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Chapter 3 - Ella es una zorra.

- ¿Sabes quién soy? ¡Soy la futura esposa del presidente del Grupo Ayala! Te lo advierto, aléjate de Álvaro. Señorita Alicia, ¡llama al guardia ahora, quiero a esta mujer fuera! -La voz de Rebeca era un poco aguda.

- ¿La futura esposa del presidente? Significa que aún no lo eres, ¿no? Tengo que recordarte que soy una persona muy importante para Álvaro, Si ahora me echas, me temo que más tarde me tendrás que pedirme que vuelva. -Samara continúo hablando con calma, pero no miraba a Rebeca.

Rebeca nunca había sido tratada así, por lo que se puso furiosa de inmediato.

- ¿Pedir que vuelvas? ¡Que ridículo! ¡Lárgate! -grito Rebeca. Al ver que la recepcionista no hizo nada, ella dio un paso adelante para darle un empujón a Samara. No esperaba que Samara se apartara directamente. Rebeca se quedó indefensa y todo su cuerpo caía hacia delante.

-Uy, futura señora Ayala, tenga cuidado. -Samara la ayudo inconscientemente, pero a los ojos de Rebeca, Samara estaba burlándose de ella.

- ¡Lárgate! -grito Rebeca y le dio una bofetada a Samara, el sonido del golpe era muy claro en el vestíbulo. La cara de Samara se puso roja al instante, pero Rebeca no se contuvo. Agarro a Samara del pelo y dijo ferozmente. - ¿Como te atreves a seducir a Álvaro con esta cara? ¡Esto es una advertencia! ¡La próxima vez te destruiré! - Sus palabras de amenaza hicieron que Samara entrecerrara los ojos. Al principio ella tenía la intención de resistir, pero de repente vio a una persona salir del ascensor. No sabía si había visto esta otra cara de Rebeca alguna vez.

Samara miro a Álvaro, que acababa de salir del ascensor, mientras permitió que Rebeca continuara tirando de su pelo y la insultara. Ella dijo con enfado:

- ¡El Grupo Ayala está muy mal conmigo!

- ¿Demasiado mal? Todavía no he revelado tu naturaleza de zorra. Sal del Grupo Ayala ahora mismo, de lo contrario... -amenazaba Rebeca.

-Señor Álvaro, ¿esta es la forma en que su Grupo Ayala recibe a una diseñadora enviada para una campaña de cooperación? Si usted no tiene la intención de cooperar con nosotros, puede informar a nuestro presidente, ¡no es necesario insultar al Grupo HJ de esta manera! -Samara interrumpió a Rebeca a tiempo y miro a Álvaro directamente. Álvaro no esperaba que pudiera ver esta escena viniendo de Rebeca.

- ¡Rebeca, suéltala! -la voz de Álvaro era muy fría. Rebeca nunca pensó que Álvaro aparecería de repente, se quedó un poco aturdida. Pero Samara quería aprovechar la oportunidad.

- ¿Que? ¿La futura esposa del presidente todavía quiere golpearme? -pregunto Samara.

- ¡Rebeca! -la voz de Álvaro estaba llena de ira. Solo entonces Rebeca recupero su consciencia y soltó a Samara rápidamente y se dio la vuelta para mirar a Álvaro asustada.

-Álvaro, no es así. Esta mujer vino a provocarme, es una zorra, solo quiero... -explicaba Rebeca.

- ¡Cállate y vete! -Álvaro no podía creer que esta mujer fuera Rebeca. La ignoro directamente y desvió su mano con rapidez cuando ella quiso agarrar su brazo.

-Señorita Catalina, lo siento mucho -Álvaro le extendió la mano. Samara mantenía s cabeza baja porque Rebeca todavía estaba tirando de su pelo, pero al ver los dedos delgados de Álvaro, sus ojos parpadearon ligeramente.

-Señor Álvaro, creo que podría existir algún problema en nuestra cooperación. Necesito informar a nuestro presidente sobre el tratamiento que he recibido en su empresa antes de cooperar con ustedes. -Samara levanto la cabeza de repente y miro directamente a los ojos de Álvaro.

Álvaro se quedó aturdido, ¿era ella? La mujer tenía un nombre similar al de Samara, incluso la figura y forma de caminar eran similares. El dudaba si realmente se llamaba Catalina. Sin embargo, Álvaro solo se sorprendió por un momento y recupero su consciencia rápidamente.

-Señorita Catalina, nos ha malentendido. Rebeca no es empleada de nuestra compañía, ella es solo mi familiar. Me disculpo en su nombre por el comportamiento descortés. -dijo Álvaro. La palabra familiar era como una daga afilada, revelo las cicatrices en el corazón de Samara de nuevo, haciendo que sintiera mucho dolor.

- ¿Su familiar? -Samara se rio, pero su mirada era fría. -Incluso su familiar no me quiere aquí. ¿Cómo puedo creer que el Grupo Ayala tuénela sinceridad de cooperar con el Grupo HJ? Su empresa no es nuestra única opción, por eso, señor Álvaro, creo que tenemos que pensar en ello cuidadosamente. -Después de decir esto, Samara se dio la vuela y se fue.

Aunque tenía el pelo desordenado y la cara anchada, todavía contaba con mucha elegancia. Álvaro agarro el brazo de Samara, la temperatura de su mano la sorprendió por un momento, pero luego ella levanto la cabeza burlonamente.

- ¿Que? Su futura esposa ya me ha golpeado, ¿ahora usted también planea usar métodos duros para mantenerme aquí? -dijo Samara.

Álvaro unió las cejas instantáneamente. Él había trabajado tantos años en el sector comercial y esta era la primera vez que no sabía cómo responder a una persona e incluso esta persona era una mujer.

-Señorita Catalina, tiene tanto talento en el habla como en el diseño. -dijo Álvaro con indiferencia y soltó su brazo. Por un momento sintió una sensación familiar en Catalina, que le daba muchas ganas de explorarla. Sin embargo, Catalina se rio fríamente y dijo:

-Señor Álvaro, debería solucionar primero sus asuntos familiares. -Después de decir esto, salió de la empresa directamente, pero esta vez Álvaro no la detuvo. Cuando Rebeca vio a Samara irse, dio un paso adelante y dijo con inquietud:

-Álvaro, no sabía que era una diseñadora, ¡pero fue ella quien me provoco!

- ¿Que estás haciendo aquí? -la expresión de Álvaro era tan fría que Rebeca se sintió inquieta.

-Vi que no desayunaste esta mañana, temo que te encuentres mal, así que te traje algo para comer. Álvaro, lo hice sin deliberación. No te enfades conmigo, ¿vale? -Rebeca agarro la manga de Álvaro con una expresión de lastima. Álvaro la miro, pero Rebeca casi no resistió a su mirada. -Álvaro. -Suplico.

- ¿La golpeaste primero? -pregunto él. Nunca podría olvidar la expresión de Rebeca cuando lo vio salir del ascensor. Rebeca quería explicarlo, pero al mirar a los ojos de Álvaro, no pudo evitar tragar saliva y dijo:

-Si, lo hice porque...

-Catalina es la diseñadora de vehículos más famosa del Grupo HJ de Estados Unidos, he hecho todo lo posible para tenerla aquí. Ahora la has echado, la compañía perderá al menos cien millones a parte de la perdida de honestidad. Rebeca, no me importa que método uses, tienes que pedir perdón. Espera que ella aparezca aquí mañana por la mañana para hablar de la cooperación. De lo contario, ¡no me culpes por echarte de la familia! -después de hablar, Álvaro se fue directamente. Rebeca se quedó aturdida y tenía la cara pálida.

- ¡No! Álvaro, ¡no puedes tratarme así! Soy la madre de Adriano, si me hechas, ¿Qué hará Adriano? Álvaro, fue culpa mía, no lo hice a propósito. -se agarró al brazo de Álvaro y suplico amargamente. Habían pasado cinco años. Ella dio a luz a Adriano y entro en la familia Ayala con éxito debido a la identidad de Adriano como nieto primogénito. Sin embargo, la actitud de Álvaro hacia ella era muy diferente.

Álvaro trato a Adriano muy bien y le dio casi todo lo que podía darle, pero a ella la trato como una desconocida. Todos pensaban que Álvaro la trataban bien, era verdad que el satisfacía sus deseos materiales, pero ella quería ser su esposa en lugar de vivir en la familia Ayala como madre de Adriano.

Sin embargo, Álvaro la ignoro. No importaba como ella lo intentara, no podía entrar en la habitación de Álvaro, ni hablar de entrar en su corazón. Ahora, Álvaro incluso dijo que quería echarla de la familia, esto era un gran golpe para Rebeca.

- ¡Voy a pedirle perdón a esa mujer! ¡Voy a suplicarle! Álvaro, ¡no me separes de Adriano! Casi morí de una hemorragia, ¿lo has olvidado? -dijo Rebeca.

-Si no fuera por eso, ¿crees que serias digna de vivir en la familia Ayala? -Álvaro tenía un aliento muy frio y sus palabras fueron despiadadas. Rebeca tembló. Miro al hombre frente a ella y no acepto la verdad en ese momento.

-Álvaro, ¿Cómo puedes tratarme así? -pregunto Rebeca.

-Señorita Alicia, ¡o deje que Rebeca entre en la compañía sin mi permiso de ahora en adelante! Si no puedes impedirla, podrás presentar tu dimisión al departamento de recursos humanos. -Álvaro ignoro a Rebeca y salió del vestíbulo después de dar órdenes con indiferencia. Josué lo siguió sin decir nada. Después de entrar en el ascensor, Álvaro dijo: -Averigua en cual hotel se hospeda la señorita Catalina. Envíale un regalo caro y dile que es para mostrar mi disculpa.

-Señor, ya le dijiste a Rebeca que pidiera perdón, ¿por qué hacemos esto? -Josué no lo entendía. Álvaro le echo un vistazo y dijo con indiferencia:

-Rebeca va a disculparse para resolver sus problemas personales. La disculpa de nuestra parte es una demostración de la posición de nuestra compañía. ¿De verdad crees que la señorita Samara no quiere cooperar con nosotros? Ella solo ha usado esto para ponerme un obstáculo, pienso que esta mujer es interesante, tiene mucha experiencia en las intrigas. Elige algo caro, voy a entregárselo en persona. -Josué se quedó aturdido

-Señor, ¿quiere verla en persona? ¿nuestra posición no va a ser demasiado baja? -pregunto Josué.

-Lo que ella quiere es que yo la invite, en cuanto a que quiere hacer ella en realidad... tendré que averiguarlo. Haz lo que te digo. -después de decir eso, Álvaro salió del ascensor y volvió a su oficina. Sin embargo, Josué no estaba tranquilo. Habían pasado cinco años y no había visto a Álvaro prestar tanta atención a una mujer. ¿Acaso la diseñadora tenía tanto encanto que podía cambiarlo?

Después de que Samara salió de la compañía, rápidamente entro a una farmacia y compro un poco de hielo y medicina antes de volver a casa. Afortunadamente, Eduardo estaba en la guardería con Mayra, de lo contrario, si su hijo la viera se quedaría muy sorprendido. De hecho, Samara se sentía feliz por tener a su hijo estando en una situación difícil. Aunque todavía era pequeño, era muy comprensivo y se preocupaba mucho por ella.

Al pensar en su hijo, se sintió más tranquila que antes. Después de llegar a casa, puso el hielo en su cara para deshincharla, sintió el frio y cerró los ojos ligeramente. En su mente solo había una pregunta: "¿Por qué Rebeca aún no se ha casado con Álvaro? Se esforzó mucho para tener un hijo con él, además, Álvaro también la ama, incluso quiso matarme por ella. Pero ¿por qué no se han casado?" Samara no lo entendía, pensó que necesitaba investigarlo. Al mismo tiempo, la bofetada que le había dado Rebeca hoy hizo que se sintiera muy ofendida. Pensaba, "Álvaro necesita cooperar con el Grupo HJ, por lo que definitivamente haría que Rebeca fuera a disculparse, seguramente podría vengarse, ya que no es la esposa de Álvaro, él no la protegerá."

Samara había cambiado mucho después del incendio, recordaba el dolor que sufrió en aquel desastre. En aquel entonces, le dolía mucho la piel y estaba totalmente desesperada... jamás podría olvidarlo. Cubriendo su cara, ella fue a la habitación, no aviso a la empresa y se acostó para dormir tranquilamente.

Josué encontró rápido la dirección de Samara, cuando se la entregó a Álvaro, el hombre reflexiono. La dirección le era familiar. Todavía recordaba que la mejor amiga de Samara vivía en ese sitio. Siguió pensando que esa mujer llamada Catalina no solo tenía el mismo nombre de Samara, sino que también vivía en la casa de su mejor amiga. ¿realmente era una casualidad? ¿o era Samara Arias? Inconscientemente apretó las manos y dijo:

-Investígala. No importa que método uses, quiero saberlo todo sobre Catalina, especialmente desde hace cinco años. -Las palabras de Álvaro sorprendieron a Josué, que respondió:

-Señor, la empresa de Estados Unidos protege muy bien sus datos personales, puede que no seamos capaces de encontrarlos. Lo hemos intentado antes pero no encontramos nada.

-Entonces usa los recursos secretos. -contesto el hombre. Josué se sorprendió otra vez. El conocía muy bien cuales eran los recursos a los que se refería su jefe. Sin embargo, Álvaro no los había usado desde hace muchos años. Josué tenía muchas dudas y no entendía lo que quería Álvaro con Catalina.

-Señor, ¿Qué problema tiene Catalina?

-No preguntes sobre lo que no deberías -contesto Álvaro. Estas palabras hicieron que Josué temblara inconscientemente.

-Iré a investigarla ahora -dijo el. Después de que Josué se fuera, Álvaro encendió un cigarrillo con mal humor.

Llevaba mucho tiempo sin fumar, pero ahora necesitaba urgentemente un cigarrillo para calmarse. Pensaba: "La cara de esa mujer es diferente al de Samara, pero las dos son iguales e incluso tienen las mismas amigas. ¿Es realmente una coincidencia? Pero si ella es Samara, ¿por qué no me reconoció?" Todavía recordaba el amor profundo que le tenía aquella mujer en el pasado.

Antes había algunas noticias en internet diciendo que Samara estaba con su amante cuando ocurrió el incendio y no se podían encontrar los cadáveres, pero Álvaro no lo creía. ¿Cómo podría una mujer que lo amaba tanto traicionarlo? Sin embargo, la desaparición de Samara y sus dos guardaespaldas hizo que fuera casi imposible saber la verdad.

Todavía recordaba que Samara estaba embarazada en aquel momento. Era su hijo, pero probablemente también había muerto en el incendio. El hombre frunció el ceño y reflexiono profundamente, pronto el cigarrillo le quemo el dedo. Tembló, rápidamente apago el cigarro y miro la huella negra que había en su mano. Pensaba: "Samara era una mujer que tenía miedo al dolor, el fuego era tan feroz que quemaba todo lo que había a su alrededor, ella seguramente sufrió un dolor insoportable."

Álvaro ya no tenía ganas de seguir trabajando, de repente cogió su abrigo y salió rápidamente de la oficina.

-Señor, ¿a dónde va? -pregunto Josué.

-Tengo que salir ahora, las reuniones que tendrán hoy se desplazan -contesto el hombre y salió rápidamente, dejando a Josué totalmente aturdido. Esta era la primera vez que el señor salía durante el horario laboral. A Álvaro no le importaban los demás, rápidamente encendió el coche y fue directamente a casa de Mayra.

El timbre sonó sin parar, Samara se despertó y estaba muy cansada. Sabía que no era Mayra porque tenía llave, tampoco había pedido comida a domicilio. Entonces, ¿Quién estaba llamando a la puerta? Por un momento pensó que era Rebeca, si fuera ella Samara no abriría la puerta.

El timbre continúo sonando, pero parecía que Samara no lo había oído. Ella todavía estaba tumbada tranquilamente en la cama, pensando en que Rebeca debería sentirse muy ansiosa ahora.

Después de sobrevivir al incendio, lo que vio era un insulto, las fotos sórdidas y las maldiciones en internet. Estaba completamente desesperada. Afortunadamente, la existencia de Eduardo le ayudó mucho, de lo contrario, habría muerto por los insultos y finalmente descubrió que fue Rebeca quien había planeado este desastre que le había hecho tanto daño.

Esta mujer, destruyo su matrimonio, fue amante de su marido y destruyo su vida. Samara la odiaba mucho y jamás la perdonaría, pero no tenía prisa en vengarse. A veces dejar al rival vivir es tener la mejor venganza.

Álvaro llamo a la puerta muchas veces, pero no había ninguna reacción dentro, por lo que pensó que quizás no había nadie en casa. Sin embargo, era muy persistente y quería saber la verdad, no se iría fácilmente.

Después de llamar a la puerta por diez minutos, Samara se levantó y se acercó.

Llevaba un pijama amplio, pero aún se podía ver su esbelta figura. Con el pelo suelto, abrió la puerta descalza y dijo:

- ¿Quién es tan inculto? -Álvaro se sorprendió de repente, la forma de actuar de Catalina le recordó a su esposa.

-Samara -murmuro Álvaro, susurro inconscientemente, pero Samara estaba aturdida pensando en que hacia el ahí.

Aunque sabía que quedarse en casa de Mayra levantar sospechas, no esperaba que la encontrara tan rápido. Se sorprendió, pero rápidamente recupero la consciencia. Ordeno el cuello del pijama, tosió y dijo:

- ¿Señor Álvaro, a que vino?

Su voz despertó a Álvaro. Sus ojos se entrecerraron un poco. Observo a la mujer detenidamente, con el deseo de conocer todos los detalles de su cuerpo.

Samara sentía el sudor en sus manos, pero mantuvo la calma y dijo con una sonrisa:

-Señor Álvaro, sus miradas son extrañas, si su esposa lo viera, me golpearía otra vez.

- ¿Quién eres? -pregunto Álvaro. Él no quería perder el tiempo y lanzo la pregunta directamente a Samara, con las miradas aguda.

En el pasado Samara tenía mucho miedo a sus miradas. Ahora, a pesar de que habían pasado cinco años, no se atrevía a mirar directamente a ese hombre, pero no tenía más remedio que hacerlo.

- ¿Qué crees tu? -pregunto, mostro una sonrisa agradable, con la mirada encantadora y atractiva.

Si fuera otra mujer Álvaro no dudaría en salir, pero esta mujer le había creado muchas dudas.

El hombre de repente dio un paso adelante, dejando que Samara se apoyara contra la pared y dijo:

-Señorita Samara, será mejor que me diga la verdad, no permito que me engañen. Si me ofendes, jamás te perdonare. -Los dos estaban tan cerca que escuchaban sus respiraciones. Samara apretó las manos y sonrió de nuevo.

-Señor Álvaro, ¿me esta seduciendo? O ¿es este el método que usa el Grupo Ayala para que los empleados no se vayan?

-Samara, ¿Qué es lo que quieres? No creo que sepas la relación que hay entre este lugar y mi esposa. Tienes su nombre y conoces a Mayra. ¿Todo esto es una coincidencia? -pregunto él.

Álvaro se puso más ansioso, Samara podía sentir su respiración. Ella noto la emoción del hombre e incluso podía sentir lo nervioso que estaba. ¡Era tan encantador como antes! Desafortunadamente era una persona diferente. Samara entrecerró los ojos y susurro:

- ¿Tu esposa… la señorita Rebeca? -levanto la cabeza otra vez y estaba muy tranquila, sin ninguna emoción. El hombre la miro sorprendido. A parte de Samara nadie tenia esa mirada. ¿Por qué no lo admitió? ¿Por qué esta cara totalmente diferente? ¿Podría ser por el incendio? Álvaro repentinamente estiro el brazo, agarro el pijama de Samara e iba tirando hacia abajo inconscientemente. Samara se asustó de inmediato.

-Álvaro, ¿Qué estás haciendo? Te lo advierto, si no paras, ¡llamare a la policía! -Agarro el cuello de su camisa con fuerza y sintió el sudor en sus manos. ¡No podía dejar que hiciera esto! A pesar de que había recibido algunas cirugías plásticas, todavía había algunas quemaduras en su cuerpo.

Ella se había imaginado que Álvaro sospecharía y lo investigaría, pero no esperaba que tomara acciones tan bruscas. De todos modos, todavía era la diseñadora del Grupo HJ y él tenía que respetarla ¿no?

Viendo su mirada llena de pánico, Álvaro se aturdió y pregunto:

- ¿Qué crees que estoy haciendo? ¿No es ese tu objetivo? -Mientras hablaba, su mano se movió otra vez, parecía estar reacio a dejarla en paz.

Samara realmente se assusto. Álvaro era un hombre autoritario y obstinado, que siempre hacia lo que quería, ignorando a los demás. Ella lo había notado hace mucho tiempo. Aunque llamar la atención de Álvaro era parte de su plan, nunca había pensado revelar su identidad tan pronto.

Si el viera las quemaduras en su cuerpo, su plan se iría por agua bajo y los esfuerzos de los últimos cinco años no tendrían ningún sentido. A pensar en esto, Samara se llenó de fuerza al instante. Ella levanto la cabeza y choco con la nariz de Álvaro con la frente. A Álvaro le dolía mucho. Soltó a Samara y la sangre fluyo por su nariz. Miro fijamente a Samara, que era una mujer tan temeraria.

-Samara, parece una mujer inteligente, pero cuanto a sus trucos todavía es una novata. Dime, ¿Qué quieres? ¿Quién eres en realidad? -Aunque sentía dolor, permaneció agresivo y opresivo. Samara estaba muy nerviosa. ¡Le dolía la cabeza! ¿Acaso ese hombre tenia la nariz de hierro?

Después de que un lugar tan frágil había sido golpeado, tenia la habilidad de amenazarla como si nada hubiera pasado. ¡Efectivamente era un hombre insensible! Samara se puso rápidamente el pijama y dio un paso atrás. Miro a Álvaro con preocupación y dijo fríamente:

-Señor Álvaro, ¿Qué dice? Vienes a mi casa a humillarme, pero ahora me interrogas. ¿Puedo preguntarte que derecho tienes para hacer esto? Tu novia me avergonzó en publico y tu vienes a humillarme. ¿A caso crees que el Grupo HJ no va a contraatacar? Señor Álvaro, si sigue siendo tan agresivo, vamos directamente a comisaria. – Álvaro la vio gritar de ira y sus hermosos ojos brillando como dos llamas que la hacían parecer mas atractiva. Se parecía cada vez más a la persona en su memoria. El entrecerró los ojos, pero no la siguió presionando. Era capaz de tener la información de cualquier cosa que quisiera saber y tarde o temprano desvendaría completamente el secresto de esta mujer.

-Samara, no me engañes, de lo contrario, te hare saber que aquellos que me engañan no tienen un buen final.

- ¿Has venido a amenazarme? ¡Que miedo! Si no quieras cooperar, espero que llames a mi jefe. Si tienes algún prejuicio hacia mí, puedes pedirle que envíe a otro diseñador. Hi hay que intimidar a una mujer, eso me parece deshonroso. -dijo Samara con una mirada fría.

Álvaro clavo la mirada en ella, queriendo encontrar la verdad. Pero la mujer sabia fingir, lo miraba con ira, como si realmente le hubiera hecho algo imperdonable. Se miraron por uno segundos, como si fuera un combate entre grandes guerreros. Samara sintió que su espalda estaba empapada de sudor. En comparación a Álvaro, a pesar de que hubiera sufrido mucho en el extranjero durante estos años, todavía le faltaba bravura ante él.

Justo cuando ella apenas pudo soportar esto, un agudo grito repentinamente sonó en sus oídos.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -Rebeca nunca hubiera pensado que encontraría a Álvaro aquí y las miradas entre el y Samara la hicieron sentir tan incomoda que grito subconscientemente.

Samara agradeció mucho a la llegada de Rebeca en ese momento. Ella aparto la mirada. Cuando vio a Rebeca se enfadó más.

-Señorita Rebeca, ¿está aquí para llevarse a Álvaro o para humillarme con él? No se como os he ofendido, que los dos venís juntos a fastidiarme. -dijo Samara con indiferencia. Al escucharlo, Álvaro frunció el ceño. Sin embargo, rápidamente se limpio la nariz y se movió un poco, justo al lado de Samara.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -la voz de Álvaro parecía un poco fría. Viendo a los dos juntos, Rebeca sintió la sensación de hace cinco años. Ella estaba llena de envidia, pero al ver la frialdad e impaciencia en los ojos de Álvaro, no tuvo más remedio que reprimir sus emociones y susurrar:

-Pedí que investigaran la dirección de la señora Catalina y vine a pedirle disculpas. Se que fui imprudente. Señorita Catalina, lo siento. Por favor, perdóneme. Por favor, regrese al Grupo Ayala. -Rebeca se mostro muy humilde y modesta. Creía que se Álvaro veía su sinceridad, no la culparía, aunque la diseñadora no volviera al Grupo. Al pensar esto, Rebeca se arrodillo directamente ante Samara. Pero justo en ese momento, un reflejo hizo que Samara entrecerrara ligeramente los ojos.

En los últimos años, Samara había sido muy familiarizada al flas, especialmente la luz del reflector reflejada bajo el sol. Frente a ella, Rebeca todavía fingía pedirle perdón, pero en realidad había arreglado para que captaran esa escena. Si no calculaba mal, este video de su abuso contra Rebeca aparecería en línea poco después de que volviera al Grupo Ayala. Entonces Samara se convertiría otra vez en el blanco de críticas, igual que hace cinco años. Y ahora, ella ya era una diseñadora famosa y también miembro del Grupo HJ, pues eso sería una vergüenza no solo para ella misma.

Rebeca realmente había hecho un enorme esfuerzo. Samara se burló:

-Señorita Rebeca, ¿Qué esta haciendo? Antes me golpeo en la entrada de la compañía y ahora vienes a mi casa a fingir, e incluso as arreglado para que nos gravaran en secreto. En efecto, no sé porque estás aquí, ¿para pedirme perdón o para intimidarme?

Rebeca se puso pálida al instante.

-Señorita Catalina, no se de que esta hablando. De verdad vine a rogarle que vuelva. Álvaro yo… -Samara la interrumpió:

-Señorita Rebeca, parece una mujer inteligente. Desafortunadamente, has olvidado a que me dedico. Soy diseñadora de coches y trabajo con piezas de coche todos los días, por eso estoy familiarizada con los reflectores. La próxima vez, si quieres tenderme una trampa, por favor, se mas cauta y pide a esos fotógrafos que oculten mejor sus cámaras.

Las palabras hicieron que Álvaro entrecerrara los ojos al instante. El miro alrededor enseguida y vio una figura rápidamente desaparecer en la calle. Se le oscurecieron los ojos de repente.

-Si no vienes a disculparte con sinceridad, entonces vete. No me avergüences más.

-No, Álvaro, no es así… realmente no lo he hecho. -explico Rebeca inmediatamente. No podía dejar que Álvaro supiera sus intenciones siniestras, ni que Samara se sintiera satisfecha. De

todos modos, esa persona no la traicionaría y ella solo tenia que insistir en que no lo había hecho. Sin embargo, Samara estaba harta de actuación.

-Si queréis hacer trucos, fuera. Si tenéis alguna objeción hacia i, decídmela directamente. Pero, señor Álvaro, espero que pueda darme una explicación de lo que paso hoy. Lo siento, estoy un poco cansada. Podéis hacer lo que queráis. -Al terminar de hablar, Samara regreso directamente a su habitación, cerro la puerta y los dejo fuera. Subconscientemente dio un paso atrás, pero no vio la escalera y se cayó.

-Álvaro. -Rebeca rápidamente lo agarro, con mucha preocupación. - ¿Estas bien? Esa Catalina es demasiado arrogante por su talento. Es solo una diseñadora de coches, ¿Cómo se atreve a tratarte así? No la utilicemos más. No creo que con un buen sueldo no podamos contratar a un buen diseñador. -las palabras de Rebeca hicieron que el frunciera el ceño otra vez.

Saco su brazo de Rebeca. Se dio la vuelta y la miro fríamente. Esta fue la primera vez que se dio cuenta de que nunca conoció verdaderamente a Rebeca. Siempre había pensado que ella era tierna y adorable. Hace cinco años, había dado a luz a Adriano por el bien de la familia Ayala sin considerar su propia reputación. Después, para cuidar mejor a su hijo, ella se quedaba en la familia Ayala sin obtener su dignidad personal. Antes Álvaro la había visto blanda y bondadosa, pero lo que paso hoy era algo inesperado para él. A pesar de que sospechaba de la personalidad de Samara y su propósito de venir al Grupo Ayala, era inimaginable que Rebeca la hubiera golpeado con locura en la empresa. Por primera vez Álvaro percibió que tal vez ella se había quedado en la familia Ayala no solo por el bien de Adriano. Este conocimiento le provocó antipatías.

-rebeca, has estado en nuestra familia durante cinco años, ¿verdad? -dijo Álvaro con indiferencia. Rebeca se aturdió, no sabía a qué se refería al hacer esta pregunta y asintió con la cabeza.

-Si, cinco años.

-Ya no eres joven y te has sacrificado mucho por Adriano durante estos años. Si te encuentras al hombre adecuado, dímelo, dejare que te cases. No te preocupes por el dinero, lo que te daré es suficiente dote. -Las palabras de Álvaro asustaron a Rebeca.

-Álvaro, ¿a qué te refieres? ¿quieres echarme de la familia? ¿Por qué? ¿acaso solo porque ofendí a la diseñadora Catalina? Escúchame, sé que es mi culpa. Le pediré disculpas. ¡No pedí a nadie que gravara! ¡No lo hice! -las lagrimas rodaron por sus mejillas al instante y parecía tan delicada.

Sin embargo, Álvaro dijo fríamente:

-No tiene nada que ver con ella. Lo que dije es verdad. Ya no eres joven y no puedes malgastar tu juventud en la familia Ayala. Deberías tener tu propia vida. -Al terminar las palabras, Álvaro se fue directamente.

Rebeca se quedó totalmente pálida y su cuerpo sacudía. ¡No! Ella había esperado cinco años, lo amo por tantos años, dio a luz a Adriano a pesar de tantas dificultades. Había pensado que obtendría lo que quería después de tantos esfuerzos, ¿pero ¿Cómo podía el haber dicho palabras tan frías? ¿Acaso fue pro-Catalina?