Eduardo siguió a Álvaro, salió del hospital y subió al coche.
Álvaro lo miro con satisfacción, a el le gustaba cada vez mas este niño.
- ¿Quieres comprar algo para Adriano? -el solo quería quedarse con Eduardo por un tiempo, pero no podía encontrar una razón adecuada. Siendo el presidente del Grupo Ayala, podía decirle a cualquier persona que comprara lo que quisiera.
Eduardo estaba ligeramente aturdido. También creía que era mejor comprar un regalo. Entonces, asintió.
Después los dos fueron al centro comercial.
- ¿Qué le gusta a Adriano? -debido a que Eduardo acababa de volver a Ciudad H, no sabia mucho sobre Adriano. Todo lo que sabia era que era el hijo de Álvaro, pero esta identidad también le angustiaba mucho.
Sin embargo, Álvaro estaba aturdido por su pregunta. El tampoco lo sabia. Siempre le dio lo mejor, independiente de que fueran juguetes o ropa, siempre y cuando fueran los mejores, los compraba para Adriano. Sin embargo, nunca le había preguntado realmente.
Al ver la apariencia actual de Álvaro, Eduardo se burlo y dijo:
- ¿De verdad eres su padre? Ni siquiera sabes lo que le gusta a tu hijo.
Álvaro sintió vergüenza por su burla. En seguida recordó lo que había pasado en el aeropuerto, así que pregunto sin querer.
- ¿Lo hiciste a propósito en el aeropuerto?
- ¿De qué hablas? No lo entiendo. Hay un juguete que parece bueno. -Eduardo fingió estar estupefacto y rápidamente corrió hacia la juguetería. Se sentía culpable por su comportamiento extraño.
Efectivamente, todavía era un niño y no podía calmarse totalmente.
Álvaro sacudió la cabeza con una sonrisa y lo miro suavemente. Luego siguió a Eduardo a la juguetería. Había pensado que buscaría entre lis juguetes para niños de cuatro o cinco años, pero el fue directamente a la zona de robot y empezó a jugar con un juguete relacionado con la programación.
- ¿Sabes programar? -esto sorprendió a Álvaro.
Sin embargo, Eduardo dijo casualmente:
-A mi me gusta mucho, desde pequeño. Además, mama me ha comprado muchos juguetes. -mientras hablaba ya había cambiado la programación del juguete para que tuviera funciones adicionales.
Al ver eso, Álvaro se quedó atónito, pero permaneció en silencio.
- ¿Te gusta? Te lo compro si quieres.
-Estoy harto de jugar con esto, pero a Adriano le gusta… comprémoslo. -después, Eduardo entrego el juguete al vendedor, saco la tarjeta bancaria de su bolsillo y se la entrego. -Lo pago yo.
Álvaro estaba a punto de sacar su cartera, pero Eduardo lo detuvo.
-Mi madre dijo que no puedo pedir cosas a extraños. Además, compro esto para Adriano, así que no necesito que lo pagues. Estos son mis ahorros, son suficientes para comprar un juguete.
Álvaro se sentía descontento por sus palabras.
- ¿Extraños?
-Así es, aparte de ser el jefe de mi madre y el padre de Adriano, para mi eres un extraño.
Álvaro se sentía inquieto y amargado. Pensó, 'Aunque este mocoso tiene razón, ¿Por qué me siento tan incomodo?'
- ¿Tu madre te ha hablado de tu padre? -dijo de repente.
Eduardo se detuvo un momento y dijo con indiferencia:
-Si. Mama dijo que papa estaba muerto, pero mi padrino nos trata bien. Si es posible, espero que pueda ser mi padre. Además, mi madre lo quiere mucho… después de todos estos años. -después de decir esto, sonrió dulcemente a Álvaro.
Álvaro estaba cada vez mas amargado.
- ¿Tu padrino? ¿Carlos?
- ¿Lo conoces? Es muy poderoso, ¿no? Es el presidente de una compañía tan grande y la cuida tan bien. Además, me enseñó a caminar, a leer e incluso a hablar. Para mi es mi padre. Y también trata bien a mi madre. Se casará con ella… mientras ella este de acuerdo. -dijo Eduardo con orgullo. Cuando hablaba de Carlos se sentía mas alegre, lo que hizo que Álvaro se sintiese cada vez más inquieto.
-Si tengo la oportunidad, conoceré a tu padrino para saber si es tan perfecto como has dicho.
-Claro que tienes la oportunidad. Eres el padre de Adriano, cuando mi madre y mi padrino se casen les pediré que te inviten. -mientras hablaba, tomo las manos de Álvaro, lo que lo molesto más.
-Vamos, Adriano está esperando.
-Si -al ver a Álvaro irse, Eduardo hizo una mueca detrás de él.
Pensó, 'Se que quieres a mi madre, pero perdiste tu oportunidad de ser mi padre hace cinco años.'
Después lo miro con desprecio. Luego, salió del centro comercial con el juguete en la mano. Pero en ese momento, Álvaro llamo a casa.
- ¿Esta Rebeca en casa? Encuentra una razón para alejarla. Voy dentro de un rato y no quiero verla.
Al escuchar el nombre de Rebeca, Eduardo frunció el ceño otra vez. Pensó furioso, 'No quieres a mi madre, ¡pero permites que otra mujer viva en tu casa! Eres un mierda'
Eduardo se volvió frio inmediatamente.
Después de colgar el teléfono, Álvaro le dijo a Eduardo:
-Apriétate el cinturón. -sin embargo, Eduardo no hablo e incluso se puso los auriculares para escuchar música. Esta actitud indiferente hizo que Álvaro se sintiera desconcertado, no sabía que había pasado.
La atmosfera embarazosa duro mucho tiempo. Cuando llegaron a la casa Ayala, Eduardo salió del coche instantáneamente.
-Gracias, señor. -aunque lo dijo con cortesía hizo que Álvaro se sintiera incomodo.
-Puedes llamarme Álvaro.
Eduardo solo sonrió y luego lo siguió dentro. La casa Ayala era muy grande y un poco anticuada. Parecía un edificio con mucha historia y la decoración interior era de lujo y elegante. Eduardo no dijo nada y siguió a Álvaro a la habitación de Adriano.
- ¿Papa? -Adriano acababa de despertarse, la sirvienta le estaba sirviendo la comida. Al ver a Álvaro, se sorprendió un poco. Después de todo, el casi nunca salía antes del trabajo.
Después Eduardo salió de detrás de Álvaro.
-Madre mía, tienes cuatro años y aun necesitas que alguien te sirva la cena. Se puede ver que eres rico. -A pesar de que Eduardo se burló, Adriano se levantó con alegría.
-Eduardo, ¿Vienes a verme? -La felicidad de Adriano era indescriptible. Incluso empujo a la sirvienta y salió corriendo de la cama. Abrazo a Eduardo descalzo, gritando y riendo.
Eduardo frunció el ceño ligeramente, pero no lo empujo. A Laura también le gustaba abrazarlo, pero su abrazo era obviamente diferente al de Adriano. Además, la sonrisa sincera en su cara hizo que no pudiera alejarlo.
-Oye, me estas estrangulando. ¡Déjame ir! Además, ¿no tienes fiebre? ¿Por qué sales descalzo? Quieres quedarte en casa y no ir a la guardería, ¿verdad? -Eduardo frunció el ceño.
Al escuchar eso, Adriano inmediatamente soltó a Eduardo, pero todavía estaba agarrando su mano. Él sonrió y dijo:
-Estoy feliz por tu visita. ¿Mi padre te ha traído? ¡Gracias, papa! -el agradecimiento de Adriano sorprendió a Álvaro.
En su memoria el era tímido. Aunque a veces jugaba con él, rara vez lo vio tan contento. Ahora cuando vio a Eduardo, se le veía tan emocionado. Por lo tanto, era obvio que realmente le gustaba Eduardo.
-Jugad juntos. Le diré al mayordomo que prepare algo de comer. Por cierto, Eduardo tiene que irse después. Adriano no seas demasiado ruidoso. -Álvaro advirtió antes de irse.
Tan pronto como se fue, Adriano también despidió a las sirvientas. Rápidamente cerro la puerta y susurro:
-No he dicho nada, no te he traicionado.
Al ver la apariencia actual de Adriano, Eduardo se sintió culpable. Luego, giro la cabeza y dijo:
-Ve a la cama y descansa. Te compre un juguete. -después entrego el robot a Adriano. -¿te gusta?
Aunque Adriano tenia muchos juguetes, esta fue la primera vez que recibió un regalo de un amigo. Además, era su mejor amigo, por eso estaba muy emocionado.
- ¿Para mí? Se ve muy bien. -el jugo cuidadosamente.
Al ver su expresión, Eduardo sabia que no le faltaba de nada y susurro:
-Algún día diseñare un juguete para ti. Espero que te guste.
- ¿Sabes diseñar juguetes? -Adriano lo miro con admiración.
-Claro, pero no puedes decírselo a nadie, de lo contrario no lo hare.
-No se lo contare a nadie, te lo prometo. Eduardo, somos amigos. Si me pides que te guarde un secreto, definitivamente no te traicionare. Aunque mi madre me pegue, no diré nada. Mira… mi culo esta hinchado. -Adriano lentamente se quito los pantalones. Cuando Eduardo vio que estaba herido, apretó las manos por el enfado.
- ¿Tu madre te pego?
-Si, ¡me duele mucho! -Adriano dijo agraviado con los ojos llorosos, pero soporto las lágrimas y sonrió. -Soy un héroe, ¿verdad?
-Claro. No te has rendido a la fuerza. -respondió Eduardo.
-Eso es. ¡no puedo rendirme fácilmente! ¡soy un hombre! Así que soy digno de ser tu amigo, ¿no? Eduardo, me trataras como a tu mejor amigo, ¿verdad? -Adriano miro a Eduardo con lágrimas en los ojos.
Eduardo de repente se quedó sin palabras por su mirada.
Al principio, se había decidido a odiarlo y ser amable con el para usarlo. Pero ¿Por qué se sentía tan mal?
-Date prisa y ponte los pantalones. Me da vergüenza que alguien te vea así. -Eduardo cambio de tema.
Adriano se decepciono al no tener respuesta, pero sonrió y dijo:
-Esta bien, hare lo que me digas.
-Eres mayor que yo. -Eduardo frunció el ceño otra vez. Creía que Adriano era irritante como Álvaro. Sin embargo, no sabía el por qué no quería irse.