Mi nombre verdadero es James Barker y hace 20 años que llegué a este mundo nombrado Helment, después de haber muerto en los barrios bajos de Londres siendo apuñalado innumerables veces por un asaltante por la estúpida razón de quitarme un reloj de oro que me había regalado mi padre por mi cumpleaños. ¿Por qué simplemente no me amenazó con su navaja para que se lo diera y lo hubiera hecho sin la necesidad de que me matara? Quizás estaba drogado y eso fue lo que le dio por hacer o era algún psicópata con sed de sangre. La verdad sus razones nunca las voy a saber.
Luego desperté junto a cuarto personas más en el centro de una gran sala, lugar donde escuchamos una voz que nos informó que habíamos sido elegidos para convertirnos en los salvadores o más bien protectores de este mundo al que me enviaron de las fuerzas del mal que puedan aparecer en cualquier momento. Que dicho sea de paso hace 2000 años que no se ve ningún demonio.
Justo antes de ser enviado hasta aquí fuí primeramente a lo que parecía un calabozo en alguna dimensión alternativa donde unas personas que se hacían llamar arcángeles me dieron un puñal, que dicho objeto aunque parezca difícil de creer es un arma sagrada la cual me otorga mi habilidad de manipulación de sangre que esta misma se encuentra dentro de mí funcionada a mi alma y necesariamente no tengo sacar al exterior para usar su poder, solo si quiero explotar al máximo su potencial, cosa que nunca he tenido que hacer.
Además de darnos nuestras armas se nos entrenó arduamente durante quien sabe cuanto tiempo ya que en ese lugar no existen el día y la noche. Nos hicieron combatir contra algunos monstruos realmente horrendos de cuerpos deformes y con muchas piernas y brazos en varias ocasiones que según íbamos progresando el entrenamiento más difíciles eran los enemigos, hasta que finalmente decidieron que estábamos listos y tras pedirnos que entráramos a un portal circular con pilares en el suelo y techo con otros más que levitaban en el aire que después todos comenzaron a girar velozmente para crear una esfera mágica a nuestro alrededor para finalmente enviarnos a este mundo en una fracción de segundo.
Soy enviado a este mundo medieval como de una mezcla entre la Europa en la mayoría de sus aspectos con la excepción de la forma de vestir de los militares con armaduras muy parecidas a las de los samuráis del Japón antiguo con magia y criaturas que solo existen en la imaginación de las personas de mi mundo.
Yo esperaba llegar a este sitio con mi apariencia y edad original, pero para mi sorpresa no fue así, sino que volví a nacer en una familia de una madre sin aprecio ninguno por su hijo recién nacido que lo dejó en las puertas de un orfanato en cuanto se recuperó del parto que ni tan siquiera me dejó una nota o algo con el nombre que me hubiera querido dar y fue una de las encargadas la que me otorgó el nombre de Hartmut y el apellido Stolvegen yo mismo me lo di más adelante que como es de esperar alguien como yo que aspiraba a ser alguien importante no se podía permitir no tenerlo.
Que poca suerte la mía, en mi mundo original mis padres eran personas normales de clase media que siempre me dieron una vida modesta, y ahora resulta ser que en este lugar mi madre me abandona en cuanto tiene la oportunidad. Un suceso así no es que pueda hacer sentir a uno con espectativas muy prometedoras sobre su futuro en este nuevo mundo, pero igual yo supe abrirme paso en este lugar de condiciones muy similares a la esclavitud, pues nada más los niños eran lo suficientemente mayores los enviaban a trabajar en los sembrados del propietario del orfanato.
Pero yo no tuve que trabajar demasiado, sino que usé mi inteligencia para pelearme con otro chico y nos llevarán frente al dueño del lugar, el que cuando se me acercó para pegarme como castigo por haber iniciado la pelea, le arrojé un dardo de mi sangre cristalizada y desde ese momento me convertí en su supuesto hijo consentido.
Pasaron los años en lo que no me faltaron las buenas atenciones ni lujos, de buena comida y una habitación que antes le pertenecía al dueño, con las mayores comodidades de cama confortable, ropas finas y hasta una sirvienta que me cortaba el cabello, bestia y realizaba todos los quehaceres de un hogar.
Para irme fortalecimiento hasta que fuera lo bastante mayor para iniciar mi aventura yo practicaba mi manipulación de sangre con los demás chicos del orfanato que no pocas veces resultaron terminando gravemente heridos y hasta muertos, porque obligatoriamente les tenía que hacer sangrar para poder poner en verdaderamente en práctica mi dominio de habilidad sagrada.
Una vez cumplí los 17 me marché de aquel repulsivo lugar con todo el oro del dueño y junto a algunos chicos de mi misma edad que milagrosamente habían conseguido sobrevivir a mis entrenamientos y nunca permití que fueran adoptados. Pero estos chicos no cumplieron con mis expectativas de buenos compañeros de aventuras, porque después de haber ido un par de veces a cazar monstruos acabaron todos muertos.
Entonces después de casi tres años de aventurero solitario matando todo tipo de monstruos en lo profundo de los bosques mas remotos para ir ganando algo de experiencia de combate, decido unirme a un gremio de aventureros para ver si allí encuentro a personas que sean dignas de servirme.
Antes que nada me compré el mejor equipo de armadura y espada que me pude costear con el dinero que recuperé de haber vendido el equipo que les había comprado a aquellos chicos y el que todavía me restaba y tras inscribirme en el gremio Espadas de la Verdad finalmente me uní a el equipo del comandante Baumann.
Participé con ellos en alrededor de tres misiones en las que nunca le di uso a mi habilidad y siempre me arriesgué lo menos posible porque no estoy demasiado acostumbrado a pelear frente a frente sin usar mis múltiples formas de manipular la sangre para crear todo tipo de equipo. Finalmente me decido por hacerlos mis sirvientes cuando tomamos la misión de eliminar a la quimera que estaba asolando un pequeño poblado.
Y ahora me encuentro aquí, con 70 hombres armados y una quimera, frente a una caverna ubicada en el corazón de las montañas muy conocida por no haber regresado de su interior ningún aventurero que haya decidido adentrarse en ella, para así conseguir a algunos monstruos bien fuertes para mis pretensiones de conquista.
Me sitúo en la misma entrada y percibiendo el aire húmedo con aroma a sangre que proviene de su interior le afirmo a Lars que se encuentra junto a mí, "Estoy muy seguro que aquí voy a encontrar lo que busco."