con una expresión lamentable.
En el pasado Álvaro se quedaría por Adriano sin pensarlo, pero ahora no podía. Tenía que cuidar de Samara.
-Dile a Anabel que haga comida nutritiva y que me las llevare más tarde. Estaré con Adriano. Josué, puedes irte. -ordeno Álvaro en un tono serio.
-Si. -Josué se fue rápidamente, pero Rebeca estaba inquieta.
-Álvaro, ¿Qué trabajo tan urgente es el que tiene que hacer él? -pregunto a sabiendas de que no tendría respuesta. -No le des tantos trabajos. Si él está agotado y enfermo, nadie compartirá la carga contigo. -dijo en broma, pero Álvaro la miro fijamente.
-Voy a ver a Adriano. -después entro en la habitación. Rebeca miro en la dirección donde había ido Josué. Su expresión estaba llena de preocupación, pero en un instante desapareció.
La situación de Adriano era mejor, aunque todavía no estaba despierto.
Álvaro le sujeto la mano y de repente recordó a Eduardo.
Él también era un niño de cuatro años, pero Eduardo era maduro como un adulto. Ahora que todavía dudaba de si Eduardo era su hijo, tenía un sentimiento inexplicable hacia él.
-Dicen que Adriano tiene un amigo en la guardería, se llama Eduardo. Dile al chofer que lo recoja, tal vez Adriano puede recuperarse más rápido en su compañía. -debido a que hablo de repente, Rebeca estaba aturdida.
'¿Quién es Eduardo? ¿Por qué no sé qué mi hijo tiene amigos?' pensó ella.