Todos los allí presentes salimos de inmediato a ver que es lo que ocurre.
Vemos justo en medio de la gran sala, rodeado por todos los participantes del juego que observan con enojo a un imponente hombre descamisado con un pantalón marrón y botas de piel, de barba gris a la altura del pecho, calvo, con una masa muscular que yo diría extrema, cómo los grandes campeones de competencias de fisicoculturismo con su cuerpo repleto de cicatrices de todos los tamaños, siendo las más llamativas la que pasa por encima de su ojo izquierdo que cubre con un parche y la otra que cruza su pecho diagonalmente desde el lado izquierdo también.
Habla muy seguro de sí a los que le rodean, mientras sostiene en cada mano una gran espada de madera.
—¡Vengan! ¡¿Quién tiene las agallas de enfrentarme?!- Su voz gruesa y fuerte resuena por todo el lugar. -¡Yo soy el instructor de combate Luther y el que logre tan siquiera haceme un rasguño, será eximido de la próxima prueba y todas las siguientes hasta llegar a la final!
Todos se miran con asombro ante tal ventajosa oportunidad.
Se pueden oír algunas frases entre la multitud de unos incitando a los demás para que lo intenten. —¡Vamos, solo tienes que tocarle no hay que vencerle, aprovecha!— Y cosas similares, pero nadie da el paso al frente.
Hasta que un hombre del mismo tamaño pero algo obeso, dice aceptando el reto mientras sale de entre la multitud. —¡Apartaos cobardes!—Pronuncia a la vez que se abre paso entre los demás. —Yo no te voy a dar un rasguño- Afirma con claridad. -¡Yo te voy a derrotar! ¡No eres más que una mole de músculos, más nada!— Se le refiere apuntándole con el dedo y adoptando una posición de combate con su escudo y hacha de mano enfrente.
El musculoso hombre le responde con una sonrisa de entusiasmo. —Pues ven y compruébalo— Le invita abriendo los brazos.
El retador se abalanza en una corta carrera contra él y cuando se encuentra casi a su alcance levanta su hacha para cortarle, el imponente sujeto no hace más que darle una patada tremendamente fuerte en su escudo que lo arroja desplomado varios metros sobre la multitud expectante.
—¿Eso es todo? ¿Mas nadie?- Pregunta el vencedor decepcionado observando a los demás.
Todos se observan asustados y renuentes a intentarlo, pero surge otro chico con una ballesta apuntándole con furia. —¡Prueba si puedes con esto!— Libera la flecha en esta.
El proyectil se dirige a toda velocidad contra el pecho del instructor que con un ligero esquivo se escapa de está, alcanzando el hombro de uno del público.
El instructor mira al hombre herido innecesariamente y después indignado le habla a quien le disparo escupiendo fuego. —¡Eso fue una imprudencia de tu parte! ¡¿Cómo te atreves a disparar eso aquí sabiendo que puedes herir a uno de tus compañeros?!— Le señala con su espada.
El atacante responde gritando sin ningún tipo de remordimiento apuntando nuevamente con su arma. —¡Eso a mí no me importa! ¡Muere y conseguiré ir a la final!— Dispara nuevamente.
El imponente maestro se deshace de la flecha en el aire con el movimiento de una de sus espadas con una mano y con la otra le arroja la segunda espada. —No eres digno... muere- Sentencia con enojo.
El arma de prácticas se dirige como si fuera una jabalina surcando el aire cómo un rayo que a pesar de ser de madera le atraviesa fácilmente el cráneo por justo en medio de los ojos.
Una chica deja salir un grito ante tan impactante escena y el temor se propaga entre la muchedumbre, entonces me doy cuenta de que esto es mucho más que un juego donde nos van a llevar hasta el límite para comprobar nuestra aptitud.
No hay ni una sola persona que no quede intimidada con el increíble poder del instructor Luther, que tras recuperar su espada del cuerpo dice enojado. —¡¿Ahora quién es el siguiente?!
Un absoluto silencio colma el lugar donde nadie se atreve nisiquiera a mirarle directo a los ojos.
Da un par de vueltas sin recibir respuesta. —Cómo pueden haber comprobado ninguno de ustedes tiene el conocimiento necesario con la espada o cualquier arma que hayan elegido para tan siquiera superar la siguiente prueba. Por tanto yo os enseñaré. Así que todos hagan una formación rectangular con el suficiente espacio entre ustedes para poder realizar los movimientos, sin hacerse daño unos a los otros.
Cumplimos su orientación de formar y entonces comienza la clase que dura alrededor de una hora sin descanso alguno, donde nos enseña a cómo manipular correctamente cada arma existente, así cómo a defendernos de sus ataques, pero solo lo más básico de lo básico, falta mucho todavía por aprender.
Termina la clase y satisfecho con la determinación que aprecia en nosotros, nos dirige unas últimas palabras. —Bien hecho, se nota que tienen un verdadero interés en aprender a pelear. Ni las mujeres se hicieron ver menos, de verdad que me siento orgulloso por ustedes- Asiente constantemente con la cabeza. -Pues damos por terminada está clase- Concluye.
Luego indica al comedor y seguidamente a los dormitorios. —Vayan, coman todo lo que quieran y después pueden ir a descansar; en el fondo del dormitorio hay un baño donde se pueden limpiar toda esa suciedad que tienen encima. Nos vemos luego en este mismo lugar cuando escuchen el repicar de la campana para darles las orientaciones de la próxima prueba que va a iniciar— Habla apuntando a este enorme artefacto en el mismo centro del techo de cúpula del lugar.
Como hasta estar satisfecho de la exquisita comida en compañía de mi nuevo amigo que no escatima en darse un buen atracón mientras no para de hablar. —Irán come mucho para que tengas las energías suficientes para lo que nos espera— A la vez que come con deseo.
En el dormitorio me tomo un baño de un chorro de agua tibia que de forma continua proviene de una apertura en la pared que da a un conducto con forma de canal, por supuesto después de que las chicas se bañaran con Elizabeth vigilando con recelo la entrada.
Me acuesto en una cama, pongo mi espada justo a mi lado y no me duermo de inmediato sin antes pensar en todo lo sucedido.
No he tenido tiempo de procesar está realidad, morí y ahora estoy en un juego poco ordinario; muchas más cosas atacan mi mente, pero por ahora es mejor concentrarse.
Lo que más me aturde... -¿Qué tipo de desafío nos espera en la siguiente prueba?