Tengo un maravilloso y breve sueño en el que me encuentro en el parque de mi ciudad siendo un niño, lugar al que me encantaba ir a jugar fútbol con mi padre.
Y ahí está él cómo si nada hubiera pasado, con su gran sonrisa mientras juega conmigo pasándome el balón.
Que felicidad, creo que nunca me he vuelto a sentir así....
Mi madre le acompaña y le da un beso para después él cargarme sobre sus hombros orgulloso de mí... —Ese es mi campeón- Su voz resuena en mis oídos, pero se convierte en un eco que desaparece.
Todo se pone negro y aparezco en el hospital donde observo con los ojos llenos de lágrimas a mi padre tendido en aquella cama, con la piel muy pálida, su cuerpo que siempre había sido fuerte, tan delgado que se le pueden apreciar notoriamente sus huesos por encima de la piel, ha perdido casi todo su reluciente cabello negro y lo más triste es que las radiantes ganas de vivir que siempre tenía en sus ojos y rostro, han cambiado por una expresión apagada de agonía y sufrimiento, se encuentra conectado a un suero en la vena de su brazo.
Mi madre me abraza y acaricia mi cabeza para calmar mis llantos. —No te preocupes Irán tu papá se va a recuperar pronto. Él en poco tiempo va a estar bien y después van a poder ir a jugar juntos al parque— Dice con lágrimas en sus ojos y sollozando.
Tomo la mano demacrada de mi padre con un llanto incesante. —Papá por favor regresa pronto a casa.
Él gira la cabeza y con una mirada muy apagada me dice con mucho esfuerzo. —Cuida mucho a tú mamá.. Mientras no estoy en casa, mi campeón...
... ... ...
Tan.. Tan.. Tan..
Se escucha el repicar de la campana.
Despierto con mi amigo Alfred sacudiéndome por el hombro. —¡Vamos Irán que ya nos llaman para la prueba!— Luego pregunta preocupado al ver que de mis ojos salen lágrimas. —Hombre estás llorando. ¿Te ocurre algo?
—Nada, solo fue un sueño de mi infancia- Respondo mientras me limpio con el brazo.
—Sabes, me parece que eso no fue un sueño nada más. Chico... Puedo ver por tu expresión que hay heridas dentro de tí que todavía no han sanado.
Pienso un poco en lo que me dice y respondo. —Ya te lo contaré en otro momento, te lo prometo.
—Espero que así sea mi amigo, a veces es mejor hablar de los problemas para ayudarte a tí mismo a superarlo.
—Descuida lo haré, te prometo que si salimos vivos de está y vamos a Helment te lo contaré todo. Por ahora solo tengo cabeza para la prueba que vamos a hacer ahora y las siguientes, no puedo permitirme distracciones sentimentales.
—Es una promesa amigo y te aseguro que te la voy a hacer cumplir, además de que yo sé por experiencia propia cómo te sientes.
Lo miro un poco asombrado por un segundo, tomo mi espada y le menciono a la vez que comienzo a caminar hacia la salida. —Por lo visto yo no soy el único que se encuentra herido. También me gustaría escuchar tu historia Alfred.
—Te la contaré justo después de que tu me cuentes la tuya— Termina mostrándome su puño para que le salude, cosa que hago muy satisfecho.
Nos reunimos nuevamente alrededor del instructor que espera pacientemente por la llegada de todos los jugadores.
Mira con detalle a todos. —37... Bien están todos— Comienza a darnos la información sobre la segunda prueba. —Antes que nada les voy a hacer una pregunta muy sencilla pero muy importante a tener en cuenta por un héroe- Suspira. —¿Qué es lo primordial para garantizar la supervivencia y conseguir la victoria en su aventura cómo héroe?- Hace una pausa. -Vamos, ¿quién me responde? El que lo haga correctamente obtendrá como premio esta armadura de tungsteno, que no hay ningún arma que sea capaz de penetrar su blindaje además de contar con un hechizo de protección contra el fuego— Muestra el reluciente equipo finamente trabajado con tallados de líneas formando exóticos patrones en los hombros y el cuello con su mano bien en alto.
Inmediatamente todos comienzan a dar respuestas al unísono muy entusiasmados por la recompensa, a lo que Luther responde enojado ante tal desorden.
—¡Silencio! ¡¿Acaso a ninguno de ustedes les enseñaron modales?! ¡Alcen la mano y yo les voy mandando a responder de uno a la vez!
La situación de caos termina inmediatamente y puedo asegurar que no hay ni una sola persona que no tenga su brazo en alto y hasta algunos se estiran todo lo que pueden para tratar de llegar más alto y posiblemente atraer la atención del instructor.
Luther comienza a seleccionar a quien permitir responder uno tras otro. —Tú, dime ¿qué es lo que piensas que es primordial?—
—Estar bien preparado en el combate señor— Responde muy determinado.
—Eso es importante pero no es imprescindible ¿Y tú?
—Tener mucho valor y determinación. Eso no puede faltar.
—Es cierto pero tampoco es imprescindible. Ahora tú.
—Siempre trabajar en equipo con tus compañeros.
—Trabajar en equipo es importante pero no siempre vas a estar acompañado, hay veces que no van poder contar con nadie y se las tendrán que apañar solos. Así que no. Tú.
—Ser muy precavido.
El instructor niega con la cabeza y cambia nuevamente de persona.
Tras varias respuestas incorrectas, Luther ordena algo desilusionado que bajen sus manos con una seña. —Todos han respondido bien en cuanto a que todos esos son aspectos muy importantes para un héroe, pero ninguno es de carácter impredecible.
Realiza una pausa y prosigue. —Así que no me queda más remedio que responder yo.
Y en el momento justo que abre su boca para hablar es interrumpido por el chico de cabello teñido de verde que responde desde el final de la multitud. —Saber cuando no es posible vencer a un enemigo y retirarse a tiempo para después enfrentarle mejor preparado. Es mejor huir para pelear otro día que morir inútilmente.
>Pat... Pat... Pat...<
El instructor comienza a aplaudir calmadamente mientras asiente con la cabeza muy satisfecho. —Bravo, esa es la respuesta correcta.
Entonces uno de los jugadores dice tanto confundido como irritado. —¡¿Cómo qué retirarse?! ¡¿No que un héroe nunca se acobarda?! ¡¿Entonces por qué el Administrador mató a aquellos que lo hicieron en la prueba anterior?!
—Primero cálmate para que puedas entender con claridad— Habla en un tono muy serio e intimidante.
El joven se achica de hombros avergonzado y después se mantiene en silencio a la espera de la respuesta.
—Dos puntos chico. Primero, nunca les vamos a poner un desafío que aunque difícil no significa que sea imposible de superar. Y segundo, acobardarse y saber cuando hay que asumir la retirada, son cosas que aunque parecen iguales no lo son. Y estoy seguro que después de esta prueba los que la superen serán capaces de identificar la diferencia fácilmente.
Luego alza los brazos y habla emocionado. —¡Porque de eso trata esta prueba! ¡No hay más remedio que escapar!