Chereads / Dulce engaño / Chapter 4 - El plan de venganza de Samara.

Chapter 4 - El plan de venganza de Samara.

Rebeca siguió rápidamente a Álvaro suplicando por todo el camino. Samara se paro frente a la puerta y escucho la voz de Rebeca cada vez mas baja y desapareciendo. Finalmente, no pudo evitar apretar los puños por la ira. En su opinión, Álvaro era un hombre de sangre fría que era egoísta y carecía de amor por su mujer. Samara lo pensó cuando Álvaro la traiciono por Rebeca hace cinco años. La actitud del hombre hacia aquella mujer no era fría. Samara todavía recordaba verlos en el hospital hace cinco años. Cuando fue a buscar a Álvaro con su examen de embarazo, vio a su hombre venir al hospital con Rebeca, que ya estaba embarazada de cinco meses. En ese momento, Samara se sintió muy triste al ver la actitud amable y cariñosa de su marido hacia otra mujer. Samara vio la actitud indiferente de Álvaro hacia Rebeca en este momento. Ella estaba tan decepcionada que no pudo evitar pensar que Álvaro tenia una actitud fría hacia la mujer que le gusta y mucho menos una buena actitud frente a mi. Sintió que no debía enamorarse de Álvaro. Lamento haber dado su amor a ese hombre en el pasado. Álvaro trataba a las mujeres con mucha frialdad, no se enamoraba de nadie, ni se conmovía del amor de las mujeres por el.

Aunque Samara ya lo sabia hacia tiempo, todavía no podía evitar sentirse triste. El doloroso recuerdo resurgió en su mente, nunca pudo olvidar que el guardaespaldas le dijo que eran ordenes de Álvaro matarla ese día en la fabrica. Ella todavía podía sentir la desesperación y la tristeza en ese momento. Después pensó que un hombre como Álvaro solo experimenta el dolor de ser herido y traicionado por su amor, sabrá lo odioso e imperdonable que ha hecho. Después sintió mas odio hacia el. Esta vez volvió para que Álvaro se enamorara de ella. Ella podía esperar a ver la desolada apariencia de Álvaro al final.

Samara se desplomo en el suelo junto al panel de la puerta y era incapaz de volver a sus sentidos por un tiempo. Al sonar el teléfono, retiro sus emociones.

Era una llamada de Carlos, de Estados Unidos. Al ver el nombre de Carlos en la pantalla del teléfono, Samara se sintió mucho mejor. Respondió a la llamada y su voz se suavizo mucho. Carlos era el benefactor de Samara en los cinco años pasados. Afortunadamente, Carlos la salvo del incendio hace cinco años. Le dio una nueva identidad, una nueva vida y la cultivo para convertirse en una diseñadora famosa. Por eso, tenia un trabajo que pudiera mantenerla a ella y a sus hijos. Carlos sonrió al escuchar su voz:

- ¿Qué tal? Ya te has acostumbrado ¿Álvaro ha hecho algo? -pregunto Carlos. El en realidad no quería que Samara volviera, pero sabia que el odio en el corazón de Samara era demasiado profundo. Si no la dejaba volver para vengarse, tal vez no volvería a ser feliz. Además, había otras razones por las que volvió y esa razón entristeció particularmente a Carlos, pero tubo que ceder. Samara escucho la voz suave de Carlos y su cuerpo pareció recuperar fuerzas. Se levanto del suelo, respiro hondo y dijo:

-Todo salió bien. Álvaro empezó a tener dudas sobre mi, pero según tu habilidad, probablemente no pueda encontrar ninguna pista útil. Prestare atención, no te preocupes.

-Si sientes que no puedes aguantar mas, vuelve. Ya sabes, no importa cual sea la situación… lo enfrentaremos juntos. -dijo Carlos.

-Gracias Carlos, pero tengo que hacer algunas cosas yo misma y la enfermedad de Laura necesita la ayuda de Álvaro -respondió Samara. Al hablar de esto, ambos guardaron silencio. -¿Laura esta bien? -pregunto rompiendo el silencio.

-Ella está bien ahora, pero duerme mucho y quiere verte a ti y a Eduardo cuando despierte. Pero no te preocupes, estoy aquí, Laura estará bien atendida. -dijo Carlos.

-Gracias Carlos. -Samara parecía no tener idea de que mas decir además de darle las gracias.

-Samara, ya lo sabes, yo quiero tu agradecimiento. Si necesitas mi ayuda, dilo. Eduardo es muy travieso. Si obstaculiza tu plan, enviare a alguien a que lo recoja.

-No, si Eduardo esta aquí… aun tengo la motivación para vengarme. El esta bien, no te preocupes. Además, Álvaro definitivamente sabrá de la existencia de Eduardo mas adelante. No podemos evitarlo. Cuando Álvaro conoció a Eduardo, lo engañamos e hicimos un video para que Álvaro no pensara que Eduardo era su hijo. Solo así Eduardo estaría a salvo. -Las palabras de Samara hicieron que Carlos no pudiera refutar.

-Te apoyare en todo lo que hagas.

-Gracias, Carlos. Pero las sospechas del hombre sobre mi han sido un poco graves hoy, tal vez estoy en apuros. Quiero tapar las quemaduras en mi cuerpo. ¿Conoces a alguna persona de confianza? -Samara se asusto un poco al pensar en la impulsividad de Álvaro en ese momento. Incluso si el encubrimiento tuviera éxito esta vez, no significaba que Álvaro no sabría la verdad en el futuro.

El plan de Samara era seducir a Álvaro con una identidad falsa, fingir enamorarse de el y finalmente traicionarlo, convirtiéndolo de un hombre rico a uno miserable. Si este fuera el caso, ella podría tener relaciones sexuales con Álvaro y las quemaduras en su cuerpo podrían hacerle sospechar. Carlos guardo silencio un rato y susurro:

-Hay una tienda de tatuajes privada en el callejón del sur de la ciudad. El jefe es un buen artesano y también es un antiguo amigo mío. Puedes ir allí. Incluso si pasa algo después, nadie podrá averiguar nada.

-Gracias. -Samara y Carlos hablaron mas sobre Laura y colgaron. Pero en ese momento la mente de Samara estaba llena de la mirada enfermiza y la cara pálida de su hija.

Laura también era su hija. En aquel entonces, Dios le dio un regalo precioso. Estaba embarazada de gemelos, un niño y una niña. Eduardo tenia buena salud, mientras que la niña, Laura, sufrió enfermedades debido al humo espeso que invadía su cuerpo, por lo que se quedo en la incubadora durante varios meses después de nacer. El medico le dijo que era capaz de salvar a Laura. Afortunadamente, el ruego de Samara y la influencia de Carlos en Estados Unidos y su riqueza le salvaron la vida. Sin embargo, debido a una insuficiencia renal, ella no tenia un cuerpo saludable como los otros niños. Además, casi no salía del hospital, todo su cuerpo estaba cubierto de catéteres y tenia la cara pálida todo el rato. Cada vez que Samara pensaba en el sufrimiento de su hija, odiaba mas a Álvaro. Si no fuera por ese hombre, la niña no tendría que sufrir así.

Ahora Laura se estaba volviendo mas débil y no podía encontrar un riñón adecuado para el trasplante, porque tenia un grupo sanguíneo extremadamente raro, como su hermano y su padre. El medico dijo que no había otra opción que tener un trasplante de riñón de parientes cercanos de la misma sangre. Pero ¿Cómo podía una persona despiadada como Álvaro donar su propio riñón? Antes cuando supo que estaba embarazada, quería quemar a sus propios hijos. Entonces, seria imposible que pudiera salvar a Laura.

El recuerdo del pasado le hizo enfadarse mas. Quería darle a Álvaro el mismo dolor de ser traicionado y herido por su amor. Por ultimo, ella quería cortarle el pecho y sacar su riñón para salvar a su hija. Era lo que le debía a Laura. La mente de Samara estaba llena de odio y tenia una expresión de ira en la cara. Finalmente se calmo y sintió que todo su cuerpo estaba mojado de sudor. Recordó las quemaduras en su cuerpo, se dio una ducha antes de dirigirse a la tienda de tatuajes que menciono Carlos.

Cuando el personal supo que fue Carlos quien la mando, la trataron con mucho respeto. Samara yacía en la hamaca, soportando las densas agujar que apuñalaban su piel, como si hubiera regresado al fuego. Todo su cuerpo estaba empapado en sudor y sangre, pero apretó los dientes y no dijo nada. El proceso duro mas de cuatro horas. Incluso se desmayo por un tiempo. El tatuador estaba un poco preocupado, pero Samara le dejo continuar. Al final, estaba exhausta. Después de descansar un rato, se levanto y condujo de regreso a casa.

Eduardo y Mayra iban a volver de clase. Samara fue a la cocina e hizo algunos platos simples. De repente, sintió no tener ninguna fuerza. Tampoco tenia buena salud. Creía que había cogido un resfriado, por eso fue a la habitación a buscar algunas medicinas. Luego, se quedo dormida en la cama. Cuando Eduardo y Mayra llegaron a casa, no había nadie en la cocina, pero la comida estaba lista.

- ¡Mama! -grito el niño. Eduardo buscaba por toda la casa. Cuando abrió la puerta de la habitación y vio que Samara estaba inconsciente, Eduardo sintió miedo. -Mama, ¿Qué te pasa? Mayra, ven aquí, mama tiene fiebre. -Eduardo era tan pequeño que no podía mover a Samara.

Cuando Mayra escucho a Eduardo decir que Samara tenia fiebre, rápidamente fue a la habitación. Luego se dio cuenta de que el cuerpo de Samara estaba terriblemente rojo y caliente.

- ¿Qué pasa? Eduardo, llama a la ambulancia ahora. Tu madre no tiene una simple fiebre. -dijo Mayra.

Al escuchar esto, la cara del pequeño se puso pálida. Rápidamente saco su teléfono, con la mano temblando y marco el numero del hospital. Cuando llego la ambulancia, los ojos de Eduardo estaban llenos de lagrimas, pero no las dejo caer.

-Eduardo, no te preocupes, tu madre estará bien. - -Mayra consoló a Eduardo, pero ella no era optimista.

La ambulancia envió rápidamente a Samara al hospital para un tratamiento de emergencia. De hecho, tenia una infección causada por la alergia al medicamento y luego tuvo fiebre.

-La paciente es alérgica al medicamento para el tatuaje. Casi la mato. Afortunadamente, llego a tiempo. Si fuera mas tarde, probablemente perdería el conocimiento. -dijo el medico seriamente.

Mayra y Eduardo estaban aturdidos. Ninguno de ellos sabia por que Samara fue a tatuarse, pero Mayra admitió apresuradamente su ignorancia.

-Doctor, es culpa mía. Por favor, ayúdela. -dijo Mayra.

-No te preocupes, después de pasar una noche en observación, estará bien. Pero todavía necesita tomar el medicamento y desinfectar los tatuajes en su cuerpo. Los jóvenes de hoy en día... – el medico sacudió su cabeza y se fue.

Mayra se dio la vuelta y vio a Eduardo quitar la ropa de Samara para ver el tatuaje. Eduardo no entendió nada y eso le hizo entrecerrar los ojos.

Mayra miro los ojos ligeramente entrecerrados de Eduardo, eran exactamente iguales a los de Álvaro. No pudo evitar suspirar, lo que hizo que Eduardo recuperara rápidamente la atención.

- ¿Mayra?

-Tu madre esta bien ahora, no te preocupes. iré a comprar algo para comer, espérame aquí. Me quedare y cuidare de tu madre esta noche. Te llevare de vuelta a descansar luego. ¿tienes miedo? -Mayra toco la cabeza de Eduardo, sintiendo lastima. Aunque Eduardo era muy pequeño, tenia muchas ideas. Sin embargo, todavía era un niño. Al ver a su madre enferma, inevitablemente entro en pánico y se preocupo. Sin embargo, había bacterias en todo el hospital. Samara ya estaba enferma y Mayra no quería que Eduardo tuviera algún problema.

-No tengo miedo. Mayra, por favor cuida de mi madre. -Eduardo se inclino profundamente ante Mayra. Su acto la sorprendió.

-Eduardo, ¿Qué estas haciendo? Tu madre y yo somos mejores amigas. No te preocupes. Yo me encargare de ella. Debes tener cuidado en casa. Cierra la puerta cuando estes allí. No importa quien llame, no abras la puerta. ¿Me oyes? Llámame si necesitas algo. -Mayra todavía estaba un poco preocupada, pero no tenia otro medio. Solo podía tranquilizarse si Eduardo volvía a casa.

Eduardo estaba pensando en otro asunto, por lo que no tenia objeciones a este arreglo.

-Lo se todo. Mayra, no te preocupes. Me cuidare a mi mismo. -el dijo asintiendo.

- ¡Bueno! -Mayra miro a Samara que todavía estaba inconsciente y pidió un cuidado especial para cuidar de ella por el momento. Se llevo a Eduardo a comer, pero el estaba preocupado y no comió mucho. Así que compro algunas cosas para llevar a casa.

Después de que Eduardo volvió a casa, Mayra le recordó unas cuantas veces mas antes de irse con prisa. Justo cuando ella se fue, Eduardo encendió el ordenador. Recordó que había cámaras de vigilancia en casa. Si quería saber lo que experimento su madre ese día, solo podía buscar respuestas desde las cámaras de vigilancia. Cuando vio a Álvaro acosando a Samara, las pequeñas manos de Eduardo se apretaron fuertemente y sus ojos emitían una luz de ira. Su supuesto padre los abandono hace cinco años, pero ahora hizo daño a su madre. ¿Por qué? Eduardo apago la vigilancia y rápidamente entro en la red de la compañía del Grupo Ayala. Echo un vistazo a las charlas en la plataforma de red de la compañía y descubrió que cuando Samara fue a la compañía, fue intimidada por una mujer llamada Rebeca. Lo mas importante, Álvaro estaba a su lado en ese momento, pero no la detuvo. Esas personas dijeron que Rebeca era la prometida de Álvaro y la futura esposa del presidente del Grupo Ayala.

De repente Eduardo recordo a Adriano. ¿Rebeca seria la madre de Adriano? ¿Fue la mujer que destruyo el matrimonio de sus padres? Eduardo golpeo la mesa con su pequeña mano. ¡Maldita sea! ¡Esto era demasiado odioso! ¿Pero por que iría su madre a hacerse un tatuaje? Eduardo no entendió este punto, pero no podía tolerar que otros hicieran daño a su madre, especialmente Álvaro.

Parecía que Álvaro no había aprendido la lección. Eduardo se rio. Quería hacer algo, pero de repente recordó que casi fue descubierto la ultima vez. No pudo reflexionar un momento antes de apagar el ordenador. Saco su teléfono y encontró el numero de Adriano.

-Hola, ¿de parte de quien? -llego la voz dulce del pequeño.

-Soy yo, Eduardo. -dijo fríamente.

- ¿Eduardo? ¡me has llamado! ¡eso es genial! ¿vas a ser mi amigo? -Adriano salto felizmente. Debido a que era el nieto de la familia Ayala, todos lo respetaban. Sin embargo, nadie se atrevía a ser su amigo. Solo Eduardo, que acababa de entrar en la escuela, se atrevió a robarle las cosas. Ni siquiera le dijo nada e incluso le ignoro directamente. Adriano pensó que era muy interesante e insistió en ser amigo de Eduardo, pero Eduardo se negó muy fríamente. Ahora que de repente le llamo. Adriano se sintió halagado.

- ¿Dijiste que eres el nieto de la familia Ayala, el futuro sucesor del Grupo Ayala? ¿No estas alardeando? -dijo Eduardo fríamente.

-De ninguna manera. Mi mama dijo que soy el único niño de la familia Ayala. ¡El Grupo Ayala será mío en el futuro! -Adriano no pudo evitar gritar cuando escucho a Eduardo cuestionar su identidad. Sin embargo, Eduardo dijo:

-Nadie sabe si estas presumiendo o no. Mañana es sábado. Si realmente eres el sucesor del Grupo Ayala, llévame allí. Si todos te tratan respetuosamente, te creeré. Por supuesto, si estas mintiendo, puedes decírmelo ahora.

-No, te llevare a la oficina de mi padre mañana. Te esperare en la puerta de la guardería a las ocho de la mañana. -Adriano no podía permitir que otros sospecharan de su identidad, por lo que rápidamente lo invito.

-Esta bien. Nos vemos mañana por la mañana. -Eduardo se rio y colgó el teléfono. La sonrisa en su tierno rostro era muy extraña, pero llevaba un rastro de encanto maligno.

Aturdida Samara parecía haber vuelto al incendio. Sus gritos desesperados de socorro fueron completamente tapados por el fuego.

- ¡No! ¡Por favor! ¡Socorro! -grito Samara. Estaba sudorosa y agitaba sus manos como una niña indefensa. Mayra agarro sus manos y apresuradamente dijo preocupada:

-Samara, no te preocupes. Todo ha pasado. Estoy aquí contigo. Estoy... no tengas miedo. -Aunque no sabía lo que le había pasado a Samara los últimos cinco años, el incendio provocado se sabia por todo el mundo en Ciudad H. Nadie pudo superar una pesadilla como esa. Dijeron que todo fue quemado por el incendio y duro varias horas quemando.

-¡Me duela! ¡Me duele mucho! ¡Por favor, sálvame, estoy muriendo de dolor! -Samara siguió gritando y agarro al azar la mano de Mayra. Parecía que había aparecido un ángel. Uso toda su fuerza para agarrarse. Sus uñas se estaban metiendo en la piel de Mayra, a Mayra le dolía mucho, pero le dolía más el corazón por ver el sufrimiento de Samara.

- ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué te hiciste un tatuaje? Samara, tienes demasiados secretos. ¿Cómo puedo ayudarte? -los ojos de Mayra estaban llenos de lágrimas. Quería vengarse por Samara, pero ¿Quién había sido? ¡Fue Álvaro! Fue como el rey y el líder de la Ciudad H. Tenia muchos poderes en todas partes de la ciudad. Mayra solo era una ciudadana normal. ¿Qué podría hacer ella sola?

Lo único que podía hacer por Samara era ofrecerle un lugar para quedarse e intentar ayudarla con algunos asuntos tanto como fuera posible. Podía sentir que Samara volvió con planes esta vez. Incluso pensó que tenia un gran plan. Samara no le había contado nada, así que era inconveniente preguntarle. Ahora que vio a Samara con tanto dolor, Mayra estaba muy triste. Por fin, Samara se calmó, pero las lágrimas siguieron saliendo por sus ojos sin parar. Susurraba constantemente y preguntaba por qué. Mientras tanto estaba repitiendo los nombres de Eduardo y Laura. La noche paso sin darse cuenta. Cuando el sol del amanecer brillo a través de la ventana, Samara se despertó lentamente. Vio el techo y la cama blancos, le costo mucho tiempo darse cuenta de donde estaba. Movió su brazo y despertó a Mayra inmediatamente.

- ¿Estas despierta? Si te encuentras mal, llamare al medico por ti. -Mayra ni siquiera espero la respuesta de Samara cuando salió corriendo. Samara se rio, pero en verdad no se encontraba muy bien. Parecía que la Ciudad H le hacia daño, se puso enferma justo después de volver.

Cuando el medico llego, Samara ya se había recuperado un poco. La examino, aunque ya estaba fuera de peligro, todavía necesitaba medicación.

-No seas tan voluntariosa en un futuro. Eres alérgica a los medicamentos y encima te tatúas, no lo hagas de ahora en adelante. -le regaño el medico. Samara solo escucho tranquilamente y no dijo nada.

Después de dar a luz. Cuando Carlos quería que ella recuperara su cara supo que era alérgica. Por lo tanto, en los últimos cinco años, había recuperado su cara y también casi se murió inúmeras veces. Afortunadamente, Carlos había estado a su lado. Así sobrevivió. Si Álvaro no sospechara de ella y quisiera examinar su cuerpo, no se habría arriesgado a tatuarse. ¿Pero como contarle esto al medico? El medico pensaba que Samara ya lo había entendido, solo dio algunos consejos y se fue. Dijo que le podría dar de alta en cualquier momento. Después de que el medico se fuera, Mayra rápidamente miro a Samara.

- ¿Por qué te has tatuado? No me digas que no sabias que eres alérgica a la medicación -pregunto Mayra. Al ver a Mayra tan dudosa, suspiro ligeramente y le conto todo. - ¿Estas loca? Solo para evitar que Álvaro descubra tu verdadera identidad, te hiciste daño así por ese miserable. ¿Vale la pena? Si te pasa algo, ¿Qué hago con Eduardo? ¿Lo has pensado? -dijo Mayra muy enfadada.

-Carlos me recomendó el tatuador, seguro que se lo había contado. Si el tatuador no hubiera diluido la medicación habría estado peor. No te preocupes. Estoy bien. Tomé solo un poco de antiinflamatorios cuando volví, pero no quería asustaros. Por cierto, ¿Dónde esta Eduardo? -Samara dijo en voz baja.

-Gracias por recordar a tu hijo. -dijo Mayra con un tono de ironía. Mayra todavía estaba muy enfadada, pero no pudo echarle la bronca. Samara había sufrido tanto y no era importante lo que quisiera hacerle a Álvaro. Mayra estaría de acuerdo con ella siempre.

-Ya vale, ¿Dónde esta Eduardo? -pregunto Samara. Samara sacudió el brazo de Mayra como si fuera una niña mimada. Mayra empujo su frente y dijo:

-Esto es un hospital, las bacterias están por todas partes. ¿Cómo puedo dejarlo aquí? Eduardo esta en casa. Si ya te encuentras bien, le pediré al medico que te demos de alta y volveremos ahora mismo. Estoy un poco preocupada por el.

-Vale. -dijo Samara, dado que ahora también tenia muchas ganas de volver a casa. Eduardo era solo un niño. Estuvo en casa toda la noche. ¿De verdad no hubo ningún problema? No pudo evitar sentirse un poco preocupada.

Samara y Mayra cumplieron los tramites del alta rápidamente. Debido a que estaban preocupadas por Eduardo, volvieron a casa inmediatamente. En ese momento, Eduardo ya se había levantado, vestido y preparado el desayuno.

-Mama, ¿has vuelto? ¿te sientes mejor? ¿Por qué te dieron el alta tan temprano? -Eduardo estaba bastante feliz cuando vio a Samara. Viendo la sopa de arroz y los bollos humeantes preparados por Eduardo, Mayra se emociono y dijo:

-Eduardo, ¿has cocinado la sopa tu solo? -Eduardo sacudió la cabeza y dijo:

-No, Sali a comprarlo, pero puedo aprender a cocinar a partir de ahora. En el futuro, estaré a cargo de la comida para mama.

-Querido, eres tan bueno. -la expresión en la cara de Samara se suavizo mucho y ella acaricio la cabeza de Eduardo, sintiendo que era un ángel en su vida y el mejor regalo que Dios le había dado. -Hoy es sábado y no hay clase. Estoy bien, así que come algo y sal a jugar. -Samara quería que su hijo tuviera su propia vida, por eso lo trajo de vuelta y se sintió segura de dejar a Eduardo con Mayra.

Eduardo sonrió y agarro su mano para llevarla al comedor y se sentaron juntos. Dijo con voz baja:

-Mama, te acompaño a comer ahora. Sin embargo, tengo que salir hoy, ya que he quedado con mis amigos de clase. ¿Estas de acuerdo?

Al ver mirar a los ojos a Eduardo y su expresión de permiso, Samara no pudo rechazarlo.

-Si, pero ten cuidado. Llámame si te pasa algo.

-Vale -Eduardo sonrió como un ángel.

Mayra estaba un poco nerviosa, pero sabia que no podía preocupar a Eduardo, especialmente cuando Samara no estaba bien de salud. Le dio lastima ver lo asustado que estaba ayer. Después de desayunar, Eduardo salió. Mayra se ofreció en acompañarlo, pero fue rechazada.

-Déjalo, puede ir solo -Samara confiaba plenamente en su hijo.

-Samara, es solo un niño de cuatro años. -dijo Mayra con preocupación.

-En Estados Unidos, podía ir de compras al super a la edad de tres años, también era capaz de cruzar la mitad del barrio chino a los tres y medio. No menosprecies a Eduardo, no es una flor delicada, no te preocupes.

Mayra no podía entender lo que dijo Samara y la miro sorprendida. Cuando vio que ella estaba tan orgullosa de su hijo, trato de relajarse. Pero todavía miraba fuera de vez en cuando. Después de comer, Samara tomo la medicación y encendió la televisión para ver las noticias. ¡Rebeca le pidió disculpas en red nacional!

-Señora Catalina, lo siento. Se que mis imprudentes acciones le han avergonzado. Todo es mi culpa por ser demasiado intolerante, es mi culpa. Estoy aquí para rogarle que me perdone. Señora Catalina, si no está satisfecha, está bien si me golpea o me regaña. Solo espero que no

se enfade con el Grupo Ayala y no ponga un fin en la cooperación entre usted y el Grupo Ayala. El señor Álvaro está muy preocupado por esta cooperación por la que no duerme bien cada día. Si le incomode, yo, Rebeca, le pido una sincera disculpa. Estoy dispuesta a aceptar todas sus decisiones y no tendré quejas. Le ruego que venga al Grupo Ayala a trabajar el lunes. -Rebeca dijo llorando, pero Mayra no le hizo caso:

-No esta pidiendo perdón, sino que te exige que la perdones. Todos los habitantes en Ciudad H saben que Rebeca es de la familia Ayala. Aparentemente, se esta disculpando, pero en realidad, ¿no esta diciendo que eres arrogante y se ve obligada a hacer esto?

-Finge que no sabes nada. ¿Por qué todavía estas tan impaciente? -Samara sonrió, como si no le importaran los trucos de Rebeca.

- ¿Por qué eres tan ingenua? Esta disculpa pública no es una disculpa real. Has ofendido a mucha gente en realidad. ¿Sabes? Por lo menos, a los empleados del Grupo Ayala ya no les gustaras y pensaran que has avergonzado deliberadamente a su presidente. Álvaro ha estado soltero los últimos años y tanto su reputación como su estatus se hallan en el tope de la Ciudad H. Cuando las mujeres del Grupo Ayala vean esta noticia, probablemente querrán matarte. Pero parece que no te importa nada, de verdad estoy preocupada por la situación que te encontraras en el Grupo Ayala. -Mayra estaba todavía mas inquieta cuando vio la indiferencia de Samara. Samara sonrió y se puso de pie. Ella palmeo a Mayra en el hombro y dijo:

-Venga, no te preocupes más por i. ¿Crees que sigo siendo la misma de antes? Rebeca es tan joven que no ganara con tal truco. No te preocupes. Dejare que Álvaro me reciba personalmente. -Después de decir eso, Samara se dio la vuelta y volvió a su habitación, dejando a Mayra en suspenso allí.

Después de volver a su habitación, envió un mensaje a Álvaro.

"Señor Álvaro, lo siento. Puede que me sienta un poco incomoda por el clima en Ciudad H, por eso he enviado una solicitud a la sede central para que siga trabajando allí. Habrá un nuevo diseñador que cooperará con el grupo. Además, la disculpa publica de la señorita Rebeca muestra que soy una persona intratable, así que es mejor que me vaya."

Después de enviarlo, Samara apago el teléfono y se apoyo en la cama para dormir.

Álvaro se sorprendió mucho cuando recibió el mensaje. Este era su numero personal, incluso Rebeca no lo tenía. Este número había sido cancelado desde que Samara murió y por alguna razón, empezó a usarlo de nuevo y ahora, aparte de Josué, solo la Samara de aquel entonces sabia este número. Ahora Catalina había enviado un mensaje a su teléfono y no creía que Josué le contara un asunto tan privado a una mujer tan desconocida como Catalina, ¡a menos que fuera la propia Samara! Estos pensamientos hicieron que se emocionara. Con todos los signos, Álvaro se sentía intranquilo. Llamo a Josué directamente:

- ¿Cómo vas con la información que te pedí de Catalina? -Josué aún no se había levantado. Este fin de semana había planeado dormir mucho. ¿Quién sabia que la llamada de Álvaro ahuyentaría instantáneamente su somnolencia?

-Señor, he investigado por todos los medios. Esta Catalina parece haber estado viviendo en Estados Unidos y existen todos los registros de su escuela primaria, secundaria y universidad. Incluso le pedí a alguien que visitara a sus compañeros de clase que dijeron que era Catalina, pero nadie sabe su nombre anterior. -Las palabras de Josué hicieron que Álvaro frunciera el ceño ligeramente.

- ¿Queda algún blanco en sus registros? Por ejemplo, ¿suspendió la escuela por un periodo de tiempo o tubo algún accidente? -Josué se quedó un poco estupefacto por la pregunta de Álvaro.

-Señor, todavía no lo he investigado.

-Te daré media hora. Quiero saber toda la información, recuerda, toda la información. -Después de decir esto, colgó el teléfono sin hacer caso de la reacción de Josué.

Catalina siempre había vivido en Estados Unidos y tenia registros de toda una vida, pero ¿Por qué tenía tantas similitudes con Samara? ¿Podría ser realmente una coincidencia? ¿Y cómo podría alguien que había estado en Ameca estar relacionado con Mayra, que nunca había salido del país y era la mejor amiga de Samara? Estas preguntas seguían dando vueltas en la mente de Álvaro. Abrió el cajón y encontró los papeles del divorcio que Samara le dejo hace cinco años, junto con el anillo de boda. Durante los tres años de matrimonio, parecía que solo había comprado este anillo con el mero motivo de casarse.

Originalmente, pesaba que este matrimonio no era lo que quería y que no podía enamorarse de una mujer que estaba conspirando contra él. Sin embargo, cada vez que volvía de las horas extras, siempre veía una luz encendida para él. No importaba lo tarde que volviera, Samara siempre calentaba bien la comida. Aun que no la comiera aun persistía en hacerlo durante tres años. En realidad, sabía que Samara había buscado ayuda medica para quedarse embarazada, pero no la detuvo en ese momento. Casarse con una mujer que no podía tener hijos era lo mejor para él. Al fin y al cabo, este matrimonio no estaba basado en el amor, por lo tanto, tener hijos supondría responsabilidades, lo que haría aún más complicada la relación entre ellos. Pero lo que no esperaba era que al ver a Samara comiendo esas hierbas de poco sabor, se sentiría realmente desconsolado. Cuando se entero de que Samara había sido hospitalizada por envenenamiento provocado por una receta, perdió la calma por primera vez.

Entonces sabía que la posición de Samara en su corazón había cambiado en algún momento, pero no le gustaba este tipo de cambio, por lo que se obligo a distanciarse de ella, pensando que de esta manera todo volvería al punto original. Sin embargo, esa mujer tonta, Samara, siempre persistía y no se rendía. No importaba lo indiferente que estuviera, ella sonreía y le daba la bienvenida, dejando la amargura y las lagrimas para si misma. Originalmente pensaba que Samara no derramaría lágrimas. Sin embargo, una noche, cuando ella tuvo fiebre y se acurruco sola en la cama, gritando su nombre entre lágrimas, Álvaro se dio cuenta de que ella no era solo una mujercita.

Quería ser amable con ella, pero desgraciadamente Rebeca había vuelto con los hijos de la familia Ayala. En ese momento, no sabía que debería hacer con ella y justo en ese momento, Samara estaba embarazada. Con el fin de evitar que Rebeca le hiciera daño, Álvaro intento enviarla al extranjero para criar al bebe. Sin embargo, no esperaba que se encontrara con un incendio cuando estaba con su amante. Aun que habían pasado cinco años de esos sucesos, estas dudas aún permanecían en el corazón de Álvaro. No creía que una mujer que lo amaba de todo corazón tuviera un amante. Tal vez solo Samara podría decirle lo que había pasado entonces. ¡ahora ella había vuelto! Aunque no había evidencia concluyente, Álvaro tenía tal sensación. ¡Su mujer Samara había vuelto!